Capítulo 19: Quince Años

Mayo de 2013

Ashton

Los quince años de Gohan y esta vez, por fin se había animado a hacer una verdadera fiesta de cumpleaños.

Tan solo unos meses atrás, Emily, la chica de intercambio con la que Gohan se había involucrado, había vuelto a Inglaterra y ya no estaba teniendo sexo tan seguido, por lo que suponía que lo de la fiesta solo era una excusa para conseguir conquistar a alguna chica.

En cuanto a mí, ya no salía con Lindy. Ella se había enamorado de un tipo fuera de la escuela y yo me había hecho a un lado, después de todo, yo solo tenía sexo con ella y me agradaba como amiga. Nada romántico se había dado conmigo y me alegraba que ella tuviera una relación real si así lo quería.

Ya que, la casa de Gohan no era apta para una fiesta con tanta gente, yo le había ofrecido la mía.

—¿Por qué no mejor le dices que se case contigo? Será parte de esta familia de todas maneras —me dijo mi mamá, mientras revisaba un historial médico en la oficina.

—Bueno... tal vez no es mala idea...

Mi madre levantó su mirada por encima de la laptop y frunció el ceño.

—Olvídalo, Ashton. Si te llegas a casar con él, te voy a desheredar y tu padre también.

—Lo dices como si no tuviera millones de dólares que me dejó el abuelo ya —le recordé.

Unos millones más, unos menos; no harían una gran diferencia. De todas formas, con la salud de la que gozaban mis padres, no tenía presupuestado que murieran antes de los ochenta y quedaba bastante para eso.

—Ya te di permiso de hacer la fiesta de Gohan aquí, así que deja de bromear —me pidió—. Necesito un respiro de ti antes de irme al hospital.

Mamá tenía turno nocturno ese día y no había estado de mucho humor debido a los internos del departamento de cirugía, donde ella era la jefa. Todos los internos eran jóvenes, aunque mayores que Beverly, por lo que mamá no les tenía mucha paciencia.

Mamá nunca había tenido mucha paciencia con sus propios hijos, por lo que tratar con internos que ni siquiera eran su familia, la debía estar volviendo loca.

En cuanto a papá, él estaba en un viaje de negocios, no como juez. Por supuesto, el dinero que tenían lo usaban para invertir y hacer más dinero aun, por lo que papá estaba en una reunión con una empresa de la que tenía acciones.

Todo lo anterior significaría que ellos no estarían presentes para vigilarnos y que, por lo tanto, podríamos fumar hierba.

Sí, después de todo, Gohan y yo le habíamos encontrado algo de gracia a la marihuana y habíamos guardado los cigarrillos que nos habían quedado desde la fiesta de Henry que habíamos fumado a la semana siguiente.

Para esa fiesta, Gohan le había comprado más hierba al traficante de la otra vez y yo, sin que mis padres supieran, había comprado una pipa y un moledor.

Gohan llegó a mi casa un poco antes de que mamá se marchara, dejándonos solo con Beverly y Anette. Marco había salido con una chica, quizás novia, y Pierce había ido a la casa de un amigo a una fiesta también (o quizás estaba con su novio secreto).

—¿Anette está aquí? —preguntó Gohan preocupado.

—Tranquilo, tuvo una cirugía de seis horas para reparar los senos una tipa que quería ser como Kim Kardashian —le expliqué—. Su cuerpo rechazó los implantes, se le deformaron los senos y al parecer uno de ellos se había reventado... era un desastre.

—¿Eso significa que...?

—Ah, sí. Está agotada y probablemente ya está dormida.

—¿Y Bev?

—Creo que peleó con su novio o algo, porque no sale de su cuarto más que para comer e ir a la universidad —expliqué.

—Que pena... y gracias a Dios, así no se meterá en nuestros asuntos —festejó Gohan.

Rápidamente, Gohan sacó de su mochila la hierba y comenzamos a prepararla para dejarla lista. Una vez que terminamos, metí las cosas en mi cajón de la ropa interior y ambos salimos para preparar la sala y recibir a los invitados.

[...]

Gohan se me había perdido, por lo que estaba revisando la casa en su búsqueda.

Suponía que estaba con una chica, pero no quería que se emocionara con otra más después de terminar con esa, por lo que necesitaba tenerlo en la mira y llevarlo a mi cuarto para fumar.

Cuando pasé junto al cuarto de invitados sentí gemidos y supuse que Gohan estaba metido en eso. Nadie más tenía tanta confianza conmigo para utilizar el cuarto de invitados de mi casa para coger, los demás usaban los baños.

