🔆Capítulo 13🔆
Hiccup abrazo a su padre, se aferró a él como si fuera un espejismo que podría desaparecer en cualquier instante, no quería volver a perderlo, había sufrido mucho durante este año que paso, cargando con la responsabilidad de ser el Jefe de Berk y de mantener a todos a salvo.
Se sentía como un niño otra vez, a su memoria llegaron aquellos días en los que su padre le narraba historias, donde lo trataba como a un preciado tesoro.
Stoick trato de apartar a su hijo, no es que no quisiera seguir abrazándolo, pero tenía preguntas para él, una se ellas era : "¿Por qué estaba en una isla a cientos de kilómetros de Berk?", dudaba que fuera para recatar dragones o buscar nuevas especies, algo debió suceder en Berk, algo que trajo hasta aquí a su hijo.
El hombre intento una vez más apartar al joven, pero este se aferró con más fuerza a él, ¿Desde cuándo su hijo tenía tanta fuerza?.
Toothless también estaba pegajoso con el hombre, lamiendo su rostro y llenándolo de baba, el corazón del dragón al fin estaba en paz, desde que el incidente con Stoick hace un año, el furia nocturna había quedado con un peso en el pecho, sintiéndose culpable de su muerte, pero él estaba allí, vivo, y una vez más junto a Hiccup, donde debía estar.
Se escuchó un llamado, ante eso el Alfa se apartó del vikingo y corrió presuroso hacia la madriguera, su precioso compañero se sentía desprotegido, temía por la seguridad de los huevos y de las crías (Orión e Hiccup).
El Alfa se acercó a su pareja y se restregó contra él, ronroneando, intentando calmarlo. Todo estaría bien, porque finalmente Hiccup de había reunido con su padre, sabía que su jinete le explicaría todo así que podía centrar su atención en su pareja, que estaba alerta, sus orejas estaban alzadas.
La pareja de dragones se quedó en la madriguera, mientras que fuera de esta las cosas se habían calmado un poco, Hiccup finalmente había dejado de abrazar a su padre, aunque no por eso le soltó el brazo, tenía que asegurarse de que no se iba a desvanecer, que no era solo una ilusión, sino que era real, que su padre estaba allí junto a él, una vez mas.
Al ver más calmado a su hijo, decidió tomar la palabra y hablo. —Hiccup, ¿Por qué estás tan lejos de Berk? ¿Has venido aquí debido a que hay alguna especie nueva? ¿O este sitio es la base de algún grupo de cazadores?—
—No, papá, no es por eso... Hubo un... Alguien nos...— El Haddock no podía hablar, las palabras no formaban oraciones entendibles, se trababan a la mitad. —Yo hice... Creí que...— Inhaló profundamente. — Alguien nos amenazó, él tenía un veneno que controla a los dragones y con mamá pensamos que lo mejor sería buscar el Mundo Oculto, en medio de eso descubrimos una subespecie de los furia nocturna, Astrid Los llamo "furia luminosa", son básicamente furias nocturna de color blanco, la que encontramos era hembra y pensamos que sería una buena pareja para Toothless, pero poco después nos dimos cuenta de que si tenían crías estás iban a ser mestizas por lo que serían infértiles, cuando llegamos a está isla encontramos a otro furia nocturna, un Veterano, con quién Toothless se apareo hace unas semanas y ahora tienen huevos... Eh y eso... Toothless va a ser padre, bueno, técnicamente ya lo es porque el Veterano encontró una cría en la playa y la adoptaron...—
Stoick parpadeó, no esperaba aquel vómito de palabras, los engranajes de su cerebro se detuvieron y lo único que puso soltar fue un: —¿Qué?—
—¿Stoick?/Stoick— Llamaron un par de voces femeninas desde atrás.
Una de ellas era la de Valka y la otra le pertenecía a Casiopea, ambas mujeres se miraron y luego fijaron sus ojos en el Ex-Jefe de Berk.
