CAPITULO DIECISÉIS
Kun
Mientras la sangre de su nariz manchaba la nieve debajo de él, Kun estaba sentado haciendo bolas de nieve y poniendo cada una a un lado, amontonándolas.
Se divertía al saber que, había podido salir esa tarde. Aunque no le hubiese gustado pagar las consecuencias.
Una gota de sangre cayó en su bola de nieve, se limpió con tranquilidad y siguió en lo suyo, el pelirrojo trataba de no pensar en su novio como alguien malo, pensaba que solo no podía controlar sus emociones dejándose llevar por estas mismas.
«Todo está bien».
Comenzó a lanzar bolas de nieve al azar, aunque su objetivo eran los árboles, se detenía muy lejos de ellos y comenzaba a lanzarlas, corriendo hacia otra dirección pensando que, de cierta manera lo seguían.
Recién cumplía los 24 y se comportaba como un niño pequeño.
Se dejó caer en la nieve. Con una sonrisa en el rostro comenzó a hacer un ángel de nieve, no había querido que el parque estuviera vacío pero en parte lo alegraba, podía hacer las cosas quisiera sin que, pudieran decirle algo.
Cerró los ojos lentamente, imaginando que a su lado se encontraba Theon disfrutando de la misma experiencia que él, tomarlo de la mano dándole besos en la cara mientras reía.
«¿Estaba tan mal imaginar cosas imposibles?».
Dejo que aquel escenario invadiera su mente. El pelirrojo acostumbraba a imaginar escenarios falsos en su cabeza. Tal vez allí su novio no solo le compraba cosas, si no que también pasaba el tiempo con él sin poner excusas.
Kun se preguntaba porqué no podía soltar ni una sola lagrima ante aquella situación. Era extraño que ni siquiera lo hiciera en cuanto a toda su anterior vida.
Lo cierto es que, Kun había llorado con la muerte de sus abuelos, tal vez no de manera externa pero sentía mucho dolor por dentro que al final, termino por derramar un par de lágrimas y querer compartir su dolor con Theon para poder sentirse bien, no le había sonado una mala idea. Pero habían peleado aquella tarde, por lo tanto le costaba mucho poder querer contarle la noticia, y aún así lo hizo.
«Él… él solo busca una manera de expresarse, y su manera más lógica es a través de su ira».
En el fondo deseaba que no lo golpeara tanto, o que destruyera sus cosas cuando intentaba enfrentarlo. ¿Cuáles eran esas ganas de llorar que sentía y por qué no podía retenerlas?».
Su rostro estaba lo suficientemente enrojecido como para que empezara a llorar, y aún así lo hizo, soltó un par de lágrimas cerrando los ojos. El frió se encargaba de no dejar rastro de ellas pero aún así sentía que, habían dejado un largo camino curvilíneo sobre sus mejillas.
El pelirrojo se limpió como pudo de la nieve, y emprendió camino hacia alguna parte de la ciudad que le gustará. Hasta hace poco se había mudado con Theon y había empezado un negocio en línea a su lado, estaba ahorrando en secreto para algún departamento, le gustaba vivir con su novio pero aún así quería vivir más cosas que solo estar encerrado en su habitación, o en la sala. Había salido de Texas con esa razón ¿No?
No se acostumbraba a que, estuviese lleno de tanta gente que mientras caminaba lo empujarán o se tropezará con él. New York era una ciudad muy extraña a la que no se acostumbraría tan rápido.
Había tropezado con un chico a quien, se le habían caído las compras, por impulso, el pelirrojo se agachó a ayudarlo con rapidez entregándole las cosas en sus brazos y amontonando las cajas, mientras pedía perdón.
––¡Gracias! ––dijo en un tono alegre.
––No hay de qué ––miro nervioso hacia los lados––, ¿No tenía nada frágil allí adentro? ––el extraño negó con tranquilidad moviéndose a un lado, evitando a las personas que pasaban a su lado.