Me quedé esperando fuera de la habitación, tomado vodka con jugo de naranja, hasta que la puerta se abrió y la chica salió peinándose el cabello con una mano y sosteniendo sus tacones con la otra. Parecía tan concentrada en sus pensamientos que ni siquiera me notó sentado en el suelo.

Gohan no tardó en salir también, abrochándose los pantalones.

—¿Qué haces aquí, hermano? —me preguntó con sorpresa.

—Ya han pasado tres horas, vamos.

—Ah, bueno...

Gohan cerró el cuarto con la llave y me siguió a mi cuarto. Él sabia donde Misty guardaba una copia de las llaves de los lugares de la casa, por lo que no me sorprendía que las tuviera.

—¿Y quién era la chica?

—La prima de Kathy —me dijo—. Tiene diecisiete y va a otra escuela.

—Increíble.

Apenas llegamos a mi cuarto, yo cerré con pestillo y sacamos la pipa. Yo fui a echarle agua, mientras Gohan sacaba la hierba de la bolsita en la que la teníamos.

No fue muy difícil aprender a utilizarla, pero la primera calada nos había causado bastante tos. Esa vez habíamos ido más lento que cuando fumamos cigarrillos en la anterior fiesta y después de unas tres caladas, ya habíamos comenzado a decir tonterías, sentados en mi cama.

—¿Puedo decirte algo? —me preguntó Gohan.

—Claro, hermano. Lo que tú quieras.

—Te amo mucho.

Yo le di una sonrisa algo tonta y fui hacía él gateando para tirármele encima y abrazarlo.

—Yo también.

—Sí, pero yo te amo más.

—No, no es cierto.

De alguna forma una laguna mental se formó después nuestra discusión para saber quién amaba más a quien y lo siguiente que recordaba era cuando estábamos sobre el techo de la casa, cada uno con una chica encima.

Esa vez fue la primera vez que teníamos sexo con una chica cada uno en el mismo lugar y estaba seguro de que esa no había sido del todo nuestra idea, quizás si la parte del techo, pero no la de tener sexo juntos. De todas maneras, había sido una de las mejores experiencias de mi vida, en especial cuando las dos chicas comenzaron a besarse mientras los dos las teníamos en cuatro.

«Quizás podría acostumbrarme a esto».

[...]

A las ocho de la mañana, la puerta de mi cuarto se abrió y mamá entró a mi cuarto.

Gohan estaba durmiendo a mi lado, por suerte con ropa, si no, mi mamá habría pensado que lo del matrimonio con él sería factible en un futuro.

—¡Ashton Johnson, falta un cuadro de la sala, mi jarrón de ponche y quizás cuantas cosas más!

—Ay, mamá —me quejé, agarrando mi cabeza.

—¡Tienes quince años ya y no puedo creer que...! —hizo un sonido de sorpresa—. ¡¿Qué demonios tienes en la oreja?!

—Te van a matar —oí susurrar a Gohan, quien se estaba haciendo el dormido.

Yo llevé mi mano a mi oreja derecha, todo se sentía normal, hasta que toqué mi lóbulo algo adolorido y sentí algo duro que no era parte de mi oreja. El recuerdo de Gohan perforándome las orejas mientras un grupo de adolescentes ebrios nos alentaban se hizo presente en mi cabeza.

—¡No es lo que parece! —exclamé, enderezándome en la cama.

—¡Te perforaste las orejas! ¡Y quizás con que! —dijo horrorizada—. ¡Pudiste contraer VIH!

—No creo, mamá, no exageres. Además, Beverly y Anette tienen las orejas perforadas.

Mamá puso sus manos en sus caderas.

—Ellas usan joyas finas, no clips para papel.

—Era lo que había a mano, ¿ya? —expliqué—. Cuando pueda compraré aros reales.

—Ese no es el único problema, Ashton. Lamento decirte que, en esta sociedad, tu apariencia dice mucho y si quieres ser un profesional, con aros en las orejas vas a tener muchos problemas —me advirtió—. Lamento haberte traído a un mundo tan superficial, pero así es.

—Al menos admite su error —bromeó Gohan.

Mi madre le dio una mirada llena de molestia a Gohan.

—Imagino que tú tuviste que ver con esto.

Gohan se sentó en la cama y le dio una sonrisa.

—Me gustaría decirle que no... y es exactamente lo que voy a hacer.

Yo lo miré con el ceño fruncido.

—¡Gohan!

—Bueno, ya, sí fui yo —admitió—. Y para su tranquilidad, desinfecté la aguja que usé.

—¿Con qué?

—¿Vodka? —respondió inseguro.

Mi mamá me miró aún más furiosa. Eso me saldría caro.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top