Capítulo 4. Una idea para ayudarlos

La joven ___ se despertó de golpe porque tuvo una pesadilla. Su mundo, el que tanto conocía, estaba siendo engullido por un agujero negro. Los sueños son sueños, ¿no? Su mano descansa en su pecho, cerca de su corazón, para calmar su respiración agitada. Ella debe estar calmada. Esas cosas no pasarán.

¿Y si fuera todo lo contrario?

___ se levantó de la cama para ir a la cocina a tomar un vaso de agua para volver a acostarse. Esto de la llegada de sus husbandos favoritos le está afectando demasiado. Ella no está segura si fue buena idea sacarlos a la calle porque muchas chicas han tenido mucha intriga.

Ya es demasiado tarde para pensar en esas cosas.

Bajando por las escaleras se percató de que la luz estaba encendida. ¿Será uno de ellos? Lentamente se acercó al filo de la puerta para asomar un poco la cabeza. Se sorprendió al ver a Katakuri comer con mucha felicidad los donuts. Está tan impresionada al ver esa boca bonita y perfecta, llenas de costuras y mostrando sus dientes afilados.

Katakuri detuvo su comilona al sentir una mirada curiosa. Sus ojos grandes se clavaron en ___. Una gota de sudor iba resbalando por su sien, incluso su boca se iba cerrando lentamente y no aguantó tragar saliva y el resto de la comida.

¿La matará por ver su rostro?

—Dios, eres más adorable en persona cuando comes.

Ese comentario dejó perplejo a Katakuri.

—¿Perdón?

—Oye, ya te dije que vi como es tu boca. No hace falta que me mires con cara de sorprendido. Tengo pruebas —dijo, señalando su estantería llena de mangas.

—... Lo sé… pero no estoy acostumbrado —confesó.

—Te entiendo.

La joven caminó hasta la nevera para abrir la puerta y sacar una botella de agua bien fría. Necesita algo refrescante para aliviar ese mal sueño que tuvo.

—Tienes una cara larga —habló Katakuri, mientras se retiraba los restos de comida en la boca.

—No te lo voy a negar. Tuve una pesadilla —indicó.

—¿Qué tipo de pesadilla?

—Que todo se iba a la mierda —dio un trago de agua.

—¿En el sentido de mandarnos a nuestro mundo y no poder disfrutar de las vistas? —preguntó, aunque eso puso más nerviosa a ___.

—¡B-Bueno! ¡Por una parte, sí!
Katakuri alzó un poco la ceja. Se estaba divirtiendo ante el comportamiento extraño de ___.

—Pero no. Más bien que mi mundo sería consumido por un agujero negro.

—¿Agujero negro? —repitió—. ¿Como la habilidad de ese tipo que se hizo Yonkou eliminando a Barbablanca? ¿Teach?

—Sí, algo similar.

El peli-granate empezó a analizar un poco la situación. Llevan varios días en ese mundo y no está seguro si ese sueño tiene que ver con su aparición al igual que el resto. Puede ver cómo ___ está un poco preocupada porque no paraba de beber agua. O tal vez sea porque está sedienta.

—Deberías volver a dormir —aconsejó el hombre.

—Lo intentaré, aunque prefiero tener algo que… me ayudase a dormir —dijo con voz somnolienta.

—¿Qué tipo de ayuda?

—... ¡No te lo diré! —exclamó para huir y correr con prisa a su habitación.

«Que mujer más rara», se dijo así mismo Katakuri volviendo a la rutina de comer todos los Donuts que quisiese.

❌❌❌❌

—¡No!

Otra vez despertó del mal sueño. Gotas caían por su rostro, mientras escuchaba en el fondo el sonido de la alarma de su móvil. Ha tenido la misma pesadilla y está vez ha sido intenso. Pudo ver con sus propios como el mundo se iba a pique con el agujero negro.

—Tranquila… Solo es un sueño —se decía así misma llevándose las manos a la sien.