Casiopea se había quedado en la playa, esperando a Stoick, quien se había tardado en regresar.
La mujer le hizo una seña a Altair, su tifómerang, quien empezó a seguirla hacia el interior del bosque, el sol se había ocultado completamente y ahora el monto nocturno había cubierto el bosque, haciéndolo oscuro y frío.
No tenía miedo, el bosque de su isla era más peligroso que esté, lo único que le preocupaba era la presencia de posibles trampas y cazadores, que posiblemente habían capturado al hombre, que parecía ser un auténtico atractor de problemas, siempre que él se iba, traía problemas a su hogar, la última vez había traído a la cría de un trueno tambor y estaba demás decir que los progenitores de la cría no estaban muy felices con su accionar, le fue muy difícil el hacer que se calmaran y se fueran sin causar daños a su cabaña (como había sucedido con otros dragones antes, mismos que siempre eran traídos por el hombre que le robo el corazón y la paciencia).
Sinceramente, no entendía como aquel hombre tosco y fuerte podía ser tan amable y amoroso, cuando lo conoció hacia casi un año, pensó que él era como los típicos vikingos que asesinan dragones, inicialmente creyó que era algún swfuidoe de Drago Bludvist (Manodura), iba a dejarlo morir, pero algo en su interior le dijo que lo salvará y así lo hizo.
El salvar a aquel hombre había sido la mejor decisión que pudo haber tomado, porque Stoick the Vast era un hombre maravilloso que se preocupaba mucho por los suyos, mientras se refuperaba le hacía preguntas sobre Berk y le pedía que lo llevará hasta aquella isla que durante toda su vida fue su hogar, pero debido a la gravedad de sus heridas no pudo llevarlo.
Gracias a Altair la mujer fue capaz de seguir el rastro que habían dejado Stoick y Pharynx, fue poco el tiempo que le llevo el llegar hasta donde jinete y dragón estaban, pero no eran los únicos allí, también había un chico llorón y una mujer con armadura extraña.
La mujer no dejaba de ver a Stoick, como si fuera algún producto de su imaginación.
—Stoick/¿Stoick?— Ella y la otra mujer llamaron a la vez, aunque la manera en la que la otra lo había dicho era más como una pregunta que un llamado real.
El hombre se puso de pie y caminó en dirección de ambas, la orea mujer, de cabello canoso, estiró sus brazos esperando recibir un abrazo por parte del fornido vikingo, que paso de ella y fue hacia la de cabellera plateada.
—¿Que haces aquí, Casiopea?—
—Te estabas tardando y pensé que habías caído en alguna trampa o que habías sido atrapado por algún cazador— Ella se sentía algo avergonzada, porque el joven y la mujer la veían fijamente. —Ya sabes... Con tu poca movilidad, creí que... Bueno... Mejor regresaré a la playa...—
Ella se volteo dispuesta a irse por dónde vino, pero el hombre no se lo permitió, la tomo suavemente por la mejilla y le sonrió con la pas pura calidez, como cuando entras a tu hogar después de haber estado en el frío y te acercas al fuego de la chimenea.
—No, no hay necesidad de que te vayas, de hecho, te quiero presentar a alguien muy importante para mí— El hombre guío suavemente a la mujer, pasando de Valka y caminando hacia Hiccup, que se había puesto de pie y los veía extrañado. —Hiccup, ella es Casiopea, fue quien me salvo y quién me ha estado cuidando durante todo esté tiempo... Y también... Es mi pareja—
—Es un gusto conocerte, Hiccup, tu padre me ha hablado maravillas sobre ti— Dice sonriente la mujer, que parecía muy feliz de conocerlo.
—Yo... Uhmm... Mucho gusto— Dice el Haddock, no sabía cómo reaccionar, su padre había vuelto de entre los muertos, tenía un nuevo dragón y también, una nueva pareja, que se veía lo amaba mucho, sus ojos eran los delatores.
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