––Para nada, o eso creo. ––Kun sintió como la sangre bajaba de su cuerpo––. ¡Es broma! Debiste ver tu cara –comenzó a reír.
––Por un momento me asusté ––se llevo la mano al pecho dejando escapar el aire retenido.
––Lamento haberte asustado ––saco un dulce de su bolsillo––. ¿Dulce?
Kun se fijó en el dulce, lo tomó con nerviosismo guardándolo en su bolsillo.
––¿No me va a envenenar?
––¡No soy un monstruo! ––chillo––. Debería cobrarte por las cosas que me hiciste tirar.
––Por favor no ––saco el dulce y se lo llevó a la boca, momentos después comenzó a toser. Ni siquiera se había molestado en quitarle el envoltorio.
––¡AAAH, NO MUERAS POR FAVOR, NO QUIERO IR A LA CÁRCEL! ––aquel chico que estaba todo cubierto de telas incluyendo la cara, dejó las cosas a un lado comenzando a ayudarlo. Cuando el pelirrojo ya estuvo calmado le pareció notar lágrimas en los ojos del chico.
––¡Mil disculpas, señor! ––intento acercarse para limpiar sus lágrimas.
El extraño negó limpiándose él mismo las lágrimas.
––Pensé que iba a matarte ––confeso––, lamento eso.
––¡No se disculpe, la culpa es mía! ––se deslizó por la pared apenado. Kun llevo sus manos hasta su cara pensando en lo que había hecho.
El extraño se agachó a su lado con una sonrisa de punta a punta mirando al chico. Kun abrió los ojos fijándose en él, que tenía las cosas en sus brazos sonriente.
––¿Por qué sonríe?
No obtuvo respuesta del extraño, solo seguía sonriendo cada vez más, a Kun comenzaba a asustarle aquello.
––¿Señor…?
Aquel extraño cubierto de telas comenzó a reír desquiciadamente, tanto así que aquellas personas que iban pasando con rapidez comenzaron a verlos de manera muy extraña. A Kun le preocupaba más el haber dicho algo que le causará tanta risa.
––Por favor no me trates de usted ––pidió entre risas––. Suena muy formal, y soy todo menos formal, o al menos antes lo era. ––bajo la mirada hasta su teléfono––. ¿Me sostienes aquí?
No espero respuesta del pelirrojo y se lo entregó, comenzó a ver los mensajes que le habían mandado y guardo su teléfono con rapidez, tomando las cosas de nuevo.
––Lamento haberte hecho perder el tiempo ––dijo levantándose––, espero otra vez ––sonrió alegremente.
El pelirrojo asintió sin entender nada, pero intento sonreír de la misma manera que aquel chico.
––¿Cuál es tu nombre? ––cuando le había dicho eso, Kun había comenzado a alejarse. Se detuvo corriendo el riesgo de que las personas lo llevarán por delante.
––¡Kun Lee! ––alzo la voz.
––¡Mucho gusto! ––movió las manos en forma de despedida.
«Pensé que me diría su nombre».
[~°•°~]
Allí estuvo, en la sala, escondido en un rincón analizando todo lo que estaba escuchando y tratando de pensar.
La mirada fija en la entrada, sus ojos comenzaban a doler de tanto forzar la vista y rezando, rezando porque todo lo que estaba sucediendo no fuera más que una simple y horrible pesadilla. Pero escuchaba el nombre de Theon en los labios de otro chico. Había escuchado todo una vez que entró en silencio, porque Kun siempre entraba en silencio.
«He sido lo suficientemente cobarde como para esconderme aquí, y no decir nada».
Su problema era, que no quería tener esa imagen por el resto de su vida, tal vez era un cobarde pero no iba a arriesgarse.
«¿Por qué… Por qué duele tanto?».
Lo sabía desde hace un tiempo, siempre ha sospechado aquello y, siempre lo descubría por su cuenta muy a pesar de que él lo negara.
«Quiero que deje de doler. Quiero que deje de doler. Quiero…».
