Jack. 

Llevamos bastante tiempo esperando a que Yelena termine su gran discurso, parece como si estuviera pidiendo permiso a un madre para que deje salir a su hija. 

— Debes entender que no puedes salir de este mundo, habrá un desequilibrio. - mencionó Yelena caminando de un lado a otro enfrente de nosotros.

— No será por mucho tiempo - habló Elsa - ¿Verdad Jack?

— Sí, es solo una visita de paso, ella estará aquí en pocas horas - comenté - además, estamos perdiendo tiempo, todo lo mejor en mi mundo se ve en la noche. 

— No van a lograr convencerme - miró a Elsa - ¿Cómo crees que los espíritus reaccionaran cuando sientan que saliste de nuestro mundo? Del mundo que le devolviste el equilibrio que necesitaba, Elsa.

— Yelena, seguro los espíritus van a comprender - suspiró - Jamás abandonaría mi papel aquí, soy consciente de lo que soy y lo que debo hacer, pero en parte no es justo que solo Jack sea el que pase de un mundo a otro - Elsa detuvo a Yelena - En mí vida, he roto una promesa, y eso que son pocas las que he hecho. 

— Bien, inténtalo, pero verás que te estaré repitiendo "te lo dije" - alzó una ceja Yelena - Espero a ver tu reacción. 

Elsa solo me miró y se alejó caminando en dirección a donde estaba un gigante, detrás de ella llegó Gale, Nokk y Bruni. 

— No deberías estar haciendo este tipo de cosas guardián - miré a Yelena - Ustedes dos no deberían relacionarse tanto.

— Desde mi punto de vista, no tiene nada de malo ser amigo de ella - me crucé de brazos. 

— Recuerden sus posiciones y de donde vienen - clavó su bastón en el suelo. 

— Jamás olvidaremos eso, pero, que mejor que tomar esto como una nueva oportunidad de abrir nuevos caminos - suspiré - Nunca sabrán si ustedes necesitarán de nuestra ayuda en algún momento o incluso, nosotros necesitaremos de ustedes.

— No sabes lo que dices - rodó los ojos. 

— Usted tampoco sabe lo que dice - me acerqué a ella - Lo más seguro, es su primera vez tratando directamente con un espíritu como Elsa ¿O ya había tratado con un espíritu antes? - alcé mi ceja. 

— No, pero... - la interrumpí. 

— Pero nada, al igual que yo soy nuevo en esto, usted también lo es - sonreí poco - Nunca sabremos como actuar a tal situación, sí nunca lo intentamos. 

— Si hay problemas, serás al primero que haré responsable - habló molesta - Cuando eso suceda, tú y los demás guardianes no serán de nuevo bienvenidos aquí. 

— Ya veremos eso - volteé en dirección a Elsa y ella caminaba hacía nosotros.

— Los he convencido de hacer esto - comenzó a hablar mirando a Yelena y sonrió poco - Solo será por hoy. 

— Bien, váyanse - se dió la vuelta Yelena y se alejó de nosotros.

Guardiancito 1, Yelena amargada 0.

— ¿Nos vamos Jack? - me miró Elsa. 

— Sí - de la mochila que me había dado Norte y que lleve por todo este viaje, tomé una esfera de él. 

— Siempre he tenido curiosidad de como funcionan - miró la esfera. 

— Es bastante sencillo - comencé agitarla - Solo la agitas y piensas dónde quieres ir - la lancé al suelo pensando en ir a Burgeess. 

— Wow... - miró el portal y le extendí brazo - ¿Jack Frost caballeroso? 

— Calla, es solo por ésta vez - se apoyó en mi brazo y ambos entramos al portal. 

Aparecimos dentro del bosque, a unos pocos minutos del lago que ya había dejado congelado hace algunos días y no muy alejado de la civilización.

— Salimos de un bosque para entrar a otro ¿De verdad? - rió Elsa - ¿Este es tu itinerario? 

— Sinceramente no tengo un itinerario planeado - solté una leve risa - Pero, más o menos tengo un orden en mi cabeza de que podemos hacer. 

— Trataré de creerte, bien ¿Dónde estamos? - preguntó mirándome. 

— En Burgeess - me miró raro - Sí, aquí es mi origen, hasta donde yo recuerdo. 

— Que raro nombre - hizo una mueca. 

— Ay, y  Atohallan y Northuldra no son nombres raros - bufé. 

— Cállate - camino hacía unos arbustos - Jack ¿eso a lo lejos son las casas? - me acerqué a ella. 

— Sí, te dije que son muy parecidas a las de Arendell, claro, tienen más tecnología - la miré - tal vez podamos salir a que las veas antes de que amanezca.

— ¿Por qué lo dices? - me miró. 

