Capítulo 8: El Primer Concierto

Gohan

Agosto de 2011

Era el día, el maravilloso día en que por fin Ashton cumpliría su sueño de conocer a Katy Perry y eso lo estaba volviendo loco.

Nuestros padres nos habían dejado faltar a la escuela porque era viernes y porque temían que con la emoción y las ganas de salir de la escuela hiciéramos un caos o nos escapáramos.

En el último tiempo, Ashton había estado comportándose bastante insolente con los señores Johnson y, aunque la primera vez lo habían castigado, ya desde la segunda solo lo habían ignorado.

Después de criar cuatro hijos y tener los trabajos tan demandantes que tenían, el señor y la señora Johnson ya no querían desgastarse con Ashton. Suponía que esperaban que fuera una etapa de rebeldía que se había desatado después de que se metieran en su vida sexual.

Ashton no hubiera tenido problemas en decir que era gay o bisexual si lo hubiera sido, pero no lo era y que sus padres no le creyeran del todo lo molestaba bastante.

Por mi lado, yo creía que los Johnson eran exagerados. Que ellos fueran aburridos y no besaran a sus amigos o les robaran alcohol a sus padres, no era culpa de Ashton o mía.

Ese día fui temprano en la mañana a la casa de Ashton para preparar las cosas que teníamos que tener para el concierto.

Ashton, por primera vez en su vida estaba usando ropa de colores llamativos solo para que Katy Perry lo elogiara en el Meet and Greet.

Además de la ropa, Ashton le tenía un peluche de regalo y una carta escrita a mano por él, a la que incluso le había puesto perfume. A veces me sorprendía lo detallista que era.

Cuando Ashton estaba metiendo todo a su mochila, Marco apareció en la habitación, apoyándose en el borde de la puerta.

—¿Ya están listos?

—¿A ti que te importa? —preguntó Ashton algo pesado.

—Pues mamá me dijo que debía llevarlos.

Eso hizo que Ashton lo mirara de golpe.

—¿Qué? Pensé que habíamos quedado en que nos iríamos solos.

—Tienes trece años y el recinto está a media hora en auto y ustedes no tienen auto... se demorarán más de una hora si logran tomar los autobuses correctos —dijo con una clara intención de hacernos quedar como idiotas.

—Sé leer carteles y números, hermano. De hecho, soy mejor con los números que tú —se jactó Ashton.

Marco no pareció contento con el comentario. Seguramente no era el matemático más brillante de la familia, por eso se había ido por el lado humanista.

—Mamá me dijo que te fuera a dejar y a buscar y si no lo hago y te mueres en el camino, tendré problemas —dijo—. Así que te vas a subir al auto en silencio y ya.

—No me puedes obligar.

—Si no subes, llamaré a mamá.

—Hazlo —lo desafío Ash.

La verdad era que yo no quería tener problemas en ese momento, lo que implicaba que tampoco quería que Ashton los tuviera.

—Vamos con Marco y ya —dije yo, mientras Marco parecía estar marcando números en su teléfono.

Ashton me miró algo dudoso, pero luego asintió de mala gana.

—Está bien. Vamos —terminó por decir.

Marco pareció conforme con eso, por lo que guardó su teléfono en el bolsillo de su chaqueta y se separó del borde de la puerta para ir hacia la planta baja.

Ashton y yo terminamos de guardar las cosas en la mochila y luego seguimos a Marco hasta el auto estacionado en la acera.

Su hermano mayor nos dejó en el lugar y nosotros fuimos al lugar por el que se debía entrar al Meet and Greet.

Quedaban una hora aún para lo que sería el horario de entrada, pero nosotros preferíamos mil veces llegar antes.

Cuando llegó la hora, nos pidieron las identificaciones y boletos para entrar con el grupo de personas que correspondía y, una vez adentro, pude sentir mi estómago revolverse.

La habitación estaba decorada como un mundo de dulces y había mesas con dulces de verdad para que pudiéramos comer.

Ashton estaba tan nervioso que ni siquiera pudo sacar algo de comer y cuando Katy Perry entró a la habitación, comenzó a llorar.

