Capítulo 5: Periódico Escolar
Ashton
Apenas me despedí de Gohan y subí al auto de mi hermana Beverly, ella me miró algo despectiva y comenzó a avanzar.
—¿Podría abrir la ventana? Hace calor aquí adentro.
—No abrirás la ventana en un barrio así, a menos que quieras que nos roben —me dijo.
—Bien —respondí de mala gana, cruzándome de brazos.
En cierto modo, entendía la preocupación de mi hermana. Estábamos en un auto costoso, con cosas costosas adentro; en un barrio como ese era toda una tentación para las personas dispuestas a conseguir dinero fácil, en especial cuando no sabían que nuestro padre era juez y nuestro hermano mayor abogado. Lo que me causaba problemas era la actitud de Beverly.
Mi hermana era muy despectiva siempre y odiaba cuando miraba en menos a alguien por tener menos estudios o menos dinero que ella.
—¿Cómo llegaste a ser amigo de ese niño? —preguntó de pronto—. Vas a una escuela privada donde hay un montón de otros niños mejores y terminas con él, ¿cuál es el truco?
—¿Truco? —pregunté sin entender.
—Sí, ¿por qué te conviene? ¿O es simple obra de caridad?
No sabía que me molestaba más, si la pregunta en sí o el que lo preguntara con tanta seriedad.
—No tengo ningún plan, Bev —dije molesto—. Él es mi amigo porque nos divertimos juntos, más que con cualquier otra persona. Las amistades no se hacen en base al dinero... ah, había olvidado que tú eres tan insoportable que debiste comprar tus amigos toda la vida.
Beverly me dio una mirada furiosa y en el momento que llegamos a casa, fue con mamá a quejarse.
—¡Es un insolente! —la oí decir cuando llegué junto a ella.
Mamá estaba en su oficina, trabajando y, por su expresión, no parecía muy agradada con la interrupción de mi hermana.
—Bev —le dijo—. Estoy revisando unas cosas de un paciente, ¿te gustaría que yo te molestara cuando tu hicieras eso?
—Pero, mamá...
—Ya estas grande y Ashton tampoco tiene cinco años. Resuelvan sus problemas solos y déjenme trabajar —pidió ya harta.
Beverly se cruzó de brazos y bufó fastidiada para luego darme una mirada llena de desagrado. Cuando pasó por mi lado para salir de la oficina, le saqué la lengua infantilmente y luego salí detrás de ella para ir a mi habitación en el segundo piso.
Mi habitación era casi el triple que la de Gohan. Las paredes estaban pintadas de un color crema; tenía distintos muebles de color blanco que hacían juego entre ellos; una cama de dos plazas; y un baño privado.
Apenas entré, dejé mi mochila a un lado y fui al baño para cambiarme de ropa y lavarme los dientes. Había sido un día algo agotador, por lo que inmediatamente después de apoyar mi cabeza en la almohada, me quedé dormido.
[...]
—¿Su padre lo golpeaba?
Yo asentí ante la pregunta de mi papá.
Había decidido comentarle lo que me había contado Gohan de su familia, para saber si podía ayudarlo con algo.
Estábamos en la oficina de la casa, pues él solía estar ahí trabajando cuando no estaba afuera de casa.
—Mira, Ashton, es algo terrible, pero ya han pasado muchos años y dudo que haya pruebas para este entonces —dijo—, pero si el tipo vuelve a aparecer, me tienes que decir, ¿sí?
—Sí, papá.
—Ahora ve con Beverly, te debe estar esperando para llevarte a clases.
—Ya voy.
Me alegraba saber que, aunque a mi padre no le agradara Gohan, hubiera estado dispuesto a ayudarlo con sus problemas.
Me levanté del sofá que estaba frente al escritorio de la oficina y salí para encontrarme con la desagradable de Beverly e ir a la escuela.
[...]
Gohan y yo estábamos sentados en la sala donde se llevaban a cabo las reuniones del equipo del periódico escolar.
El chico que dirigía el grupo del periódico era un completo nerd egocéntrico; y definitivamente Gohan y yo no le agradábamos. Quizás le molestaba que dos chicos que se esforzaban mucho menos en la vida que él, le ganaran en varias cosas..., pero eso no era nuestra culpa.
El chico acomodó sus lentes cuadrados y gruesos y nos miró despectivamente desde su asiento.
—Ustedes dos deberán tomar el ritmo del equipo —advirtió—. Nosotros trabajamos rápida y seriamente, no queremos payasos que hagan trabajos mediocres.
—No somos tan mediocres si te ganamos el primer lugar en la pasada feria de ciencias —dije yo, chocando los cinco con mi amigo.
El chico nos quedó mirando con claro desagrado.
—Como sea, solo traigan el artículo para mañana, así veré si lo apruebo o no —prosiguió—. Ahora, pueden retirarse.
Gohan y yo nos pusimos de pie para salir, pero antes, el chico nerd me detuvo, agarrándome del brazo.
