28: Uno menos
Fin de ciclo, se acercaba el examen de admisión que debían tomar Jadi y María. La chica de rizos se enteró de algo y decidió llamar a su amiga para gozar un poco con sus reacciones, y de paso avisarle para que cuidara lo suyo.
—Así que Eliot pasó el taller —le contó María a Jadi—, ese cursillo del que tanto habla.
—¡Sí! Yo le ayudé —dijo la rubia orgullosa.
—Ja, Ditmar me dijo que los encontró de salida, escuchó que se iban a ir a tomar para celebrar.
—Ah… —Se tensó por completo—. ¿Ah, sí? Mmm.
—Bueno, déjalo que celebre, ¿más tarde voy por tu casa?
—Yo te aviso… si es que acabo de estudiar.
—Ok.
Colgó. María rió en silencio. Jadi se quedó pensando. Esos chicos iban a corromper a su Eliot. No, ¿qué le pasaba? Debía controlarse. Paola tenía razón, quizá sí era posesiva. ¡No! ¡No! No, debía controlarse.
Perdió su batalla interna. Tomó su celular y llamó al castaño.
—Hola —respondió él, con cansancio.
—¿Qué tal? Me llegó tu mensaje, felicitaciones.
—Gracias, justo te iba a llamar, gracias por ayudarme.
—No fue nada… ¿Y qué haces?
—Nada, salgo de la ducha y voy a dormir un poco…
—Aaah —suspiró un poco aliviada—. ¿No vas a celebrar?
—Sí… Durmiendo. —Soltó una suave risa—. Me dijeron para ir a tomar, pero no, tengo sueño, estoy cansadísimo y hasta qué hora estarán ahí, no pienso llevarlos en mi auto a sus casas.
—Bueno —dijo sonriendo completamente aliviada—. Duermes… ¿y luego vienes?
—Mmmm —ronroneó un poco a causa del sueño—. ¿Quieres que vaya a verte? —preguntó, sonando seductor sin querer.
—Sí, ES DECIR, NO, pero… llamaron los chicos y vienen a celebrar fin de ciclo… y como que me relajo un poco antes del examen —se excusó, nerviosa.
—Bien, me parece genial…
Colgó. Alivio para la rubia.
***
Llegó el día del inicio del examen de admisión, Jadi postuló a arquitectura también, para probar, María fue a ingeniería ambiental, alegando que el calentamiento global estaba de moda.
—Bueno —las animó Eliot—. Les deseo la mejor de las suertes, sé que han estudiado, se han esforzado, si no ingresan no se angustien… es su primer intento después de todo, y van contra más de treinta mil postulantes de todo el Perú, aunque para María es menos competencia…
—¡Gracias! ¡Pero no, gracias! —reclamaron ambas al no sentirse muy apoyadas por su “discurso”.
—Bien, suerte.
Ditmar tomó de la cintura a su novia y le dio un beso. Jadi y Eliot miraron a otro lado, incómodos.
Así pasó la semana del examen, ya en el ultimo día…
—¿Y?, ¿y?, ¿y?
—¡No sé!, ¡no sé!, ¡no sé!
—Sólo queda esperar.
Eliot sintió la presencia de Nira, que se parecía a la aparición de nuevas piezas, así que jaló a Ditmar a un lado.
—Nira apareció, esta vez ha sido muy fuerte su presencia —le dijo casi susurrando.
—Um, entonces… vamos sin las chicas.
—Ya los escuchamos —dijo Jadi detrás de ellos.
—¡Oigan!
—¿No hay privacidad?
—No pienso dejarte ir solo —le recordó Jadi.
—Jadi, creo que ya hemos hablado de eso…
—¡No seas terco!
—¡Tú tampoco!
Lo abrazó de pronto haciéndolo ruborizar.
—¡Oye!...
—No te voy a soltar —amenazó ella.
Eliot intentó quitársela pero no pudo, se le había prendido como pulpo.
—¡Bien! —Suspiró—. Pero mantente a salvo, ¿sí?
Los portales que abría el castaño a veces daban lejos del lugar de la aparición, pero ya estaba aprendiendo a hacer que se abrieran cerca. Esta vez al cruzarlo, quedaron en el punto exacto, encontrándose no solo con Nira, sino también con Gabriel.
Se le veía algo débil, al parecer había estado ahí desde antes.
—¡¿Qué hacen aquí?! —reclamó él—. ¡Váyanse, este es asunto mío!
—¡Estás loco si crees que te dejaré luchar solo! —le respondió Jadi.
