Capítulo 41: No se Cumple Sesenta Dos Veces

Julio de 2018

Ashton

—¿Por qué no pones la radio? —le preguntó Gohan—. Me aburro.

—Gohan, estás en una patrulla siendo arrestado —le recordó el oficial Cooper—. Compórtate.

—Solo estábamos jugando —le dije yo—. Ahora ya nadie puede divertirse.

—Si tu concepto de diversión hacer una competencia de quien lograr llegar más lejos, orinando desde el techo de una casa, entonces no, no puedes —me dijo.

—Porque no mejor te ocupas de algo importante, como los traficantes o violadores.

—Oye, yo solo soy un oficial de policía de bajo rango, no soy parte del FBI —le dijo a Gohan.

De proto, la radio de la patrulla comenzó a sonar.

Necesitamos refuerzos en el barrio Watts, Avenida Wilmington, hay una balacera...

—¿Barrio Watts? —preguntó Gohan preocupado—. Eso está en el sur de la ciudad.

—Así es. Esa es una de las zonas más conflictivas de Los Ángeles, está lleno de pandillas y...

—No me des clases sobre el sur de Los Ángeles, de ahí soy —le dijo Gohan.

Puede ver que el oficial Cooper lo miró por el retrovisor algo incrédulo. Suponía que Gohan no lucia como alguien que viviría en esa zona de la ciudad, por más que si tuviera problemas con la ley.

Ya que, nosotros estábamos bastante lejos de la zona, el oficial Cooper no fue a ayudar con el conflicto, sino que se dirigió directamente a la oficina policial para hacer los papeles de nuestro arresto... una vez más.

De los diez arrestos que habíamos tenido desde que vivíamos en el departamento, el oficial Cooper había hecho siete e incluso había ignorado algunas cosas que habíamos hecho, como esa vez que estábamos muy ebrios y Gohan le quitó su macana para comenzar a jugar conmigo a lanzárnosla, mientras el oficial intentaba recuperarla.

Mientras el oficial hacia el papeleo, nosotros nos quedamos sentados frente a su escritorio, tocando sus cosas.

—Dejen ahí —nos dijo.

—¿Quién es ese, Alan? —le preguntó Gohan, tomando un cuadro de fotos.

El oficial le quitó el cuadro y lo guardó en uno de los cajones de su escritorio.

—Primero, te he dicho que no me llames por mi nombre y, segundo, no toques mis cosas —le dijo.

Nosotros hicimos caso omiso y seguimos hurgando entre sus cosas, lo que hizo al oficial dar un suspiro.

—¿Cómo es que dos chicos que parecen decentes terminan arrestados una vez por mes? —preguntó—. ¿Falta de atención paternal?

Gohan y yo soltamos una risa.

—Si tan solo supieras —le dijo Gohan.

El oficial Cooper se reclinó en su silla.

—El turno nocturno suele ser más tranquilo, así, hasta que no haya una emergencia, tengo tiempo —nos dijo.

—Bueno, ya que insistes —le dijo Gohan.

Primero Gohan le contó sobre su vida, su infancia y su padre; lo que dejo a Alan claramente sorprendido y, algo en su rostro, me hizo entender que sentía algo de lastima por el pasado de Gohan. En cuanto a mi historia, pareció solo asustarlo más de mi padre y de toda mi familia, quizás por eso no nos había agregado cargos la vez que le habíamos quitado su macana.

—Ahora todo tiene mucho sentido —dijo, cuando terminamos—. Padre violento y luego ausente; y padre autoritario y estricto... los criaron para ser rebeldes sin causa. Aunque eso no me explica su placer por orinar en público.

—Bueno, los que realmente se divierten con eso son nuestros compañeros —aclaró Han—. Ellos son los que nos retan a hacer esas tonterías.

—¿Y ustedes no se pueden negar? —preguntó Alan.

—No, no somos gallinas —respondió Gohan.

Desde ese día, la relación con Alan cambió un poco. Comenzó a dejar de ser el policía que nos arrestaba por tonterías; al policía que nos arrestaba por tonterías, pero que también estaba dispuesto a ayudarnos cuando teníamos problemas.

[...]

Las vacaciones estaban yendo a la perfección, al menos hasta que fue el cumpleaños número sesenta de papá.

Solo cumplirá sesenta una vez, Ashton, tienes que venir. Eres su hijo después de todo... y si quieres trae a Gohan —me dijo mamá por teléfono.

—Mamá, nunca cumples dos veces una edad, tu argumento es la cosa más estúpida que he oído —le dije sin filtro—. No puedo creer que te hayas graduado de medicina en Stanford, pero no sepas contar.

Hubo un silencio al otro lado de la línea.

—¡Ashton Johnson, deja de sacarme de quicio y haz lo que te digo por una vez en tu vida!

—Ya, ya... nos vemos.

No esperé a que se despidiera y corté la llamada para ir a darle la no muy buena noticia a Gohan, quien estaba en el baño afeitándose.

Abrí la puerta del baño y me encontré con mi amigo depilándose las axilas.

