Capítulo 8. Descifrando el enigma
El sol se colaba por las cortinas de la habitación de ___, despertándola de un sueño intranquilo. Se incorporó lentamente, frotándose los ojos mientras los eventos del día anterior volvían a su mente. El encuentro con la misteriosa anciana, el cristal que ahora poseía, y la inminente decisión que tendría que tomar pesaban sobre ella como una carga invisible.
Se levantó y se dirigió hacia el armario, donde había escondido el cristal envuelto en un paño suave dentro de una caja de zapatos vieja. Lo sacó con cuidado, sintiendo su energía pulsante incluso a través de la tela.
—¿Qué se supone que debo hacer contigo? —murmuró ___, observando el brillo tenue que emanaba del objeto.
Un suave golpe en la puerta la sobresaltó, haciendo que casi dejara caer el cristal.
—___, ¿estás despierta? —La voz de Katakuri sonó desde el otro lado de la puerta.
—S-sí, un momento —respondió, apresurándose a volver a esconder el cristal.
Abrió la puerta para encontrarse con Katakuri, quien la miró con una mezcla de preocupación y curiosidad.
—¿Todo bien? —preguntó él.
___ asintió, aunque no muy convincentemente.
—Sí, solo... pensando en todo lo que está pasando.
Katakuri entró en la habitación, cerrando la puerta tras él.
—Todos estamos preocupados por lo que pueda pasar —dijo en voz baja—. Pero parece que tú cargas la mayor parte del peso.
___ se sentó en el borde de la cama, suspirando profundamente.
—Es que... no sé qué hacer, Katakuri. Este cristal se supone que es la clave para completar el hechizo, pero ¿qué significa eso realmente? ¿Qué pasará con ustedes? ¿Con nuestro mundo?
Katakuri se sentó a su lado, su presencia sorprendentemente reconfortante.
—No tenemos todas las respuestas, pero lo que sí sé es que no estás sola en esto.
___ lo miró, agradecida por sus palabras.
—Es solo que... una parte de mí desea que todo vuelva a la normalidad, que ustedes regresen a su mundo y que las anomalías se detengan. Pero otra parte...
—¿Otra parte qué? —preguntó Katakuri suavemente.
—Otra parte no quiere que se vayan —admitió ___, sintiendo que las lágrimas amenazaban con salir—. Me he acostumbrado a tenerlos aquí, a ser parte de sus vidas. La idea de perderlos...
Katakuri puso una mano en su hombro.
—Entiendo cómo te sientes. Todos nos hemos encariñado contigo también. Pero debemos pensar en lo que es mejor para ambos mundos.
___ asintió, sabiendo que tenía razón.
—Lo sé. Es solo que... ¿cómo se supone que tome una decisión así?
—Quizás —dijo Katakuri pensativamente—, la decisión no sea solo tuya. Tal vez todos tengamos un papel que jugar en esto.
Antes de que ___ pudiera responder, se escucharon voces elevadas desde la cocina, seguidas de un estruendo.
—¡Cracker, deja eso! —La voz de Smoker resonó por toda la casa.
—¡Solo quería ver si podía hacer panqueques como en esos videos de internet! —protestó Cracker.
___ y Katakuri se miraron, una pequeña sonrisa formándose en sus labios a pesar de la situación.
—Será mejor que bajemos antes de que destruyan la cocina —dijo ___, levantándose.
Mientras salían de la habitación, ___ echó una última mirada hacia donde había escondido el cristal. Sabía que pronto tendría que tomar una decisión, pero por ahora, se conformaba con disfrutar estos momentos con sus inesperados amigos.
Con Katakuri a su lado, se dirigió hacia la cocina, lista para enfrentar cualquier caos que Cracker hubiera causado, y consciente de que cada momento juntos podría ser precioso y limitado.
Al entrar en la cocina, ___ y Katakuri se encontraron con una escena caótica. Harina cubría gran parte de la encimera y el suelo, mientras Cracker sostenía una sartén con lo que parecía ser un intento fallido de panqueque. Smoker intentaba limpiar el desastre, mientras Lucci observaba todo con una mezcla de diversión y exasperación.
—¡Buenos días! —exclamó Cracker alegremente al verlos— Estaba intentando sorprenderlos con el desayuno.