Otro gemido proveniente de su habitación. Kun tuvo que cubrirse la boca para no hacer ruido mientras lloraba, era doloroso y muy fuerte. Solo quería que acabara todo eso. Que acabará lo más pronto posible.
Entonces volvió a esconderse lo mejor que pudo cuando los escucho salir de la habitación, pronto escucho la puerta principal cerrarse y a su novio marcharse.
Y cayó al suelo cuando no pudo más. Cuando había mordido lo suficientemente sus manos hasta dejarlas marcadas, hasta que sus lágrimas invadieron toda su cara, y sus brazos estuvieron lo suficientemente magullados. Cayó haciendo el mayor reunido posible y cerrando los ojos con esa presión en su pecho que no tardaría en ser su tortura.
Kun abrió los ojos, encontrándose una vez más en su habitación con las cosas rotas alrededor, ropa, fotos, cartas, incluyendo aquel teléfono diminuto que tanto le gustaba.
––Explícame ––guardo silencio por un momento.
Lo siguiente que pasó fue su mano en su cabeza, estampándolo contra la pared.
––Explícame ––a Kun le asustó el tono con que hablaba pero aún así, no respondió.
Y una vez más, volvió a encontrarse con la pared que comenzaba a estar manchada de un color carmesí.
––¡QUE ME EXPLIQUES!
––Y-…yo estaba llegando de la calle y…y…
––¿¡Y QUÉ!? ¡JODER, KUN! ¡SIEMPRE TE PIDO QUE AVISES CUANDO VAYAS A LLEGAR!
––¿Por qué? ––débil, se soltó de su agarre limpiando la sangre derramada––. ¿Siempre traes a chicos desconocidos cuando no estoy aquí?
Hacia tiempo que no escuchaba aquel sonido irritante de chillidos en sus oídos cuando lo tiraba. La vista del pelirrojo se nublo por unos instantes, haciendo que se tambalease mientras intentaba levantarse.
––No me hables así, Kun Lee.
––¿Por qué? ––se recostó de la pared––. ¿Te molesta que intente darte la car…? ––un golpe más––. H-…háblame, Theon.
––No es nada que te interese.
––¿¡Qué no me interese!? ¡Eres mi novio!
––¡¡TU SIEMPRE ESTAS INVADIENDO MI ESPACIO!! ––intento tomarlo de los hombros, Kun se apartó como pudo enfureciendo a su novio.
––¿Yo, invadir tu privacidad? ¡¡Lo único que hago es preocuparme, idiota!! ME PREOCUPA QUE MI NOVIO NO ESTE BIEN, Y LO UNICO QUE CONSIGO CON ESA PREOCUPACIÓN ES QUE ME ENGAÑES, THEON.
––¡Carajo, que no te engaño!
––¿Ah, no? Escuché como decía tu nombre entre gemidos, Theon. Escuché a la perfección como tú le pedías que no parará.
––Es solo sexo, no significa nada.
«No significa nada».
Kun no había sentido tanta molestia como en aquel momento con Theon de frente, por momentos quiso golpearlo. Apretó los puños con fuerza abalanzándose sobre él, golpeándolo muy fuertemente en el rostro, aunque claro, su novio era mil veces más fuerte que él, y con mayor razón lo aparto con facilidad siendo él quien lo golpeara.
Intento defenderse dándole patadas en el estómago o sujetándolo de los hombros. Todo era en vano. Theon lo había hecho pedazos en muy poco tiempo dejándolo en el suelo con el rostro adolorido.
––¿Esto es lo qué querías conseguir? ¿Qué te golpeara?
El pelirrojo no pudo haber pronunciado palabra alguna por todo el dolor que cargaba encima.
Theon se inclino hacia él, suspirando y besando sus labios dejándole una pequeña mordida notable. Se sintió asqueado por besar los mismos labios que una persona ajena a él.
––Cierra los ojos ¿Si? No queremos llamar la atención de los vecinos.
«¿Tengo otra opción?».
Ni siquiera podía negarse. Kun cerró los ojos evitando las lágrimas que retenía en los ojos. Antes de comenzar a dormir se preguntó:
«¿Por qué sigo aquí?».
