Vientos de inquietud
Sobre las nubes, mas allá de las estrellas y en un plano de la realidad al que hasta el momento los mortales nunca habían podido acceder, había mucha actividad. Una multitud de seres vestidos con prendas blancas de estilo oriental y colocados detras de mostradores se afanaban en recoger, rellenar y entregar formularios, documentos y papeles varios a otra multitud de seres vestidos de la misma manera, pero de colores y decoraciónes diversas.
Esa imagen tan parecida a la de un festival japonés era en realidad una oficina que trabajaba a contrareloj para proveer de documentación humana legal a todos los dioses y shinki que pudieran, antes de que algún humano encontrase una manera de llegar al cielo.
Por esos puestos caminaba también un grupito que destacaba por lo variopinto de la vestimenta de sus miembros.
Al frente una muchacha de pelo naranja y vestida un yukata azul cielo y obi en tonos lila. Caminaba guiando a sus compañeros decidida, pero a la vez con una mueca de disgusto en el rostro causada en parte por el estrés que le causaba la muchedumbre y por otra parte porque no estaba del todo de acuerdo con la tarea que le habían impuesto.
Detrás caminaba una muchacha algo mas alta de precioso cabello rubio recogido en dos trenzas y vestida con otro precióso yukata, de color rosa , estampados dorados y con obi negro y blanco. Parecia un poco superada por la situación mirando hacia delante y hacia atras como el niño que ve como sus padres discuten y se va cada uno en una dirección y no sabe que hacer.
Tercero iba un muchacho rubio, vestido con un yukata gris con aspecto de antiguo y muy gastado, se veía completamente fuera de lugar con cara de malos humos y arrastrando a alguien mas por el brazo.
El cuarto y ultimo miembro era un joven que intentaba evitar ser arrastrado y zafarse, sin exito, del muchacho anterior. Su cabelló negro azabache contrastaba con sus ojos verdes luminosos y el yukata blanco como la nieve que vestía, símbolo de las almas que habían dejado este mundo.
Los cuatro miembros se abrieron paso por fin a trompicones hasta la ventanilla a donde la pelinaranja los estaba guiando.
- Dos identidades femeninas y dos masculinas, ¿que dios es vuestro amo?
- Nosotras ya estamos. -Contestó rápidamente.- Son estos dos.
El shinki que se encontraba al otro lado del mostrador levantó la mirada del libro donde estaba anotando.
-¿Cual de vosotros es el dios?
ChatNoir, agarrando molesto el brazo de Plagg levantó la mano.
-Rubio, -examino y anotó el shinki - ojos verdes. Pasaría por europeo...
-Podría ser mi hijo. - Comento un hombre que andaba cerca. Tenía el pelo oscuro pero unos ojos preciosamente verdes.
Inmediatamente el shinki del mostrador dió un respingo.
-¡Ebisu-sama!
Al escuchar eso varios seres de alrededor se giraron para verlo.
-Ebisu. -Saludó con una inclinación de cabeza la joven rubia.
-Queen Bee. -Saludo él, correcto. -Un placer encontrarte por aquí.
Al ver cierta cara de confusión en los ojos de ChatNoir, Sabrina procedió a explicarle.
-Ebisu-sama es uno de los siete dioses de la fortuna. El dios de la suerte y del comercio.
El hombre llamado Ebisu captó en seguida la conversación y volvio sus ojos de la diosa de la mala fortuna al joven dios rubio que jamás había visto.
-¿Y tu eres...?
-Se llama ChatNoir, -Interrumpió Queen, -es... amigo mio.
-No me suena su nombre - comentó- ¿Y este es tu shinki? -Preguntó clavando sus ojos por primera vez en Plagg.
-Así es. - Mascullo el rubio mientras Plagg miraba desafiante a Ebisu, nada conforme con que lo escanearan de esa forma ni con la situación en general.
-Interesante -murmuró el hombre. Luego, se volvió hacia el mostrador - reitero la posibilidad de que se haga pasar por mi hijo. Por apariencia no creo que desentonemos y teniendo en cuenta los tiempos que corren lo mejor es reducir la cantidad de alojamientos necesarios. Ambos muchachos pueden vivir facilmente como mi hijo y un trabajador de mi mansión.
Esas palabras no llamaron la atención de Plagg, que había dejado de escuchar el discurso a la mitad, ni de sus dos compañeras. Pero sí llamaron la atención del dios rubio, tanto que sintió como se le erizaba el pelo de la nuca.
Observó a Ebisu. Ojos verdes y cabello azabache, exactamente igual a Plagg. El solo tenía los ojos verdes, no tenía mas parecido con Ebisu, y en cambio este insinuaba que ChatNoir se haría pasar por su hijo y Plagg por su sirviente. Sabia de dioses que, dejados llevar por su poder y su ego, trataban a sus shinki como meros criados. Pero si algo no esperaba era encontrarse tan rápido con una muestra tan clara de esa manera de pensar.
