ELSA.

Aviso antes de leer. 

Disculpen si me he demorado en escribir, la escuela me ha quitado todos los ánimos que tenía sobre mis planes en Wattpad y el resto de mis actividades. No me es fácil tomar la computadora o el teléfono y de la nada escribir cuando mi mente fue exprimida cruelmente y mis ánimos están hasta el suelo. 

Ojo, no quiere decir que vaya a dejar de escribir, al final sé que no es lo mejor que hago pero mínimo logro dar a conocer las ideas de mi retorcida mente en un capítulo JAJAJA, como sea, solo esperen las actualizaciones y aunque sé que son malas fueron elaboradas con un poco de mi sentimiento :D. Sin más que decir, los dejo leer. 

Elsa.

—¡Se fue, Anna! —grité abrazando una almohada.

—Elsa, debes tranquilizarte. —sobó mi espalda.

—¿¡Cómo!? ¡Se fue cuando más lo necesito! —sollocé.

—Él se fue para buscar algo que te ayude y lo sabes.—comentó Anna— Llegará a tiempo y todo esto se resolverá.

—Pero —miré mis manos cubiertas por arena negra— ¿Y si es la última vez que lo vea? Si es así, hubiera preferido que se despidiera con algo más que un "te amo" —suspiré— Esas palabras siempre las llevaré conmigo, pero el momento en que las dijo no es algo que quiera recordar.

—¿A qué te refieres? —preguntó Anna.

—Imaginar que estaba de pie, dejándome a cargo de Yelena y Pabbie como si fuera una mascota, y que lo único que saliera de su boca fue un "te amo" ¿Qué clase de persona quiere recordar eso? —apreté mis manos—¿Qué no prefieres recordar un abrazo o beso en vez de eso?

—Jack estaba asustado.—tomó mis manos— Más bien, ambos están asustados.

—¿Y qué se hace en ese caso? —miré nuestras manos— En parte lo entiendo, no debe ser agradable estar a lado de una persona viendo como cada segundo su cuerpo se debilita y más si la quieres...

—Elsa, tal vez mis palabras nunca te sirvan, pero recibir una noticia como la que dió Yelena no fue fácil para nadie y —tomó aire— siento que la impotencia y desesperación de Jack fueron tantas que lo impulsaron a tratar de hacer algo por tí, seguro estás molesta por lo que hizo, pero no creo que lo haya hecho con el propósito de herirte.

—Lo sabremos cuando regrese. —escuché unos sollozos y miré a Anna— Ven acá... 

—Él no es el único que sufre ¿Sabes? —empezó a hablar mientras soltaba algunas lágrimas— Por mucho tiempo estuvimos separadas y cuando por fin podemos pasar tiempo juntas sucede esto.

—Anna, yo... —me interrumpió.

—Espérate. —cerré mi boca— cuando murieron nuestros padres, sentí que el mundo se caía frente a mis ojos porque el verlos de nuevo sería imposible y seguramente pensaste lo mismo —limpió sus lágrimas— Aún te tenía, aunque fuera del otro lado de la puerta, te tenía y fue mi única motivación de seguir adelante después de ello. Tuvimos problemas al inicio y ahora somos el claro ejemplo de unas hermanas no ordinarias y que el amor es más fuerte que otra cosa. No me imagino un mundo sin tí, un mundo donde no exista esa hermana que siempre se la pasa corrigiendo mis acciones, ríe conmigo —su voz comenzó a quebrarse— puedo abrazarla, me apoya y me ama...

—Tienes a Kristoff, Olaf y Sven y Jack no te dejará sola, él me prometió eso. —escuché un bufido por parte de ella.

—¡No es igual! Elsa, amaré a Kristoff y a los demás, pero sobre todas las cosas eres mi hermana y ese gran sentimiento nadie lo va a igualar, nadie. Estoy agradecida de que la vida me trajo a tu lado, me dió la oportunidad de tener una hermana como tú y si en mis manos estuviera qué no te fueras de mi lado, créeme que lo haría sin pensarlo. —apreté mis labios mientras ella soltaba en llanto.

—¿Te acuerdas de la cadena? Aquella que le hice un copo de nieve cuando te mostré el vestido de mampa —asintió— Me dijiste que con eso, sentirías que estuviera contigo aún cuando me vaya...

—Recuerdo lo que dije, pero yo le atribuía el significado al que tú estés lejos, estamos en Arendell pero distanciadas ¿Me explico? No a que de verdad desaparecieras.

