Día 16 | ErrorInk | +18

Era un día bastante normal para ambos amantes, pero por más que el azabache describiera su relación como una inexistente que solo son impulsos, las actividades que hacían juntos se podían confundir por muchas cosas, pasaban gran parte de sus tiempos libres juntos, y en la noche también tenían sus veladas, es decir, dormían juntos y ni qué decir de los besos que se daban, habían hecho lo que toda persona  describiría como una tierna pareja. Pero muy pocos sabían de lo que hacían, puesto que todos sus mimos y cariños habían sido fuera de todo ojo acosador, excepto para el fandom, o en otras palabras, nosotros.

Con los poderes extraños que se me concedieron, he podido romper la cuarta pared para ser quien escriba todo lo que está pasando actualmente, en cómo aquel universo vacío y claro había una casa en medio de la nada, un apartado donde existía el color, pasando por la puerta principal, no había nada más que oscuridad de la sala, la televisión apagada, ningún ser en la planta baja, era imposible que se escuchara de todos modos algo más, no había nadie, pero si todos guardamos silencio, se podían escuchar suaves quejidos, ¿De qué serán?

Subiendo las escaleras como un ente inexistente, se podían escuchar con más claridad unos ruidos, lo que podría decir es que si no me apuro en narrar los hechos estaremos perdiéndonos de la acción, pero al ser un ente omnipotente y omnipresente mejor que Core, les debo decir que no hay que ilusionarse, solo eran los quejidos de la cama al tener encima a un Ink rodando por lo aburrido que estaba.

El pintor se detuvo en seco, quedando boca arriba con su visión multicolor en el techo que él mismo hizo para no tener ningún ataque de pánico, si permanecía un minuto viendo todo blanco, sentía su existencia comprimirse, ahora solo estaba en silencio, debido a que estaba esperando a que llegara por más de quince minutos a su “enemigo”. Se preguntaba por qué le decía así, por qué seguían evitando la verdad y ninguno de los dos aceptaba que se amaban como nunca, claro, si lo pensara él  ya lo diría, soy yo quien piensa que son un par de idiotas que pese ya hayan hecho de todo sigan negando su amor mutuo… inserte un suspiro exagerado acá.

Él no era mucho de esperar tanto, es más, era un record el de seguir ahí quieto y consciente de lo que estaba haciendo allí, y es que ha practicado todo este tiempo para mejorar en su memoria o sus técnicas para recordar lo que hacía, aunque siempre se le pasaba un poco al hablar y quedarse en blanco, cosas mínimas que irritaban a su amigo con derecho a roce a ver. Se sentó pasando sus manos por su rostro espabilando, si seguía ahí en una cama tan mullida se podría dormir antes y quería pasar rato de calidad con el azabache antes de que pasara el otro día, ambos tenían estrictamente no hacerse muestras de afecto en público y seguir pareciendo los enemigos de antaño; aunque claro, al no pelearse y siempre lucirse incomodos al encontrarse con personas alrededor hizo evidente que escondían algo, par de idiotas.

Además que ya eran rumores en muchos lados por contarles a quienes creyeron que eran de confianza, pero ellos no lo saben y hay que dejar que ambos lo descubran solos, si pudiera haría algo al respecto pero solo puedo decir lo que sucede y piensan.

La idea de tener una cama y compartirla juntos tampoco había sido algo de hace tiempo, Error no aceptaba todavía el hecho de dormir apegados, aún procesaba lo que hacía y tomárselo con calma era difícil, solo por los impulsos que no le dejaban sopesar y solo actuar, en esas veces era cuando dormían abrazados como si fueran peluches con imanes que se atraen. Esta ocasión era distinta, Ink tendría la decencia para pedirle dormir juntos, pero aunque creamos que parece ser el más inteligente de ambos, sus formas de pedirle aquello no serán las indicadas para convencer satisfactoriamente al negro gruñón. Por lo menos la idiotez de ellos se compensa con sus impulsos, o si no esta historia no tendría la etiqueta de mayor de edad, la cual no se cumple tampoco porque ni siquiera yo tengo dieciocho años.

