CAPÍTULO: N°21
Una semana después de recibir la noticia de que la fecha de publicación de mi libro se adelantaba, finalmente sentí que todo estaba en su lugar. Había revisado meticulosamente cada detalle del manuscrito, asegurándome de que estuviera impecable antes de enviarlo a la editorial para su impresión. Fue una semana intensa, pero llena de logros.
Cada mañana comenzaba temprano, con mi café y mi laptop listos para sumergirme en el trabajo. Releí el libro completo, capítulo por capítulo, corrigiendo errores y ajustando frases para asegurar que cada palabra fluyera con precisión. No podía permitirme errores. Laura Sánchez de Editorial Plenilunio me guiaba a través del proceso con sus constantes recordatorios y apoyo incondicional.
Además de trabajar en mi libro, también estaba ocupada con mi tesis de fin de máster. La presión aumentaba a medida que se acercaba la graduación en unas semanas. Pasaba largas horas en la biblioteca, revisando fuentes y fortaleciendo mi argumento. El papeleo se acumulaba: documentos universitarios, formularios editoriales; todo debía ser perfecto.
Hubo noches en las que apenas dormí. Horas se evaporaban mientras ajustaba cada detalle de mi tesis, consciente de que cada tarea completada era seguida por otra. Sin embargo, mi familia me brindaba un apoyo inquebrantable y Tomás estaba siempre ahí para escucharme y alentarme. Cada noche, después de un día agotador, encontraba consuelo en nuestras videollamadas.
La semana también estuvo llena de preparativos para la promoción del libro. Coordiné fechas para sesiones de fotos, entrevistas y eventos promocionales con Laura. Acepté todas las oportunidades sabiendo que eran cruciales para el éxito del libro. Era agotador, pero emocionante al mismo tiempo.
Recuerdo claramente la tarde en que finalmente envié el manuscrito final a Laura. Experimenté un alivio mezclado con nerviosismo. El trabajo más difícil estaba hecho, pero ahora todo dependía de la respuesta del público. ¿Les gustaría? ¿Tendría éxito? Esas preguntas retumbaban en mi mente, pero decidí confiar en el proceso. Había dado lo mejor de mí, y eso era lo que importaba.
Durante esa semana, también cuidé mi salud, asistiendo a todas mis citas médicas y de rehabilitación. Cada sesión de terapia era un desafío, pero cada pequeño avance me recordaba por qué valía la pena.
Al final de la semana, experimenté una extraña sensación de paz. Había hecho todo lo que estaba a mi alcance. Ahora, solo quedaba esperar y seguir avanzando con mi tesis. Sabía que los días venideros serían igual de desafiantes, pero me sentía preparada. Con el apoyo de Tomás, mi familia y amigos, sabía que podría superarlo.
Finalmente, envié el manuscrito a Laura Sánchez. Me recosté en mi silla de ruedas eléctrica y tomé una respiración profunda. Todo estaba listo; mi libro estaba en camino a ser impreso y mi tesis avanzaba sin contratiempos. Sentí alivio y expectación. Los próximos meses serían cruciales, pero estaba lista para el desafío.
Mientras observaba la pantalla de mi computadora, vi el mensaje de confirmación de Laura. "Recibido, Luna. Todo parece perfecto. Estamos emocionados por este libro." Sonreí, consciente de que esto marcaba el comienzo de un nuevo capítulo en mi vida.
Con eso, cerré mi laptop y me preparé para otra noche de estudio y planificación. Los desafíos no habían terminado, pero estaba lista para enfrentarlos, un paso a la vez.
La tesis avanzaba con firmeza pero lentamente. Cada párrafo, cada cita, tenía que ser perfecto. No podía permitir errores a estas alturas. Me sumergí completamente en mi investigación, perdiendo la noción del tiempo mientras revisaba cada detalle.
Más tarde, mi teléfono vibró con una nueva notificación. Era un mensaje de Laura Sánchez, mi editora en la Editorial Plenilunio. Lo abrí con curiosidad y una pizca de nerviosismo. Mi corazón dio un pequeño salto mientras leía el mensaje de Laura. Sabía que cualquier comunicación de la editorial era importante, y esta no era la excepción.