Ya no sabía si se refería a la relación, o a la vida en sí.
[~°•°~]
––Entonces ¿Cómo dijiste que pasó?
El pelirrojo se tomó su tiempo en responder, usaba la comida como excusa y estaba mal de la garganta.
––Mientras iba de regreso a casa… ––bebió agua en busca de calmar los nervios––… Unos chicos me asaltaron, y comenzaron a golpearme.
––Lo llevé al hospital una vez que llegó ––continuó Theon––. Aún sigo asustado.
Su suegra miraba a Kun con total preocupación que, podía notar sus ganas de abrazarlo.
Comía casi obligado. Kun no podía dejar de sentir asco y ganas de vomitar, le estaba mintiendo a alguien por petición de Theon.
No sabía casi de su suegra, apenas y la conocía, su novio afirmaba que era una persona intensa en cuanto agarraba confianza y no quería que se viera presionado por su mamá, y sus cenas familiares.
Entonces Kun estuvo triste, imaginaba que era parte de una familia. Se obligó a comer un bocado más y fingir que disfrutaba todo aquello.
Lo cierto es que, no entendía nada de la conversación, veía los labios ajenos moverse, sus oídos bloqueaban cualquier sonido que no fuera su corazón latiendo con fuerza, fuerza, y más fuerza.
«Estoy bien».
––¿Entonces viven juntos?
–A-…ah… Si ––sonrió como pudo, su cara aún dolía y tenía algunas cicatrices.
––¿Seguro que estás bien? ––preguntó con preocupación.
––Solo tengo algo de calor ––«Necesito aire»––. No es nada.
––Oye mamá ––interrumpió Jack––, creo que Kun se siente algo incómodo. Te dijimos que se ponía nervioso con todo.
La mujer volteo a ver al pelirrojo apenada, se limpió con la servilleta tomándolo de la mano con fuerza.
––Lamento mucho si te estoy incomodando, Kun Lee.
––¡Para nada! ––trato de calmarla––, se lo juro, solo tengo calor. Saldré un rato.
Sin esperar respuesta salió de la casa hasta el porche sujetándose de la madera, tomó tanto aire como si hubiese aguantado la respiración, por momentos se tapo su nariz, comenzó a respirar por la boca respirando y exhalando.
«Estoy bien, estoy bien, estoy bien».
Intento hacer ciertos gestos que terminaron en quejas de dolor.
Kun se sentía asfixiado por alguna razón, no podía respirar muy bien y constantemente llevaba sus manos hasta su cuello, como si buscara el aire muy desesperadamente. Cuando ya estuvo más calmado, se dejó caer en el suelo respirando con más tranquilidad, se llevó una mano hasta la cara para poder acariciar sus heridas. Dolían, pero aún así las acariciaba.
––No tienes calor ¿Verdad? ––Jack se sentó a su lado con esa sonrisa que, Kun tanto odiaba.
––No. ––admitió de mala gana––. No tendrían por qué tratar así a su mamá, no me ha hecho nada malo.
––Lo sabemos, pero aún así es divertido ––se inclino para ver mejor a su cuñado––. Fue Theon ¿No es así? ––asintió––. Deberías dejarlo.
––No puedo.
––¿Ah, no? Pensé que eras más valiente Kun Lee.
––¡Es tu hermano! ¿Cómo le dices a tu cuñado que deje a su hermano? ––frunció el ceño con molestia.
––Dime que no te hace daño, y tal vez cambie de opinión. ––Kun guardo silencio por un par de segundos––. Lo sabía.
––Aún así…
––¿A qué le tienes tanto miedo?
––A él ––ni siquiera tuvo que, detenerse a pensarlo––, le tengo miedo a él.
––¿Y aún así te quedas con él? ¿Siquiera lo quieres, Kun Lee?