___ no pudo evitar reír ante la situación.
—Aprecio el gesto, Cracker, pero tal vez la próxima vez deberías pedir ayuda.
Mientras todos se ponían manos a la obra para limpiar y preparar un desayuno más convencional, Cracker no dejaba de lanzar miradas pícaras a ___. Ella notó su comportamiento, pero trató de ignorarlo, concentrándose en la tarea que tenían entre manos.
Sin embargo, mientras estaban sentados desayunando, Cracker decidió llevar las cosas un paso más allá.
—Oye, ___ —comenzó con una sonrisa traviesa—, he estado pensando en esas imágenes tuyas y... ¿sabes? No me importaría recrear algunas de ellas contigo.
___ casi se ahoga con su café, tosiendo violentamente mientras su rostro se ponía rojo como un tomate.
—¡Cracker! —exclamó Smoker, claramente incómodo con la situación.
Pero Cracker no se detuvo ahí. Se giró hacia los demás y, con un tono despreocupado, añadió:
—Chicos, ¿no creen que ___ es bastante atractiva? Personalmente, no me importaría tener relaciones sexuales con ella.
El silencio que siguió fue ensordecedor. ___ sentía que su corazón iba a estallar de vergüenza y nerviosismo. Cracker, su personaje favorito, acababa de decir que quería acostarse con ella, ¡y delante de todos!
Katakuri fue el primero en reaccionar, su voz grave y seria:
—Cracker, eso es completamente inapropiado. Discúlpate con ___ ahora mismo.
Lucci, por su parte, parecía estar luchando por contener una sonrisa, mientras Smoker parecía querer que la tierra se lo tragara.
___ no sabía dónde meterse. Una parte de ella estaba emocionada y halagada de que Cracker la encontrara atractiva, pero otra parte estaba mortificada por la situación.
—Yo... yo... necesito un momento —balbuceó ___, levantándose abruptamente de la mesa y saliendo rápidamente de la cocina.
Se encerró en el baño, su corazón latiendo a mil por hora. Se miró en el espejo, viendo su rostro completamente sonrojado.
—¿Qué acaba de pasar? —susurró para sí misma.
Mientras tanto, en la cocina, Katakuri estaba regañando a Cracker.
—No puedes simplemente decir cosas así, Cracker. Has puesto a ___ en una situación muy incómoda.
Cracker, por su parte, parecía genuinamente confundido.
—¿Qué? Solo estaba siendo honesto. Además, ¿no es eso lo que hacen los humanos? ¿Expresar sus deseos?
Smoker se pellizcó el puente de la nariz, exasperado.
—Hay formas y momentos para esas cosas, Cracker. Esto no fue ni el momento ni la forma adecuada.
Lucci, finalmente interviniendo, añadió:
—Además, ¿no has considerado los sentimientos de ___? Claramente la has puesto en una situación difícil.
Mientras los demás continuaban discutiendo en la cocina, ___ trataba de calmarse en el baño. No podía creer que esto estuviera sucediendo. ¿Cómo se suponía que iba a mirar a Cracker a la cara después de esto? Y más importante aún, ¿cómo iba a manejar sus propios sentimientos confusos al respecto?
Con un suspiro tembloroso, ___ se dio cuenta de que tendría que enfrentar la situación eventualmente. Pero por ahora, se permitió unos minutos más para recomponerse antes de volver a enfrentar al grupo y, especialmente, a Cracker.
Después de unos minutos que parecieron una eternidad, ___ finalmente reunió el coraje para salir del baño. Con pasos vacilantes, se dirigió de vuelta a la cocina, donde un silencio incómodo había caído sobre el grupo.
Al entrar, todas las miradas se dirigieron hacia ella. Cracker, sorprendentemente, parecía arrepentido.
—___, yo… —comenzó Cracker, pero ___ levantó una mano para detenerlo.
—Está bien —dijo ella, su voz más firme de lo que esperaba—. Aprecio tu... honestidad, Cracker, pero tal vez podríamos hablar de estas cosas en privado la próxima vez.
Katakuri asintió con aprobación, mientras Smoker parecía aliviado de que la situación no hubiera escalado.
Lucci, siempre observador, notó que ___ aún estaba visiblemente nerviosa.