—¿Qué no puede ser lo mismo? —suspiré— No quiero ser dura, pero yo me hice a la idea de perderte algún día, sabía que no eras igual a mí, que cuando ese día llegara yo tendría que sepultar a mi hermanita ¿Te imaginas eso? —negó— yo no quiero desaparecer de este mundo, solo he conocido por poco tiempo lo hermosa que es la vida... Estoy asustada, por lo que me pasará y por lo que pasará con los demás...

Anna se sentó a mi lado y me abrazó mientras ella lloraba, mis ojos contenían lágrimas algunas salían y otras solo quedaban ahí.

—Alguna vez me dijiste que no sabrías que hacer sin mí —asentí— Bien, te lo diré yo, no sé qué haría sin tí... —abrí la boca cuando Anna interrumpió— Pero ahora no podrás decir que ahí estarás siempre... —saqué el aire.

—Anna, por favor... No me odies por esto que no es mi culpa, estaré de una u otra forma contigo ¿Lo entiendes? —asintió poco sollozando— Estarás bien, lo prometo...

—Es mejor no hacer promesas en este momento, Elsa. —asentí poco y ella tomó aire— bien, será mejor que descanses, yo solo estoy causando más tensión y horror en el momento.

—Quédate, no me gusta estar sola. —me cobijó y besó mi frente— Gracias...

—Tranquila... —suspiró— Y ¿Quieres hacer algo? tal vez leer un libro, mirar por la ventana, algo.

—¿Y sí solo nos quedamos existiendo? —recargué mi cabeza en su hombro.

—Podemos hacer eso, si quieres. —contestó.

Asentí y me quedé viendo un punto fijo en mi habitación, en especial la Matrioska que Jack me regaló y un pequeño Olaf que hizo Anna desde hace años, estos recuerdos los llevé a mi lavvu pero cuando ocurrió esto le pedí de favor a Kristoff que fuera por ellos y han estado ahí desde hace poco tiempo, casi el tiempo en que Jack se fue. Pensé que sería buena idea tenerlos conmigo, una última vez.

Maldigo totalmente a Pitch, lo odio, cuando por fin mi vida era hermosa y tenía todo en orden, siempre llega algo a arruinarlo. Me imaginaba totalmente una vida a lado de mi hermana, de mis amigos y de Jack. Mi maravilloso momento de existir se vió interrumpido por algunos toques en la puerta.

—Siga. —contestó Anna por mí, de la puerta apareció Yelena junto con Pabbie.

—¿Necesitan algo? —preguntó Pabbie.

—Elsa ¿Quieres algo? —negué— Por ahora nada, gracias.

—Bien ¿Cómo te sientes Elsa? —Pabbie se acercó a mí, tomó mi mano y la observó— Parece que en los brazos se ha detenido.

—Estoy cansada y ya me acostumbre al dolor en el pecho... —respondí mirándolo— Aunque, comienzo a sentir algo de pesadez en las piernas.

—¿Puedo revisar? —asentí y levanté un poco la cobija— Tus piernas también comienzan a estar igual que tus brazos.

—Bien ¿Qué más puedo esperar? —reí poco— No creí que el negro fuera a hacer gran combinación conmigo ¿No?

—Si buscas hablar con alguien puedes hacerlo, entiendo que quieras ver la forma divertida de esto pero no creo que sea lo correcto. —sugirió Pabbie.

—No hay noticias sobre él ¿Verdad? —negó— ¿De qué puedo hablar con otras personas? ¿Qué puedo decirles para que superen esto que está pasando?

—No hay forma, cuando alguien se despide no hay forma de no hacer sentir mal a las personas, pero es un duelo que todos debemos pasar.—suspiré y asentí con lentitud— ¿Qué pasará con los espíritus? —miré a Yelena.

—Posiblemente tengan una rivalidad de nuevo, como antes de que tomaras el lugar. Nos tardaremos en encontrar a alguien que mantenga en equilibrio la situación. —contestó ella— se habló de alguien que pudiera suplir tu lugar, pero ese alguien no creo que pueda hacerlo.

—Hablas de Jack ¿Verdad?

—Sí, sería la única persona inmortal que ha conocido de cerca a los espíritus y que podría controlarlos, pero él ya tiene otras responsabilidades en su mundo.

—Lo entiendo. —cobijé mis piernas— ¿Qué pasará conmigo cuando esto se extienda?

