Capítulo 28: Mudanza
Julio de 2016
Gohan
No importaba cuanto llorara mamá, no podía darle en el gusto de quedarme para seguir viviendo en un constante estrés. Al fin y al cabo, la mayor culpable de que yo quisiera irme de casa era ella, por permitir que un imbécil me humillara e insultara y no sacarlo de la casa a patadas.
Una vez que tenía las ultimas cosas en mí maleta, salí del cuarto.
—Gohan... por favor.
—Mamá, ya lo hablamos y ya no hay vuelta atrás.
Ya había hasta llevado mi cama al departamento, solo me faltaba algo de ropa.
Me acerqué a ella para darle un beso en la frente y sin esperar una respuesta, salí de la casa para subirme al taxi que me estaba esperando. Puede ver como se quedó mirando por la puerta mi partida y durante todo el trayecto, sentí un poco de dolor de estómago por la culpa.
Una vez que entré al edificio, miré las escaleras y solté un suspiro.
—Bueno, al menos mis piernas se mantendrán en forma —me dije para animarme.
Al llegar al quinto piso, me tiré al suelo de rodillas y me apoyé en mi maleta para recuperar el aire.
De pronto, la puerta se abrió y Ashton me miró asintiendo.
—Me sentí igual hace unas horas —dijo.
Yo me puse de pie y metí la maleta al departamento.
Ya estaba decorado y con todos los muebles que faltaban. Tenía un sofá de cuerina y uno más pequeño del mismo material. También habíamos decidido poner nuestros discos y vinilos en la sala para que se viera menos vacío y, por eso, habíamos comprado un bonito mueble de madera y un librero que hacía juego con él.
—Bien, puse la maseta con la hierba en el balcón... si logras hacerla crecer y mantenerla con vida por unos meses, seré tu esclavo por un día —me dijo Ash.
—Ya vas a desear no haberme dicho que sería un pésimo agricultor. Esa planta dará los cogollos más bonitos que veras —le aseguré—. Y entonces venderé hierba ilegalmente y me convertiré en el Pablo Escobar de la marihuana.
—Gohan... solo es un experimento para saber si lograras mantener algo vivo bajo tu tutela, no hagas demasiados planes —me pidió—. Además, muy pronto la marihuana recreativa será legal, nadie te querrá comprar.
—Cállate, arruinas mi fantasía... ¿tendremos vecinas sexys? —pregunté cambiando de tema.
—Ay, Gohan... —dijo Ash con desapruebo—. Yo ya me adelanté y visité a todos los vecinos con la excusa de conocerlos. Hay una en el cuarto piso que debe tener como treinta, pero con buen trasero y linda sonrisa.
—Cada día que pasa te amo más.
Le di una sonrisa y nos abrazamos.
No podía creer que estuviéramos juntos en un departamento que compartiríamos por, al menos, el tiempo que estuviéramos en la universidad.
—¿Seguro de que quieres que viva contigo sin pagar nada? —volví a preguntar—. Digo, sé que me quieres, pero esto solo lo hacen los padres y con suerte.
Ashton se separó y me tomó por las mejillas con ambas manos.
—Qué sí, tontito, no hay nada que me haga más feliz que compartir mi millonaria fortuna contigo —dijo—. Además, tú me consigues hierba y me das cariño. No necesito más.
Yo reí e hice que me soltara para yo agarrarlo y darle un beso en la mejilla.
—¿Vamos a comprar el almuerzo?
—Vamos —me dijo.
[...]
No podía dormirme, suponía que el estar en un lugar que mi cuerpo no asociaba como mi hogar me estaba complicando las cosas.
Estaba por pararme para ir con Ashton, cuando él entró a mi cuarto, asomando la cabeza.
—¿Estás despierto?
—Pues sí, ¿y tú?
—Bueno, creo que también...
Ashton entró, cerrando la puerta detrás y sin preguntar se metió a mi cama. Él sabía que a mí no me importaban esa clase de cosas, de hecho, en ese momento quería que estuviera a mi lado.
Ya que esa cama era pequeña, no como la que él tenía en Beverly Hills, nos apretujamos y yo metí mi rostro entre su cuello. Aún tenía olor a su perfume.
—Gohan...
—¿Qué?
—¿Te sientes mejor?
—¿De qué?
—De todo... tu vida.
Yo me quedé pensando. Suponía que se refería a los problemas familiares que siempre me mantenían triste, aunque no lo demostrara.
—Mucho mejor —aseguré.
Hubo un silencio de unos segundos.
—¿Qué hubiera pasado si no me hubieras conocido?
—Ashton, no.
—Sé que no te gusta hablar de eso, pero necesito saberlo.
—¿Para qué?
—Para saber si realmente soy un aporte en tu vida —dijo con algo de preocupación—. A veces pienso que soy una mala influencia y que, si no fuera por mí, tu serías un chico ejemplar y tranquilo.
—Ashton... tú eres la única persona en mi vida que vale la pena —le dije—. Que cuando estemos juntos hagamos unas tonterías no es algo que arruine mi vida. Además, no podríamos saber si sería un niño ejemplar porque no hubiera pasado de los catorce.
—No digas eso.
—Oye, mi papá me golpeó y abandono; mi mamá dejó que me golpeara y sigue dejando que otro tipo me insulte cada vez que me ve; y antes de ti, ningún niño quería ser mi amigo —le dije—. Realmente pensé que había algo malo conmigo y aun lo creo, pero al menos sé que hay alguien en este mundo que me ama así y que no me va a lastimar. Con eso, creo que sí vale la pena estar vivo.
—Gohan, no hay nada malo contigo... el problema es que tú eres demasiado para la sociedad que te rodea —aseguró.
«Oh, no...».
Sin poder evitarlo, mis ojos se aguaron y comencé a llorar, pero no de tristeza. Hacía mucho tiempo que no me sentía tan seguro y en paz; por primera vez en mi vida, había pasado un día entero sin pensar en que morir sería una mejor solución.
En mi casa pasaba todo el tiempo pensando en Ashton y en que no podía hacerle eso; pero esa vez era diferente, esa vez no era por no lastimar a Ashton, era porque quería vivir mi vida.
Ashton también comenzó a llorar y me abrazó con fuerza.
—Te amo mucho —murmuró.
—Yo también te amo.
Estaba ansioso por saber cómo sería mi vida de ahí en adelante. Las tonterías que haríamos, la universidad y como viviríamos sin saber cocinar un huevo frito.
No podía ver el futuro, pero si de algo estaba seguro, era que sería mucho mejor que el pasado.
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