Lo que haría el problema es que el guardián para no perder tiempo, comenzó a quitarse la ropa, tenía pensado lucir el regalo que le había dado su amigo Lust, lo había revisado y se había emocionado, pues era un vestido de pijama, para dormir, es decir, se vería hermoso mientras dormía, y “apetecible y sensual” según su amigo del universo de neones y afrodisiacos. Era corto, se podían ver sus piernas y parte del fémur, mientras no tenía mangas, sus brazos también se podían ver y así los tatuajes. En un principio le había costado aceptar que su enemigo viera los detalles de sus huesos, no por bajo autoestima, es que era extraño ser observado así cuando siempre había dicho ser asexual, y para quien no le quedara claro, sí, Error y él ya lo habían hecho varias veces, tenido relaciones que no solo la cama de esa cama era testigo.

Se sentó en la orilla, sacándose las zapatillas, ya se había quitado cada prenda infinita de su torso, quedando con sus costillas al aire y compás de la oscuridad de la habitación, las ventanas estaban siempre cerradas a preferencia de Ink por el vacío. Musitaba una tierna canción hasta ser interrumpido por unos ruidos del pasillo directo a la única habitación de arriba con muebles, debía admitir que había hecho la casa sin mucho pensado, así que varios cuartos estaban vacíos. Ya acostumbrado a estar casi desnudo frente al otro, se levantó para darle la bienvenida a su querido destructor, pero en vez de recibirlo con un besito como nunca hacía, recibió un grito glitcheado al verlo casi sin ropa.

—  ̖̀¿̖̖̀̀¡̖̖̀̀S̖̖̀̀è̖̖̀ ̖̖̀̀p̖̖̀̀ù̖̖̀è̖̖̀d̖̖̀̀è̖̖̀ ̖̖̀̀s̖̖̀̀à̖̖̀b̖̖̀̀è̖̖̀r̖̖̀̀ ̖̖̀̀q̖̖̀̀ù̖̖̀é̖̖̀̀ ̖̖̀̀h̖̖̀̀à̖̖̀c̖̖̀̀è̖̖̀s̖̖̀̀ ̖̖̀̀S̖̖̀̀Ì̖̖̀Ǹ̖̖̀ ̖̖̀̀R̖̖̀̀Ò̖̖̀P̖̖̀̀À̖̖̀!̖̀?̖̀

Como reacción había tirado como era de costumbre el envoltorio de su chocolate en la cara del pintor, él solo sonrió esquivando el papel para seguir con su entusiasmo a tope.

— Solo me estaba poniendo la ropa de dormir. ¡Y no te quejes! ¡Ya has visto mi cuerpo como para gritar como niña!

— ¡No estoy gritando como niña! —Se quejó tomando su entrecejo para calmar los glitches de su cuerpo— ¡Y eso ha sido distinto!

— ¿Distinto?

— Genial, no te acuerdas.

— ¡Sí me acuerdo! Si me dijeras de lo que es distinto.

— Olvídalo.

El azabache se sentó en la cama, pero no tardó en dejar caer su torso en el colchón, Ink le miró curioso, pero dejó que calmara su mal humor para aprovechar de cambiarse ropa, claro que se acordaba de lo que estaba diciendo, pero gustaba de tomarle el pelo.

Con el pijama puesto, se subió a gatas a la cama para recostarse también en el mismo sentido que el adverso, pero ladeado hacia él y las piernas recogidas, su cabeza apoyada en uno de los brazos estirados ajenos removiéndose para acomodarse, igual como un gato buscando su atención. Error miraba de reojo sus acciones, y movió un poco el brazo para acercarlo más a él. Podemos decir que fueron impulsos pero a estas alturas sabemos que lo hace apropósito pero es tan orgulloso que no lo acepta.

— ¿Vas a dormir con ropa? Con tanta y más las sábanas te vas a ahogar de calor.

— Pues duermo sin sábanas, qué más da.

— Pero me dará frío.

— Ponte más ropa ¿Qué llevas puesto? ¿Un regalo de Lust?

— ¡Pues sí! ¿No está bonito? —Alzó parte de la falda, el rubor de Error se hizo presente pero mínimo, por el ambiente poco claro apenas se podía notar.

— Lo decía de broma. Ahg, deja de aceptar las cosas de él, solo te está cortejando para tener sexo contigo.

— ¿Celoso, Ruru?