—Puede que regresemos a lo que era antes, disturbios en Arendell y en el bosque encantado o tal vez las cosas se mantengan estables por un tiempo. —respondió.

—Supongo que encontrarán una solución. —alcé poco los hombros. 

—Si, eso creo —se acercó a mí— Sé que no solicitas algo, pero yo consideré traerte esto —sacó de un bolso que colgaba de su cinturón la esfera de nieve que Norte me regaló.

—Yo... vaya, gracias. —me la ofreció y la tomé— ¿Por qué pensaste que podría necesitarla?

—Siempre estás alardeando con Honeymaren y Ryder lo maravilloso que ves en la esfera, les cuentas de todo lo que puedes observar de los guardianes, de Jack o simplemente que te gusta y te interesa las cosas de allá, pensaba que en este momento sería agradable que la tuvieras a tu lado.

—Me sorprende de ti. —comenté.

—Igual a mí. —continuó Anna.

—No soy la vieja amargada y enojada que todo lo que toco muere, no soy esa descripción que dió Frost, ni siquiera lo que ustedes pueden pensar. —rió poco— Tengo sentimientos aunque no lo crean.

—Perdón si los lastimamos alguna vez. —dijo Anna.

—No se preocupen, me he reído todas las veces que lo mencionan. —se alejó de nosotras.

Miré la esfera que sostenía entre mis manos y suspiré; solo la observaba, necesitaba ver algo en ella pero no sabía qué. Anna miraba sus manos mientras que Pabbie y Yelena solo observaban la Luna por mi ventana.

Suspiré antes de agitar la esfera, no tenía claro qué ver, pero sé que algo bueno saldría de ahí. En ella, empezaba a formarse la imagen de los guardianes, cada uno golpeando y atacando a caballos que Pitch hacía, Jack me mencionó que los nombraban sombras.

De repente, el plano de los guardianes cambiaba al bosque, Jack estaba volando con prisa entre las copas de los árboles dañados, noté su expresión de angustia. La esfera, empezó a tornarse de un color negro, borrando la imagen de Jack y el resto de ella; la presión se acumulaba que dejé que cayera en el suelo hasta que ésta estalló llamando la atención de los demás.

—Él sabe que estoy haciendo... —murmuré— Me vigila... 

—¿De qué estás hablando? —preguntó Anna— ¿Y por qué esa cosa explotó?

—Es él... —miré los trozos de cristal en el suelo— ¿Qué no fue suficiente?

Fuera de la habitación, comenzaron a escucharse los gritos de los sirvientes. Yelena caminó con prisa a la puerta pero antes de poder abrirla entró Kristoff agitado.

—Tienen que salir ¡Ahora! —gritó.

—¿Qué sucede? —se levantó Anna.

—Después habrá tiempo para explicaciones ¡Salgan ahora! —exigió.

Yelena fue hacía mí y me ayudó a levantarme, con la arena negra cubriendo mis piernas me era casi imposible caminar. Anna tomó algunas cosas de mi cuarto y le ordenó a Kristoff que me tomara en brazos. Cuando él me cargó fue momento cuando todos salieron rápidamente de mi habitación, los sirvientes corrían como locos por todo el castillo.

Me sostuve del cuello de Kristoff con las pocas fuerzas que tenía y observé por detrás de nosotros.

—Será mejor que corran... —murmuré tartamudeando.

—¿Qué? —miró en dirección Anna y abrió la boca soltando el aire— Kristoff, corre ¡Corre ya!

Él obedeció bajando las escaleras corriendo, miraba como el camino que habíamos recorrido se cubría de negro y todo lo que alguna vez fueron puertas o ventanas se convertían en una pared sólida de arena.

Salimos del castillo y Kristoff me subió a su trineo y anna subió de igual manera.

—Será mejor que los lleven a un lugar lejos, aquí en el pueblo no es seguro. —mencionó Pabbie.

—El bosque encantado. —mencionó Anna.

—No —interrumpió Yelena— los espíritus pueden alterarse con esto. Vayan al lugar más lejos que encuentren y donde creen que pueden estar a salvo. 

—El castillo de hielo... —pronuncié con dificultad— Es el único lugar que está lejos... No creo que Atohallan sea la mejor opción...

—Bien, vamos a la montaña del Norte. —Kristoff subió al trineo.

—Esperen ¿Olaf? —miré a mis alrededores.

