Día 15 | ErrorInk.

Ese día había estado bastante aburrido para él, lo único que deseaba hacer era ver undernovela comiendo chocolate y hacer sus puntos estratégicos con sus marionetas cuando consiguiera que el pintor rompiera la tregua que estaban teniendo, no era una muy sana y formidable donde se volvían amigos... para nada, seguía el odio hacia él por más intentos que hicieran dar con una tonta amistad. Sin embargo ese día estaba agobiado en su soledad del antivoid, las voces del fandom no hablaban y el silencio era igual al espacio, en medio de la nada, algo igual a lo que él vivía diariamente.

Aturdido se levantó tirando lejos su marioneta número trece, y abrió un portal a cualquier Au, solo deseaba despejarse mientras caminaba evitando ser visto, no porque respetaba el orden de un universo, sino porque no quería irritarse con todas las abominaciones que habían, su primer candidato como siempre había sido Outertale, pero algo le había hecho discrepar e irse a algún universo no conocido, no conocía todos sus nombres de memoria, pero la soledad era lo que le estaba agradando, hasta pensaba que todos estaban muertos por una ruta genocida, sería de lo más fantástico.

Sus pasos eran lentos, con sus manos en los bolsillos, pese que la vista era impresionante por la cantidad de árboles que no reconocía de un subsuelo, bajo su perspectiva, todo era horrible y deseaba destruirlo, sus dedos le picaban por querer al menos romper algo, o ir a buscar la línea Omega como siempre han sido sus planes desde el principio.

Iba a cambiar de dirección y volver con su trabajo, así lo hacía llamar, pero una melodía sacudió sus oídos antes de alzar su brazo con la intención de abrir una fisura. No entendía por qué se sintió atraído por la música que reconocía como las típicas en los bailes lentos en una fiesta de gala. Por curiosidad caminó a dirección al sonido, sin apresurarse, siendo cauteloso para no ser visto.

Por cómo veía, el lugar en sus tonalidades azules debía ser el Waterfall de aquel universo, los arroyos se hacían paso acompañando la sinfonía, y tuvo que detenerse cuando las luces de las plantas se prendían en una curva, era cuestión de darse la vuelta si es que quería dejar de ser un hurga narices, pero había algo, y ese algo le estaba insistiendo en no irse, en quedarse y averiguar qué sucedía en la paz del extraño universo.

Sus cuencas se abrieron como platos, o al menos su cuencas donde sí podía hacer tal descripción, no importaba qué tan mal veía con sus pupilas, podía distinguir a donde fuera la ropa de su querido enemigo. Este estaba bailando de forma apacible sin formar sus muecas al aguantar su estruendosa risa, estaba calmado, sosiego y moviendo sus ropas al son de su suave balanceo, sus cuencas estaban cerradas y su pincel estaba al lado de una pequeña radio de donde salía la tranquila música.

Era su momento de devolverse, así gritaba su cabeza, que no tenía nada que hacer ahí, sin embargo ese algo parecía no dar tregua, aumentando y provocando un hormigueo que no sabía si era agradable o tensaba sus huesos y por ende, los glitches hacían su acto de molestarlo. Todo empeoró de un momento a otro, cuando apenas distinguió como el pintor se sentaba en una de las plantas que brillaban haciendo que su luz se intensificaran, dándole la espalda, había comenzado a cantar.

Su voz cuando entonaba una canción suave y acompañado de un piano y orquesta era afinada y con experiencia, no era tan fuerte pero era entendible y audible desde su distancia, con tal elegancia que parecía que no era el mismo esqueleto que amaba hacer bromas a todos sin ningún remordimiento, y ello le dio una mayor propensión al azabache, avanzando con escrúpulo hasta una distancia prudente, empero dio un paso en falso al pisar una rama, una de las tantas que habían alrededor como un sistema de alarmas del pintor, parecía estar preparado por si su concentración fuera factor para estar indefenso en ataques sorpresas.

La melodía se había detenido, la que había generado un trance al destructor, no tuvo tiempo de escapar, Ink se había dado vuelta y al reconocerlo esbozó una gran sonrisa con sus pupilas evidenciando la confusión de verlo ahí.

— ¿Error?

—...No estoy.

— Pero te veo, estás justo enfrente.

Error en medio de una crisis nerviosa fue quien ahora dio la espalda al adverso, tomando los bordes de su bufanda azulina para enredarla en su cabeza.

— ¡Si no te veo tú tampoco!

Ello solo motivó al de huesos claros reír con más duda, por esta vez se quedó aún sentado en la planta, como estaba era algo grande sus pies quedaban colgando, las movió al son de la música de la radio que aún no acababa.