De: Laura Sánchez (Editorial Plenilunio)
Asunto: Evento en Madrid
"Estimada Luna,
Espero que estés bien. Nos complace informarte que el evento de presentación de tu libro en Madrid se llevará a cabo dentro de tres semanas. Este evento estará supervisado por la editorial y tendrás la oportunidad de asistir acompañada por una persona de tu elección. El evento durará tres días: la tarde de tu llegada, el día siguiente completo y finalizará con una fiesta y concierto de una banda muy famosa la noche del tercer día.
Además, te recordamos que la semana que viene tendrás una sesión de fotos y más tarde en la misma semana, una entrevista. Por favor, confirma tu disponibilidad para estos eventos y si necesitas algún tipo de asistencia adicional.
Atentamente, Laura Sánchez, Editorial Plenilunio"
El mensaje de Laura me dejó con una mezcla de emoción y ansiedad. El evento en Madrid era una gran oportunidad, pero también un desafío. Tres días llenos de actividades, una fiesta y un concierto... Todo parecía tan abrumador y emocionante a la vez.
Pensé en a quién llevar conmigo. La respuesta vino casi de inmediato: María. Mi mejor amiga siempre había estado a mi lado, apoyándome en cada paso de este viaje. Sabía que disfrutaríamos juntas de esta experiencia.
María sería la persona perfecta para acompañarme. Sabía que con ella a mi lado, cualquier desafío sería más fácil de enfrentar. No podía esperar para contarle la noticia.
Mientras reflexionaba sobre el evento en Madrid, también tenía en mente la sesión de fotos y la entrevista de la próxima semana. Todo estaba sucediendo tan rápido, y tenía que organizarme bien para no sentirme abrumada.
La próxima semana sería crucial. La sesión de fotos y la entrevista eran pasos importantes en la promoción de mi libro. Sabía que tenía que estar en mi mejor forma, tanto mental como físicamente.
La semana siguiente, me sumergí nuevamente en mis estudios y preparativos. Cada día estaba lleno de actividades, pero mantenía el enfoque y la determinación. Sabía que todo este esfuerzo valdría la pena.
El equilibrio entre mi tesis y los preparativos para la publicación de mi libro era difícil, pero me daba cuenta de lo afortunada que era de tener estas oportunidades. Cada desafío era una oportunidad para crecer y demostrarme a mí misma de lo que era capaz.
La expectativa del evento en Madrid me mantenía motivada. Cada día que pasaba me acercaba más a la realización de mis sueños. Con María a mi lado, sabía que podría enfrentar cualquier cosa que viniera.
Mientras me preparaba para el evento en Madrid y organizaba mi agenda para la sesión de fotos y la entrevista, sentí una renovada sensación de esperanza y entusiasmo. Este era solo el comienzo de una nueva y emocionante etapa en mi vida.
Finalmente, cerré mis libros y apagué mi computadora por hoy. Me tomé un momento para respirar profundamente y reflexionar sobre todo lo que había logrado y todo lo que estaba por venir.
Sabía que los próximos meses serían intensos, pero estaba lista para enfrentarlos. Con el apoyo de mi familia, amigos y Tomás, sabía que podía lograrlo todo. Y así, me preparé mentalmente para los desafíos que estaban por venir, con la certeza de que cada paso me acercaba más a mis sueños.
El lunes decidí tomarme un descanso. Después de una semana intensa de trabajo y estudio, necesitaba un respiro. Quería salir a pasear en mi silla de ruedas eléctrica y disfrutar un poco del aire fresco. Pensé en María, mi mejor amiga, y cómo siempre estaba allí para mí. Saqué mi teléfono y la llamé.
Luna: "Hola, María. ¿Qué tal estás?"
María: "¡Hola, Luna! Estoy bien, ¿y tú?"
Luna: "Bien, bien. Oye, ¿quieres venir a tomar un café conmigo a la cafetería de Ana? Tengo muchas cosas que contarte."
María: "Claro, me encantaría. Dame unos minutos y nos vemos allí."
Llegué a la cafetería de Ana y encontré una mesa en la terraza, disfrutando del suave sol de la mañana. No pasó mucho tiempo antes de que María llegara con una gran sonrisa.
"¡Lunita! ¡Qué alegría verte! ¿Cómo estás?" dijo María, acercándose con su característico entusiasmo.
"Estoy bien, María. Solo necesitaba un descanso. Tengo tantas cosas que contarte," respondí, sintiendo una oleada de alivio al verla.
Nos sentamos y pedimos nuestros cafés. La cafetería de Ana siempre había sido nuestro lugar favorito para charlar y ponernos al día. Mientras esperábamos nuestras bebidas, le conté a María sobre mis planes.