___ siente que esto es un mal presagio, pero debe esperar al siguiente eclipse solar. Solo esperaba que no fuese demasiado tarde.

Entonces un olor riquísimo inundó sus fosas nasales. Ese aroma proviene de la cocina. Ella se levantó, poniéndose la bata con dibujos estampados de la tripulación de Mugiwara y fue hacia las escaleras. ¿Quién estará preparando el desayuno?

Su pregunta se respondió sola al ver a Cracker en los fogones concentrado en la comida. Mira que leyó fanfics de Cracker cocinando, pero no pensó que lo estuviera viendo con sus propios ojos.

—No me lo creo. Estoy soñando todavía, ¿no? —murmuró en voz alta sin darse cuenta.

—¿De qué? —Cracker se molestó un poco porque no entendía a lo que se refería.

—... ¡No! ¡No estoy soñando! —alzó la voz porque se estaba pellizcando la mejilla.

—Joder, eres demasiada rara —dijo. Estaba poniendo los platos—. ¡Eh! Venid aquí.

—No sabía que cocinabas —dijo ___.

—Soy el Ministro de las Galletas. Tengo que saber bien estás cosas.
Katakuri entró en la cocina y luego el resto. Tanto Smoker como Lucci están viendo la comida.

—Estará envenenada —comentaron al unísono.

—¡¿Queréis sentaros y comer, joder?! —alzó la voz causando que sus dos chispas se avivaran.

—No os preocupéis. Conozco a mi hermano —habló Katakuri—. A no ser que sí haya envenenado vuestra comida. ¿Por qué te empeñaste a cocinar?

—Es una forma de agradecimiento a la loca. —Cracker señaló a ___.

Los ojos de la chica se iluminaron al instante. Casi le da un ataque en el corazón sabiendo que su husbando ha hecho esta comida por ella. Cracker se da cuenta de ello.

—No te hagas ilusiones de que no te he pedido matrimonio.

—¡¿Me lo ibas a decir en cualquier momento?!

—¡No! ¡¿Quien te tendrá de esposa por ser una loca demente?!

Eso le dolió en el fondo a ___. Imaginad la siguiente imagen: ella en una esquina dando la espalda a todo el mundo, mientras se deprime. Los hombres miraban con nerviosismo ante el comportamiento de ___. Las mujeres son complicadas por naturaleza, pero los hombres no se quedan atrás.

Ella volvió a la normalidad para acercarse a la mesa y ver la comida que preparó Cracker. Tenía buena pinta. ___ tomó con sus manos aquella tostada bañada de mermelada de frutos rojos y dio una pequeña mordida. Sus ojos se iluminaron al momento.

—¡Está buenísima! —exclamó con mucha felicidad.

—Soy un buen chef. —Él infló su pecho con mucho orgullo.

—Sí, definitivamente no está envenenado —murmuró Lucci.

—¿Quieres que te mate mocoso?

—No me llames así —gruñó con mucha molestia.

—Dejad de comportaros como críos —aconsejó Smoker—. ¿Piensas salir? —preguntó a ___.

—No lo sé. La última vez que salisteis conmigo… Bueno, no os sentisteis muy cómodos ante tantas miradas.

—Sí, eso es verdad —afirmó Katakuri. Él miraba con cierto recelo que pudieran comer.

—¿En ese libro tuyo no hay nada que nos pueda ayudar?

¡El libro! Casi ___ se olvida de ello. Se levantó de la mesa y corrió hacia el salón haciendo un escándalo tremendo. Parece que estuviera buscando un cadáver.

—¿Debiste mencionarlo? —cuestionó Cracker mirando a Smoker.

Él iba a hablar, pero aparece ___ haciendo un gran golpe en la mesa a causa del libro. En ningún momento dijo alguna palabra, solo estaba centrada en las hojas por si encontraba algo interesante, mientras comía. Es un hábito que se ha acostumbrado durante estos años desde que conoció la maravillosa obra de Eichiro Oda.