—No crean que los necesitamos, así que, si hacen solo una cosa mal, le diré a la directora.
Yo solté su agarre con brusquedad y le di una mirada llena de molestia para luego salir con Gohan.
—Que tipo más insoportable —comentó mi amigo—. Probablemente está frustrado con la vida.
—¿Vamos a ir a mi casa? —le pregunté—. Para hacer el artículo.
—Sí, vamos.
Cuando íbamos a mi casa, lo hacíamos caminando, ya que no quedaba a muchas cuadras de la escuela y el barrio era bastante seguro, pues estaba lleno de gente adinerada o famosos.
De vez en cuando sucedía que había bandas robando autos o casas, o acosadores intentando meterse a las casas de los artistas con los que estaban obsesionados; pero solían terminar en delitos frustrados.
Una vez que llegamos a la casa, Misty nos recibió y nos sirvió algo de beber.
—¿Quieren unos emparedados?
—Bueno —acepté—. Iremos a mi cuarto, tenemos que hacer tarea.
—Está bien, yo les llevaré la comida cuando esté lista.
Misty nos dio un beso en la frente a ambos y entonces subimos al segundo piso para entrar mi cuarto, donde de inmediato tiramos nuestras mochilas al suelo.
—¿De qué puede ser el artículo? —pregunté—. Siento que el reciclaje es muy trillado.
—¿Sabes que es trillado? El periódico escolar —dijo Gohan tirándose en mi cama—. Todo lo que dicen ahí es aburrido y nadie lo lee. Es malgasto de papel.
Yo asentí sentándome a su lado y me quedé pensado un momento.
—Creo que tengo una idea —informé—. Hagamos un tonto artículo para mañana, pero, además de eso, hagamos nuestro propio periódico escolar.
Mi amigo se enderezó para mirarme.
—¿Con artículos de lo que nosotros queramos?
—Lo que queramos.
Ambos chocamos los cinco con unas sonrisas traviesas en nuestros rostros y entonces decidimos que cosas escribiríamos para mañana.
[...]
El artículo que habíamos hecho había pasado la revisión y pronto comenzarían a imprimir las copias.
Cuando llegó la hora de salida, Gohan y yo nos colamos a la sala de impresión para poder imprimir nuestro periódico con artículos como: "El jefe del periódico escolar es un idiota" y "el maestro de matemáticas sólo sabe las tablas de multiplicar hasta la del 12".
Luego de hacer suficientes copias como para que nuestros polémicos artículos hicieran revuelo, detuvimos la impresora y metimos las copias en una bolsa de genero reutilizable y comenzamos a meternos a los salones para tirar copias por ahí, sin que el personal se percatara.
Tal como habíamos presupuestado, al día siguiente todos habían leído los artículos y se preguntaban quienes habían hecho esa broma de mal gusto.
Todos los maestros y alumnos de los que habíamos hablado habían pedido a la directora que castigara duramente a los involucrados cuando los encontrara. El problema era que no sabían que éramos nosotros.
Para descubrir quienes habían sido, la directora llamó a toda la escuela al auditorio para una reunión.
—Cómo saben, el día de hoy hubo un gran revuelo por ese polémico periódico que anda dando vueltas por ahí —dijo la directora en el escenario—. Si lo ejecutores de esta broma no se aparecen en mi oficina para el final del día, eliminaremos las alianzas de la semana de la escuela y se harán clases como en una semana normal.
Todos los alumnos comenzaron a quejarse y yo consideraba que la sanción era algo extrema, pero sabía que la intención de la directora era que cediéramos ante la presión social.
Yo miré a Gohan y él me miró a mí de la misma forma. Era hora de entregarnos.
Sin nada de temor, nos pusimos de pie, llamando la atención.
—¡Nos vemos en su oficina! —grité.
La directora no pareció sorprendida y dio por terminada la reunión para ir detrás de nosotros a la oficina.
—Les dije que escribieran un artículo para el periódico escolar sobre el medio ambiente, no que hicieran su propio periódico lleno de artículos y noticias polémicas —dijo, sacando una copia de nuestro periódico.
—Atrás tiene un artículo sobre todas las acciones pequeñas que pueden hacer las personas para salvar al planeta —se excusó Gohan.
—Pero antes de eso hay diez artículos más exponiendo la vida privada de maestros y alumnos —dijo.
—¿Les dirá a nuestros padres? —pregunté.
—Claro que sí, agradezcan que no voy a expulsarlos —dijo con dureza—, pero está vez, su castigo será mucho más duro.
Y así fue. Debimos limpiar todos los trofeos de la escuela, incluidos los que nosotros habíamos ganado en una competencia matemática contra otras escuelas el año pasado.
—En momentos como estos desearía haber perdido esa estupidez —dijo Gohan, mientras fregaba el enorme y rebuscado trofeo.
—O que el trofeo fuera más pequeño... —dije yo.
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