"La próxima semana tengo dos citas importantes. Una es para una sesión de fotos y la otra es para una entrevista. Quiero que me acompañes," le expliqué.
"¡Por supuesto, cuenta conmigo! Sabes que siempre estaré ahí para apoyarte," respondió María sin dudarlo. Su apoyo incondicional siempre me daba fuerzas.
"Gracias, María. Y hay algo más. Necesito que no hagas planes para dentro de dos semanas. Te voy a necesitar para que vengas conmigo a un evento súper importante en Madrid," añadí, emocionada pero también nerviosa.
María me miró con los ojos brillantes de emoción. "¡Madrid! ¡Qué emocionante! Claro que iré contigo. Pero tendremos que hacer un hueco entre las citas que tienes la próxima semana porque tendremos que irnos de compras antes de ir a Madrid. ¿Qué opinas, Lunita?"
"¡Me parece perfecto! Será divertido ir de compras y prepararnos para el evento. Además, siempre es mejor hacerlo contigo," le respondí, sintiendo cómo la anticipación comenzaba a burbujear dentro de mí.
María sorbió su café y se acomodó en su asiento. "¿Y qué más puedes contarme sobre el evento en Madrid? ¿Habrá alguna sorpresa especial?"
"Sí, de hecho, la editorial Plenilunio me dijo que habrá un concierto de una banda muy famosa el último día. No sé quiénes son, pero estoy muy emocionada," le dije, sonriendo.
María levantó las cejas, intrigada. "¿Una banda famosa? Esto se pone cada vez mejor. ¿Tienes alguna pista sobre quiénes podrían ser?"
Negué con la cabeza. "No, pero seguro que serán increíbles. Me dijeron que es una sorpresa y que nos lo revelarán más adelante."
María sacó su móvil, decidida a investigar. "Bueno, veamos si podemos averiguar algo. Seguro que hay información sobre los conciertos que habrá en Madrid en esas fechas."
Mientras María buscaba en su teléfono, yo no podía evitar sentirme agradecida por tener una amiga tan dedicada y entusiasta a mi lado.
"¡Lo tengo!" exclamó María, mirándome con una mezcla de emoción y picardía en los ojos. Conocía bien esa mirada; siempre significaba que estaba a punto de revelarme algo emocionante.
"¿Qué pasa, María? ¿Qué has encontrado?" pregunté, mi curiosidad en aumento.
María me mostró su móvil. "Luna, creo que esto te va a alegrar. La banda que dará el concierto es ¡Morat! Estarán en Madrid justo durante los días del evento."
Mi corazón dio un vuelco. Morat era una de mis bandas favoritas. "¡No puede ser! ¡Morat! ¿De verdad? ¡María, esto es increíble!"
María asintió, sonriendo ampliamente. "¡Sí! ¡Qué suerte tienes, Lunita! Este evento será épico."
Nos miramos emocionadas, compartiendo la anticipación por lo que vendría. Sabía que con María a mi lado, este viaje a Madrid sería inolvidable.
La semana transcurrió tranquilamente, con cada día dedicado a trabajar en mi tesis. Pasaba horas revisando documentos, organizando mis ideas y asegurándome de que todo estuviera perfecto. La fecha de mi graduación se acercaba rápidamente, y cada minuto contaba.
Un día, mientras me concentraba en mi trabajo, recibí una notificación en mi teléfono. Era un mensaje de Laura Sánchez, mi editora.
Mientras leía el mensaje de Laura, mi corazón empezó a latir más rápido. La semana que venía iba a ser crucial, con la sesión de fotos y la entrevista. Pero lo que más me emocionaba era el evento en Madrid y la posibilidad de conocer a los integrantes de Morat en la fiesta VIP.
Luna: ¡María, no lo vas a creer!
Exclamé, escribiendo rápidamente un mensaje a mi mejor amiga.
Luna: Acabo de recibir un correo de la editora. El lunes tengo la sesión de fotos y el miércoles la entrevista. ¡Y lo mejor de todo es que después del concierto en Madrid, tendremos unas entradas VIP y una fiesta privada con los chicos del concierto! ¡Aaaaahhh!
Luna: ¡María, no lo vas a creer! ¡Acabo de recibir un correo de la editora!
María no tardó en responder con entusiasmo.