— No creo que eso sirva. Pfft. —Calmó su risa para permitir al contrario dejar de glitchearse y ponerse cara en cara, por más que quería insistir con la actitud tan infantil ajena, sabía que no era quien, además estaba calmado por la sesión de canto que había tenido, aunque había sido interrumpido, esa era la razón que quería tener, por qué el azabache estaba ahí y cómo lo había encontrado— ¿Me estabas espiando?

— No. —Masculló aun cuando su opuesto había acertado, se arregló la bufanda y volvió a mirarlo, no tenía idea de qué decir para excusarse, debía pensar rápido— Solamente pasaba por ahí cuando te encontré haciendo el ridículo. —Terminó por sonreír victorioso.

— ¿El ridículo? ¿Te refieres a cantar? —Error asintió— ¡Ow, hombre! Tampoco lo hago tan mal. Me duele en el alma.

— Tú no tienes alma.

— Hipotéticamente.

— Como sea. —Gruñó. No solamente por la conversación que estaban teniendo, tan solo ese algo estaba ahí negándole que se diera vuelta y se fuera dejando en medio hablar al más bajo. A regañadientes continuó— ¿Qué cantabas? No te entendía ni un poco, seguro es porque no sabes hablar.

— Lo que cantaba, mi amigo, era inglés, y lo canté bien articulado y pronunciado.

— ¿Y sabes qué decía?

—...Eh. —Una sonrisa nerviosa esbozó con unas gotas de sudor floreciendo en su sien, dejó escapar un riso— ¿Cómo has estado?

Un punto para Error, y con pocos pasos se acercó para sentarse en otra planta similar a la de Ink bajo él, solo que era más baja y fácilmente podía tocar con sus pies el suelo.

— Aburrido.

— ¿No te entretenía tu novela?

— Hoy no me dio ganas de verla.

— ¿Y jugar con tus muñecas?

— ̹N̹̹o̹̹ ̹̹s̹̹o̹̹n̹̹ ̹̹m̹̹u̹̹ñ̹̹e̹̹c̹̹a̹s̹. —Respiró profundo— ¿Cómo te sabes mi rutina? ¿Acaso me espías o qué?

— Así que juegas con muñecas, lo acabas de aceptar.

— ̶̹I̶̶̹̹n̶̹k̶̹.

— Oops, lo siento. —Volvió a reír, y cruzó las piernas recargando sus manos más atrás de su espalda— No te espío, es solo que me sé de memoria lo que haces. No es tan extenso.

— Lo que hago es importante.

— Pero muy aburrido si lo repites sin cesar. —Torció el morro— Admito que suena divertido jugar con muñecas, ¡Realmente quisiera jugar contigo! Además me he quedado muy atraído a lo que ves, el drama es muy bueno, pero tienes que hacer más cosas que eso.

— También como chocolate. Y destruyo abominaciones, espera, lo haría si no fuera que estamos en un asco de tregua.

— ¿Lo estamos? —Parpadeó unas veces— ¡Oh, es verdad! ¡Ni me acordaba! ¡E-Eh!

Ink apenas esquivar la pantufla del contrario, pero se resbaló de la planta cayendo al suelo, Error se burló aunque rodó los ojos poco después.

— No hay caso contigo.

— ¡El punto es...! El punto es... —Se sobó la cabeza, Error se golpeó mentalmente al notar que se había olvidado de lo que hablaba, ya se iba a ir hasta que su voz interrumpió, no la bromista, esta vez era bastante suave recordando hace unos momentos cuando lo había escuchado cantar— El punto es... ¿Por qué no haces algo más? ¿Salir de la rutina a veces?

— Tú no me dices qué hacer. —Apenas objetó, estaba medio ido por la reminiscencia de su canto tan fluido y melódico, frunció el ceño.

— Por favor, Error, podemos hacer arte.

— No voy a pintar, y menos contigo.

— El arte no solo es dibujar... También es escribir, cantar... —Se irguió arreglando su ropa debido a la caída, una suave y dulce sonrisa surcó su rostro, a la vez que un tenue sonrojo multicolor emanaba en sus pómulos, era un vivo retrato, uno que estaba volviendo loca la mente del azabache, quien no sabía que estaba también ruborizado, pero menos. El más bajo extendió una mano hacia su contraparte, y la música de la radio justo había empezado con otro vals—Y bailar.

Comenta acá.

En esos momentos, ese algo explotó en el interior de Error, no podía entender como parte de él se removió al ver la invitación indirecta que le proponía quien tan extraño lo estaba haciendo sentir, tardó en responder, y el temor a ser tocado ardía en gesto de querer escapar lejos de todos, pero a la vez de que en aquella huida estuviera el pintor. Sentía como su sistema amenazaba con reiniciarse, pero ahí estaba, esperando pacientemente su respuesta el de tonos más alegres que el de él, negativos.