—Lo encontraremos en el camino. Salió a un paseo rápido, es Olaf, siempre nos va a encontrar. —contestó Kristoff.

Miré a Pabbie y a Yelena mientras Kristoff echaba a andar al trineo, Anna me abrazaba y veía cada vez como el castillo y los demás se hacían más pequeños. Apreté los ojos al sentir que el dolor de pecho que creí que estaba controlado volvía a aparecer.

"No trates de huir, porque siempre sabré dónde estás" Escuché la voz gruesa de Pitch en mi cabeza.

—No... —murmuré cerrando los ojos— Vete de mi cabeza...

—Ay no ¡Kristoff más rápido! —gritó Anna y puso su mano en mi cabeza— Eres más fuerte que él, yo lo sé, tú puedes...

"Pensé que gustarías una compañía en tus últimos minutos de vida, ya que tu cobarde novio te abandonó".

—¡Cállate! —grité apretando con fuerza mis ojos— ¡Déjame en paz!

Lo último que escuché fue el grito de Anna, antes de encontrarme en el suelo.

"¿Qué harás? ¿Vas a correr y huir como siempre?"

Con las fuerzas que tenía me levanté del suelo y empecé a correr a cualquier dirección, el miedo se apoderaba al no escuchar a Anna y Kristoff.

—¡Te juro que si les haces daño, pagarás! —grité al toparme con un árbol.

—Cómo si pudieras hacerme daño. —apareció al lado del árbol— Apenas puedes ponerte de pie. 

—¿¡Dónde están!? —levanté mi mano liberando un rayo de hielo en dirección a él.

—Tranquila hermosa. —esquivó el ataque. — No quieres gastar tu energía en mí. —tomé aire y empecé a correr de nuevo— ¡Huye, es lo único que sabes hacer! —tapé mis oídos— ¡Por más que corras nunca te librarás de mí! —me detuvo por los hombros colocándose enfrente de mí— Tú, ahora eres mía, y puedo destruirte cuando quiera o incluso torturarte cuántas veces quiera.

—¡Basta! —empujé su cuerpo con uso de mi magia— ¡Me destruiste! ¿¡Qué te hice!? —seguí atacando— ¡Me quitaste todo por lo que he estado luchando!

—¡No le doy explicaciones a un monstruo! —tomó mi mano deteniendo mi próximo ataque— ¿Ya olvidaste lo que eres?

—El único monstruo que veo aquí, eres tú. —tomé su muñeca— Jamás le haría daño a alguien por venganza a los demás. Te recuerdo, él único que fue considerado un monstruo y a quien le temían por años eres tú Pitch, claro, antes de que fueras reemplazado por los guardianes.

—Cuando me temían no huí, me quedé, solo cuando ya no ví más oportunidad me oculté pero ahora estoy aquí de nuevo. —me empujó— ¿Ves por qué lo único que sabes hacer es correr?

—No sabes nada, ¡No sabes nada! —congelé el suelo levantando picos de hielo— ¡Déjame en paz! —empecé a empujarlo con los picos y con ellos lo dejé clavado en un árbol— Me alejé y me alejaron de todos una vez, también huí pero regresé y con miedo afronté mis problemas... Lo único que he hecho es crecer y mejoré muchas cosas de las cuáles no me arrepiento.

—Y ahora estás volviendo a destruir todo ¿Qué caso tuvo? —guié uno de los picos hacia su cara— Espera... —alzó sus manos— Mira, no voy a hacer nada.

—¡Guarda silencio! ¡Por una vez en mucho tiempo, cállate! —puse mi mano libre en mi frente— ¿Por qué? ¿Por qué hacer esto? ¡Tenía todo, una familia, pareja y amigos! ¡Y ahora tú me lo arrebatas! —bajé mi otra mano— Deberías irte... déjame en paz, a mí y a todos, es momento de parar...

—Eres una tonta. —rodeó mi cuerpo con arena— Quería darte más tiempo para despedirte de todos, pero veo que lo desperdiciaste, quien debió parar eres tú.

Caí al suelo sintiéndome cada vez más débil y poniendo mi mano sobre mi pecho, sentí un horrible frío y presión en mi cuello mientras mis piernas se hacían pesadas.

—Lástima que tu último recuerdo sea verme. —lo miré y tomé una bocanada de aire— No supliques, prometo que esto será rápido. —alzó su mano.