— No. —Pequeños glitches se vieron, e Ink solo pudo reír enternecido, le gustaba sacarle celos al contrario pero no para pasar a mayores, cerró sus cuencas y dejó escapar un suspiro, al menos no tuvo que insistir para poder descansar a su lado.

Pasado los minutos de absoluto silencio, los cuales para Ink fueron los responsables de tener sueño, es más estaba a punto te quedarse dormido, Error giró el rostro hacia el adverso y se sentó con Ink en sus brazos, y así colocarlo bien en la cama, antes estaban horizontal y no era la mejor manera de quedarse en los brazos de Morfeo, y así aprovechó de mirar el rostro somnoliento de quien le producía tantas extrañas emociones, no iba a decir en voz alta lo que sentía por él, de las pocas veces que lo ha hecho incluso se había reiniciado, pero lo amaba mucho, y tener esos minutos de apreciarlo eran únicos para sí.

Acarició con delicadeza su mejilla, tan suave y con su mancha de tinta, como reacción Ink sonrió a gusto, abrió sus cuencas para ver el rostro de su amado, para qué mentir, ambos amaban estar en ese silencio, pronto roto por una risita por parte de huesos claros.

— ¿Qué?

— Te ves lindo sonriendo.

— Sí sonrío a menudo.

— Pero siempre con burla, la sonrisa que estoy viendo es real, sin sarcasmo, sin nada.

— Hablando de eso, tu sonrisa sin “burla” y risas tontas también se ve bien.

— ¿Risas tontas? No son risas tontas.

— ¿No? Pues la razón sí.

Ink rió.

— ¿Y esta es una razón tonta?

— Uhg, eres todo un caso.

Error rodó sus pupilas, su mano que acariciaba su mejilla había estado bajando hasta su cuello pasando sus dedos por las marcas negras que lucían similar a tatuajes, seguía curioso de cómo se habían quedado en su cuerpo, siendo parte de él, aunque al guardián le producía un poco de cosquilla el desliz en sus aros.

— ¿Qué miras?

— Tu fealdad. —Sonrió ladino al ver el puchero ajeno, negó con la cabeza— Tus tatuajes.

La sensación pronto cambió de ser cosquillas, fueron ahora a ser deliciosas caricias que le estaba encantando al pintor, si fuera un gato, estaría ronroneando, alzando el mentón para que siguiera con sus mimos, y el azabache entendiendo el gesto le dio el lujo de hacer una simulación de rascar su barbilla, sacando más risas del menor, le dio un pequeño choque de dientes.

— Sigue tocándome.

— Qué insolente sonó eso. —Mofó Error.

— He dicho algo inocente por primera vez y ahora lo malpiensas, mal, Error ~
— Es tu culpa por ser tan pervertido.

— Tú eres el que me da nalgadas cada vez que tienes oportunidad, no te hagas el inocente. 

— ¿Nalgadas? Bah.

El pintor le sacó la lengua, y tomó la mano opuesta en su mejilla para que siguiera, aunque antes las palabras que había dicho, había prendido por así decirlo la bombilla de Error, dándole la posibilidad de cambiar un poco los planes tiernos de su querido guardián. Su mano libre paró hasta la espalda baja ajena para atraerlo hacia él, siguiendo en sus caricias desde su mejilla hasta su cuello, siempre pasando sus falanges por las marcas negras, Ink estuvo en silencio en todo el momento, amaba la cercanía que había entre ambos, sentir la respiración del azabache chocar en su rostro con lentitud, su tacto que leves cosquillas hacían de su deleite más grande… Un suspiro escapó de su boca, uno producido cuando la mano que estaba en su espalda también delineaba su columna vertebral, arqueó un poco la espalda, estremecido.

— ¿Qué pasa? Tú querías que te tocara. —Comentó con una media sonrisa Error, Ink tenía un rubor multicolor pero se acomodó para estar más cerca del rostro ajeno.

— N-No he dicho que pararas…

Fue lo único que pudo decir, antes de que el azabache riera grave y lo besara, correspondido instantáneamente para mover sus mandíbulas moroso, tomando su tiempo para saborear, sin prisas, nadie lo estaba apresurando, aunque quizás algunas de nosotras que quieren más acción considerando que llevo 2000 palabras.