Mientras esperaba la respuesta de María, no podía evitar sonreír ante la emoción compartida. María siempre tenía una manera de hacerme reír y emocionarme aún más.
María: ¡Ah, deja de bromear, Luna! Si hablan de chicos, seguro que son ellos. ¡Son Morat! Imagínate, nosotras en una fiesta VIP con Morat, ¡nosotras dos y cuatro chicos súper guapos! Y qué artistas, imagínatelo.
Luna: ¡María, deja de bromear! ¡Son Morat!
No pude evitar reírme.
Luna: ¡María, vuelve a la tierra!
María, vuelve a la tierra. Tengo novio y tú también.
Luna: María, vuelve a la tierra. Tengo novio y tú también.
María, siempre juguetona, respondió:
Mientras leía su respuesta, no pude evitar sonreír. María siempre encontraba la manera de mantener las cosas divertidas y emocionantes.
María: Sí, lo sé, pero olvídate de nuestros chicos por un momento y deja de quejarte. Disfruta del momento con Morat. No son cualquier banda, son la banda con la que todas las chicas sueñan estar. Este momento es único, déjate de tonterías y ve a disfrutar.
Luna: Sí, lo sé, pero no te preocupes. Disfruta del momento con Morat.
Nos convertimos en dos adolescentes emocionadas, a pesar de que ambas teníamos entre 23 y 24 años. La idea de estar en una fiesta VIP con Morat era simplemente alucinante. La emoción y la anticipación de lo que vendría nos llenaban de alegría, haciendo que todo el trabajo y el estrés valieran la pena.
La semana transcurrió entre un torbellino de emociones y preparativos. Después de días intensos de concentración en mi tesis y los ajustes finales, finalmente llegó el día esperado: la primera cita en mi agenda, la sesión de fotos para la promoción de mi libro.
María me acompañó para ayudarme a sentirme menos nerviosa ante la expectativa del día. Juntas nos preparamos meticulosamente para la sesión, asegurándonos de elegir conjuntos que reflejaran la esencia de mi obra y mi personalidad. Sentía una mezcla de emoción y nervios mientras nos dirigíamos al estudio fotográfico, un espacio moderno y luminoso ubicado en el centro de la ciudad.
Llegamos al estudio donde nos recibieron amablemente. Una maquilladora me preparó para la sesión, destacando mis rasgos y asegurándose de que luciera impecable frente a la cámara. Otro miembro del equipo me ayudó a seleccionar las prendas adecuadas, buscando transmitir la imagen que deseaba para este día especial.
El fotógrafo, un joven con una energía contagiosa y profesionalismo palpable, nos recibió con una sonrisa. "¡Hola! Soy Daniel, el fotógrafo de hoy. ¿Listas para empezar?"
María bromeó para aliviar la tensión. "Parece que estamos en una película, ¿verdad? Todo esto es tan emocionante."
Sonreí ante su comentario. "Sí, parece sacado de una película. Estoy emocionada por ti."
Daniel nos guió hacia el set preparado para la sesión. Había varios cambios de vestuario y accesorios dispuestos en una mesa cercana. Nos explicó el plan detallado para la sesión y nos dio algunas indicaciones sobre las poses y expresiones que quería capturar.
Entre cambios de vestuario y ajustes de iluminación, María continuaba animándome. "¿Qué tal si hacemos una pose súper seria y luego una completamente relajada?"
"Aprovecha este momento, amiga. Es emocionante ver todo esto en marcha."
La sesión transcurrió con fluidez y entusiasmo. Daniel era hábil para captar cada momento y asegurarse de que me sintiera cómoda y confiada frente a la cámara. Nos divertimos entre tomas y descansos, compartiendo risas y comentarios sobre la experiencia.
Después de varias horas de trabajo, finalizamos la sesión con una sensación de logro y emoción. Habíamos completado la primera parte de los compromisos fotográficos para la promoción de mi libro, y ahora me esperaba prepararme para la siguiente etapa: la entrevista programada para más tarde esa semana.
La sesión de fotos había sido un éxito, y tanto María como yo estábamos satisfechas con el resultado. Después de despedirnos de Daniel y el equipo, María me llevó de vuelta a casa. El camino estuvo lleno de risas y recuerdos del día, haciendo que la experiencia fuera aún más especial.
Al llegar a casa, María se despidió con un abrazo. "Tengo algunas cosas que hacer, pero nos vemos pronto. ¡Estoy tan emocionada por todo lo que está pasando contigo!"