— Te voy a llevar a otros países, Burgeess es aburrido, y si aquí ya está amaneciendo, en los otros lugares ya está anocheciendo y, la vista es mejor de noche. 

— Yo te sigo a donde sea, oh ¿Y Jaime? - preguntó. 

— El debe estar preparándose para ir a la escuela, será mejor no molestarlo por ahora - miré que no estuviera nadie fuera de las casas - Ven, vamos a dar un pequeño vistazo. 

Cruzamos los arbustos y caminamos a las casas. 

— Vaya que todo es muy... diferente y raro... - Comentó Elsa mirando la acera y los postes de luz - Estos son como los faros de Arendell... solo que más grandes y tienen esas cosas colgando. 

— Esos son los faros de luz y las cosas colgantes son cables. Lo que pisamos es una acera, es donde solo caminan las personas. 

— Literalmente, estoy aprendiendo de cero - hizo una mueca - Tal vez Arendell llegué a esto algún día. 

— Ya lo verás - tomé su mano y caminé en dirección a la casa de Jaime - Tal vez no hablarás con él, pero, al menos verás lo que hace. Trata de no hablar fuerte.

— ¿No crees que esto es algo acosador? - murmuró y la llevé a una de las ventanas traseras de la casa de Jaime. 

— Algo, pero deja de ver todo como malo - murmuré y miré en la ventana - Mira. 

Elsa se asomó por la ventana y ambos vimos a Jaime tomando el desayuno con su madre y su hermana Sophie, jugaba con un avión de juguete y hacía reír a su hermana. Sophie aplaudía y le seguía el juego con una mariposa de papel. 

— Jaime, Sophie y su madre - mencioné murmurando - Solo por esto lo protejo - me miró - Le debo mucho a Jaime y además, esa alegría que irradia es lo mejor que puedo recibir como guardián. 

— Es una bonita escena - sonrió poco y se alejó - Me recuerda tanto a como cuando jugaba con Anna. 

— Lo poco o mucho lo disfrutaste - fui con ella - Ahora puedes crear nuevos momentos con ella - le sonreí y ella hizo mismo viéndome. 

— Sé que sí - dijo sonriendo.

Jamás pensé, que verla sonreír me haría tan feliz, es como si por fin cumpliera mi deber. Aunque se noté su esfuerzo por cambiar, jamás podrá dejar de ser esa pequeña niña tímida e inocente. 

— Bien, no hay nada más que mostrar aquí y ya está amaneciendo - me acerqué a ella - Vamos a otra parte. 

— ¿Y a dónde iremos? - preguntó. 

— Tienes que regresar a tu mundo, no nos dará tiempo de recorrer el mundo, pero, si puedo llevarte a los lugares que yo considero, tienen la mejor vista en la noche. -la apegué a mí - ya sabes, sujétate de mi cuello. 

— Vamos allá - se sostuvo de mi cuello con algo de fuerza. 

Llamé al viento y pedí que nos llevara a Rusia. Ella, no hizo lo que otras veces, aferrarse a mí con tanta fuerza, ésta vez sonrió mientras volábamos y reía. Al llegar ahí, me detuve con ella en un techo de un departamento. 

— Bienvenida a Rusia 

— ¿Rusia? Wow - comentó con sus suspiro mientras veía en dirección a la plaza roja - ¿Es normal que tenga ganas de llorar? - preguntó con algunas risas. 

— Para ser la primera vez que lo miras, sí. - miré la plaza roja - Adelante, llora, no te juzgaré. 

— No voy a llorar - me miró - No ahora. 

— Espera, tengo que ir hacer algo, tu sigue admirando la vista - salí volando dejándola en el techo. 

Elsa. 

— Claro... Adiós - miré a Jack alejándose. 

Seguí admirando la vista y el mundo de Jack es realmente hermoso. Mucho más que Arendell. Sentí la brisa pegar en mi cara y era tan refrescante, frío y liberador. 

Por alguna razón, una estúpida sonrisa de mi rostro no podía desvanecerse. Me siento libre... me siento tan bien y junto a Jack, la sensación es mejor. Sentir aquellas palabras que sean broma o sean algo lindo, hace que sienta algo tan relajante y me hace querer gritar de emoción. 

— Copos de nieve, diferentes y perfectos... - miré la pulsera y aprecié cada detalle de ella - Encontrarnos y ser tan diferentes como iguales... 

En mi mano cayeron algunos copos de nieve, oh no, no de nuevo mis poderes. Alcé mi mirada y del cielo comenzaron a caer copos de nieve, volví a mirar la ciudad y una leve y hermosa nevada comenzaba a caer sobre ella. 

— ¿Te gusta? - escuché detrás de mí, volteé en dirección - Es la mejor parte del show. 