Corrió a atacar a Nira y Eliot fue tras ella, justo logró salvarla de un ataque de la peligrosa y cayeron al suelo.
—¡LES DIJE QUE SE FUERAN! —gritó Gabriel.
—¡CÁLLATE! ¡TÚ SOLO NO PUEDES! —gritó Eliot.
El rubio bufó y giró para volver a darle cara a Nira.
—¡Nira! ¡Acabaré contigo esta vez! ¡EN DEFINITIVA! —amenazó.
Los rayos empezaron a caer más fuerte y lanzó varios contra ella, el sonido era terriblemente fuerte, todos se taparon los oídos. Cuando el ruido cesó se dieron cuenta de que Nira estaba huyendo.
—¡¿A dónde vas?!
Empezaron a correr tras ella, la acorralaron en el borde de un acantilado.
—¡No tienen idea de lo fuerte que soy ahora! —les advirtió.
De su cuerpo salieron muchos tentáculos golpeando a todos, Eliot protegió a Jadi con la tierra. Gabriel se puso de pie y volvió a lanzarle rayos a Nira. Había visto que Eliot protegía a su chica, y él no lo había hecho, quizá sería mejor si desapareciera.
Sacudió la cabeza. No. Jadi era suya.
Nira, que se había protegido del ataque, aprovechó verlo distraído y le lanzó un tentáculo. Para sorpresa y horror de todos, este le traspasó por el hombro. Eliot echó a correr para ayudarlo, pero Nira lanzó a Gabriel hacia el acantilado. Eliot llegó por poco y logró sostenerlo de la mano.
—¡RESISTE! —le pidió.
Gabriel sangraba, los demás quisieron ir a ayudar pero Nira les impidió el pase con ataques.
—¡Suéltame! —gritó el rubio.
—¡Claro que no!
—¡GABRIEL! —lo llamó Jadi.
—¡NO AGUANTARÁ MUCHO! —amenazó Nira—. ¡NI USTEDES! —Los volvió a atacar.
—¡¿Qué esperas?! —renegó Gabriel—. ¡Suéltame o tú también caerás!… —Entristeció—. Si esto es lo que tenía que pasar pues que así sea. ¡Déjame caer, de nada sirve que siga vivo!
—¡IDIOTA! No te dejes vencer por esta estupidez, ¡nadie quiere que mueras! —El rubio pareció reaccionar, pero pronto se empezó a resbalar—. No —murmuró Eliot tratando de sostenerlo con más fuerza. La presión no le permitía lograr que la tierra le obedeciera como para formar algo que le ayudara a detener la caída.
—No… no —pidió Gabriel, arrepintiéndose de haber dicho lo anterior.
Eliot trató de sostenerlo con su otra mano pero no pudo. Gabriel cayó.
—¡NO!
Vio angustiado cómo se perdió entre la niebla del abismo, sin lograr que la tierra detuviera su caída.
—¡NO! ¡Esto no está pasando! —exclamó poniéndose de pie. Qué podía hacer. Miles de veces había visto cosas así en películas, series y diversos, pero esto era la vida real.
—¡GABRIEL! —chilló Jadi. Logró esquivar a Nira y corrió hacia el acantilado desesperada, Eliot la sostuvo—. ¡NO! ¡SUELTAME! —Pataleó.
—¡Jadi, tranquila por favor!
Lo abrazó fuerte mientras lloraba. María estaba muy asustada.
—No… no puede ser —murmuró—. Ditmar, nos matará a todos.
—No lo permitiré —respondió él, poniéndose delante de ella para protegerla.
—Maldita —se quejó Jadi, miró a Nira—. ¡Nunca te lo perdonaré!
Corrió hacia la mujer, le lanzó fuego pero lo esquivó. La rubia estaba más que furiosa, la ira la dominó y su poder perdió el control, envolviéndola en un tornado de fuego.
—¡Eliot! ¡El fuego la envolvió! —chilló María, espantada.
—Oh no, ¡saldrá lastimada!
—Bueno, a ustedes los dejo para luego —dijo Nira mientras desaparecía.
Jadi había perdido el control del fuego y la estaba lastimando. Ráfagas de este empezaron a salir hacia todas direcciones. Eliot quiso ir a ella.
—¡Espera! —lo detuvo Ditmar—. ¡Es peligroso!
—¡No me importa! No me lastimaría.
Corrió, esquivó algunas ráfagas de fuego y llegó a Jadi. La abrazó fuerte y el fuego lo envolvió también.