Dejé sacar el poco aire que quedaba y cerré los ojos esperando el momento. A lo lejos, imaginé el sonido del relinchar de un caballo, el sonido de un crujido, fuertes golpes en el suelo y viento intenso.

"Perdónenme, debí de hacer algo mejor" pensé.

Caí bruscamente al suelo y un poco de agua cayó sobre mi cara haciendo que abriera mis ojos. Recuperando el aliento, miré a los espíritus que estaban alrededor mío; Bruni subió a mi cara y empezó a lamerla con desesperación mientras Gale revolvía mi cabello.

—¿Morí de nuevo? —pregunté con dificultad, Nokk agitó su cabeza y dió una pisada, supe interpretarla— ¿Se fue? ¿A dónde? —me senté en el suelo— ¿Volverá? —miré al gigante de tierra y este hacía un lento "si" con su cabeza— Bien... Debo irme con Anna, ahora. —me levanté con el apoyo de Nokk.

Gale me levantó con suavidad para sentarme sobre su lomo, una vez sobre él cabalgó con prisa. Miré atrás estaba el resto de arena negra con los picos formados cerca del árbol, cerré por un momento mis ojos, me había negado a hacerlo, pero tener de nuevo esa experiencia de muerte era algo que me causaba mucho miedo así acariciaba el cabello congelado de Nokk mientras el escalofrío recorría toda mi espalda.

—¡Elsa! —escuché la voz de mi hermana y abrí los ojos mirándola a lo lejos, sonreí sintiendo que por fin algo estaba bien.

—¡Anna! —me bajé del lomo de Nokk aunque caí torpemente por mis pocas fuerzas en las piernas, ella se acercó a ayudarme— No lo puedo creer, llegaron con bien al castillo.

—Pensamos que después de que el trineo se volcó corriste hacia el castillo, pero cuando llegamos no estabas aquí, dime por favor que estás bien.

—Asustada y más débil, pero estoy bien. —me apoyé de ella para levantarme— ¿Me esperaban?

—Sí, alguien nos avisó que estarías en problemas y Gale se encargó de ir por los espíritus al bosque para rescatarte. —dijo mientras caminábamos hacia el castillo.

—¿Te avisaron? ¿Quién? —la miré confundida y ella movió sus ojos en señal a las escaleras de hielo. —¿Qué cosa? —miré en dirección.

—Hola. —empezó a acercarse a mí— Lamento llegar tarde.

—Eres un imbécil, Frost. —mencioné mirándolo— Un imbécil. —me solté de Anna y comencé a golpear su pecho— ¡Un completo imbécil, idiota! —sujeto mi cadera para evitar que me cayera— ¿¡Qué haces aquí!?

—Vine por tí... —lo golpeé con más fuerza— bien, tienes motivos para hacerlo, no voy a detenerte.

—Me abandonas y ahora vuelves por mí ¿¡A qué juegas, Jack Frost!? —solté las lágrimas que había guardado desde hace unas horas— ¿¡Qué juego es este!?

—Ven acá. —me abrazó mientras yo lloraba y golpeaba levemente su hombro— Perdóname hermosa, fui un tonto en dejarte sola... Me necesitabas y salí corriendo asustado sin pensar que tú estabas muriendo de miedo... Lo que hice no tiene justificación.

—Creí que no regresarías —lo miré y limpió mis lágrimas con su pulgar— Pensé que te sucedió algo...

—Yo pensaba eso de tí. —besó mi frente— Ese infeliz, sorprendió a Norte en su taller, en aquél mundo que tiene él, mostró una silueta agonizando de dolor mientras reía. —tragó saliva— Cuando Norte me localizó antes de venir aquí, me contó lo sucedido, yo imploraba no llegar tarde de nuevo...

—No entiendo... —murmuré.

—Me fuí detrás de él, esperando encontrar una respuesta o mínimo hacer algo para tí, no podía quedarme sin antes intentarlo... —tragó saliva— Cuando tuve una "charla" con él, me asusté tanto por tí que regresé en busca de las esferas para venir a tí, y antes de tomar una que me trasladara fue cuando Norte apareció.

—Entiendo... —suspiré— ¿Valió la pena abandonarme?

—No. —apretó sus labios— pero, tal vez encontré la forma de cómo salvarte, pero solo prométeme que estarás bien ¿Sí?

—Me estás asustando... ¿Qué planeas hacer? —tomó mi mentón.