Katy saludó a todos uno por uno con un beso en la mejilla y un abrazo y después comenzó a hacernos preguntas y a sacarse fotos.

—¿Cuál es su canción favorita? —nos preguntó cuando era nuestro turno de la foto.

Who I Am Living For? —respondí yo.

Yo estaba hablando primero porque Ashton estaba aún en un estado de shock.

Hummingbird Heartbeat —respondió mi amigo.

Katy pareció muy feliz con nuestras respuestas y entonces se ubicó entre ambos y nos tomaron unas fotos que luego nos entregaron.

La hora y media que duró el evento debió ser una de las mejores hora y media de nuestra vida. Hubo comida, Katy Perry y estábamos juntos... no podíamos pedir más.

Cuando salimos para ir hacia donde sería el concierto y nos ubicamos en nuestros asientos, Ashton pareció relajarse.

—¡Me besó la mejilla! ¡Y huele a mentitas! —exclamó con pura alegría.

Yo reí por su emoción y porque era cierto lo que decía. Katy Perry olía a dulces mentolados.

Mientras estábamos esperando, yo me quedé analizando nuestro alrededor.

La mayoría del público eran mujeres o, mejor dicho, niñas; pero había de todo. Había padres, adultos sin hijos y adolescentes.

Muchos tenían algún cintillo, peluca, ropa colorida o luces para destacar y hacerle honor a Katy Perry. Todo se veía como si fuera una increíble fiesta, llena de brillos y colores chillones.

El concierto en sí, fue magnífico. Nunca me había sentido tan eufórico y emocionado, además de que había podido soltar todo mi estrés de la vida gritando y saltando con la multitud.

Probablemente, esa sería una de las mejores experiencias de mi vida.

[...]

Cuando volvimos a la casa de los Johnson, Misty nos tenía lista la cena, por lo que nos sentamos a la mesa, frente a nuestros platos. Ambos estábamos hambrientos, pues habíamos estado horas sin comer y habíamos gastado mucha energía.

Mi vista se posó en el plato que había en una de las puntas de la mesa. Lo que menos quería era tener que aguantar una cena con uno de los padres de Ashton.

Para mi sorpresa, quien apareció en el comedor, fue Beverly.

¿Odiaba a Beverly? No, pero tampoco la soportaba. Era tan pesada, envidiosa y exagerada para sus cosas, que nadie podía aguantarla mucho tiempo.

La relación de Bev y Ash estaba en su peor momento. Después de que ella nos hubiera delatado cuando nos estábamos besnado, ambos se peleaban cada vez que se veían las caras.

—¿Cómo les fue en su tonto concierto? —preguntó Bev, sentándose.

—Bien —contesté yo algo cortante.

—Me imagino que Katy Perry estaba feliz de que papá pagara esos pases. Debió ganar bastante dinero.

—Katy Perry no es tan interesada como tú —respondió Ashton.

—Entonces que haga conciertos gratis, si tan bondadosa es.

—No seas ridícula. Si yo tuviera que cantar durante dos horas usando esos trajes y bailando cobraría lo mismo o más —dijo Ashton.

—Tampoco canta tan bien.

Ashton pareció tragarse la rabia.

—Si me disculpan, tengo que orinar —dijo, parándose de la mesa con lentitud.

Beverly y yo nos quedamos en un silencio incómodo, hasta que a lo lejos se oyeron un montón de groserías provenientes de mi amigo.

Yo intenté toser para cubrirlo, pero el idiota no cerraba la boca y mi garganta ya se comenzaba a irritar.

Beverly rodó los ojos y comenzó a comer su cena.

Mientras comíamos, mi vista se posó, sin quererlo, en el escote de Beverly.

Nunca en el pasado había notado que tenía un cuerpo atractivo y suponía que tenía que ver con mis cambios hormonales de la pubertad que se habían acrecentado después de los trece.

Sacudí mi cabeza levemente y fijé mi mirada en mi plato. No podía mirar a la hermana de mi mejor amigo... era sucio.

Realmente, no me sentía cómodo con que las chicas comenzaran a llamarme la atención físicamente, era algo incómodo mirarlas, para ellas y para mí.

Cómo pedía que mis hormonas se mantuvieran controladas los siguientes años. 

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