—¡Oye, dame algo de privacidad!

—Ay, no seas llorón, te he visto hasta el alma —le dije—. Vas a tener que ir conmigo mañana a la fiesta de cumpleaños de papá en el club de golf.

Gohan hizo una expresión de fastidio.

—Solo es su cumpleaños, a su cumpleaños pasado no fuiste —me dijo.

—Sí, pero este es el numero sesenta. El viejo pasara a la tercera edad en unos años y podría morir en cualquier momento...

—Hierba mala nunca muere.

—Mamá me está insistiendo —aclaré.

—Ah, claro... bueno, si algún día necesito un nuevo corazón ella será de mucha ayuda, mejor no quedemos mal con ella.

—Bien, sigue depilándote las axilas en paz.

Le cerré la puerta del baño nuevamente y fui a darles el almuerzo a mis peces.

Tenía que prepararme mentalmente para el día siguiente, pues no solo vería a mi familia, sino que también jugaría el deporte más aburrido que el hombre había sido capaz de crear: el golf.

Los únicos que disfrutaban del golf eran ancianos millonarios con vidas aburridas... como mi papá.

Me quedé mirando la pecera, mientras Samy y Oliver devoraban su comida y agitaban sus colas.

—Que ganas de ser un pez.

Siendo un pez la vida era fácil, más si eras de acuario, ni siquiera tenían que cazar su almuerzo.

—Malditos peces afortunados y consentidos.

[...]

Cuando mamá dijo que sería una fiesta familiar, yo había imaginado a mis hermanos, mis padres, a mí y, por consecuente, a Gohan; pero ahí estaba, con toda la maldita familia existente, menos el tío Maximiliano.

El tío Maximiliano y su familia no me agradaban nada y me alegraba que al menos él estuviera ocupado en sus asuntos. Lamentablemente, su esposa e hijos estaban presentes, pero no todo en la vida podía ser perfecto.

La familia de mi mamá también estaba ahí, lo que me decía que al menos habría algo de emoción, pues no a todos les agradaba mi padre.

—Pero si el pequeño Ashton está tan grande —dijo mi tía Rose, la hermana de mi madre, mientras almorzábamos—. No puedo creer que ya esté por pasar a su tercer año de universidad.

—De pura suerte —masculló Beverly, quien estaba frente a mí.

Yo le di una patada por debajo de la mesa, a lo que ella respondió con una mirada llena de rabia.

—Bev —la llamó mamá—, no seas infantil.

—¿Y quién es él? —preguntó mi tía Rose, refiriéndose a Gohan.

—Es mi...

—Su novio —bromeó Pierce, quien estaba junto a Bev.

Yo me aguanté el comentario que quería hacer acerca de mis sospechas de su homosexualidad en cubierta, así que decidí ser más sutil.

—¿Y para cuando tu novia, Pierce? Si no traes una luego, vas a comenzar a ser soltero sospechoso.

Mi hermano había quedado helado y mamá y papá me miraron llenos de ira.

—Ashton, deja que tu hermano vaya a su ritmo —me dijo mi mamá—. Es un hombre selectivo, nada más.

Pierce no dijo nada, solo se quedó mirando su plato de comida un poco pálido. Me sentía algo mal por el que siguiera viviendo con temor de decir que era gay, pero en el fondo, estaba feliz de poder usar eso como un arma, así no se metería conmigo.

Mi tío, el esposo de la tía Rose, carraspeó su garganta.

—Bueno, ¿y quién es entonces?

—Soy su mejor amigo y compañero de departamento —respondió Gohan—. Me llamo Gohan Bridge.

—¿Y en que trabajan tus padres? —preguntó la hermana mayor de mi madre, con la clara intención de saber su posición económica.

Sí, tanto la familia de mi padre como la de mi madre eran clasistas.

Mi madre, nerviosa, se interpuso.

—Eso da igual, mejor dame el tomate —le dijo.

—Claro que importa, no me digas que no sabes qué clase de persona es la que se relaciona tan de cerca con tu hijo —le dijo mi tía—. Podría ser un delincuente y su padre un narcotraficante.

—No, no es narcotraficante —le dijo Gohan—. En realidad, no estoy seguro, me abandonó hace como quince años y mi mamá es mantenida por la pensión que le da él y mi padrastro, con quien no se ha casado para poder seguir recibiendo dinero de mi papá.

Esta vez el silencio fue incluso peor, pero no me importó. Gohan tenía derecho a defenderse después de todo.

Con lacantidad de silencios incomodos que había esa fiesta, comenzaba a sentir queestaba más en un funeral que en un cumpleaños.

¡Holis!

Debí publicar el capítulo ayer, pero el viernes tuve un terreno muy agotador y el sábado me dedique a perder mi tiempo jsjsjs

Quiero decirles también que ya esta semana terminará la historia, pues solo quedan tres capítulo :(

Estoy preparándome mentalmente para dejar ir a Ashton y Gohan, aunque definitivamente me va a dar mucha pena.

Espero que les haya gustado el capítulo y que tengan un lindo día. ¡Besitos!

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