MARATOOOOOOOOOOOOOOOOOOOONNNNNNNNNNNNNNN
MARTOOOOOOOOOOOOOOOOOOON PARA FESTEJAR QUE NO ME ESTOY MURIENDO NIÑAAASSSS.
Alice
Mi hermano estuvo molestándome como siempre por la culpa de Ian, me decía que íbamos a terminar juntos y que le íbamos a dar bebes y todas esas cosas que dicen los hermanos que se quedaron en el siglo 18.
Bueno, la verdad es que nacimos en el siglo 18, les contare:
Nuestra familia era una respetable casa de la realeza de Múnich, éramos la familia feliz a excepción de que nos tocaba mudarnos cada dos años a otro lugar de Alemania, ya que ser un demonio no es fácil…por el hecho de que ya no envejecemos.
Mamá y papá viven en Italia en una hermosa casa que está en una colina, es gigantesca esa casa.
Mi hermano Marcus y yo decidimos venir a vivir a Paris para estudiar, porque ser inmortal y no tener nada que hacer es muy aburrido.
En fin, el punto es que mi hermano se quedó en el maldito siglo 18 y se la pasa buscándome pareja todo el maldito tiempo y al parecer le llama demasiado la atención Ian y su hermana.
Quiero mucho a mi hermano, pero a veces me gustaría arrancarle su hermosa cabeza de su senil cuello.
- Buenas noches Marcus – dije dándole un suave beso en su frente
- Alice – me llamo el – debes abrir tu corazón hermanita, sé que Ian es capaz de amarte más que el bastardo sin gloria de Max – dijo el nombre de mi ex con amargura despertando en mi un dolor punzante en el pecho
- No lo creo Marc, no quiero arriesgarme –
- Vale, solo quiero que sepas que tomes la decisión que tomes yo voy a estar allí para protegerte y, mañana no voy a ir a la universidad…no me quiero arriesgar con los shinigamis y todo eso
- Tranquilo Marc, me iré en taxi…no te preocupes
- Lo sé, solo que te amo hermanita
Muy pocas veces Marcus me decía que me amaba y esa era una de esas pocas. Abrace a mi hermano y le di un beso en su frente nacional.
Max, el solo es un mal recuerdo.
Y todos los golpes, gritos, amenazas e insultos volvían a mi cabeza como si lanzaran una bomba nuclear en todo mi ser.
Las lágrimas se acumularon en mis ojos y los recuerdos más dolorosos volvían.
Trate de no pensar en eso, pero fue imposible.
A LA MAÑANA SIGUIENTE: 3
Me desperté como siempre, y me fui a duchar.
Salí de la ducha y me vestí con unos jeans y una blusa sencilla con estampado militar y mis amadas vans negras.
Pedí el taxi y me subí de inmediato. Pasaron diez minutos y llegamos a la universidad, pague y me baje.
Cuando estaba caminando directo a la puerta principal un hombre que tanto odiaba se acercó a mí con gesto hostil.
- A-Alice – dijo Max mientras se acercaba peligrosamente a mí – cuantas veces te he dicho que no te vistas así para venir a esta mierda
Pude ver como alzaba su mano para pegarme, pero otra mano se interpuso en su camino.
- A las mujeres hermosas no se les pega – dijo la voz de Ian
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