— Jack, es hermoso - sonreí y volví a mirar la nevada.

— Es uno de mis tantos talentos linda - se puso a lado de mí. 

¿Linda? Oh, no otra vez el sonrojo. 

— S-si... - titubeé. 

— Cierra los ojos - lo miré alzando una ceja - Vamos, lo que tengo que darte es una sorpresa. 

Suspiré y cerré los ojos, sentí como tomaba mis manos y colocaba algo pesado en ellas, una sensación de madera. Cuando escuché "ábrelos", abrí mis ojos y miré mis manos. 

— ¿Qué es eso? ¿Por qué está pintada como yo? - miré confusa.

— Es una Matrioska, cuando la abras, irás encontrando una igual a la anterior pero más pequeña. 

— ¿Puedo? - negó - ¿Por qué no? 

— Ábrelo cuando estés de nuevo en Arendell, eso es algo que debes de ver por tí misma - me sonrió. 

— Lo haré, pero la pregunta es ¿Ya lo tenías preparado? - interrogué. 

— ¿Te soy sincero? Se lo había pedido a Norte, le dije que cuando vinieras a nuestro mundo quería darte un regalo. El es bueno en hacer este tipo de cosas - rascó su nuca - Claro, el precio no fue lindo. 

— ¿Te cobró Norte?

— Sí, se cobró su trabajo a su manera. Recoger desechos de reno no es nada agradable - hizo una mueca de asco. 

— Que asco - dije riendo - Gracias Jack. A simple vista es muy bonita y que detalles hace Norte. 

— Le haré llegar eso - miró a un reloj - ¡Oh! ¡Es hora! - lo miré confundida - Es hora de que vayas, a mi parecer, el mejor lugar. 

Rápidamente me apegó a él, me sujeté de su cuello y volvimos a volar. Poco a poco observé como aquella ciudad tan grande se volvía en miles de pequeños puntos luminosos y llegábamos a un lugar con montañas llenas de nieve, lagos y casas sencillas. Nos detuvimos en el techo de lo que parece ser una iglesia. 

— ¿Te parece conocido? - preguntó Jack separándose de mí y miré el alrededor. 

— ¿Son fiordos? - asintió y caminé mirando con detenimiento la iglesia - conozco esta iglesia... se parece a la de... - miré con detenimiento el fiordo - Arendell...

— Prácticamente, si quitas las casas, esto es Arendell - se recargó en la columna de la iglesia - quería que vieras como es "Arendell" en mi mundo. 

— ¿Este lugar se llama igual? - negó. 

— Se llama Bergen, lo único en lo que coincide es que está en un país llamado Noruega - contestó asintiendo. 

— ¿Y alguna vez existió Arendell aquí? ¿El castillo? - lo miré - ¿Existía yo? - el tosió y caminó hacía mí.

— Son muchas preguntas - hizo una pausa y suspiró - En todo el tiempo que he estado viviendo, jamás logré conocer un Arendell aquí en Bergen. 

— Entiendo, es que... siento como si de verdad el castillo de Arendell estuviera aquí, como si yo estuviera aquí - volteé a ver la montaña que, desde mi punto de vista, veía desde mi habitación - Esa... Esa es la misma montaña que veía desde mi habitación - la señalé y Jack volteó en dirección - Ahí se siempre se ven juntas la Luna y las Auroras Boreales. 

Noté que Jack desvió un poco su mirada. 

— ¿Te gusta ver las Auroras Boreales? - preguntó. 

— Me encantan, siempre he dicho que son tan hermosas - sonreí y en seguida, las Auroras boreales aparecieron - ¿Ahora ya puedes ver de lo que hablo? 

— Tienes razón... es una hermosa vista - carraspeó su garganta - Nunca lo había visto. 

— Bien, cada que vengas, observa cada detalle - me acerqué a él - Tal vez con todo lo que te mostré de Arendell lo veas reflejado aquí. 

— Ya lo hago - se apegó más a mi y habló mirándome. 

¿Qué es esto? Siento como algo cálido comienza a extenderse desde mi pecho a todo mi cuerpo. Por alguna razón, lo que sucedía alrededor nuestro dejó de ser importante por un momento. Dejé soltar el aire cuando Jack se separó.

— Será mejor que sigamos viendo, no tenemos mucho tiempo - me extendió la mano. 

— Sorpréndeme  Frost - tomé su mano. 

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It's Britney Bitch...

Les dije que no los abandonaría UwU ♥ Espero no defraudarlos, traté de hacer lo posible en hacerlo bonito :3 Pero, mi cabeza ahora solo da vueltas en Inmunología, Neurofisiopatología y Anatomía xdddd

Así que el romance es escaso que salga ahorita. 

Esperen por otro capítulo :3 ♥