PRÓLOGO
Risas, dulces risas salían de los finos labios del castaño cada que su novio cantaba para él. Su pecho se llenaba de valor y orgullo cada que era capaz de besarle o tomar su mano. Ambos eran felices, deseaban ser felices para siempre como toda pareja, pero es un pueblo como ese era imposible.
- Cuando juntemos el dinero suficiente, nos iremos lejos de aquí... Y seremos más felices.- susurró el rubio, acunado muy gentilmente la mejilla enrojecida de su pareja que sonreía completamente enamorado hacia él.
- ¿Lo prometes?- susurró, mirando las velas de las demás casas disminuir, estando escondidos por las noches sobre un árbol que les daba seguridad en sus pequeños encuentros nocturnos.
- Lo prometo.- juntó sus frentes, depositando un beso en la mejilla del menor, ayudándole a bajar para enlazar sus dedos.
Cada quien vivía en zonas no muy alejadas, pero tampoco cercanas, así que cada noche, de cada miércoles se juntaban a recordarse cuanto se amaban.
- Nos vemos el próximo miércoles, mi pequeña constelación.
- Nos vemos el próximo miércoles, mi lindo demonio.
Sellaron un suave beso antes de soltarse e irse a prisas a sus hogares, volviendo a aparentar lo que todos querían, lo que todos conocían.
Solo querían ser felices.
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