Una chica caminaba por el campus de la universidad, ya cursaba el quinto ciclo, mitad de carrera, y estaba un poco emocionada, pues llevaría clases con aquel joven dueño de su amor platónico.

Había quedado prendida de él cuando una vez iba de pie en el transporte público y él le cedió su asiento. Después de varios minutos bajó en el mismo paradero que ella y fue corriendo hacia la universidad, seguramente llegaba tarde a alguna clase, pero a ella le bastaba saber que estaba más cerca de lo que pensaba.

Justo esa misma tarde, chocó con él al salir de su aula y la ayudó a recoger sus cosas, ofreciéndole una espléndida sonrisa y un “disculpa”. Guardaba las esperanzas de que la haya reconocido. Tenía la certeza de que la notaría esta vez al verla en clases, y además, de que el destino lo había mandado, una idea un tanto cursi pero así era ella.

Desde aquel día, lo había espiado de lejos. Lamentablemente él había estado con una chica que, según recordaba, se llamaba Jadi, pero ya no la veía desde hacía mucho, y se preguntaba ¿qué sucedió? Algunos dijeron que estaba en coma, otros, que había muerto.

Por alguna razón, todos dejaron de hablar de eso. Él ya no había vuelto a sonreír como aquella vez, su actual sonrisa solo era un fantasma de la anterior. Planeaba conseguir ser su amiga y hacerlo olvidar a aquella chica que ya no estaba.