Capítulo 43: Mal Pasado

Diciembre de 2018

Ashton

Como todas las navidades de su vida, Gohan no estaba muy feliz.

Cuando habíamos salido de compras ese mes y había visto a padres con sus hijos comprando regalos o sacándose fotos con el Santa impostor que ponían en el centro comercial, su ánimo se había ido hacia abajo.

Todo se había puesto peor cuando había ido a llevarle regalos a su madre, quien le había dicho que era un desconsiderado y mal hijo por no visitarla seguido; pero no podía culparlo, ella solo lo había hecho un niño miserable.

Ese día ya era veinticuatro de diciembre y Gohan solo había salido de su cuarto para desayunar y almorzar, por lo que cuando dieron las cinco de la tarde, decidí ir por él.

—Gohan —lo llamé, asomándome por la puerta—. ¿No quieres tomar chocolate caliente conmigo?

A pesar de que tenía la luz apagada, pude notar que estaba acostado en su cama, debajo de las sábanas.

—No, estoy bien —respondió con la voz temblorosa.

—Gohan... yo sé que estas no son las mejores fechas para ti, pero puedes intentar que mejoren...

Gohan tiró la ropa de cama hacia atrás y se sentó en la cama, prendiendo su luz de la mesa de noche de paso.

—Ashton, entiende que yo jamás tendré una maldita navidad como las de las películas —me dijo con claro dolor—. Yo no tengo una familia feliz, ni la tendré.

—Pero me tienes a mí —dije con algo de esperanza.

Gohan pareció pensar sus siguientes palabras.

—Tú tienes una familia con la que celebrar, Ashton. Sé que tu mamá te invitó para allá, deberías ir a cenar —me dijo.

Yo me senté en el borde de su cama.

—No quiero ir con ellos, quiero estar contigo.

Las navidades anteriores había estado con él ahí, aunque no había sido tan distinto a un día común. Lo único que se salía de la cotidianidad eran los regalos.

Esas veces Gohan había estado un poco menos deprimido y suponía que su humor de esa vez tenía que ver con el sentimiento de culpa por dejar a su mamá.

Gohan se sentía como la persona más mal agradecida y egoísta del mundo por haber dejado a su mamá para sentirse mejor con su vida. Sentía que haber puesto su salud mental y su bienestar antes que el de su madre era algo deplorable y quizás yo le hubiera encontrado la razón si no hubiera sido porque parecía que su madre no tenía salvación.

La señora Davies no había cambiado nada en todos esos años, seguía tan dispuesta a dejar que un hombre maltratara a su hijo solo para no quedarse sola. Suponía que Gohan lo justificaba porque ella también era una víctima y yo también lo entendía, pero no podía exonerarla por completo.

—Ashton... yo no soy tu familia —me dijo sin mirarme a los ojos—. No importa lo unidos que seamos, no somos familia.

Aunque sabía que estaba hablando cegado por sus pensamientos negativos, me había dolido.

—¿En serio no quieres que me quede?

Gohan asintió.

—Solo ve... nos veremos mañana.

Gohan volvió a acostarse, cubriéndose con las sábanas, y apagó la luz.

Yo solté un suspiro y me levanté de la cama para salir de su cuarto.

La verdad era que yo no quería pasar la navidad con mi familia, pero tampoco quería quedarme en la sala mirando televisión solo. Al final, la mejor opción era la primera.

[...]

Luego de la cena, había ido a sentarme a la orilla de la piscina para jugar con el agua.

No había dejado de pensar en que hacía Gohan y en si estaba bien. Siempre me asustaba cuando estaba tan deprimido, pues no pensaba bien las cosas y temía que en un ataque de locura decidiera que ya no quería seguir con su vida.

De pronto, sentí como alguien se paró a mi lado y segundos después, una chaqueta con olor a perfume femenino me cubrió la espalda.

Pude reconocer el perfume, era de Beverly.

—Todos están algo preocupados por lo extraño que estas actuando y también por el que estes aquí y sin Gohan —me dijo, sentándose junto a mí—. ¿Pasó algo?

—Es complicado...

—Quizás no soy psicóloga, pero un psiquiatra también hace sesiones —me dijo—. Soy buena escuchando problemas, sean trastornos mentales u otras cosas.

—¿Crees que Gohan está bien de la cabeza?

Ella negó.

—Pero no creo que tenga trastornos mentales graves tampoco —me aclaró—. Por sus registros médicos, alguna vez cuando niño tuvo terapia...

—Y no parece que le haya ayudado.

—Quizás lo ayudo con algunas cosas, Ashton. Tú no sabes cómo estaba a esa edad —me dijo—. Muchos niños con el historial de él no terminan bien y con eso me refiero a drogas fuertes y ataques de ira... Gohan tiene mucho más autocontrol del que esperaría.

Yo asentí.

A veces Gohan reaccionaba de mala manera y se iba a los golpes, pero en general no reaccionaba mal ante comentarios que lo hacían enojar o provocaciones.

—Él debió pasarla muy mal con su familia y, a diferencia de ti, ni siquiera tenía el dinero para llenar el vacío emocional con cosas materiales.

—Ya lo sé, por eso me gustaría ayudarlo a sentirse mejor —le expliqué.

—El problema es que tú no tienes superpoderes y el que se sienta mal de vez en cuando tampoco es algo malo —me dijo—. Es completamente normal que haya días que esté deprimido o enojado.

Suponía que sí, y que pronto volvería a sentirse bien otra vez. Todos podían tener días buenos y días malos.

—Gracias, Bev.

—Que no se diga que soy la peor hermana de esta familia —bromeó.

Yo reí también.

—Tranquila, todos sabemos que ese título es de Marco.

—Que no te oiga papá o nos matará.

Ambos volvimos a reír y entonces Beverly se puso de pie para volver a entrar a la casa.

Esa había sido una de las pocas veces que había sentido el apoyo de mis hermanos y se sentía bien, aunque sabía que esos solo serían momentos y que luego, nuestra relación volvería a ser la misma de antes.

Quizás, si papá y mamá no nos hubieran hecho sentir que la vida era una competencia, todos nos apoyaríamos constantemente e, incluso, hubiéramos llegado a alegrarnos por los logros de los otros... así como lo hacíamos Gohan y yo.

Era por esa razón por la que me sentía más vinculado a Gohan que a cualquiera de mis hermanos, porque él y yo nos apoyábamos en cada cosa y hacíamos todo lo que estuviera en nuestras manos para ver feliz al otro. Por eso, Gohan era mi familia.

[...]

Cuando volví al departamento a la mañana siguiente, Gohan no estaba, pero me había dejado un mensaje avisando que iría a la casa de su madre.

Yo esperaba que eso no empeorara las cosas y que pronto, todo volviera a como estaba antes.

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