2: Lo que pasa
Pasaron un par de días, Micaela se juntaba un poco más con Eliot y a él parecía agradarle. Se sentía orgullosa de estar logrando algo con él, aunque sabía que sería difícil hacerle olvidar a su ex novia.
El recuerdo del día anterior volvió. Habían estado en la cafetería comprando algo cuando a él se le cayó la billetera, ella la recogió y pudo observar una foto de una bonita muchacha de cabello castaño claro, casi rubio, y ojos verdes. Se la entrego enseguida pero él supo que la había visto, así que sólo atinó a decirle que era “alguien especial”.
Recordaba haberse sentido un poco mal por eso. ¿Cómo iba a competir con aquella bella ex? Se consideraba guapa, pero los hombres las preferían rubias, ¿no? Se sentía frustrada.
Detrás de unas plantas, dos chicos los espiaban.
—Esa chica le ha echado el ojo a Eliot —renegaba María.
—Ay, por favor ¿ya empiezas? —le recriminó Ditmar— Son compañeros de trabajo, además él ha rechazado a toda chica que se le ha insinuado.
—Tonto, soy mujer, sé más que tú, ¡tengo ojo de halcón!
—Bueno, entonces quizá él aceptó que debe olvidar a Jadi y que nunca podrá recuperarla…
—¡No vuelvas a decir eso! —le interrumpió enfadada— Investigaré yo sola.
Se fue. Ditmar suspiró y quedó mirando un rato a Eliot, que estaba con Micaela, sentados bajo un árbol, se dio cuenta de que estaban conversando y sonriendo. Se escurrió a unos matorrales más cercanos.
—Ya no volveré a vestirme como lo hice ese día, ¡qué horror! —decía la chica.
—Bah, ¿por qué no? Estabas simpática —le aseguró él.
Ella se puso muy alegre pero trató de disimular.
—Bueno… Ahora veré si conviene.
Eliot rió apenas. Ditmar puso una cara de ligera preocupación y se fue detrás de María.
Micaela suspiró y cambió de expresión.
—Quisiera decirte algo —le dijo, a lo que él volteó para prestarle atención—. Ese día del trabajo de campo, al volver a casa… entré a mi habitación y fue como si hubiera entrado a otro sitio… Quiero decir, mi habitación ya no estaba, y había un ser blanco mirándome… ¡Me asusté muchísimo!
Eliot juntó las cejas, intrigado.
—¿Tenía cabello blanco? ¿Ojos grises? ¿Estaba vestido con una manta larga hasta los pies?
—¡Sí! ¡Sí! ¡Sí!
—Um… —se preguntó si sería Amir, aquel ser de esa dimensión, y en tal caso, ¿para qué querría ver a Micaela? Tal vez se asustó al sentir que llevó a alguien desconocido para él— No deberías preocuparte, creo que es uno de los seres de la dimensión a la que te llevé… Son buenos, descuida.
—Uf —suspiró la chica—. Qué bien. Pero ojalá no vuelva a aparecer… casi me da un paro cardiaco… Aunque debo confesarte que —dudó, nerviosa— antes de pequeña he visto fantasmas, pero sólo pasaban, como si supieran que nadie los ve, o como si no nos vieran… por eso éste me asustó, porque me estaba mirando.
—¿Qué? —quedó sorprendido— Vaya.
De pronto aparecieron en la otra dimensión, Micaela se asustó y casi gritó nuevamente pero se tapó la boca. Eliot se puso de pie
—¿Qué pasó?
Micaela también se paró.
—¡Heeey! —los llamó Ditmar que venía corriendo de lejos.
María también iba tras de él pero ambos quedaron algo asustados al ver a Micaela ahí.
—¿Qué hace ella aquí? —preguntó incomoda.
—Eh —Eliot no sabía qué decir—, yo…
—Yo los traje a los cuatro —irrumpió Amir, apareciendo de pronto.
—¡AH! —saltó Micaela— ¡Es él!
—Ella es la solución a su problema —les dijo aquel ser—. Es confiable, sabe de ustedes y de nosotros, y tiene un don particular.
María miró molesta a Eliot.
—¿Le dijiste sobre nosotros?
—Tuve que hacerlo, sucedieron cosas.
—¡¿Cómo qué cosas?!
—María basta —la detuvo Ditmar—, ¡debe haber tenido una buena razón!
—No discutan —les retó Amir— Escúchenme… Esta chica puede ver espíritus, quiere decir que puede entrar más fácilmente a la dimensión de las almas, está conectada, estando cerca de ella todo será más fácil.
Todos se sorprendieron.
—¿Qué?
—Le otorgaré el poder del fuego y los acompañará.
—¡No! —exclamó Micaela. Todos la miraron— Se han equivocado de persona, ¡yo no soy valiente! No quiero ningún tipo de misión, no quiero entrar a otras aterradoras dimensiones.
—Pero te necesitan…
—No quiero —interrumpió Eliot esta vez y voltearon a verlo—. No reemplazaré a Jadi.
—Pero entiende —le dijo su amigo—, no es reemplazar… sin ella jamás la recuperaremos.
Micaela se sorprendió, ¿recuperar? ¿Acaso ella se había perdido en otra dimensión? Esto se ponía cada vez más aterrador. No solo eso, también se sintió triste, ya que ahora podía ver que para Eliot ella no era nada y no la quería en su equipo, de fuera lo que fuera. No podía permitir que esto quedara así.
—¡Lo haré! —aceptó y todos volvieron sus vistas a ella— No reemplazo nadie, eso es obvio —miró profundamente a Eliot—, pero te ayudaré, trataré de ser valiente.
Él reaccionó un poco ante la mirada de ella, y bajó la vista al suelo con tristeza.