—Quizás deberíamos centrarnos en asuntos más urgentes —sugirió, cambiando hábilmente de tema.
___ le lanzó una mirada agradecida.
—Tienes razón. El eclipse se acerca y todavía no sabemos exactamente qué hacer con el cristal.
La mención del cristal pareció devolver a todos a la realidad de su situación.
—¿Has notado algo inusual en el cristal? —preguntó Smoker, inclinándose hacia adelante con interés.
___ negó con la cabeza.
—No realmente. Sigue brillando de esa manera extraña, pero no ha hecho nada más.
—Tal vez deberíamos examinarlo más de cerca —sugirió Katakuri—. Podría haber alguna pista sobre cómo usarlo correctamente.
___ asintió y se dirigió a su habitación para recuperar el cristal. Mientras lo hacía, no pudo evitar pensar en las palabras de Cracker. A pesar de la vergüenza inicial, una pequeña parte de ella se sentía halagada. Sacudió la cabeza, tratando de alejar esos pensamientos. Ahora no era el momento.
Regresó a la cocina con el cristal envuelto en el paño. Lo colocó con cuidado sobre la mesa y todos se inclinaron para observarlo.
—Es fascinante —murmuró Lucci, sus ojos felinos estudiando el objeto con intensidad.
Cracker, que había estado inusualmente silencioso, se acercó para mirar.
—Oye, ¿es mi imaginación o está brillando más fuerte?
___ miró el cristal y, efectivamente, su brillo parecía haber aumentado.
—Tienes razón, está...
De repente, el cristal emitió un destello cegador, obligando a todos a cubrirse los ojos. Cuando la luz se disipó, ___ jadeó sorprendida.
Flotando sobre el cristal había una especie de holograma, mostrando símbolos y patrones complejos que ___ no reconocía.
—¿Qué demonios es eso? —exclamó Smoker, sus ojos abiertos de par en par.
—Parece... una especie de mapa o instrucciones —dijo Katakuri, inclinándose más cerca para examinar los símbolos.
___ sintió una mezcla de emoción y aprensión.
—Creo que acabamos de descubrir cómo usar el cristal —dijo en voz baja.
Mientras todos observaban fascinados el holograma, ___ no pudo evitar pensar que acababan de dar un paso más cerca de resolver el misterio. Pero con esa revelación también llegó la certeza de que el momento de tomar una decisión final se acercaba rápidamente.
Con una mezcla de determinación y ansiedad, ___ miró a sus compañeros.
—Bien, parece que tenemos trabajo que hacer. Es hora de descifrar este mensaje y prepararnos para lo que sea que venga después.
El grupo asintió en acuerdo, la tensión anterior fue olvidada momentáneamente ante este nuevo descubrimiento. Mientras se disponían a estudiar el holograma, ___ no pudo evitar lanzar una mirada rápida a Cracker, quien le devolvió una pequeña sonrisa de disculpa. A pesar de todo, ___ sintió una oleada de afecto por este grupo dispar que se había convertido en una parte tan importante de su vida.
Con un suspiro determinado, se unió a los demás en el estudio del holograma, sabiendo que lo que descubrieran podría cambiar todo.
Mientras el grupo examinaba el holograma, la emoción inicial dio paso a la frustración. Los símbolos y patrones que flotaban sobre el cristal eran completamente desconocidos para todos.
—No entiendo nada de esto —murmuró Smoker, frotándose las sienes.
Lucci entrecerró los ojos, estudiando los símbolos con intensidad.
—Parece ser algún tipo de lenguaje antiguo. Nada que haya visto antes.
___ se inclinó más cerca, sus ojos recorriendo los intrincados patrones.
—Esto va a llevar tiempo descifrarlo —dijo con un suspiro—. Podríamos necesitar ayuda externa.
Katakuri asintió.
—Tal vez deberíamos considerar contactar a esa anciana de nuevo. Ella podría tener más información.
Mientras los demás discutían posibles soluciones, ___ se perdió en sus pensamientos. La tensión de la situación, combinada con el incidente anterior con Cracker, había dejado su mente divagando. Sin darse cuenta, comenzó a murmurar en voz baja:
—Dios, esto es tan estresante. Casi preferiría estar... no sé, teniendo relaciones sexuales con los cuatro que tratando de descifrar esto.