Ditmar había sacado una gran cantidad de agua y la lanzó hacia ellos para apagar el fuego. Jadi se desmayó y Eliot la sostuvo en sus brazos. Tenía algunas ligeras quemaduras en su piel y su ropa. Miraba con tristeza a Jadi.
—¿Están bien? —quiso saber su amigo. Estaba muy asustado ya que los había visto envueltos en fuego, eso no era algo que se veía todos los días.
—Sí… Perdió el control, está desmayada por el cansancio…
—¿Cómo es que no están quemados?
—El fuego de Jadi flota a cierta distancia de la piel.
Fueron a casa de la chica. Sus padres se asustaron al verlos llegar, y ver a Jadi en los brazos de Eliot, atónitos observaron cómo la recostó en el sofá.
—¿Q…qué pasó?
Sólo miraba los rostros tristes de todos.
***
*Recuerdo*
—Me gustas mucho —murmuró Gabriel—. Es la primera vez que me gusta una chica…
Jadi sonrió.
—¿Qué te gusta de mí? —preguntó conteniéndo su emoción.
—Ah… bueno, todo, me gusta tu sonrisa, tu cabello, todo. —Se encogió de hombros.
—Tú también me gustas —confesó ella, nerviosa, haciéndolo sonreír—. ¿Crees que siempre estaremos juntos?
—Pues sí… No veo por qué no lo estemos… Aunque, a veces en la vida pasan cosas, todo cambia. Aun así… te prometo que, aunque ya no esté yo, habrá alguien a tu lado, que te quiera y te cuide siempre.
*Fin del recuerdo*
Esas palabras se repetían como eco. Jadi abrió los ojos, al principio vio algo borroso pero luego se aclaró y vio que Eliot la estaba mirando preocupado.
—¿Cómo te sientes? —preguntó él.
—Yo… —La tristeza en su pecho la hizo recordar—. Gabriel, ¿dónde está? —Se reincorporó un poco y vio a su alrededor, a sus padres, María y Ditmar. Miró a Eliot y él bajó la vista—. No…
Las lágrimas empezaron a salir. Los presentes decidieron retirarse, dejando a Eliot y a Jadi solos. El chico suspiró al verla así, su pequeña muñeca salvaje no debía sufrir.
—Ya, no te pongas así —pidió—, por favor…
—Perdón —sollozó.
—Él está vivo, sé que está vivo —aseguró.
—¿Cómo lo sabes?
—No sé… simplemente lo sé… Te prometo que iré a buscarlo todos los días, lo voy a encontrar, vas a ver, ¿sí? Pero no estés triste, por favor.
Jadi se limpió las lágrimas.
—Gracias… lo intentaré.
—Y te tengo una noticia —le dijo con una triste sonrisa.
—¿Cuál?
—Ingresaste a la universidad.
—Ah… bueno, creí que no ingresaría ya que casi no estudié.
—Los milagros existen —murmuró, esta vez con una sonrisa más alegre, haciéndola sonreír también—. Así me gusta…
—¿Te gusta mi sonrisa…? —preguntó.
—Claro, ya te lo había dicho. —Se ruborizó al percatarse de que había hablado demasiado—. ¿Eso… creo? —dudó.
Ella se avergonzó un poco y miró a otro lado algo ruborizada también.
***
—Dios mío… qué tragedia —decía la mamá.
—No se preocupe. No creo que esté muerto, hierba mala nunca muere —aseguró Ditmar.
—¡Oye! —le recriminó María.
—¡Qué! Es la verdad.
—Bueno, espero que tengas razón —dijo el padre—, pero por el momento no quiero que ninguno vuelva a ese lugar, ¿entendido?
—No le podemos prometer eso.
—Estoy segura que con su terquedad, Jadi querrá ir y buscarlo —avisó María.
—Pero es Eliot quien controla el portal, no creo que la deje volver.
—Es verdad…
Eliot había logrado calmar a Jadi. Ya estaba más tranquila, sentada a su lado, pensando en muchas cosas aún, recordando lo que le dijo Gabriel hacía años. No podía con la tristeza que sentía. Se recostó en el castaño, acurrucándose contra su pecho, y él la rodeó con su brazo en silencio.
Quería consolarla. Nira desgraciada. ¿Cómo se atrevía? Ahora más que nunca se daba cuenta de lo peligroso que era eso, no permitiría que Jadi volviera. Se imaginaba lo destrozada que debía estar su pequeña rubia. Ojalá Gabriel estuviera por ahí aún, ¡tremendo tonto!
—¿Ya estás mejor? —quiso saber.