"Gracias por estar conmigo hoy, María. Hizo una gran diferencia tenerte a mi lado."
Ella sonrió. "¡Siempre estaré aquí para ti! Cuídate y descansa."
Entré al apartamento en mi silla de ruedas eléctrica, donde mi madre y mi hermano mayor, Adam, me esperaban. Mi madre, con una sonrisa cálida, me saludó desde la cocina.
"¡Hola, cariño! ¿Cómo te fue hoy?"
"Todo bien, mamá. Solo un día normal de estudios," respondí, ocultando la verdadera emoción de la jornada.
Adam, quien estaba sentado en el sofá, me saludó con un gesto. "¿Cómo va la tesis?"
"Va bien, gracias. Estoy haciendo buenos progresos."
Después de intercambiar algunas palabras, me dirigí a mi habitación para descansar un poco. Mientras me acomodaba en mi cama, sintiendo el peso del día caer sobre mis hombros, escuché un ligero golpe en la puerta.
"¿Puedo entrar, Luna?" Era la voz de mi madre.
"Sí, mamá. Entra, por favor."
Mi madre abrió la puerta y entró, su expresión era seria pero con una suavidad en los ojos que indicaba preocupación. Se acercó y se sentó en el borde de mi cama.
"Necesito hablar contigo sobre algo importante," dijo suavemente.
Me incorporé un poco, curiosa y algo inquieta. "Claro, mamá. ¿Qué pasa?"
Ella tomó una respiración profunda antes de continuar. "Este año ha sido terrible para nosotros por tu accidente, pero estoy muy feliz por ti porque te estás recuperando después del coma. Haciendo avances increíbles en tu trabajo de fin de máster en tu tesis en la Universidad. Estoy muy feliz por todo lo que has logrado, cariño."
Sonreí, sintiendo una mezcla de gratitud y nostalgia por todo lo que había pasado. "Gracias, mamá. Significa mucho para mí escuchar eso."
"Quería hablarte sobre la graduación," continuó, sus ojos mostrando una preocupación que no podía ocultar. "No sé si has pensado en a quién invitarás. Me preguntaba si consideraras invitar a tus tíos y tías."
De inmediato, sentí una oleada de ira y frustración. "¿De qué estás hablando, mamá? No voy a invitarlos. Me maltrataron durante tanto tiempo. ¿Viste lo que pasó con Carmen hace poco? Me fui de casa por su culpa y estuve en coma en parte por su culpa. ¡No! No voy a invitarlos. Los demás tíos y tías son todos iguales. No quiero que estén ahí."
Mi madre suspiró, su mirada llena de tristeza. "Solo pensaba que, quizás, sería una buena oportunidad para sanar las heridas."
"No, mamá. Mi familia son ustedes: papá, tú y Adam. Elegí estar con mi familia de corazón y también mis amigos: María, Juan, Danna, Carlos, Lucía, Paulo, Diego, Liza, Katy. Ellos son mi única familia y todos vamos a ganar al mismo tiempo. Todos estarán presentes, y con eso ustedes tres, que son los más importantes en mi vida. No quiero a nadie más."
Mi madre asintió lentamente, entendiendo mi decisión. "Está bien, cariño. Lo respeto."
Me relajé un poco, agradecida de que mi madre comprendiera mis sentimientos. "Gracias, mamá. Solo quiero que ese día sea especial y esté rodeada de quienes realmente me apoyan."
"Entiendo, Luna. Solo quiero lo mejor para ti."
Después de un momento de silencio, decidí cambiar de tema. "De hecho, mamá, hay algo de lo que quería hablar contigo," dije, nerviosa pero decidida. "Dentro de dos semanas, tengo que irme durante tres días con María a Madrid. Queremos festejar un poco antes de la graduación. María y yo queremos ir a un concierto."
Mi madre me miró con preocupación. "¿Recuerdas lo que te pasó la última vez, Luna?"
"Mamá, por favor," supliqué, tratando de sonar lo más convincente posible. "Estaremos muy cuidadosas. María ya ha reservado el hotel y todo lo demás. Por favor, mamá, si quieres hacerme feliz con la graduación, déjame viajar a Madrid. Todo está listo."
Ella suspiró, claramente luchando con la decisión. "Luna, me preocupa mucho tu seguridad."