La posición no les beneficiaba para seguir en las caricias curiosas sobre sus tatuajes, necesitaba verlos con más libertad y cumplir con un pequeño fetiche que tenía, que era marcar de su propiedad cada grabado en sus huesos, de todas las formas posibles, besos, mordidas… rasguños. Alzó su cuerpo en un rápido impulso, Ink también le siguió teniendo una pequeña idea de lo que tenía en mente su acompañante, e iba a ser sincero con su mente y a la vez nosotros, sus palabras sí tenían toque de otra intención, quizás fue una de sus primeras razones por lo que estaba tan desesperado por esperarlo, a veces llegaba directo a dormir en la cama que solían compartir.

La falange que antes estaba en su cuello, se deslizó hasta una de las cintas del vestido para bajarlo pausado, sin frenar en el beso que poco a poco había más dedicación y pasión recíproca, teniendo que separarse alguna que otra vez para tomar más aire y seguir en el ósculo, el pintor no se quedaba atrás, también comenzando a sacar la chaqueta del otro con torpeza al no poder coordinar sus movimientos con los del dominante, este estaba mucho más concentrado en sus manos, tocando y examinando cada superficie de sus huesos expuestos, intentando sentir los tatuajes sin tener que mirarlos, pasando su calcio con algo de presión, aunque su parte favorita era en su columna donde más reacciones ganaba, deliciosos jadeos que en un principio eran tímidos, hasta un suave gemido inesperado tras proporcionar un poco más de presión con sus dedos sobre los aros lumbares.

Se separó del beso con la respiración más profunda, su lengua sobresalía de sus labios en gesto de querer aumentar, subir un escalón, a Error le encantaba mirar su rostro suplicante, se relamió, por más que había dejado de destruir universos, su malicia persistía, hacer una pequeña tortura a su opuesto valdría la pena para oírlo rogar, algo que había logrado en otras ocasiones. Bajó su rostro hasta su cuello, la parte más sensible del pintor que amaba profanar, su aroma capturar, besó todo lo que tenía a su alcance, desde sus vértebras cervicales hasta la clavícula por tener la cinta del pijama caído, si era sincero, le había gustado cómo se veía con la prenda, su cuerpo, su rostro combinaban a la perfección, pero seguía reacio a que siguiera aceptando presentes de Lust, quizás las ganas de saborearlo fue por algún perfume de afrodisiaco.

Acarició sus costillas sobre su ropa, recibía como reacción escalofríos que podían pasar en sus manos, y la tensión que tenían los falanges claros en su suéter rojo, había quedado paralizado intentando quitar sus ropas, quieto para sentir mejor cada idea de Error, lo disfrutaba, cerró los ojos dejándose hacer, jadeando ante algunas mordidas traviesas en su cuello.

Algo agobiado por no tener un contacto directo, dejó de saborear sus huesos y así desde los bordes del vestido subirlo, Ink no se mostró molesto por ser desnudado, es más, mientras era liberado, movía su torso coqueto, aumentando las ganas de tirarlo contra la cama, y así lo hizo, apenas dejó la prenda por algún lugar de la oscura habitación, desde sus hombros lo dejó acostado, no tenían que hablar para saber lo que querían, aunque las risitas de Ink no faltaban, le encantaba ser dominado por quien le había hecho sentir todo tipo de cosas sin necesidad de sus viales.

Ahora teniendo todo su espacio deseado, acarició sus piernas, sin dejar de observar su cuerpo, aunque algo le estaba mosqueando, y era que no estaban lo suficiente excitados para seguir, así que le dio el gusto al menor para besarlo e introducir sus lenguas sin pedir permiso, no tenía que hacerlo si a quien besaba era de su propiedad, Ink se rindió en quitarle el suéter, pero no significaba que se dejaría a total merced sin hacer algo, una relación no podía ser con solo uno de sus emisores trabajando, ambos tenían que actuar. Así empezó a acariciar la espalda ajena, por lo que tenía entendido era una de las zonas más débiles de su novioenemigo, así mismo también intentó estar a la par en su beso, uno que prendía mucho más su cuerpo, más de lo que estaba, el calor ya se sentía en el ambiente, su anatomía se cubría de hormigueos en medio de su regodeo, su lengua se movía contra las otras, cosquilleos por la textura tan húmeda, además de los dedos ajenos en sus piernas que subían sin pudor alguno, acechando como una bestia, provocándole varios espamos, se sentía de maravilla, y las caricias estaban siendo tentativas.

