Dos mujeres que fueron niñas


Cádiz Decry en su fuero íntimo insistía. "No me he equivocado, se que en el gato negro y su salida está la clave", y el hecho que fallara en descubrir su truco, no significaba que debiera abandonar esa hipótesis.

Entendía de etología, había leído a Konrad Lorenz y sobre todo a su discípulo Desmond Morris.

Este lo había fascinado. Sabía que la base del comportamiento animal está dada por el ámbito en que se mueve y por más que si este fuera físicamente el mismo, si la sensibilidad les hacía percibir mutaciones cambiaban su comportamiento.

Para saber si puedo volver a insistir con el experimento del gato, tengo que reconstruir el ambiente que Julia y Malena creaban.

Retomó los puzles de fotos de ambas y fue en ese momento que se dio con la palma en la frente.

Había toda una etapa del secundario y parte de la universitaria en la que ambas no tenían memorias fotográficas ni posteos comunes.

Esta se retoma en los años universitarios, casi al final.

"Notable, - pensó -, en la edad donde el descubrimiento del yo lleva a la adicción por las fotos a los milenials, sean personales o de amigos, que entre las amigas falte esa etapa".

Le mandó un WhatsApp al Comisario Giménez haciéndole notar su hallazgo y este se sintió interesado.

"Coincido con Ud. en sus apreciaciones", manifestó aun cuando no tenía bien en claro en que incidiría esto en el comportamiento del gato.

Si estaba claro que hubo un paréntesis en la relación de las amigas a pesar que ninguna había cambiado su domicilio ni dejado de concurrir a la misma escuela.

Quedaron que el Comisario Giménez haría la investigación, más que nada buscando el cotilleo de ciudad chica.

Giménez armó su maniobra, empezaría a visitar las casas de oficiales que estuvieran en esas épocas y vería a donde lleva el hilo cuya madeja ni siquiera se sabe si existe.

Diligente Giménez averiguó y reconstruyo esos años que se habían escapado a la pérdida de la privacidad que importan las redes.

Malena y Julia eran unidas desde la primaria que comenzaron juntas y antes, desde la misma cuadra que sus casas ocupaban.

Siempre inseparables hasta aún cuando Julia se puso de novia con un estudiante del Colegio Nacional de Chivilcoy, ciudad del oeste bonaerense que queda a pocos kilómetros de Mercedes.

Malena a su vez lo estaba con un alumno del San Patricio de Mercedes que tampoco fue interferencia entre las amigas

No obstante los noviazgos el chisme pueblerino les encajaba la condición de "tor..." comenzó a decir el oficial Gabrielli cuando fue interrumpido por Giménez que odiaba esas referencias despectivas comunes en los ignorantes, mientras alzaba la voz para decir "gay, lesbiana" Gabrielli se dio cuenta de su torpeza.

Con un poco de vergüenza asintió: "si eso, pero solo chismes, nunca se las vio en nada inusual. Si embargo hubo un hecho muy comentado. Durante el festejo del campeonato de futbol femenino que había ganado el equipo de Julia y Malena".

Giménez reconstruyó la historia.

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