—Haré lo que hay que hacer, cueste lo que cueste. —dió un leve beso en mis labios— Todo estará bien, lo juro.

—No hagas ninguna tontería, te lo suplico. —apreté su sudadera.

—No lo haré, pero ahora es momento que vayas al castillo y trates de descansar, por favor. —asentí y me cargó al estilo nupcial.— Te ves hermosa de negro ¿Te lo han dicho? —reí poco a su intento de animarme.

—Nunca me lo habían dicho, eres el primero. —sonreí poco.

—Aunque, un vestido negro hubiera sido mejor, resaltaría tu cuerpo. —me sonrojé poco— Vamos, no lo vas a negar.

—No digas tonterías. —dije acariciando su mejilla.

—Mujer pero que helada. Tus manos están el triple de frías. —hizo una mueca subiendo las escaleras conmigo.

—¿A sí? No lo había notado, el frío es parte de mí. —puse mis manos sobre su cuello molestándolo.

—¡No hagas eso! No quiero dejarte caer. —levantó sus hombros tratando de ocultar su cuello.— El frío será lo tuyo, pero no hagas eso.

—Es divertido y acostúmbrate, siempre digo eso. —entró al castillo y subió las nuevas escaleras para el segundo piso.

—Anna. —llamó Jack a mi hermana que subía al mismo tiempo las escaleras— Una vez arriba, pasa con ella todo el tiempo. Ambas lo necesitan —ella asintió y me miró— No, no voy a dejarte sola, estaré ahí contigo pero considero que es mejor que pases con ella gran parte del tiempo.

Asentí mirando a los dos. Llegamos al segundo piso había una sola cama cubierta de pieles de animales.

—Es algo sencillo que preparamos, Elsa. —dijo Kristoff terminando de poner la última capa de piel. — Espero no te moleste.

—Está más que perfecto, gracias. —Jack me colocó en la pequeña cama.

—No pensé que las pieles eran lo tuyo. —comentó Jack.

—Bueno, cuando vives con los Northuldras debes aceptar lo que te dan y te adaptas a ello. —mencioné— no es tan malo después de todo.

Soltó una leve risa antes de caminar hacia el balcón con Kristoff. Murmuraba con un semblante serio mientras Anna se acercaba a mí.

—¿Sucede algo? —preguntó sentándose a la orilla.

—Me está mintiendo, está pensando hacer algo, no sé qué sea pero no es bueno. —contesté mirándolos.

—No te hagas ese tipo de suposiciones, piensa positivo. —comentó.

Asentí suspirando antes de volver a sentir ese dolor en mi pecho.

—A-ah... —me quejé— No de nuevo... no ahora...

Anna llamó a Jack y él vino rápido a mí. Me dieron su mano y las apreté con fuerza sobrellevando el dolor.

"Trajiste al niño hacia mí, qué gran regalo, gracias." lo escuché en mi mente.

—J-Jack, tienes que irte... no, todos ustedes, tienen que irse, ahora. —los miré agitada.— Viene hacia acá, salgan, ahora...

—No me iré sin tí, vienes con nosotros. —dijo Anna.

—¡No lo entiendes, tiene que irte, ya! —grité desesperada— No quiero que te haga daño, eres mi hermana y debes seguir en pie por tí, por Kristoff y por Arendell, lo juraste.

—¡Olvida Arendell! —gritó— ¡No me separaré de tí, no más! —estalló.

—Elsa. —Jack puso su mano en mi hombro— Viene por mí ¿No? —asentí poco— Le haré batalla... no te preocupes, esto acabará pronto, no entres en pánico.

—¡Jack! Es hora. —grito Kristoff.

—Muy bien hermosa. —me dió un rápido beso— Esto acaba ahora, Anna, recuerda lo que te dije. —besó mi mano antes de salir corriendo junto con Kristoff.

—No, no, no, no de nuevo. —me senté sobre la cama.

—Elsa, quieta. —dijo molesta Anna.— ¿Qué no escuchas? —me levanté con dificultad y caminé de nuevo a las escaleras— Basta, no tiene caso... ¡Basta, Elsa!

—¡No! No voy a dejar que ellos se hagan daño por mi culpa ¡No lo acepto! Si piensas quedarte ahí como damisela esperando que la rescaten, hazlo, pero mínimo yo intentaré hacer algo, no tengo más que perder... No me queda más.

—¡Agh! ¡Te odio! —caminó hacia mí.