Comenta acá.

Las estimulaciones tanto en el beso como sobre su cuerpo fueron la causa de que pronto su magia se expusiera, sus propias caderas se movían con poco disimulo queriendo mucho más roce, sus jadeos seguían estando presentes, ahogándose al aterrizar entre sus bocas unidas, la pasión aumentaba exponencial, cada vez se deseaban mucho más.

Error disfrutaba cada pequeño detalle del contrario, y los escalofríos no eran menos, además que las caricias en su espalda lo prendían, le encantaba y le sacaba varios suspiros. Se puso entre las piernas ajenas, abriéndolas para separarse del beso por falta de aire, la saliva los seguía uniendo, su sabor manteniéndose en su boca, quería seguir disfrutando de su gusto único, pero sus planes proseguían.

Sus lenguas hicieron camino en su torso, ganándose sus bajos gemidos, música para sus oídos, además hacía una extraña combinación en estar reiterando sus caricias por donde sus huesos seguían limpios de ellas, rasguñando con suavidad, por todo su cuerpo que gritaba por seguir adelante, podía seguir varios minutos así torturándolo, pero ya era un hecho que el pintor era el menos paciente de los dos.

— E-Error… Hazlo… Seamos uno, n-no puedo soportar tanto calor.

— Tú pediste que tocara, y eso es lo que hago, Kiki ~.

Ink se quejó como un pequeño berrinche, su organismo cada vez estaba más sensible, y los rasguños no estaban ayudando para nada, Error podía sentir orgulloso los huesos ajenos calientes, su rubor, realmente dejarlo ansioso era un regalo lujurioso, y no iba a desaprovechar la oportunidad de jugar un poco más. Posó sus manos en su pelvis, alzándolo un poco, así acomodarlo para que su propio miembro rozara su entrepierna, por supuesto que se sacó el short, pero no lo había dicho. Hizo varias simulaciones de embestidas que sacaban de quicio a Ink, quien cerraba los ojos con fuerza esperando que dejara de hacerlo más difícil, no quería rogar, estaba siendo cruel con jugar con sus deseos, sus huesos estaban siendo trazados por sus dedos, ¿Por qué no devolverlo con una cucharada de su propia medicina? Aunque no sabía si lo había dicho bien. O pensado, qué más da.

Tomó aire, y aprovechando que el destructor estaba más alzado, dejando tranquilo su torso actualmente lleno de mordidas, lo atrapó con sus extremidades en la espalda y sus caricias pasaron de ser los mismos suaves rasguños que el ajeno. Error soltó un jadeo de impresión, no se la esperaba, sonrió socarronamente antes de reír, y volver a besarlo con sus sinhueso al ataque, y así distraerlo para entre su simulación de embestidas, entrar de verdad y directo, ahogando con éxito el alzado gemido del guardián.

Pero no se llevó el premio con flores, además del sonido que logró arrancar de su garganta y taparlo en medio del beso, aunque no supo por qué lo hizo pues le hubiera encantado oírlo, también se ganó que las manos que lo acariciaban en la espalda hicieran mayor tensión, rasguñando con más fuerza. Arqueó la espalda. Multiplicando el placer además de sentir su virilidad atrapada en las paredes ajenas, el calor se hizo más insoportable, y lo peor, la mezcla del dolor solo le había hecho desear más.

— Joder… —Jadeó apenas se separó del beso, estaba tan absorto que los vaivenes no se hicieron presentes, su mente solo intentaba recordar cómo había sido la mezcla de placer y dolor.

Ink lo observó también jadeante, se sentía lleno al tener al contrario dentro de él, y que estuviera quieto se hacía una tortura, fue claro que le había dolido un poco al comienzo, pero el tiempo fue suficiente para acomodarse y acostumbrarse, aunque ver la mirada ida del otro pensó que se iba a reiniciar, vaya momento pensaba.

— ¿Error? ¿F-Fui bruto con tu espalda…?

—...No. Es más… Tócame también.