El silencio que siguió a sus palabras fue absoluto. ___ tardó un momento en darse cuenta de lo que había dicho en voz alta. Cuando lo hizo, su rostro se puso de un rojo brillante.
—Yo... yo no... ¡no quise decir eso! —balbuceó, horrorizada.
Cracker fue el primero en romper el silencio con una carcajada.
—¡Vaya, ___! Y yo que pensaba que era el único atrevido aquí.
Smoker parecía haber olvidado cómo respirar, su rostro una mezcla de shock y vergüenza. Lucci, por su parte, tenía una sonrisa divertida en su rostro.
Katakuri, siempre el más compuesto, aclaró su garganta.
—Creo que todos estamos un poco tensos. Tal vez deberíamos tomar un descanso.
___ quería que la tierra se la tragara.
—Lo siento mucho, yo... no sé qué me pasó. Por favor, olviden lo que dije.
Pero era evidente que nadie iba a olvidar ese comentario pronto. Cracker parecía estar a punto de hacer otro comentario pícaro, pero una mirada de advertencia de Katakuri lo detuvo.
—Bien —dijo Lucci, tratando de volver al tema principal—, sobre el holograma...
Pero ___ apenas podía concentrarse. Su mente estaba en caos, dividida entre la vergüenza por su comentario involuntario y la preocupación por el misterioso mensaje que necesitaban descifrar.
—Yo... necesito aire fresco —dijo abruptamente, levantándose de la mesa—. Volveré en un momento.
Salió rápidamente al jardín, respirando profundamente el aire fresco. ¿Cómo iba a mirar a los chicos a la cara después de esto? Y más importante aún, ¿cómo iban a concentrarse en resolver el misterio del cristal con toda esta tensión sexual en el aire?
Mientras ___ trataba de calmarse en el jardín, dentro de la casa, los cuatro hombres se miraron entre sí, una mezcla de confusión, diversión y algo más flotando en el aire. El comentario de ___ había añadido una nueva capa de complejidad a una situación ya de por sí complicada.
Con un suspiro, ___ se dio cuenta de que tendría que enfrentar a los chicos eventualmente. Solo esperaba poder concentrarse en el verdadero problema en cuestión: descifrar el mensaje del cristal antes de que fuera demasiado tarde.
Después de unos minutos en el jardín, ___ decidió que necesitaba un momento a solas para aclarar sus pensamientos. Se dirigió a su habitación, cerrando la puerta tras de sí con un suspiro de alivio.
—Necesito concentrarme —murmuró para sí misma, frotándose las sienes. Miró hacia su escritorio, donde había dejado algunos libros antiguos que había estado consultando—. Tal vez encuentre algo útil sobre esas descripciones.
Mientras se acercaba al escritorio, comenzó a quitarse la ropa distraídamente. El día había sido caluroso y la tensión la había hecho sudar. Se quitó la camiseta y estaba a punto de desabrocharse el sujetador cuando, de repente, la puerta se abrió de golpe.
—¡___! Creo que hemos encontrado algo sobre las descrip- —La voz de Smoker se cortó abruptamente al ver la escena frente a él.
___ se quedó paralizada, con los brazos cruzados sobre su pecho semidesnudo, mirando a Smoker con los ojos muy abiertos. El marine, por su parte, parecía haberse convertido en una estatua, su rostro pasando por varias tonalidades de rojo en cuestión de segundos.
El silencio que siguió fue tan denso que se podría haber cortado con un cuchillo. ___ abrió la boca para hablar, pero ningún sonido salió. Smoker parecía estar teniendo el mismo problema.
Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, Smoker logró reaccionar.
—Yo... lo siento mucho —balbuceó, girándose rápidamente y cerrando la puerta tras de sí.
___ se quedó allí, inmóvil, durante unos segundos más antes de que la realidad de lo que acababa de suceder la golpeara. Rápidamente agarró su camiseta y se la puso, su mente un torbellino de vergüenza y confusión.
—¿Podría este día volverse más incómodo? —murmuró para sí misma, hundiendo el rostro entre sus manos.
Sabía que tendría que salir y enfrentar a Smoker y a los demás eventualmente. La noticia de que habían encontrado algo sobre las descripciones era importante y no podía ignorarla, por más que quisiera esconderse en su habitación para siempre.