—Bien —prosiguió Amir—. Explicaré nuevamente lo que entiendo con mis experiencias… Las dimensiones son muy complejas, puedes entrar y salir de ellas involuntariamente, sin darte cuenta. Existen muchos relatos sobre cambios de tiempo o personas que dicen haber entrado a vórtices y tener visiones de lugares muy diferentes a la tierra, a veces se forma fenómenos electroestáticos que favorecen el traslado a esas dimensiones.
>>La tierra misma tiene lugares donde han ocurrido fenómenos y visiones de cosas inexplicables, tales como algunas montañas o el famoso triangulo de las bermudas. Existe incluso la teoría de que los seres de otros planetas han desarrollado la tecnología para viajar entre dimensiones. Existe una dimensión en donde, supuestamente, se encuentran los seres espirituales, como duendes, hadas, etc.
>>También las almas de las personas se encuentran en una para luego pasar definitivamente a la siguiente… donde se dice que está Dios y los seres divinos. A esas dimensiones sólo se puede entrar en espíritu, pero no se preocupen, incluso a un nivel de conciencia podrías ingresar mediante el sueño o desdoblamiento… En caso de esta chica, tiene una conexión con esa dimensión lo que facilitaría el viaje hasta allá, porque esa dimensión la “llama”, si la busca la encontrará.
Micaela quedó confundida y espantada. Justo cuando creyó que las cosas no podían ponerse más aterradoras.
>>Desde este lugar es más fácil entrar a otras dimensiones, pero teniendo cuidado. Empiecen buscando vórtices por aquí, probablemente uno los lleve más cerca… Así que, bueno… los dejo —desapareció.
Quedaron en sepulcral silencio, hasta que Micaela decidió hacer la pregunta.
—¿Qué le pasó a Jadi?
Eliot aún miraba al suelo, pensativo.
—Déjenme a solas con ella —pidió mientras emprendía la retirada.
María se acercó a Micaela.
—Por cierto —le dijo—. Mi amiga adoraba a Eliot como a nadie más y era muy celosa, si una chica se le acercaba debía considerarse muerta —sonrió—. Suerte.
Ditmar la jaló del brazo, apurándola para irse.
Micaela, algo asustada y confundida, fue tras de Eliot. Lo siguió hasta llegar a una montaña rodeada de un campo de flores y algunos árboles. El muchacho quedó mirándola.
—Fue hace un mes y medio casi —empezó a contar—. Estaba en la universidad cuando recibí la llamada de su mamá, Jadi había tenido una reacción alérgica y había dejado de respirar… estaban camino al hospital… Corrí hasta donde nadie me veía y me transporté aquí para luego transportarme al lugar más cercano al hospital que recordaba, pero aun así demoré.
>>Entré corriendo, y cuando me metí a donde no era permitido, tuve que dormir momentáneamente a todo el que estuviera por ahí con hondas de luz, al rato despertarían sin recordar que yo pasé. Llegué hasta la sala en donde la tenían… —bajó un poco la vista— Aún escucho el sonido de la máquina que indicaba que su corazón ya no latía… Dormí a todos instantáneamente y la curé con la luz… pero ya no despertó —apretó los puños.
Mica también lo miraba triste.
—¿Por qué…?
—La abracé fuerte… tratando de no llorar…
Micaela se sentía más triste al escuchar esas dolidas palabras.
>>La envolví en luz para que no le pasara nada, prácticamente detuve su cuerpo en el tiempo y la traje aquí a ver si los seres me podían ayudar, pero Amir me dijo que no despertaba porque su alma ya se había ido… Por eso quiero ir por ella y traerla de vuelta.
Abrió el cerro. Micaela se impresionó al ver cómo la tierra se movía a su antojo y dejaba una entrada a la vista. Entraron, al fondo se veía una luz, hasta que llegó y se impresionó aún más al ver a Jadi echada sobre una porción de tierra cubierta con hojas, que hacían de colchón, con la luz blanca envolviéndola, parecía como si sólo estuviera dormida. Vio a Eliot acercarse, para quedar observándola con mucha nostalgia.
—Le prometí a sus padres hacer todo por recuperarla… Si algo llegara a pasarme, la luz que la rodea desaparecería y entonces… Bueno… ya supondrás.
—Es increíble lo que has podido hacer —le dijo, completamente absorta—, debes ser muy fuerte.
—Casi —suspiró—. Ese día me mantuve fuerte gracias a la esperanza de poder hacerla volver, hasta que entré a mi habitación… No sé, creo que me golpeó la realidad y todo el mundo se desboronó a mi alrededor.
—Sí —dijo ella casi en susurro—, ya me imagino.
—Fue duro acostumbrarme a estar sin ella de un día para otro, ni siquiera ella sabía que tenía alergia a algo —suspiró—. Desperté al día siguiente con ese fuerte dolor en el pecho, deseando que todo fuese un sueño…
—No estés triste… —él la miró y le sonrió dulcemente— Ya verás que lo lograrás.
Le sonrió un poco. Después de un rato salieron. Eliot acompañó a Micaela a su casa.
—Gracias por acompañarme —suspiró y sonrió—. Bueno, a ver cuándo me entrenas.
Eliot sonrió con suficiencia.
—Tengo algo planeado, no te impacientes.
Se despidieron y se fue. Micaela subió a su habitación, cerró la puerta y un par de lágrimas cayeron de sus ojos, trató de limpiarse pero éstas seguían saliendo.
Se había ilusionado mucho con él en tan poco tiempo. Jadi seguía aquí y él la seguía queriendo. Ahora le ayudaría a recuperarla y eso sería todo. Respiró hondo y volvió a limpiarse las lágrimas, renegando de sí misma por parecer colegiala y llorar con algo así. Al menos pasaría tiempo con él, al menos le agradaba.
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