ANNA.
Elsa.
— ¡Majestad! - gritó una niña.
— Sólo dime Elsa - me arrodillé y ella se acercó a mí - Dejé de ser la Reina.
— Pero usted sigue siendo la hermana de la Reina Anna - habló - Debemos hablarle con respeto.
— Entonces yo también te diré "majestad" - habló Jack.
— Cállate - la niña me miró sorprendida - Tú no pequeña, aluciné escuchar algo.
— Sí usted lo dice majestad, por cierto, su hermana está dando un paseo por el Reino ¿Quiere que la llevemos a ella? - sonrió la niña.
— Yo misma iré a buscarla, gracias. - me puse de pie - solo no le digan que estoy aquí, será una sorpresa.
— Pero debe apresurarse, lo más seguro es que dentro de poco ella regrese al castillo - se puso de puntitas - Aunque, por mientras, haré como si no estuviera aquí - susurró la niña y se fue corriendo.
— No llevamos ni una hora hablando ¿Y ya crees tener el derecho de callarme? - miré a Jack y él puso su mano en su pecho - Me siento ofendido.
— No deberías interrumpir, ahora ¿Cómo hiciste en tu mundo para que lograrán verte? - pregunté y él miró nuestro alrededor - ¿Qué?
— Todos te miran raro - hizo una mueca - ¿Segura qué quieres seguir con tu misión para que todos me vean? Por cierto ¿Quieres la historia completa de cómo logré que me vieran?
— Agh, ven - tomé su mano y lo llevé a un callejón.
— Oye, si solo quieres dilo - dijo una vez llegando al callejón.
— ¡Cállate y no mal interpretes! - grité mirándolo.
— Está bien, siempre y cuando no te pongas roja - se rió.
— Sólo, quiero ayudarte ¿Sí? - tomé aire - ¿Cómo hacemos que ellos lleguen a verte?
— Es difícil - se recargó en la pared y cruzó sus brazos - Jaime, fue el primer niño en verme, porque antes era "solo una expresión", que por cierto ¿Cómo supiste que yo era "solo una expresión"? - me miró confundido.
— ¿De qué hablas? - levantó su ceja - ¡Oh ya! ¿El día que ustedes llegaron, verdad? - asintió - Yelena es quien tiene contacto con la Luna y por ende ella sabe más que yo; antes de que llegaran, me dió unos datos de ustedes, entre todos esos supe sobre "solo es una expresión". Ya después, me comentó como ella ya los conocía "a fondo".
— Me da miedo esa ¿Yelena? - asentí - Como sea, ya una vez aclarado eso, continuo con la historia. Jaime solo tenía la idea de "solo una expresión", antes de que yo fuera elegido como guardián hubo una época donde los guardianes se encontraban en peligro, ya que todos los niños dejaban de creer en ellos y claro, eso les afectaba - suspiró - En ese momento, entre todos los niños, él único que seguía manteniendo la creencia en los guardianes era Jaime. Fui a verlo y usé mis poderes para él mantuviera la fe en los demás; supongo que cuando se dió cuenta que era escarcha dedujo que Jack Frost era quien hizo eso, y prácticamente desde ahí los niños creen en mí.
— No me había puesto a pensar qué de verdad es difícil - comencé a caminar por el callejón.
— Yo te dije, lo más seguro es que ni siquiera han escuchado sobre los guardianes - dejó de recargarse en la pared - No hay forma de que ellos crean en nosotros, porque eso sí, al creer en mí, deben de creer en los demás.
— Eso lo sé, Yelena me contó que las generaciones pasadas de los Northuldras habían inventado a "seres imaginarios" con casi las mismas características de ustedes - lo miré aún caminando - solo que estos "seres" jamás fueron inculcados en Arendell. Cosa que complica aún más las cosas.