Con un profundo suspiro, ___ se preparó mentalmente para lo que le esperaba al otro lado de la puerta. Entre el comentario que había hecho antes y este incidente con Smoker, las interacciones con el grupo prometían ser más que incómodas.
—Vamos, ___ —se dijo a sí misma, enderezándose y dirigiéndose hacia la puerta—. Eres una adulta. Puedes manejar esto.
Con una última respiración profunda para calmarse, ___ abrió la puerta, lista (o al menos eso esperaba) para enfrentar a Smoker y al resto del grupo, y finalmente concentrarse en el misterio que tenían entre manos.
___ salió de su habitación con pasos vacilantes, su corazón latiendo rápidamente. Al llegar a la sala, encontró a los cuatro hombres reunidos alrededor de la mesa, todos con expresiones serias. Smoker, notablemente, evitaba mirarla directamente.
—Eh... ¿qué han encontrado? —preguntó ___, tratando de sonar lo más normal posible.
Katakuri, percibiendo la tensión, decidió tomar la iniciativa.
—Hemos estado comparando los símbolos del holograma con algunos libros antiguos que teníamos. Parece que hay ciertas similitudes con un lenguaje arcano mencionado en uno de ellos.
Lucci asintió, añadiendo:
—No es una traducción completa, pero nos da un punto de partida.
___ se acercó a la mesa, curiosa a pesar de la incomodidad.
¿Qué han podido descifrar hasta ahora?
Cracker, quien había estado inusualmente callado, señaló una serie de símbolos.
—Estos de aquí parecen referirse a un lugar. Algo sobre un 'punto de convergencia'.
—Y estos —continuó Katakuri, indicando otro grupo de símbolos—, mencionan algo sobre 'equilibrio' y 'elección'.
___ frunció el ceño, tratando de concentrarse en la información y no en la mirada furtiva que Smoker le estaba lanzando.
—Un punto de convergencia... Esperen, el hechizo lo realicé aquí mismo, en el salón.
—Es cierto —dijo Lucci, asintiendo—. Eso simplifica las cosas en cuanto a la ubicación.
Katakuri se cruzó de brazos, pensativo.
—También hay referencias a un 'momento crucial', que sin duda se refiere al eclipse que se acerca.
La tensión en la habitación comenzó a disiparse a medida que todos se enfocaban en el misterio ante ellos. Incluso Smoker pareció relajarse un poco, aunque aún evitaba el contacto visual directo con ___.
—Entonces —dijo ___, tratando de reunir toda la información—, parece que necesitamos usar el cristal aquí mismo, en el salón, durante el eclipse. Y en ese momento... ¿qué? ¿Tomar una decisión?
Katakuri asintió gravemente.
—Eso parece. Pero la naturaleza exacta de esa decisión aún no está clara.
Un silencio contemplativo cayó sobre el grupo. La realización de que el momento crucial ocurriría en ese mismo lugar, donde todo había comenzado, añadía una capa adicional de intensidad a la situación.
Finalmente, Cracker rompió el silencio con un tono más ligero:
—Bueno, al menos ahora tenemos una dirección. Y hey, ___, si necesitas ayuda para decidir, siempre puedes considerar mi oferta anterior.
El comentario de Cracker, aunque probablemente intentaba aligerar el ambiente, solo logró que ___ se sonrojara intensamente y que Smoker se atragantara con el agua que estaba bebiendo.
Katakuri lanzó una mirada de advertencia a Cracker antes de volver al tema principal.
—Deberíamos comenzar a prepararnos. El eclipse no está lejos y necesitamos estar listos.
___ asintió, agradecida por el cambio de tema.
—Tienes razón. Haré una lista de lo que necesitamos y planearemos cómo llegar al sitio del hechizo original.
Mientras el grupo se dispersaba para comenzar los preparativos, ___ no pudo evitar pensar en la "elección" mencionada en el holograma. ¿Qué tendría que decidir? ¿Y cómo afectaría esa decisión a los hombres que, a pesar de todos los momentos incómodos, se habían convertido en una parte tan importante de su vida?
Con un suspiro, ___ se dirigió a su habitación para comenzar a planear. Fuera lo que fuera que el futuro les deparara, al menos sabía que no lo enfrentaría sola.
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