Los hechizos que está viendo no son gran cosa. Algunas son para rejuvenecer el cuerpo, para adelgazar o engordar, el hechizo que hizo con los chicos, uno que engaña la mente humana… ¡Quieta! ¡Esa hoja le ha llamado la atención!

La magia consiste en mentir lo que ellos ven, perfectamente puede ser el rostro; es decir, cambiar la imagen del personaje, pero en la mente de la otra persona salvo quien lo conjura y los afectados.

—Creo que he encontrado algo —dijo ella—. Solo necesito incienso, polvo de azafrán, un cuenco con agua y velas.

—Espero que no sea algo que nos mate —murmuró Cracker.

—No, es un hechizo que nos puede ayudar mucho. —Ella se levantó para buscar los ingredientes—. ¿Dónde guardé ese incienso?

—Al menos termina de comer antes de hacer eso —recomendó Katakuri.

___ lo ignoró completamente porque cuando se le mete una cosa en la cabeza, no se conformará hasta terminarla. Esa es su personalidad y no cambiará. Fue al salón para preparar todo lo necesario ante la atenta mirada de los cuatro que asomaron la cabeza.

Cuatro cojines que rodean un quinto. Ella tiene que estar en el centro y los otros a su alrededor. Tiene que funcionar este hechizo.

—Vamos. Sentaos.

—Deja que terminemos de comer.

—¡Que os senteis, coño!

«Qué carácter», pensaron al unísono. No tuvieron más remedio que hacerlo antes de que ella se enfadara aún más. ___ encendió el incienso para hacer pequeños círculos en el aire, mientras va diciendo y repitiendo las siguientes palabras:

—Lo que yo veo, no será real para otros. Lo que yo veo, no será real para otros.

Ella va echando poco a poco el azafrán aún continuando recitando esas palabras. Más de uno piensa que esto será inútil. ___ deja el incienso en medio para coger una vela grande y girarla, dejando que la cera cayera en el cuenco.

—Cambio de rostros.

—... ¿Ha funcionado? —preguntó Lucci.

—No lo sé, solo tengo que comprobarlo —dijo, tomando su móvil para hacer una videollamada a su amiga Mezumi. Enseguida respondió—. ¡Hola!

—Que Den Den Mushi más raro —murmuró Cracker a su hermano.

—¡Hola, ___! ¿Cómo andas? —preguntó—. Hace tiempo que no sé nada de ti. ¿Aún estás con tus primos?

—Sí, de hecho están aquí. —Ella dio la vuelta la cámara para que los vea.

—... ¿Ya no están disfrazados de ellos?

¡Funcionó! Definitivamente, ___ es una genio con todo esto.

—La última noche se sintieron incómodos ante tantas miradas.

—Eso nos pasará en el festival —rio dulcemente Mezumi—. ¿Ya sabes que disfrazarte?

—No lo sé. Aún estoy indecisa.

—¡Te recomiendo que te hagas la versión femenina de Luffy!

—... ¡Tendría que vendar mis pechos!

Escuchó en el fondo a alguien toser muy fuerte. ¿O fueron cosas suyas?

—Bueno, puedes ver muchos ejemplos. O tal vez, puedes hacer la versión femenina de Cracker, como en los fanarts.

—¡¿En los que?!

—Ay, no chilles, primito mío —le aconsejó, golpeando su hombro—. Perdona, él está molesto por que su personaje favorito cambie de género.

—Yo le entiendo. Ojalá verlo en persona y ver si su polla es…

—¡Te cuelgo, Mezumi! ¡Estoy oliendo a quemado! —colgó inmediatamente.

—... ¿Por qué ha mencionado mi polla?

—¡Nada! ¡Por nada!

—¡Eh! ¡Quiero una explicación! —exigió Cracker viendo cómo ___ huía—. ¡Vuelve aquí!

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top