— Olvídalo ya Elsa, y deja de dar caminar así que me estresas - me detuvo y me sostuvo de los hombros - Escucha, no sé cuál sea tu afán de que todos crean en mí, yo solo vine a apoyarte porque me necesitabas para el tema de la inmortalidad. Hasta ahí. Que bonito que si estemos conviviendo y espero que terminemos como amigos.
— Para mí ya eres un amigo, Jack - quité sus manos de mis hombros - Y te considero así porque jamás pensé que existía alguien igual a mí - suspiré - Quería que todos los demás te vieran para que así pudiéramos recorrer el Reino y mientras hacemos eso, nos conocíamos más y eso mismo me ayudaría para entender mejor mis poderes.
— Todo a su paso Elsa, sí ellos deben de creer en mí lo harán en su momento - me sonrió - Todavía tengo algo de tiempo ¿Quieres que te lleve con tu hermana?
— Ya nos tardamos aquí, seguro está en el castillo - alcé los hombros.
— Pues te llevaré al castillo, majestad - salió del callejón.
— Burlón - salí del callejón.
Era obvio que en el camino al castillo no hablaría con él, ya me vieron bastante raro cuando dije que escuchaba una voz y desaté todo el problema con los espíritus, así que, mejor evitaré el hablar.
Llegamos al castillo, al entrar aún los sirvientes hacían reverencias y se dirigían a mí como "majestad", supongo que solo es cuestión de que pase el tiempo y ellos dejen de llamarme así. Miré de reojo a Jack y el se notaba algo extraño, tenía un semblante serio, como si algo le estuviera afectando.
— ¿Te encuentras bien, Jack? - susurré observando que nadie más viera que hablaba con él.
— Sí... estoy bien - tragó saliva.
— ¿Seguro?
— Claro, no te preocupes - sonrió poco.
— ¡Elsa! - sentí un gran peso en mi espalda.
— ¡Anna! - la bajé de mi espalda y la ví - ¡Anna! - la abracé.
— ¿¡Por qué no dijiste que vendrías!? - me abrazó con fuerza.
— Quería darte una sorpresa - me separé poco - me dijeron que estabas dando un paseo en el reino y te iba a sorprender ahí, pero tuve un pequeño contratiempo.
— Hubiera sido genial que me encontrarás en el reino, fui con Kristoff a ver las flores de la boda.
— Me imagino lo preciosas que deben ser - le sonreí - Espero que todo marche bien.
— Para ser sincera, te iba a pedir ayuda con el vestido - tomó mis manos - qué mejor que mi hermana me apoye ¿Aceptas?
— Pero claro que acepto.
— Gracias hermana, oh, por cierto, es casi la hora del almuerzo ¿Te quedas? Vamos, dí que sí - comenzó a dar pequeños brincos.
— Me muero de hambre - habló Jack en dirección a Anna.
— ¿Qué no solo ibas a acompañarme? - lo miré frunciendo el ceño
— Elsa ¿Con quién hablas? - miró a donde yo veía a Jack - No estás escuchando de nuevo esa voz ¿verdad?
— ¿Qué? No, no, claro que no - la miré.
— No me iré de aquí hasta no hacer mi última travesura del día. - ví que se alejó y volví a ver a Anna.
— Estás actuando algo extraño - me miró preocupada - ¿Estás enferma de nuevo?
— ¡Anna cuidado!
Justo traté de moverla, Jack le había lanzado a la cabeza una bola de nieve.
— ¡Elsa! - me miró Anna molesta
— No fui yo, lo juro - traté de quitarle la nieve de su cabello - Me dirás loca, pero es Jack Frost...
— Sí claro, ese guardián del que hablaste ¡Ah! ¿¡Quién eres tú!? - señaló en dirección a Jack.
— El mismísimo Guardián Jack Frost - sonrió y me miró - Ya lograste que alguien me viera.
— ¡Jack! ¡Agh! - grité molesta
— Elsa - dijo Anna moviendo mi brazo.
— ¿¡Qué!? ¿Qué pasa?
— Sí está guapo - me sacudió más.
Que alguien me dé paciencia.
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