El pelirrojo bajo la cabeza confuso por lo que le estaba preguntando ¡Era ridículo! ¿Qué clase de preguntas eran esas? Era tan fácil responder. Y allí estaba él, buscando una respuesta concreta que darle a Jack.
––No lo sé.
––¿No lo sabes, o no quieres admitirlo?
––Bueno ¿Quién te pidió tu opinión? Porque estoy seguro de que yo no fui.
––Pero aún así necesitas el consejo de alguien ¿No? ––odiaba cuando tenía la razón. Jack era un mentiroso doble cara, pero aquel era ese tipo de momentos en los que era más sincero de lo usual.
––Hace lo mismo todos los días ––comenzó––. S-…siemp-…pre que peleamos… él me golpea.
Jack no quitaba aquella sonrisa estúpida en ningún momento. Tal vez por eso le sorprendió verlo tan serio mientras hablaba. El corazón de Kun comenzaba a latir con fuerza mientras hablaba, no era algo que pudiera hablar con cualquier persona con tal facilidad y, no esperaba que esa persona fuera su mismo cuñado.
––Últimamente he comenzado a perder cabello ––deslizo una mano con suavidad por su cabello y tendiéndola frente a él, había mucho pelo rojizo en su mano––. Me veo obligado a usar suéteres porque, no puedo dejar que alguien vea las marcas que tengo.
––Quiero verlas.
A pesar de no llevar suéter, tenía una camisa manga larga con botones. Deslizó la manga de uno de sus brazos mostrándole así todos los moretones, rasguños y vendas que tenía en el brazo.
Jack hizo una mueca de asco. Aún así, se inclino tomándolo con ambas manos permitiéndose verlo más de cerca. Tocó las vendas con algo de cuidado lo que, le ocasionó mucho dolor al pelirrojo.
Se percató del daño y lo soltó con cuidado. Jack no quito el rostro serio en ningún momento, movió las manos dándole a entender que continuará con la conversación.
––Mientras volvía a casa… Lo encontré teniendo relaciones con otro chico. No los vi, me dio mucho pánico entrar y enfrentarlo, creo que era más por saber que ni siquiera hubiese tenido el valor de enfrentarlo. ––guardo silencio reteniendo las lágrimas en sus ojos y jugando con sus manos––. Me escondí y simplemente escuché todo. Todo. Todo. Todo. Tod-…do…
Comenzó a llorar cerrando los ojos con fuerza.
––Tuvimos una discusión algo fuerte… No sé… Pero el comenzó a golpearme y yo me quise defender, pero, mierda ––llevo las manos hasta sus ojos limpiando las lágrimas––, él siempre tiene la ventaja en ese tipo de cosas y yo soy muy débil a su lado.
––No fueron al hospital.
––No fuimos al hospital. ––comenzó a negar, mordiéndose el labio––, hay días en los que no puedo dormir por el estrés. Hay incluso veces en las que nos peleamos y no recuerdo nada, lo único que se es que, amanezco sin ropa.
Tal vez el tipo a su lado era un completo idiota, pero sabía escuchar muy bien, y era de las primeras veces en las que el pelirrojo le agradecía por estar en silencio. En aquel momento, le agradecía por estar escuchándolo.
––Dice que me ama… Que me ama más que nada en el mundo.
––¿Y lo crees? ––no había ningún tono humorístico en aquella voz. Kun negó.
––No creo… No creo que eso sea amor.
––Odio los consejos, y más cuando son de mi para ti ¿Sabes? Creo que está será la primera vez en la que te dé uno, y ya con eso siento ganas de vomitar ––sonrío pero no de la manera en la que siempre lo hace––. Tarde o temprano te darás cuenta de que es un patán entero. Y aún me pregunto cómo no te das cuenta, rojito, estás demasiado ciego.
––La verdad es que sí.
––¿Sabes? Es extraño que seas consciente de todo y aún así te quedes con él ––hizo una mueca mientras se encogía entre hombros––, nunca entenderé a las parejas homosexuales. ––miro a Kun de pies a cabeza, examinándolo––. Deberías dejarlo. Por más extraño que suene de mi parte, no deberías dejar que te hagan daño, y eso que ni siquiera me interesan sus emociones.
