Día 27 | MurderInk

Aquel esqueleto golpeteaba con el pie el pobre suelo que culpa no tenía de sus nervios, le costaba aceptar que había permitido tener una boda más pública, donde muchos de sus amigos observaban en silencio pero con las bromas en sus cabezas aquel escenario, era un día especial y no lo negaba, iba a contraer matrimonio con aquel lindo pintor que lo enamoró de pies a cabeza.

¿Cómo se habían conocido? Simple, él era un pintor que iba de sector en sector para hacer retratos de las personas, copiando la moda de hace cientos de años, y lo mejor, la mayoría de las personas y monstruos se interesaban en tener su rostro en una pintura a un precio razonable, además de las manos expertas del joven esqueleto siempre manchado de la pintura. En un principio, siempre le había evitado, no le interesaba mucho apegarse a la sensación del momento, no era un narcisista y ya tenía el espejo para verse en vez de inmortalizar su imagen.

Pronto Ink había llegado con un vestido blanco al fondo de la iglesia, sonando el piano a la vez que sus pies se movieron solos hasta donde estaba Dust, su velo cubría su rostro infantil, en sus manos, unas bellas flores rojas, detrás de la delgada tela, veía ese bello rubor que ningún otro ser podía igualar.

No había simpatizado con él en un principio, como tenía que hacer retratos a gran parte de la compañía, había empezado verle seguido cada vez que bajaba a la recepción, no intercambiaban palabras, pero sí miradas discretas, uno con curiosidad mientras que el otro con indiferencia y extrañeza. 

Al llegar al podio, Ink subió mientras que el hermano de éste retiró las flores y se sentó en los primeros bancos, ahora, Dust podía ver de cerca su rostro, dejando atrás el molestoso velo, fue difícil esconder su sonrisa, ignorando el hecho de que eran el centro de atención, quería ya besar sus labios, pero debía atender al cura que haría el papel de unirlos.

  — Te ves lindo.

—  Aw... Tú también, Dust. 

Lo que cambió la rutina de ambos en el trabajo, fue cuando su jefe le había pedido específicamente a él que hablara con el pintor, quería que estuviera en un lugar más cómodo para los retratos, y tuvo que guiarlo hasta la sala de descanso, ahí podía quedarse a comer en los momentos indicados en vez de guardar todo e irse por comida y volver apenas terminara, su emoción y agradecimientos reiterados hubieran sido la razón para jamás volver a hablarse pero... El destino tenía distintos planes.

El cura hablaba solemne y tranquilo, con la voz profunda y potente capaz de llegar hasta los últimos bancos de la iglesia, una vez llegado a la parte de los votos, Dust tomó la palabra esperando no enredarse con la lengua, recitó cortas pero significativas palabras, que llegaron a sacar más de una risita enternecida de su pareja. Ink también habló, siendo el mismo idiota de siempre, logrando hacer reír al público y avergonzar un poco al mayor por no tener pudor. Pronto, los anillos fueron entregados para ponerlos en el dedo anular del otro.

Comenta acá.

Cada vez que iba a comer en la sala de descanso, veía al pintor mirando fijamente sus cuadros, no interactuaban, Dust solo se quedaba en su mesa apartado, tomando un poco de café, o a veces hablando con sus compañeros, siempre había sido así por largas semanas, hasta que llegó cuando el pintor no estaba, y por curiosidad, se había acercado a ver el cuadro que estaba cubierto en una sábana, no se podía creer que estaba él allí en la pintura, y una mezcla de perturbación y admiración por su talento, recorrió su cabeza cual rayo.

Sellaron la unión con un dulce beso, todos aplaudieron.

Cuando buscó explicaciones, el pintor solo había reído avergonzado, diciendo con simpleza que era muy lindo y quería retratarlo, no debía pagar por ello si lo quería, pero insistía en la belleza que según él tenía. Dust al principio estuvo enojado pero... De algún modo, eso lo llevó a conocer más a Ink, empezando a hablar de todos modos, y llegar a ese punto donde caminaban juntos por el altar, saliendo y siendo recibidos por una cascada de flores.

Los pétalos de flores caían cual lluvia bajo los recién casados, quienes se detuvieron para sentir colapsar cada pétalo sobre ellos, el más bajo, disfrutaba cómo era envuelto en colores tan suaves y pasteles, además de admirar la belleza de su ahora esposo, su traje ajustado y negro, mirando con cierto fastidio tanta ceremonia, y le comprendía, estar con tanto público le hostigaba pero estaba allí a su lado por él, y ese detalle lo hacía cada vez más especial.

— Dust.

— ¿Qué...?

— ¿Puedo pintar un cuadro de este momento de ti?

— ...Sé que lo harás tarde y temprano... —Rodó sus cuencas, besando rápidamente los labios del menor dejándole atontado por un momento— Debemos ir donde el fotógrafo, tu más grande enemigo.

  — Pfft. La tecnología y sus cámaras... 

— Pero tienen algo de bueno.

— ¿Qué cosa?

— Pues, podemos salir los dos juntos sin tener que estar horas quietos.

— ¡Insultas a mis cuadros!... Pero es verdad, no puedo salir junto a ti en mis cuadros... Por eso perdono a los fotógrafos.

— Heh, vamos.

°-|-|-|-|-|-|-|-|-|-|--|-|-|-|-|-|-|-|-|--|-|-|-|-|-|-|-|-

MurderInk | día de boda. 

  

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top