Afuera, se escuchaban gritos y golpes eran tan fuertes que sentía que el mismo castillo se tambaleaba. Bajé con dificultad las escaleras, con tropiezos pero me movía lo más rápido que podía.

—¡Maldito! —escuchaba los gritos furiosos de Jack.

—Resiste... —gemí de dolor— Resiste...

Anna abrió la puerta del castillo y ahí estaba, Jack peleando con Pitch. Jamás lo había visto con furioso; los picos de hielo con arena negra se edificaban desde el suelo. Con mi magia, creé una semi resbaladilla en las escaleras para bajar lo más rápido.

En un ataque, Jack cayó al suelo justo cuando yo bajé las escaleras.

—¿¡E-Elsa!? —se levantó de inmediato— Regresa ¡Ahora! —me miró furioso.

—Estamos juntos en esto. —lo empujé con mis poderes esquivando un ataque de Pitch— ¡Concéntrate!

—¡Qué sorpresa! ¡Dos idiotas que eliminar, que gran juego! —gritó Pitch— ¿Vienes por más? —me miró.

Sin responder y con las pocas fuerzas lancé mis ataques hacia él y a sus sombras que nos rodeaban, él con una sonrisa malvada los esquivaba o atacaba con más fuerza. Jack, para abrir paso entre nosotros golpeaba con su cayado el suelo congelando a todas las sombras de nuestro alrededor.

Dí una fuerte pisada en el suelo junto con el cayado, haciendo que debajo de nuestros pies salieran picos y rayos de hielo. Sé ahora el poder que tenía mi magia, lo sentía y estoy dispuesta a usarlo todo para detenerlo.

—¡Es inútil lo que hacen! ¡No tiene sentido! —se cayó por un momento cuando los gigantes de tierra aparecieron de nuevo.— Pero qué...

—¡No eres el único con secretos bajo la manga! —grité— ¡Gale!

Gale, arrasó con furia a las sombras creandolas en un gran tornado, los gigantes de tierra se divertían deteniendolos y destruyendo todas esas formas equinas. Por su parte, Nokk derribó a Pitch se su caballo y ambas figuras peleaban con gran fuerza.

—¡Supongo que te quedaste sin ideas! —Jack voló en su dirección y golpeó con su cayado a Pitch.

—¡Jamás! —lo sujetó con fuerza y lo estrelló en esas esculturas de hielo con arena— ¿¡No te enseñaron a respetar a tus mayores!? —empezó a golpearlo.

—¡Basta, Pitch! —lancé mi magia en mi intento de liberar a Jack.

—¿¡Quieres morir ya!? —sujetó del cuello a Jack— ¡Desaparecerás ahora! ¡Enfrente de todos! —levantó su otra mano y empezó a apretarla.

Caí de rodillas al suelo, con mi cuerpo paralizado.

—¡E-Elsa! —gritaba Jack desesperado— ¡Basta! —escuchaba algunos sollozos.

—¡Abre bien los ojos, Frost! ¡Quiero que la veas agonizar! —estrujó su cuello con fuerza.

Recargué mi espalda en el suelo y los miré, Jack estiraba su mano mientras se sofocaba por la falta de aire que le ocasionaba Pitch. Sus ojos azules, ahora estaban rojizos y llenos de lágrimas que no se contenían.

—N-no... —tosió Jack.

—¡Ah! —gritó Pitch soltando a Jack.— ¡Quítense de encima pájaros horrendos!

—¡No insultes a mis hadas, te lo prohíbo! —escuché una voz femenina.

Jack vino hacía mí y me sostuvo en brazos mientras me recostaba en sus piernas. Lo miré y miré mi alrededor, y no pude evitar sonreír cuando los guardianes llegaron a nuestro rescate.

—A-amor... responde... —Jack acarició mi mejilla— Aún no es tu hora, aún no...

—Llegaron los guardianes... —sonreí murmurando con poco aliento y él asintió— No llores cariño... Acéptalo...

—Shh, no digas nada... ellos nos ayudarán, siempre lo hacen... —apretó los ojos.— Te prometí que estarías bien, y eso sucederá, eso aceptaré, no otra cosa...

—¡Romeo y Julieta en vivo! —gritó con fuerza Pitch.

Con brusquedad, Jack y yo fuimos separados por lazos de su arena.

—¿¡Creyeron que me derrotarían!? —Pitch se puso en medio de nosotros dos.— Los guardianes no son nada para mí.

