12. tensión
Un viernes por la noche, a un día de su primera presentación juntos como miembros de la misma banda, Jimin y Jungkook se encontraban en la pequeña sala de estar del departamento que compartían. Jimin, como Jungkook ya estaba acostumbrado a verlo, tenía un cigarrillo encendido entre los dedos y daba vueltas por el lugar, inquieto, pensativo, con el ceño fruncido y algo tembloroso. Jungkook, por su parte, estaba bastante relajado disfrutando de un libro, cómodo y ligero en el sofá, a veces alzando los ojos para recorrer a Jimin con la mirada.
Jimin sentía lo pesado, fuerte y profundo de la mirada de Jungkook, así que automáticamente volteaba a verle cuando sentía aquellos oscuros ojos encima suyo, y cuando sus miradas conectaban inevitablemente de manera abrupta, ambos permanecían observándose en silencio por largos segundos que hacían que una curiosa tensión creciera en el ambiente.
— Cuando pienso en ti pienso en colores, días soleados, una hermosa canción con una melodía suave, helado, cerezas, una lluvia relajante por la noche, sonrisas, nubes, estrellas fugaces y millones de libros románticos... — leyó Jungkook en voz alta el pedazo de un párrafo del libro. Al escuchar su voz, Jimin detuvo sus pasos y de caminar con intranquilidad en círculos, se quedó plantado en un sólo sitio, cabizbajo y escuchando con atención a Jungkook —. Cuando pienso en ti, todas estas cosas vienen a mi mente, eres constantemente la mayor inspiración de mi vida y te encuentro en cada linda pequeña cosa que el universo nos ha dado. Visito diferentes lugares, pero no puedo concentrarme en lo que está delante de mis ojos, porque solo puedo pensar que todo en la vida sería mejor a tu lado y todos los lugares para viajar brillarían más si tuviera tu compañía.
El castaño alzó la mirada, sonriendo levemente al saber que tenía la atención de Jimin.
El pelinegro, desde donde estaba, giró la cabeza en dirección a Jungkook y miró fijamente a sus ojos en total silencio.
— Me gustaría ver el mundo entero contigo, me gustaría que estuvieras aquí conmigo. Pero aún así, cuando pienso en ti, me doy cuenta de que a pesar de la distancia, tú eres la persona que está más cerca de mí. — devolvió los ojos al libro para así leer un poco más. Seguido a eso, miró hacia Jimin nuevamente y se encontró con que el chico no lo había perdido de vista todavía —. Sabes que no creo que las personas pertenezcan a otras personas, pero sí creo que los corazones tienen dueños. Y mi corazón te pertenece. Porque cada vez que pienso en ti de nuevo me doy cuenta de que me gustas mucho.
Al finalizar, cerró el libro y le sonrió sutilmente a Jimin, quién aún tenía toda su atención centrada en él.
— Libros románticos. Qué puto asco. — hizo una mueca que a Jungkook se le hizo tierna, alejando su mirada velozmente —. Pero se trata de ti. ¿Cómo podía esperar que tuvieras buen gusto?
— ¿No te gustan? — riendo un poco, Jungkook dejó el libro a un lado y se levantó del sofá.
Jimin pudo ver venir su acción, así que regresó la mirada al chico.
Jungkook, ya de píe, alzó ambas cejas en una divertida expresión y rodeó el sofá con la intención de dirigirse hacia Jimin.
— No me gusta nada romántico y empalagoso en general. — le respondió Jimin con una expresión seria, cruzándose de brazos a la vez que con el duro gesto de su rostro, recorría a Jeon de los píes a la cabeza con la mirada.
— ¿Ni siquiera las canciones románticas? Porque ayer por la noche no dejabas de cantar una muy linda antes de dormir. — mencionó Jungkook, ahora parado a una distancia bastante cercana a Jimin.
Jimin terminó con su análisis, sus ojos deteniéndose en los de Jungkook. Sus miradas se conectaron intensamente una vez más.
— No sé de qué hablas. — se encogió de hombros, sin borrar aquel desinterés de su rostro.
— And every time our fingers touched... — cantó Jungkook la letra como la recordaba, sin apartar sus brillosos ojos de Jimin —... I felt like it would be too much and too little to hang onto... — acercándose un poco más, lo miró desde arriba (en toda su altura), sonriendo burlón —. ¿Así era que decía la canción? Una letra bastante romántica. No la había escuchado antes.
Sin dejarse intimidar por la altura de Jungkook, Jimin alzó el mentón para ver con más comodidad directamente a sus ojos.
Por unos segundos ninguno dijo nada.
Jungkook se acercó unos pasos más, Jimin sintió cómo la punta de sus píes descalzos chocaba con las botas de Jungkook y experimentó cómo era tener el aliento de Jungkook golpeando en su rostro.
— I cannot fall in love with you... — le cantó Jungkook en un susurro, para después soltar una pequeña risa.
Mirándolo a los ojos sin pausa alguna, Jimin mordió su labio inferior con fuerza, al de repente sentirse invadido por la risa llena de dulzura que tenía Jeon.
— I cannot feel this way so soon, so soon... — en otro susurro, Jungkook cantó nuevamente y volvió a reír al ver las mejillas de Jimin enrojecer y sus ojitos llenarse de brillo. Sin abandonar sus pequeñas risas, alzó su mano derecha y la llevó a Jimin, empezando a jugar con un mechón de sus cabellos tiernamente —... I cannot be this way with you... — negó con la cabeza a la vez que reía, para acompañar el significado de la canción.
