Epílogo

___ parpadeó, tratando de ajustar su vista a este nuevo entorno. Se encontraban en un espacio etéreo, rodeados de estrellas y nebulosas, como si estuvieran flotando en el mismo corazón del cosmos. Los cuatro hombres estaban a su alrededor, igualmente asombrados por lo que veían.

—¿Dónde estamos? —preguntó Cracker, su voz apenas un susurro.

Una voz, la misma que ___ había escuchado antes, resonó a su alrededor:

—Están en el punto de convergencia, el lugar donde todos los mundos se tocan.

De la nada, apareció una figura luminosa frente a ellos. No tenía una forma definida, sino que cambiaba constantemente, a veces pareciendo la anciana de la tienda, otras veces una entidad completamente alienígena.

—Han llegado al momento de la decisión —continuó la entidad—. Pero como se les ha dicho, esta elección debe ser tomada en conjunto.

Katakuri dio un paso adelante.

—¿Cuáles son nuestras opciones?

La entidad pareció expandirse, llenando el espacio a su alrededor con imágenes de diferentes realidades.

—Pueden elegir regresar cada uno a su mundo original, como si nada hubiera pasado. O pueden elegir quedarse en el mundo de ___, renunciando a sus poderes y vidas anteriores. O...

—¿O qué? —preguntó Lucci, su voz tensa.

—O pueden elegir un nuevo camino, uno que ninguno de ustedes ha considerado aún.

___ miró a los cuatro hombres, su corazón latiendo rápidamente.

—¿Qué quieren hacer?

Smoker fue el primero en hablar.

—Tengo responsabilidades en mi mundo, gente que depende de mí. Pero… —miró a ___, sus ojos llenos de una emoción que nunca antes había mostrado—, también he encontrado algo aquí que nunca pensé que tendría.

Cracker sonrió, aunque había un toque de melancolía en su expresión.

—Yo me he divertido más en este mundo que en toda mi vida. Pero mi familia...

Lucci, siempre pragmático, añadió:

—Cada opción tiene sus pros y sus contras. No hay una elección fácil.

Katakuri miró a ___ directamente a los ojos.

—¿Qué hay de ti, ___? ¿Qué es lo que tú quieres?

___ sintió el peso de la decisión sobre sus hombros.

—Yo... los quiero a todos ustedes en mi vida. Pero no puedo pedirles que renuncien a todo por mí.

La entidad luminosa intervino nuevamente.

—Existe otra posibilidad. Podrían crear un puente entre los mundos, un camino que les permita moverse entre realidades. Pero esto requeriría un gran sacrificio y responsabilidad.

Los cinco se miraron entre sí, la magnitud de esta opción asentándose en ellos.

—Si elegimos eso —preguntó ___—, ¿qué implicaría exactamente?

—Significaría que todos ustedes se convertirían en guardianes de los mundos —respondió la entidad—. Tendrían la capacidad de viajar entre realidades, pero también la responsabilidad de mantener el equilibrio entre ellas.

Un silencio cayó sobre el grupo mientras consideraban esta nueva posibilidad. Era una opción que ninguno había imaginado, una que cambiaría sus vidas para siempre.

___ miró a cada uno de los hombres, buscando en sus ojos alguna indicación de lo que estaban pensando.

—¿Qué dicen, chicos? ¿Estamos listos para convertirnos en guardianes interdimensionales?

La decisión que tomarían a continuación no solo afectaría sus propias vidas, sino potencialmente el destino de múltiples mundos. Con el corazón latiendo fuertemente y la mente llena de posibilidades, ___ y los cuatro hombres se prepararon para hacer su elección final.

Mientras el grupo consideraba la opción de convertirse en guardianes interdimensionales, la entidad luminosa emitió un pulso de energía que captó la atención de todos.

—Antes de que tomen su decisión —dijo la entidad, su voz ahora cargada de una gravedad que no habían percibido antes—, deben entender completamente las consecuencias de este poder.

El espacio a su alrededor cambió, mostrando imágenes de mundos en caos, realidades colapsando sobre sí mismas.