Respiró profundo, nervioso y algo tembloroso, pero su orgullo era más grande que la vergüenza, y se bajó antes de tomar la mano del menor imperioso, atrayéndolo desde la cintura para comenzar un pequeño baile de pareja, un vals lento y algo torpe en un principio pero a los largos segundos tomaron una extraña confianza, afianzando el agarre quedaron serenos en la soledad de ese universo desconocido.

Por lo menos eso quería apreciar Error, su mente estaba hecha vuelta un caos, no podía creerse que estaba bailando con su enemigo, a solas, no era capaz de verlo, desviando la mirada, tratando de sacar la conclusión del por qué estaba haciendo eso, por qué ese algo insistió en quedarse junto al más bajo. Ink miraba sin poder creérselo tampoco, pero estaba feliz de tener ese momento tan especial con su querido enemigo, su rubor arco iris era inigualable, y las palabras de su boca no podían ser escuchables, solo un pequeño suspiro que podía confundirse como de enamorado.

Apoyó algo vacilante su cabeza en el pecho del otro, entrelazando los dedos de las manos que ambos tenían unidas, sintió la tensión ajena, y soltó sus dedos arrepentido, con estar apegado se sentía distinto a como debiera ser con todos, no había falsa calma, ni una falsa felicidad, todo era sincero, absoluto.

— No recordaba... Que sabías bailar vals... —Pudo bisbisear, la misma voz que a Error le había hecho delirar, guardó calma, atreviéndose también a mirarlo, aunque como tenía oculto su rostro en su bufanda no podía apreciar su sonrojo ni su expresión.

— Solo lo bailé una vez. —Apretó los labios— Contigo.

Ink creyó que estaba arruinando el momento, por olvidarse algo tan importante como un baile junto al azabache, estaba seguro que había sido espléndido, mágico como lo que estaban viviendo ahora, y se daba cuenta del error que provocaba para que su relación fuera tan inestable, su memoria siempre había sido la causante de la ira del destructor, aunque tratara de todas las maneras posibles, el pasado parecía no existir, y aunque le hubiera salvado de olvidar la tragedia antes de ser como era, también dejaba atrás sucesos que pudieron ser la clave para ser un buen amigo con quien le hacía sentir bien.

Se ahogó un sollozo, no obstante fue audible para Error, también envuelto en recuerdos estaba y sus sonidos lastimeros le habían hecho volver a la realidad, ¿Por qué lloraba? ¿Ahora estaba sintiendo compasión por todo lo que habían perdido? No tenía derecho a ser quien más sufriera, él era la víctima, por eso lo odiaba.

No era de esperarse que por más deseaba echarle en cara esos pensamientos, ese algo se lo negó, suspiró cada vez más acostumbrado a la extraña calma que era estar cerca del pintor, y mordiéndose una lengua entrelazó torpe sus manos otra vez, apretando un poco para llamar su atención, al no funcionar, no tuvo otra que tirar de ese mismo agarre para hacerlo girar en su eje y volverse a apegar, así Ink algo anonadado lo miró con pequeñas lagrimas sobresalientes en sus cuencas.

— Pero eso no significa que no podamos crear nuevas memorias para ti. —Dijo intentando no glitchearse— Nuevos recuerdos, como este. S-Supongo que puedo salirme de la rutina de vez en cuando.

Ambos estaban sonrojados, pero el más impresionado esta vez había sido Ink, una tonta sonrisa se apoderó de sus labios, y con eso una risa de enamorado, su voz volvió a ser oída y captada por armoniosa en los oídos ajenos.

— Me alegra... ¡Me alegra mucho! Gracias... Realmente aprecio esto. —Musitó.

La mano libre del pintor se fue a su rostro para quitarse las lágrimas, no entrelazaron más palabras hasta que la canción terminó, y ese algo se calmó. Hablaron un poco más volviendo a los chistes y risas por un rato más, hasta que Ink tuvo en escalofrío, tenía que irse pronto a proseguir con su trabajo, el cual no era ayudar a los creadores para hacer más universos, si no, solo equilibrar uno que tendría anomalías.

Se fue hecho tinta, dejando atrás la radio y también el azabache. Este se sentó en la planta donde había estado antes Ink, apagando el aparato totalmente consternado de lo ocurrido, una experiencia extraña, y ya no era el algo quien lo quería repetir, si no él. No quería explicarlo, ni tampoco meterse más en las razones, solo se dejaría guiar un momento más.

Al menos tenía una nueva canción favorita, recordando a la perfección una frase.













I miss our moments together, I want to feel you again.


Día 15. | Bailando.

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