El retiro



Hacia allí partió, llevando los ejemplares de su bien nutrida biblioteca de libros policiales.

Desde Conan Doyle a Chesterton, de Jim Thompson a Patricia Highsmith de Poe a algunas obras de Shakespeare que consideraba policiales como Hamlet y curiosamente, Romeo y Julieta.

No faltaban Mankel con su Wallander, ni mucho menos Agatha Christie con su Ulises Poirot o Mis Marple ni tampoco Stieg Larsson con la trilogía de Milleniun, etc., la que unió a la biblioteca que había formado en el campo, con libros de historia, filosofía, mitología, ensayos y ficciones....

En sus buenos tiempos de lector se preciaba de leer de 5 a diez libros por mes, sin contar los cuentos breves que al azar tomaba.

Sus preferidos eran los de Nathaniel Hawthorne, May Sinclair, Borges, Rudyard Kipling

Llevaba su computadora pues tenía la secreta esperanza de conseguir el servicio de internet.

Ello fue vano luego de intentar todas las opciones posibles, hasta que finalmente se quedó con el Smartphone al que pronto consideró demasiado chico en su pantalla, pasando a un phablet de los más grandes.

Pero esto tampoco fue de gran ayuda, la navegación era muy lenta para leer los diarios, por lo que poco a poco se limitó a los títulos y pronto se recluyó en las secciones policiales en donde para cada hecho pronto se vió tejiendo hipótesis y líneas de investigación, sorprendiéndose que generalmente por esa vía el descubrimiento del culpable era más rápido que el accionar policial y judicial.

Fue un entretenimiento hasta que dio con un comisario bastante peculiar para la fauna policíaca.

Tenía título de sicólogo y había recibido un premio por unos cuentos que había presentado en el concurso organizado por un diario.

Su nombre es Firmo Argentino Giménez y dirigía con bastante éxito una de las divisiones de la jefatura donde terminaban los casos sin resolver, los cold case.

No pudo evitar la nostalgia por la serie inglesa "Waking the dead"; en español, "Caso cerrado", aun cuando aquí se la diera con su título inglés lo cual agradeció.

Despertando la muerte era una verdadera síntesis de la serie que se disfrutaba en cada episodio.

Consiguió el mail del Comisario Giménez y con una mínima presentación y agradeciendo que le prestara atención, comenzó a enviarle sus apreciaciones sobre los casos enfriados o no resueltos.

Pasaron un par de meses y se dio cuenta que le había enviado más de 100 correos, y como le había puesto la opción confirmar lectura, supo que la mayoría habían sido al menos abiertos.

Otro tema fue que al principio por un breve periodo de tiempo había sido bloqueado ya que sus correos volvían a su casilla.

Fue un breve lapso y pronto los mail que se siguieron mandando con regularidad tuvieron la confirmación de su apertura. Íntimamente deseaba que fueran leídos.

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