—Sí.
Lo miró y él acarició su rostro. La chica se estremeció ante la suave caricia.
—Tranquila…
Sus amigos y sus padres entraron de vuelta a la sala y ambos se separaron.
—Hija, no quiero que vuelvas ahí, ¿de acuerdo? —ordenó el padre.
—Pero, papá —reclamó ella.
—Justo iba a decirte lo mismo —le interrumpió Eliot.
—¡Pero…! No se vale.
—Bueno, nos vamos —dijo Ditmar.
—Será mejor que también me vaya…
Jadi los acompañó a la puerta, pero retuvo al castaño de su camisa, él la miró.
—Estarás bien.
—Sí…
—Lo encontraré, no te preocupes.
Ella asintió y lo dejó ir.
***
Llegó a su casa, muy triste y preocupado, había muchos sentimientos encontrados. Se echó en su cama. Aún se le hacía difícil creer lo que había pasado. A la mañana siguiente, a primera hora iba a ir a buscarlo, de seguro no estaba muy lejos. Suspiró.
¿Por qué tuvo que ser así?
***
Toda la semana Eliot iba a la otra dimensión a buscar a Gabriel. Descubrió que el acantilado terminaba en un rio. Tenía la esperanza de que hubiera caído al agua y recorría una parte de la rivera todos los días, buscando algún rastro o algo. Sólo había sido una semana, ya que la universidad andaba adelantándose por la huelga que hubo. Terminó la semana, empezaron las matrículas y luego las clases.
—En una hoja en blanco quiero que me plasmen un sentimiento con figuras geométricas, por ejemplo… —explicaba el arquitecto en clase.
¿Otra vez? Si no era una canción, era un sentimiento. Apoyó su rostro en su mano con aire de aburrimiento.
—El color rojo —continuó el arquitecto—, ¿en qué les hace pensar?
—Um, pasión —comentó Miguel.
—Amor —sugirió otro alumno.
—Peligro…
—El negro —agregó el profesor—, ¿qué les recuerda el negro?
—UuUUummmfff —exclamaron los alumnos.
—Huy, ¡dolor! —se burló Miguel.
—¡Calor! —dijo otro.
—Disculpen si les traje a la mente algún trauma —murmuró el catedrático mientras se aguantaba la risa. Todos rieron—. ¡Ojo! No aceptaré hojas en blanco que digan: “paz”. Muy bien, ¡empiecen!
La clase terminó. Eliot fue con sus amigos a ver a los nuevos y recién ingresados que estaban en clase. Se asomó por una ventana y vio a Jadi. Verla ahí, mirando a la pizarra, con su rostro de confusión, le parecía algo inigualable, y que había extrañado además. Ella lo notó, volteó a mirarlo y le sonrió. Los alumnos también los veían.
—¡Ah! Está buena la “cachimbada” —murmuró Miguel, admirando a las chicas.
—En especial esa chica… —dijo un compañero.
—¿Quién?
—La de ojitos verdes, ¡apuesto a que es modelo! ¡Está buenaza!
Miguel le dio un golpe en el hombro.
—¡Tarado, es la novia de Eliot! —le advirtió.
—¡AH! —Vio de reojo al castaño, quien ya lo tenía bajo la mira.
—Si la tocas te mato —murmuró él de forma amenazante. No podía evitar querer cuidar a su pequeña salvaje.
Dentro del aula, una chica se fijó en Eliot. Lo conocía, o eso le parecía. ¡Pero claro! ¡Era el hermano no reconocido de Gabriel!
—¿De qué ciclo serán? —preguntó al verlos observarlas.
—Segundo —contestó Jadi sin prestar mucha atención.
—¿Lo conoces? Hola me llamo Stephanie, pero dime Steph’
—Ah… —Saludó, pero no se acostumbraba a que extraños le hablaran.
Le llegó un mensaje a su celular, Lo vio y sonrió.
“Te espero en la cafeta (cafetería) -Eliot”
—Quiero que se armen en grupos de cuatro —pidió el profesor.
—Somos juntas, ¿ok? —le dijo una chica.
—Pero falta uno —dijo Stephanie—. Oye amiga, ¿cómo te llamas? —le preguntó a otra chica que parecía desorientada.
—Ah, Flor… —Acomodó sus anteojos.
—Ya, eres con nosotras, listo, ¡ya tenemos las cuatro!
Jadi estaba atónita. ¿A qué hora terminó estando en ese grupo de locas? Pero ya qué, con tal de terminar con eso rápido e irse a ver a Eliot.
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