"Lo sé, mamá. Pero prometo que seremos muy cuidadosas. Además, esto significa mucho para mí. Necesito esta oportunidad para relajarme y disfrutar antes de la graduación."
Me acerqué a ella y la abracé, intentando transmitir todo mi cariño y necesidad a través de ese gesto. "Por favor, mamá. Confía en mí."
Mi madre me miró a los ojos, y después de un momento de silencio, asintió lentamente. "Está bien, Luna. Confío en ti y en María. Pero por favor, cuídate mucho y mantente en contacto."
Sonreí, sintiendo un gran alivio y gratitud. "Gracias, mamá. Prometo que todo estará bien."
Nos abrazamos nuevamente, y sentí una enorme carga levantarse de mis hombros. Estaba lista para enfrentar lo que viniera, con el apoyo de mi familia y amigos.
Los dos días siguientes fueron de trabajo intenso sobre la tesis de fin de máster. Tenía que terminar todo antes de irme a Madrid, ya que debía depositar la tesis justo dentro de dos semanas, justo antes de mi viaje. Aún tenía mucho papeleo que hacer, citas que incorporar, y mil detalles más. Mi refugio en las noches era poder hablar con Tomás. A veces por videollamadas, otras por llamadas y otras por mensajes. Él siempre encontraba la manera de calmar mis nervios y darme fuerzas para seguir adelante.
Finalmente, llegó el día de la entrevista, la primera entrevista de mi vida como escritora. La emoción y el nerviosismo se mezclaban mientras pensaba en lo que diría y cómo me presentaría.
Por la mañana, cuando me levanté, mamá ya había salido temprano, tenía algo que hacer, y Adam también había ido a trabajar. Me quedé en casa con papá. Estaba trabajando en la cocina en mi silla de ruedas mientras él me preparaba el desayuno.
"Buenos días, papá," saludé, tratando de sacudir el sueño de mis ojos.
"Buenos días, cariño," respondió con una sonrisa cálida. "Te preparé tu desayuno favorito. Sé que tienes un día importante por delante con la tesis.
Me sentí agradecida por su apoyo constante y a la vez un poco culpable por no poder compartir con él lo que realmente estaba ocurriendo. "Gracias, papá. Realmente lo necesito hoy. Estoy un poco nerviosa por todo el trabajo que tengo que hacer."
"Es normal sentirse nerviosa, Luna. Pero recuerda, has trabajado muy duro para llegar hasta aquí. Solo sigue adelante y todo saldrá bien."
Asentí, sintiendo un poco de alivio en sus palabras. "Sí, tienes razón. Gracias por recordármelo."
Mientras desayunábamos, papá y yo conversamos sobre cosas cotidianas, lo que me ayudó a relajarme un poco. Después de terminar, llevé mi plato al fregadero y me preparé para la jornada.
"Voy a seguir trabajando en la tesis un rato más," le dije a papá. "Quiero adelantar lo máximo posible."
"Buena idea, cariño. Si necesitas algo, estaré en el estudio."
Pasé las siguientes horas sumergida en mi trabajo, haciendo ajustes y revisiones en mi tesis. La concentración ayudaba a calmar mis nervios, pero de vez en cuando, mi mente volvía a la entrevista que tenía por la tarde.
Finalmente, tomé un descanso y decidí revisar algunos mensajes. Tomás había enviado uno temprano en la mañana: "Buena suerte hoy, Luna. Sé que lo harás increíblemente bien. Estoy muy orgulloso de ti."
Sonreí al leer sus palabras y le respondí: "Gracias, Tomás. Tus palabras significan mucho para mí. Te llamaré después para contarte cómo me fue."
La hora de la entrevista se acercaba, y decidí empezar a prepararme. Me aseguré de que todo estuviera en orden, desde mi apariencia hasta los puntos clave que quería destacar durante la entrevista. Fingí seguir trabajando en la tesis, mientras por dentro me preparaba mentalmente para la entrevista.
Cuando llegó el momento, le dije a mi padre que iba a encontrarme con María para trabajar en la tesis fuera de casa. "Estamos todos muy orgullosos de ti, Luna. ¡Ve y muestra al mundo de lo que eres capaz!" dijo él, sin saber realmente lo que me esperaba.
Me dirigí al lugar de la entrevista con una mezcla de nervios y emoción, lista para enfrentar este nuevo desafío en mi camino como escritora.