Solo pudo reaccionar riendo algo nervioso, para luego besar sus mejillas y esperar que se recompusiera, de ese modo, Error volvió en sí para iniciar un vaivén regulado, paulatinamente siguió en su trabajo de marcar su cuerpo, su cuello como uno de sus blancos más apetitosos para probar, sus dedos en sus costillas para rasguñar, y cada poco tiempo hacer marca con sus dedos, esto proporcionaba descargas extrañas al menor, quien solo podía mover su propia cadera al contrario del vaivén inverso para hacerlo más profundo y rasguñar su espalda, se sentía como un infierno deleitoso a la vez de un paraíso prohibido, la experiencia podía ser masoquista pero le gustaba, le encantaba.

— ¡A-Ah!

Las embestidas buscaron con la experiencia única que tenía con él su punto más dulce, encontrado con dificultad pero ahora no saldría de ese punto, los ruidos, sus gemidos que hacían un cántico en la habitación que compartían, solo hacían una red de consecuencias, un ciclo vicioso al hacer más fuertes las estocadas, detectando la belleza de su amado pintor con sus manos, aunque su parte favorita estaba siendo sus piernas, cada vez que temblaban, eran una exposición solo para él, e iba a dejar en claro que son de su propiedad, y se podía ver las marcas que estaba dejando con sus dedos, las mismas que estaban en su propia espalda cada vez que daba una embestida.

La velocidad podía hasta hacer rechinar un poco la cama que iba acorde a sus movimientos, Ink estaba absorto en todo el placer que le encantaba, solo quería sentir más, unirse más a él con el lenguaje corporal hacerse entender, lo atrajo como pudo, rozando sus pechos con cada desplazamiento, sus besos se hacían desesperados, ignorando que la saliva caía, ignorando lo que existía aparte de ellos dos, era su momento único antes de irse a dormir, unos pequeños gustos que no hacía daño a nadie, a nosotras nos encanta de hecho y ustedes quisieran ver lo que narro, pero lo siento, tendrán que solo estar acompañadas de su imaginación.

Los suaves rasguños eran arañazos de Ink cuando pronto Error lo tomó de su pelvis para acorralarlo al respaldo de la cama contra la pared, ahora estaba pseudo sentado, pues estaba siendo levantado por la fuerza ajena, y tratando de no caerse se afirmaba a su espalda, así se sentía de otra forma el ser penetrado, los gemidos no eran tímidos y salían a viva voz por como la fuerza de gravedad les ayudaba a recaer en la virilidad ajena con más potencia, además al no tener las piernas tan abiertas apretaba más su miembro, produciendo un mutuo placer.

— ¡E-Error…! Ya… Ya no ¡P-Puedo…! ¡M-M… Ah~!

No lo soportó más, el placer y el dolor habían hecho de las suyas, y se afirmó fuerte del mayor mientras este seguía dándole algunas estocadas más, como su miembro era apretado, su espalda rasguñada y los sonidos, solo estaba más embriagado y las sensaciones fuertes llegaron a su punto culmine, llegó al climax después del menor, sin dejar de marcar sus piernas.

Se dieron un último beso, que se hacía cada vez más suave, y acomodó al más bajo a su lado, este lo abrazó de inmediato, de todos modos seguían siendo un imán que se atraían, bloqueando la posibilidad de que pudiera volverse a poner la ropa.

— Conseguí sacarte algo de ropa ~ —Susurró triunfante Ink, volviendo a recuperar el aliento perdido.

— ¿No te pondrás tu famoso pijama?

— Al parecer solo me lo quitaste porque no te gustaba.

— De quien provino no, pero te queda bien. Aunque te prefiero así… Ahora tienes nuevas marcas que dicen que eres mío… Ink.

— Lo era desde antes, Error. Aunque después querré ver tu espalda… ~

Error besó su frente, y lo tapó con las sabanas junto a él, vaya lío tendrían por el hecho de tener que soportar el arder el siguiente día, pero sería un recordatorio para el menor de lo que habían hecho la noche anterior, podría dormir tranquilo ahora que no se le olvidaría.

Así se durmieron este par de amantes, que por más que no aceptaran ni dieran el paso a ser novios, tenían una vida de pareja muy activa detrás de todos, excepto nosotros.

 
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Día 16 | Rasguños y arañazos.

Feliz día de San Valentín.

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