Rindiéndose, Jimin dejó que su labio inferior escapara de entre sus dientes lentamente. La acción llamó la atención de los ojos de Jungkook hacia esa zona por unos instantes, y Jimin igualmente observó la boca de Jungkook con un deseo que se escondía muy en lo profundo de su mirada.
— I cannot fall in love with you... — repitiendo la acción, al mirar a sus ojos otra vez, Jungkook negó con la cabeza.
Finalmente Jimin sonrió.
— Está bien, Kook. Entendí. Me gustan las canciones de amor y soy un maldito hipócrita. — reteniendo la mano de Jungkook que se movía en su cabello, encarcelándola dentro de la suya con fuerza, Jimin ladeó su cabeza sin apartar su mirada de la de Jungkook —. Ya entendí, en serio. Vuelve a tus libros.
— No creo que sea lo que en verdad quieres. — comentó en voz baja, luciendo demasiado perdido en la mirada de Jimin como para apartarse o siquiera dejar de verle —. Y te aseguro que yo tampoco quiero estar lejos de ti. — le susurró con dulzura, mirándolo de manera atenta, con los ojos muy abiertos y entonces, Jimin nuevamente mordió su labio inferior con fuerza al sentir cómo la mano de Jungkook se movía levemente en la suya, dejando con su dedo pulgar una suave caricia en la palma de su mano.
— ¿Qué quieres de mí? — intentando contenerse, Jimin escondió lo más que pudo los escalofríos que le recorrían de píes a cabeza.
— Sólo quería decirte que pienso que eres una persona dulce. — sonrió sutilmente, nuevamente acariciando con su pulgar la palma de la mano de Jimin.
Ese contacto se sentía demasiado íntimo. El ambiente se sentía demasiado íntimo.
— ¿Eso crees? — Jimin arqueó una ceja.
— Claro. Y todas las personas dulces aman lo romántico, así que no me mientas. Muy en el fondo te va lo empalagoso.
— Ya entendí tu punto. — a Jimin se le escapó una melodiosa y larga carcajada.
— ¡Mierda, te hice reír! ¡Por primera vez! ¡Lo hice! — saltando y gritando en su emoción, Jungkook llevó ambas manos al rostro de Jimin y lo sostuvo con delicadeza entre ellas —. ¡¿Estabas riendo?! Hazlo de nuevo, vamos. Una risita para Kook.
— ¡No tienes pruebas! ¡Y tampoco tienes pruebas de que sea una persona dulce! — sin poder evitarlo, Jimin rió sin parar.
Jungkook también reía, tomando su rostro con suavidad y acercándolo peligrosamente al suyo en cada carcajada.
— ¡Oye, tengo pruebas! El primer día de ensayo que tuvimos, tú abrazaste a Hoseok y Seokjin con mucho amor. Fue muy tierno, estabas riendo y diciéndoles que les querías. Si me preguntas a mí, ese es el verdadero Park Jimin. — le apretó las mejillas, esta vez siendo él quién se mordía el labio inferior —. O como cuando nos detuvimos en esa tienda de antigüedades y no dejabas de sonreír por la caja musical que compraste, totalmente enamorado de aquel objeto. Hiciste que yo me enamorara de ese momento. Y ese es el verdadero Park Jimin.
Jimin también mordió su labio inferior.
También pareció perdido en Jungkook.
Ambos estaban perdiéndose en aquel instante que tal vez sería fugaz.
— Contigo nunca he sido dulce. — Jimin le miró divertido.
— Una vez me abrazaste. — defendió Jungkook su punto de vista —. Chico dulce.
— No fue un abrazo, sólo que tú hablabas de que dejáramos de pelear por la banda y quise darte una señal de paz en respuesta. — se excusó Jimin, lo que hizo reír a Jungkook y finalmente también terminó haciéndolo reír a él mismo.
— ¿Me darías, por favor, otra señal de paz hoy? — le rogó Jungkook con la mirada, haciendo un puchero.
— Tal vez. — Jimin rió, sus blancos y pequeños dientes tenían sensibles a Jungkook.
— ¿Eso es un sí?
— Ven aquí antes de que me arrepienta. — gruñó el pelinegro.
Ambos se estrellaron en el cuerpo contrario enseguida.
Y esta vez, Jimin hundió su rostro en el pecho de Jungkook y Jungkook su nariz en el cuello de Jimin. Se sostuvieron con fuerza, se respiraron, se sintieron en silencio y ese abrazo, duró más que sólo unos segundos.
— No es que no me gustase el primero, pero este abrazo está mucho mejor que el anterior. — susurró Jungkook, cómodamente en el cuello de Jimin mientras se abrazaba a su cintura con todas sus fuerzas.
— ¿Por qué nos abrazamos? — cuestionó Jimin de manera divertida, pero aún así aferraba sus pequeñas manos a la espalda de Jeon como si su vida dependiera de ello.
— Porque estabas inquieto, asustado por la presentación de mañana...
— ¿Cómo lo sabías? — preguntó Jimin sin dejarlo continuar.
— No lo sé, de alguna manera te vi a los ojos y lo supe. Así que enseguida quise ayudarte. — ejerciendo más presión con sus manos en la cintura de Jimin, Jungkook pensó que amaba tener a aquel precioso pelinegro en sus brazos.
Ninguno dijo alguna otra cosa y sólo disfrutaron del abrazo, ambos con una gran sonrisa en los labios.
(...)
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