—El poder para viajar entre mundos es una responsabilidad inmensa —continuó la entidad—. Si cae en las manos equivocadas, o si es mal utilizado incluso con las mejores intenciones, las consecuencias serían catastróficas.

___ sintió un escalofrío recorrer su espalda.

—¿Qué quiere decir exactamente?

La entidad se expandió, envolviendo al grupo en una visión aterradora. Vieron sus mundos, tanto el de ___ como el de One Piece, desmoronándose, realidades mezclándose de formas imposibles y caóticas.

—Si alguien con intenciones malévolas consiguiera este poder, o si ustedes mismos lo usaran imprudentemente, ambos mundos podrían caer en el olvido —explicó la entidad—. Realidades enteras podrían colapsar, borrando la existencia misma de todo lo que conocen y aman.

Lucci, siempre analítico, preguntó:

—¿Hay alguna forma de prevenir que esto suceda?

—La única prevención es su propia integridad y vigilancia constante —respondió la entidad—. Deberán proteger este secreto con sus vidas y usar el poder con extrema precaución.

Katakuri frunció el ceño, la preocupación evidente en su rostro.

—Es un riesgo enorme.

Smoker asintió, su expresión grave.

—Podríamos estar poniendo en peligro a todos los que queremos proteger.

Cracker, por primera vez, parecía completamente serio.

—No es solo una aventura divertida, ¿verdad? Es una responsabilidad gigantesca.

___ miró a cada uno de ellos, sintiendo el peso de la decisión más que nunca.

—Chicos, esto cambia las cosas. No podemos tomar esta decisión a la ligera.

La entidad luminosa flotó entre ellos.

—Deben decidir: ¿están dispuestos a aceptar esta responsabilidad y todos los riesgos que conlleva? ¿O prefieren elegir un camino más seguro, aunque signifique separarse?

El grupo se miró entre sí, la gravedad de la situación reflejada en cada uno de sus rostros. La decisión que tomarían ahora no solo afectaría sus vidas personales, sino que podría determinar el destino de múltiples realidades.

___ tomó una respiración profunda.

—Creo que necesitamos discutir esto detenidamente. ¿Podemos tener un momento a solas?

La entidad asintió.

—Tienen el tiempo que necesiten. Pero recuerden, el equilibrio de los mundos depende de su elección.

Mientras la entidad se desvanecía temporalmente, ___ y los cuatro hombres formaron un círculo, preparándose para la conversación más importante de sus vidas. El futuro de sus mundos, y posiblemente de muchos otros, dependía de lo que decidieran a continuación.

El grupo se reunió en un círculo estrecho, sus rostros reflejando la gravedad de la situación. ___ miró a cada uno de ellos antes de hablar.

—Bien, chicos —comenzó, su voz apenas un susurro—, esto es mucho más serio de lo que pensábamos. ¿Qué opinan?

Katakuri fue el primero en responder, su voz grave y pensativa.

—Es una responsabilidad inmensa. Proteger no sólo nuestros mundos, sino potencialmente infinitas realidades... No es algo que se pueda tomar a la ligera.

Lucci asintió, sus ojos entrecerrados en concentración.

—El riesgo es enorme. Si fallamos, las consecuencias serían catastróficas.
Smoker cruzó los brazos, su expresión seria.

—Como marines, estamos acostumbrados a proteger a los demás. Pero esto... esto está en un nivel completamente diferente.

Cracker, sorprendentemente serio, añadió:

—Nunca pensé que diría esto, pero casi prefiero volver a enfrentarme a Big Mom que cargar con esta responsabilidad.

___ sintió el peso de sus palabras.

—Lo sé. Es aterrador. Pero también... ¿no es una oportunidad única? Podríamos hacer cosas increíbles, ayudar a tanta gente...

—O causar un daño irreparable si cometemos un error —señaló Lucci.

Hubo un momento de silencio mientras todos consideraban las implicaciones.

—Tal vez —dijo Katakuri lentamente—, deberíamos considerar nuestras otras opciones. Volver cada uno a su mundo, o que nosotros nos quedemos en el mundo de ___.

___ sintió un nudo en la garganta.

—Pero eso significaría... separarnos. O que ustedes renuncien a todo lo que conocen.