-No. -Pronunció con relativa rabia contenida. -Plagg no será un criado. Ambos tenemos parecido contigo. Si yo soy tu hijo el será mi hermano.
Tanto las chicas como Plagg se volvierón sorprendidos hacia el dios rubio que, con el cuerpo muy firme, plantaba cara a Ebisu mirandolo fijamente.
Este sonrió momentaneamente, por primera vez en toda la conversación. Luego recuperó rápidamente la fachada sería que había tenido hasta el momento.
-Que así sea- asintió y se volvió al shinki del mostrador, que había dejado de hacer sus tareas para centrarse en la interesante conversación- registralos como hijos mios.
-¿Su nombre humano? -Preguntó amablemente el shinki del mostrador.
-Gabriel Agreste.
-Gabriel Agreste... -Murmuró mientras pasába rápido las páginas del libro-Aquí está. ¿Nombre del dios?
-ChatNoir-Contestó el susodicho.
-Aja -El shinki asintió. -¿Nuevo nombre?
-Supongo que vale cualquiera-Murmuró.
-A mi me gusta Adrien -Interrumpió Queen Bee - Creo que te pega.
En el fondo la chica se encontraba ilusionada de que su amigo fuese a convivir con otros dioses.
-Adrien entonces, -sonrió ChatNoir de vuelta.
-¿Nombre del shinki?
-Plagg - Contesto ChatNoir por el.
-¿Con que edad les inscribo?¿Y fechas de nacimiento?
-Aparentan 15-16. -Comentó el dios de las finanzas.
-Yo elijo el 10 de octubre como cumpleaños. - Declaró el rubio. Al ver que su amiga y su shinki le miraban curiosos se dispuso a explicar - el diez perfecto, para que me traiga suerte.
Plagg se encogió de hombros
-La fecha de hoy mismamente. No recuerdo ninguna otra.
-Los pondré a ambos de la misma edad, así van al mismo curso.
-Perfecto. -Contesto la shinki garabateando en un papel a parte -Los pondré a ambos de la misma edad, así van al mismo curso. El instituto más cercano es el Francoise Dupont. Adrián Agreste y Plagg Agreste, vayan al mostrador 32 para recojer sus DNI y Pasaportes. El expediente escolar en el 24.
-Un momento - protestó Plagg - ¿Yo no tengo un nombre falso?
Hasta en tonces no había participado en casi todo el proceso porque, a decir verdad, le importaba un comino. Hacía menos de una hora que conocía a ese dios andrajoso y vestido de chandal, y no había sentido ninguna necesidad de servirle ni simpatía por él hasta que éste decidio defenderlo. Al final, puede que su dios no fuese tan malo.
-Lo siento chico, pero para simplificar registros y facilitar el proceso, los shinki mantienen su mismo nombre. Solo los dioses lo cambian. Quejas y reclamaciones en el mostrador 26.
-Tengo unos asuntos que atender, así que si me disculpais ... -Recordó Ebisu su presencia- Os vere en casa, hijos.
Pronunció la ultima palabra con cierto toque de sarcasmo en su voz y se marchó.
Y con el papel con sus nuevos nombres garabateados y un mal presentimiento con resperto a Ebisu, ChatNoir se encaminó al mostrador donde le esperaba su nueva identidad. Una que parecía venir con una casa y cierta incomodidad incorporadas.
Bajo las nubes que cubrian francia, en una pequeña panadería, una joven pelirroja intentaba amasar pan sin éxito. Su nuevo padre intentaba darle instrucciones precisas pero comprensibles y la trataba con mucha amabilidad. Aún así, la jovencita se frustraba mucho y despues de intentarlo un rato se rindió. Había que reconocerlo, la repostería y panadería no eran lo suyo.
Su hermana de cabello azabache se encontraba sentada al fondo, contemplando la escela con una sonrisa. La verdad, entre la compañía de su shinki guia y la bondad de sus nuevos padres se había acabado adaptando bastante bien a la vida humana.
Le asustaba mucho, en cambio, la idea de ir al instituto. No solo era una estudiante nueva que no conocía a nadie y que iba a un centro nuevo sino que era una diosa que jamás había pisado el mundo humano hasta la fecha. No sabía nada de la cultura humana en general, mucho menos sobre los adolescentes. Le aterraba la idea de no encajar y de que terminaran descubriendo su identidad.
Tikki entonces se quitó el delantal frustrada y Ladybug sonrió. Al menos la tenía a ella.
Tikki era uno de los shinkis más ancianos que existían. Había servido a numerosas reencarnaciones de Ladybug antes que esta, y había conocido multitud de culturas y civilizaciones diferentes. Siempre había conseguido acostumbrarse a la situación y servir competentemente a su ama y nunca había tenido problemas para incluso luchar por su cuenta si era necesario.
En cambio, vivir como humana era diferente.
Intentaba acostumbrarse a tareas como cocinar y limpiar, pero su ama nunca había necesitado que hiciese esa clase de cosas y la experiencia que tenía era nula.