María y yo llegamos juntas al lugar de la entrevista. Era un pequeño estudio con una decoración moderna y acogedora. Nos recibió una chica joven y sonriente, la encargada de hacer la entrevista. Nos condujo hacia el área de espera, donde había un par de cómodos sofás.
"¡Hola, Luna! ¡Hola, María! Soy Julia, encantada de conocerte", nos saludó la chica entrevistadora con entusiasmo mientras nos hacía señas para que nos sentáramos.
"Hola, Julia. Gracias por esta oportunidad", respondí, sonriendo y tratando de ocultar mis nervios.
María se sentó a mi lado, dándome un apoyo silencioso pero reconfortante. Sabía que estaba nerviosa y su presencia me calmaba.
"Estoy emocionada de estar aquí," agregó María, con una sonrisa amistosa.
Julia nos hizo algunas preguntas generales para romper el hielo mientras esperábamos. Hablamos un poco sobre nuestros intereses y lo que nos había llevado hasta aquí, sin entrar en detalles específicos sobre el libro de Luna ni sobre la entrevista en sí.
Finalmente, nos llevaron al estudio donde se realizaría la entrevista. Me sentaron frente a Julia, y María se sentó cerca, observando con interés.
Julia comenzó con preguntas sobre mi trayectoria académica y mis intereses en la escritura. Respondí con cautela, tratando de no revelar demasiado sobre el proyecto en el que estaba trabajando.
"¿Cómo describirías tu proceso creativo?" preguntó Julia, mirándome con interés genuino.
"Es un proceso muy personal para mí. Me gusta explorar diferentes temas y emociones a través de mis personajes," respondí cuidadosamente, evitando mencionar detalles específicos.
María me miró con una sonrisa alentadora mientras escuchaba atentamente. Estaba ahí para apoyarme y eso significaba mucho.
La entrevista continuó con preguntas sobre mis inspiraciones, mis autores favoritos y mis planes futuros en la escritura. Respondí con honestidad pero sin revelar detalles que pudieran comprometer la sorpresa de mi próxima publicación.
Después de unos momentos, Julia concluyó la entrevista con agradecimientos y buenas palabras. "¡Gracias, Luna y María! Fue genial tenerlos aquí. Estaremos en contacto pronto," dijo Julia mientras nos despedíamos.
María y yo nos miramos con una mezcla de alivio y emoción. Habíamos pasado la primera prueba, manteniendo en secreto lo más importante para nosotros en ese momento.
"Lo hiciste muy bien, Luna," dijo María, abrazándome suavemente. "Estoy orgullosa de ti."
"Gracias, María. Tu apoyo significa mucho para mí," respondí sinceramente, agradecida por tenerla a mi lado en todo esto.
Nos dirigimos hacia la salida del estudio, sintiéndonos más cerca que nunca mientras nos preparábamos para enfrentar lo que vendría a continuación en este emocionante viaje hacia la publicación de mi primer libro.
Después de salir de la entrevista, María y yo nos dirigimos de regreso a casa en un tranquilo trayecto en coche. El sol de la tarde bañaba las calles de Valencia mientras discutíamos emocionadas sobre cómo había ido todo.
"Creo que fue genial, ¿verdad? La chica que nos entrevistó parecía muy interesada en tu historia," comentó María, mirándome con una sonrisa de alivio y orgullo.
"Así es. Aunque hubo algunas preguntas difíciles, creo que salió bastante bien," respondí, todavía procesando las diferentes emociones que me había provocado la entrevista.
Al llegar a casa, encontramos a mi padre ocupado en la cocina, preparando la cena. Nos saludó con una sonrisa y preguntó cómo había ido todo.
"¡Fue increíble, papá! Luna estuvo genial en la entrevista," exclamó María emocionada.
Después de una cena tranquila, subí a mi habitación para relajarme un poco. Mientras revisaba mis notas de la entrevista, mi mente divagaba hacia el paquete que había recibido antes. ¿Qué podría significar ese regalo de Tomás? ¿Y cómo afectaría eso mi próximo viaje a Madrid?
El viaje se acercaba rápidamente y con él, nuevas expectativas y desafíos. ¿Qué más me depararía el destino en Madrid? Estas preguntas bailaban en mi mente, mezcladas con la emoción de lo que estaba por venir.
Con el corazón lleno de anticipación, me acurruqué en mi cama, lista para descansar antes de enfrentar los días intensos que se avecinaban.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top