Smoker puso una mano en el hombro de ___.

—A veces, el sacrificio personal es necesario por el bien mayor.

El grupo cayó en un silencio pensativo. La decisión parecía imposible: arriesgar todo por un poder inimaginable, o renunciar a la conexión que habían formado.

Finalmente, ___ habló de nuevo, su voz temblando ligeramente.

—Creo que... creo que necesitamos pensar en lo que realmente queremos. No solo por nosotros, sino por todos los que podrían verse afectados por nuestra decisión.

Katakuri asintió.

—___tiene razón. Debemos considerar todas las consecuencias, no solo para nosotros.

—Entonces, ¿qué hacemos? —preguntó Cracker, su usual bravuconería reemplazada por una seriedad inusual.

Lucci, siempre pragmático, sugirió:

—Quizás deberíamos votar. Cada uno dice su opinión y luego tomamos una decisión colectiva.

Todos asintieron en acuerdo. Era el momento de la verdad.

—Bien —dijo ___, respirando profundamente—. Empezaré yo. Yo creo que...

En ese momento, la entidad luminosa reapareció, interrumpiendo a ___.

—El tiempo se agota —advirtió—. Deben tomar su decisión ahora.

El grupo se miró entre sí, la tensión palpable en el aire. Era el momento de la verdad, el instante que definiría no solo sus destinos, sino potencialmente el destino de múltiples realidades.

Con el corazón latiendo fuertemente y la mente llena de dudas y posibilidades, ___ y los cuatro hombres se prepararon para hacer su elección final. ¿Qué camino elegirían? ¿Y cómo afectaría su decisión al vasto multiverso que acababan de descubrir?

Con la presión del tiempo encima, el grupo se miró entre sí, sabiendo que había llegado el momento de la verdad. ___ tomó una respiración profunda y comenzó.

—Yo... por mucho que me duela, creo que lo más seguro es que cada uno vuelva a su mundo —dijo ___, su voz temblando ligeramente—. El riesgo es demasiado grande.

Katakuri asintió gravemente.

—Estoy de acuerdo. Tenemos responsabilidades en nuestro mundo. No podemos arriesgar la existencia de múltiples realidades por nuestros deseos personales.

Smoker, con una expresión de determinación mezclada con tristeza, añadió:

—Como marines, nuestro deber es proteger. Y en este caso, proteger significa renunciar a este poder. Mi voto es volver a nuestros mundos.

Lucci, siempre pragmático, dijo:

—La lógica dicta que la opción más segura es regresar. Las consecuencias potenciales de cualquier otra decisión son demasiado graves. Estoy de acuerdo en volver.

Todos miraron a Cracker, quien había estado inusualmente silencioso. Finalmente, habló:

—Yo... parte de mí quiere quedarse aquí, o tomar ese poder increíble —admitió—. Pero incluso yo puedo ver que es demasiado peligroso. Supongo que... también voto por volver.

Un silencio pesado cayó sobre el grupo. La decisión estaba tomada, pero el peso de ella se sentía como una losa sobre sus hombros.

___ miró a cada uno de los hombres, sus ojos húmedos con lágrimas contenidas.

—Entonces, está decidido. Volverán a su mundo.

La entidad luminosa, que había estado observando en silencio, se acercó.

—Han tomado una decisión sabia, aunque difícil. El equilibrio de los mundos se mantendrá gracias a su sacrificio.

Katakuri se acercó a ___, poniendo una mano en su hombro.

—Gracias por todo lo que has hecho por nosotros. Nunca te olvidaremos.

Smoker asintió, su expresión suavizándose.

—Has sido una amiga increíble. Y una aventura que ninguno de nosotros olvidará jamás.

Lucci, normalmente estoico, mostró una rara sonrisa.

—Ha sido... una experiencia única. Gracias.

Cracker, tratando de aligerar el ambiente, añadió:

—Hey, al menos tuvimos algunos momentos divertidos, ¿no? Y quién sabe, tal vez en algún universo paralelo, nos quedamos todos juntos.

___ no pudo contener más las lágrimas.

—Los voy a extrañar tanto. Todos ustedes han cambiado mi vida de maneras que nunca imaginé.