En cambio, su ama parecía adaptarse demasiado bien. La camiseta que llevaba era una prueva, y el dicado toque que estaba teniendo con los macaróns otra. Tikki la miraba embelesada, se alegraba y se sentía orgullosa de como se había adaptado a la panadería.
Aunque la escuela sería otra cosa.
En el fondo, estaba muy preocupada de como podrían adaptarse ambas. La shinki peliroja sabía que a Ladybug, que había vivido encerrada, le costaba socializar, y si a eso se sumaba que conocían muy poco sobre la cultura actual humana, se sentía muy insegura. Lo peor que podía pasarles es que alguien descubriese sus identidades, anque no era probable, pero de lo que de verdad tenía miedo era de que, como les ocurría a muchos humanos, el instituto se convirtiera en un infierno. No quería ver a su ama llorar.
Decidiendo que quedarse quieta pensando no resolvía nada, se levantó con la intención de conseguir toda la información posible. Para empezar quería asegurarse de donde estaba el colegio al que irian al día siguiente y se sentó en el escritorio, en frente del ordenador de los Dupain-Cheng
Los shinki que vivian permanentemente en el cielo poco solían saber de asuntos informáticos y cualquier modernidad en general. Pero a esta regla Tikky era una excepción. Le encantaba todo lo relacionado con la investigación, y cada poco tiempo solía bajar al mundo humano a observar como había evolucionado. Por lo tanto, sabía perfectamente usar un Iphone o cuanquier otro aparato inteligente moderno. El ordenador que tenía ante sus ojos incluso le pareció un poco anticuado.
Buscando en internet durante un rato, llegó a encontrar la pagina web del colegio François Dupont. En las fotos parecia un edificio bastante antiguo, pero remodelado, con un patio interior grande. Se veía iluminado y limpio en las fotos de la web, y a Tikky le inspiró confianza. Siguió clicando en diferentes pestañas y allí encontró los horarios de todos los cursos.
Los nombres de las asignaturas le interesaron en cuanto los escucho. Sabía bastante de matemáticas, pero solo cierta idea general o conocimientos sueltos, desconocía la exactitud con la que podrían enseñarse en un aula. Tambien le llamaban la atención asignaturas como física o biología, pero se decepcionó un poco cuando leyó que había una clase de historia y literatura. A un ser como Tikky que prefería mirar hacia adelante que hacia atras, entre otras cosas porque en el pasado había vivido ya, la historia no le interesaba en lo más mínimo.
Junto al hirario de clases, encontró la lista de alumnos de los diferentes salones, y la curiosidad le hizo abrir el archivo de sus compañeros de clase.
Un nombre le saltó a la vista de inmediato.
"Clhoe Bourgois"
Reconocía el nombre. Lo había oido cuando hacía el registro de su ama, y se lamentó de su destino. Su ama y Queen Bee, la diosa de la mala, fortuna formaban parte de los siete dioses de la fortuna, igual que Ebisu, y la rivalidad entre ellas era legendaria. Además, sentían un odio puro la una por la otra hasta tal punto que más de una vez habían estado cerca de llegar a las armas en alguna reunion.
Suspiró. La shinki sabía que no tenía sentido ocultarle esa información a su ama, así que se levantó del escritorio y caminó hacia la cocina.
Le dió mucha pena romper la paz que se respiraba en el ambiente, con su ama trabajando afanosamente en la decoración de un pastel, pero se imaginó el caos que ocasionaría el encuentro de las dos diosas en la clase al día siguiente y decidió que cuanto antes encajara su ama la presencia de su enemiga en su día a día más facil sería todo.
Al fin y al cabo, no todo podía ser perfecto.
Notas:
He vuelto!!! Bueno, en realidad nunca me fui.
Quiero empezar aclarando que este es un proiecto personal al que le tengo mucho cariño. Como veis, cada capitulo está cuidado con mimo y está tan cuidado porque disfruto mucho haciendolo.
Dado que es un proiecto personal, aunque está hecho con intencion de compartirlo, lo escribo para pasarmelo bien y cuando me apetece.
Con esto quiero decir basicamente que lo siento por no actualizar en mucho tiempo y no tener ninguna clase de previsión o plazo pero escribo cuando me apetece, y es lo que pienso seguir haciendo. (No es que haya recibido presiones por ningun lado, es sin mas algo que me apetecía aclarar sibro todo de ahora en adelante.)
Pero con esto tambien quiero decir que este proiecto es mi bebé, y que no tengo ninguna intención de abandonarlo. Si veis que no actualizo durante mucho tiempo, no perdais la esperanza, no he muerto.
Dicho esto, espero que hayais disfrutado del capítulo y de como me las he arreglado para recrear la estructura Hijo (heroe) - Padre (Villano) , y la rivalidad ente Marinette y Clhoe. Estoy muy contenta de como ha salido.
Se viene el encuentro de los protagonistas, y quizás ocurra algo patecido a la escena del paragüas...
No quiero decir más. Nos leemos en el próximo capítulo.
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