Miré asustada a Jack y a mi alrededor, los guardianes yacían en el suelo; Jack fue sujetado a las escaleras del castillo y yo a un árbol de alado.

—Que bonita novela de amor. —me rodeó con sus lazos y ejerció presión— Fue mucho rodeo, esto.

—¡Ah! —grité de dolor— ¡Jack! ¡Anna! —lloré asustada.

—¡Elsa! —miré a Jack tratando de zafarse.

Miraba lo poco que podía de mi cuerpo, se cubría por completo de la arena de Pitch, comenzaba a sentir pesada y como mi interior se rompía a pedazos. Miré a Anna que observaba desde el castillo, a Jack enfrente de mí y a los guardianes que trataban de incorporarse, sin poder soltar una palabra solo moví mis labios en un "gracias".

Cerré los ojos y me dejé llevar por esa magia que se apoderaba de mí.

—¡Jack! —después de ese grito, un estruendo casi reventaba mis oídos, caí al suelo y miré todo, con una espesa niebla gris. Por alguna razón, observé mi cuerpo y poco a poco este dejaba de tener ese color negro y aquella arena se desplazaba en el suelo en una sola dirección.

No sabía nada ¿Qué sucedió? Empecé a agitarme cuando no escuché ningún ruido y decidí seguir aquella arena. Traté de mirarla entre la espesa niebla hasta que me topé con los guardianes.

—Elsa, estás bien... —sus ojos se encontraban irritados— Dejenla pasar... —murmuró Norte.

Ellos se hicieron a un lado y tapé mi boca cuando ví aquella cabellera blanca.

—No... —corrí hacia él— ¡No me hagas eso! —me arrodillé frente a él.

—Te dije que todo estaría bien... —murmuró con dificultad Jack y lo abracé pegándome a él.

—¡No! ¡Nada está bien! —solté en llanto abrazándolo con fuerza.

Sentí sus frías manos que me abrazaban mientras lentamente su cuerpo se cubría de la arena negra.

—Aún no, no hemos acabado —sollocé con fuerza— ¡No puedes dejarme! ¡Jack!

—Shh... —se separó un poco de mí y acarició mi mejilla— Ambos sabíamos lo que podría pasar, tomé esta decisión —se quejó— necesitas vivir, necesitas disfrutar el mundo...

—No puedo, no lo haré... No sin tí. —tomé su mano en mi mejilla— no me dejes, no lo hagas...

—A-amor... No hay nada que hacer, solo me resta saber que contigo... m-mi vida se llenó de vida y fuiste un gran regalo que debo mantener a salvo... —sonrió poco— Gracias Elsa...

—Por favor... —supliqué mirándolo a los ojos— Me dijiste que estarías conmigo, que ibas a estar detrás de mí... Lo prometiste...

—L-la vida no acaba aquí... —quitó su pulsera que tenía y la puso en mi mano— Sabrás c-cuando regrese...

—¡No hagas esto! N-no puedes irte así... no puedes... —detuve su mano que colocaba la pulsera— No quiero que lo hagas... estamos juntos e-en esto ¿Sí? —quitó mi mano y terminó de ponerla— No... —lo abracé de nuevo sujetando su mano— Te a-amo... Te amo, Jack...

—Yo a tí... —oculté su cabeza en mi cuello.

Y así como la neblina, el cuerpo de Jack empezaba a desaparecer, apretaba su cabeza cerrando los ojos.

De un momento a otro, cuando abrí los ojos dejé de sentir su cuerpo pegado al mío, un dolor inundó mi interior y pareciera que mi corazón estuviera fundiéndose.

—¡Jack! —miré mis manos, en especial la de su pulsera— ¡Jack! —abracé mis manos—¡Jack! —grité desesperada—¡V-vuelve! ¡Jack! —puse mis manos en mi cabello— ¡Jack! 

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Bueno, pues este es el capítulo, no, aún no se acaba la novela (cofcofcasiseacabacofcof).

Espero que les haya gustado :3 y repito, tenganme paciencia para actualizar :3.

Algunas ideas me las dió mi esposa que ya conocen (hizo la parte del delicioso), pero gran parte fue inspirada en esta escena de un drama coreado que me mostró una vez mi hermana.

Obviamente no fue taaaan dramático aquí porque no sé escribirlo xD hice mi mejor intento.

En fin, nos vemos UwU, sale bai.

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