La entidad interrumpió suavemente.

—Es hora. Deben despedirse.

Uno por uno, los hombres se acercaron a ___, cada uno despidiéndose a su manera. Abrazos, apretones de manos, e incluso un beso en la mejilla de parte de Cracker.

Finalmente, la entidad comenzó el proceso de separación. Una luz brillante envolvió a los cuatro hombres.

—Adiós, ___ —dijeron al unísono, sus voces mezclándose mientras la luz se intensificaba.

___ los vio desaparecer, su corazón partido pero sabiendo que habían tomado la decisión correcta.

—Adiós, chicos. Gracias por todo.

En un destello final, los cuatro desaparecieron, dejando a ___ sola con la entidad.

—Es hora de que tú también regreses —dijo la entidad suavemente.

___ asintió, cerrando los ojos mientras sentía que regresaba a su mundo, llevando consigo los recuerdos de una aventura que cambió su vida para siempre.

___ abrió los ojos lentamente, encontrándose de vuelta en su salón. El cristal yacía inerte en el suelo, su brillo completamente apagado. La habitación estaba en silencio, sin rastro de la energía caótica que la había llenado momentos antes.

Se levantó con dificultad, sintiendo como si hubiera despertado de un sueño largo y vívido. Miró a su alrededor, buscando instintivamente a Katakuri, Smoker, Lucci y Cracker, pero sabía en su corazón que ya no estaban allí.

Con pasos vacilantes, se acercó a la ventana. El eclipse había terminado, y el sol brillaba normalmente en el cielo. Todo parecía haber vuelto a la normalidad.

___ tomó el cristal del suelo, ahora frío al tacto y aparentemente ordinario. Lo colocó en la estantería, junto a sus figuras de One Piece y sus mangas. Una sonrisa triste se dibujó en sus labios mientras recordaba todas las aventuras que había vivido.

Pasaron los días, y ___ intentó volver a su rutina normal. Pero cada rincón de su casa le recordaba a ellos. El sofá donde Katakuri solía sentarse, la cocina donde Cracker intentaba hacer panqueques, el escritorio donde Lucci pasaba horas leyendo, el balcón donde Smoker solía mirar pensativamente al horizonte.

Una semana después del evento, ___ estaba revisando su correo electrónico cuando notó algo extraño. Había un mensaje de un remitente desconocido, con un asunto que decía simplemente:

"No nos has olvidado, ¿verdad?"

Con el corazón latiendo rápidamente, ___ abrió el correo. Dentro había solo una imagen: una fotografía de un periódico del mundo de One Piece. En la foto, apenas visible en el fondo de una escena de una batalla naval, se podían ver cuatro figuras familiares. Y una de ellas parecía estar mirando directamente a la cámara, con una sonrisa que ___ conocía muy bien.

___ se llevó una mano a la boca, ahogando un sollozo de sorpresa y alegría. Puede que estuvieran en mundos diferentes, pero de alguna manera, habían encontrado una forma de hacerle saber que ellos tampoco la habían olvidado.

Con lágrimas en los ojos pero una sonrisa en el rostro, ___ guardó la imagen. Miró hacia el cristal en su estantería, que por un momento pareció brillar tenuemente antes de volver a su estado inerte.

—Gracias, chicos —susurró ___, sintiendo una mezcla de nostalgia y gratitud—. Gracias por todo.

Mientras cerraba su computadora, ___ se dio cuenta de que, aunque su aventura interdimensional había terminado, los recuerdos y el impacto que había tenido en su vida durarían para siempre. Y quién sabe, tal vez algún día, de alguna manera, sus caminos volverían a cruzarse.

Con ese pensamiento reconfortante, ___ se dirigió a la cocina para prepararse un café, lista para enfrentar un nuevo día, llevando consigo las lecciones y el cariño que había ganado en su increíble aventura con sus amigos de otro mundo.

Soy consciente de que está historia es corta, pero nunca me prometí que fuese larga.

Y creo que este sería el primer libro donde no hay contenido sexual. 😅

Espero que os haya gustado, aunque fuese cortito. ♥️

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