––¿Cuál es tu punto?
––Que deberías parar ya con todo esto ¿Siquiera tienes algo de amor propio? Rojito, parece que eres un gran masoquista. ––comenzó a reír.
––Jack no quiero tus risas, si solo te vas a burlar… ––se puso de pie reacomodando su manga.
––Hey, Hey, relájate, te lo tomas todo muy en serio. ––se puso de pie junto a él––. Solo decía, la decisión es solo tuya, yo solo soy su querido y buen hermano.
Así, Jack abrió la puerta para entrar. Kun lo tomó del hombro susurrando algo en su oído. Sonrió de punta a punta regalándole un guiño al pelirrojo. Kun entró un minuto después que él, podía notar la furia de su novio a través de ese semblante tan tranquilo y calmado.
––¿Me permite llevarme a su hijo un momento? ––preguntó con una sonrisa.
––Claro que si lindo. ¿Cómo te sientes? ––su tono de voz seguía siendo preocupante.
Por unos instantes, Kun sintió lástima de que aquella mujer tan dulce tuviera un hijo tan idiota y un hijo medio psicópata. También se sentía mal de lo que estaba apunto de hacer.
––Me siento mucho mejor. –tomo a Theon de la mano–. Enseguida volvemos.
Se dirigió a la cocina con Theon, quién, enseguida cuando entraron lo atrajo hacia si mismo plantándole un beso en los labios.
El pelirrojo lo empujó con toda la fuerza que pudo. Se limpió los labios. Al saber que su madre estaba muy cerca de ellos no podria hacerle nada, y aún así estaba asustado.
––¿Qué crees que haces? ––susurro furioso.
––No tengo ganas de un beso.
––Lastima, cuando lleguemos a casa no te podrás resistir.
Kun guardo silencio, inclinando la cabeza hacia abajo y mirando sus zapatos. «Me los regalo luego de tres meses juntos».
––Theon, no voy a volver a casa. ––alzo la mirada con un rostro completamente serio.
––¿Estás bromeando, verdad? ––bufo––. Kun, tú no tienes a donde ir, deja los juegos y dejemos de pelear si no quieres hacer nada esta noche está bien pero…
Tenía ganas de reír. Notaba el cambio de actitud tan repentino una vez menciono que no iría a casa.
––Theon. Estoy terminando contigo ––por instantes tuvo mucho miedo. Mantuvo la calma y la cabeza en alto––, no quiero volver a verte. Por favor. Respeta mi decisión.
––¿Tú decisión? No me hagas reír, ni siquiera puedes elegir que ropa ponerte y ya piensas que me vas a dejar.
––Te estoy dejando, justo ahora.
La vena en su cuello comenzó a palpitar. El movimiento de Theon fue tan rápido que ni siquiera tuvo tiempo de reaccionar, y el tampoco. Cuando le dio el golpe en la cara a Kun, su madre iba entrando junto con Jack, quién tenía una pequeña sonrisa juguetona en sus labios.
Por un par de segundos, la mujer no reacciono, había estado mirando la mejilla de Kun que estaba completamente enrojecida.
Entonces la mujer tomó a su hijo de la camisa y salió de la cocina. Jack tomo muy rápidamente a su ahora excuñado de la camisa, dirigiéndose a la puerta trasera que le permitía salir de la casa. Lo ultimo que escucho Kun antes de que, Jack lo empujara afuera, fue la gran discusión entre madre e hijo que comenzaron a tener.
––¿Tú mamá estará…?
––No te preocupes por eso, rojito ––sonrío––. De eso me encargo yo. Tú deberías ir a guardar tus cosas antes de que esté toro vaya por ti.
Tal vez fue la segunda vez en, prácticamente toda aquella relación, en la que le hizo caso a Jack. Corrió hacia la parte de atrás lo más rápido que pudo tomando un taxi para adelantarse aún más.
«Se me va a salir el corazón».
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