Capítulo 10: Primera Fiesta
Gohan
Julio de 2012
Primera fiesta de verano a la que Ashton y yo asistiríamos.
Yo pasaría a la casa de Ashton primero, para luego irnos juntos a la fiesta que no quedaba muy lejos de Beverly Hills.
La mayoría de los alumnos de la escuela a la que asistíamos eran adinerados, exceptuando a los becados por notas o, en mi caso, por notas y ser hijo de un antiguo alumno que había salido con honores. El idiota tenía cerebro para la escuela, pero no para respetar a su pareja e hijo.
Cuando llegué frente a la puerta de la gran casa de los Johnson, Misty mi abrió y, por su rostro, supe que no me encontraría con una agradable sorpresa.
—¡No tengo cinco años! ¡Puedo ir a una fiesta!
—¡No, Ashton, no puedes porque yo digo que no puedes!
Entré a la casa nervioso y apenas pasé a la sala, me encontré con Marco sentado en el sofá de terciopelo, leyendo un libro.
—Que bueno que llegas, a ver si tú le explicas a mi hermano que con el comportamiento que tiene no puede salir a ningún lado si mamá no lo quiere —me dijo.
—¿Qué comportamiento? —pregunté.
Marco me miró por encima del libro y suspiro.
—Había olvidado que tú eres peor —comentó.
—Y aún así mi mamá me deja ir a una fiesta —argumenté.
Marco volvió a suspirar y cerró su libro de golpe para luego ponerse de pie.
—¡Llegó el otro parásito de esta casa! —gritó Marco.
Inmediatamente el candelabro de la sala comenzó a temblar, debido a que alguien debía estar caminado en el segundo piso y Ashton no tardó en aparecer por las escaleras.
Sin pensarlo se lanzó a abrazarme y me dio un beso en la mejilla.
—Tengo un problema —susurró.
—Ya me di cuenta...
La señora Johnson también apareció por ahí. Se notaba que estaba furiosa, pues ni siquiera le importó que yo la viera en pijama.
—Bueno, si no me dejas ir a la fiesta, ¿puede quedarse Gohan a dormir? —preguntó Ashton, haciéndole ojitos a su madre.
La señora Johnson no pareció feliz con la propuesta, pero sin duda era mejor que ir a la fiesta.
Me daba algo de tristeza no poder salir, pero estar con Ashton era mucho más divertido que cualquier cosa.
—Está bien —terminó por decir—, pero no hagan nada estúpido, por favor.
Ambos asentimos como niños buenos.
La señora Johnson se retiró hacia el segundo piso de nuevo y cuando se oyó una puerta cerrarse, Ashton me jaló por la escalera y el pasillo del segundo piso hasta su cuarto.
—Vámonos.
—¿A dónde? —pregunté confundido.
—A la fiesta.
—Pero no te dieron permiso.
—No lo necesito.
Ashton fue a su ventana y la abrió, luego amarró una cuerda para saltar a la baranda del balcón y lanzó el otro extremo hacía afuera para ver hasta dónde llegaba.
—Eres fantástico —le dije con una sonrisa.
El Ashton más tímido me encantaba, pero el rebelde idiota era mi favorito, sin duda.
—Yo primero —dije.
Salí por la ventana afirmado de la cuerda y me deslicé por el tejado que sobresalía por el lado del balcón. Una vez que estuve en el extremo, me solté de la cuerda, afirmándome del borde del tejado, y salté a los arbustos de abajo.
Me había enterrado varias ramas y el cabello me había quedado repleto de hojas, pero lo había logrado y sin romperme nada.
Ashton me imitó y no tardó en salir del arbusto completamente ileso.
—Iré por mi bicicleta.
Ashton había dejado su bicicleta en el patio lateral, por donde estábamos, como casi nunca lo hacía, lo que me había dado a entender que tenía ese plan desde un tiempo atrás.
Ashton subió a la bicicleta y yo me senté en lo que se usaba para portar cosas.
—Intenta no demorarte —pedí—. Me duele el trasero.
Ashton rio y comenzó a andar.
Habíamos salido de la casa sin que nos vieran y dudaba de que alguien se diera cuenta de nuestra ausencia a esa hora, por lo que ese era el plan perfecto.
[...]
La fiesta estaba llena. Había gente de varios grados y, entre ellos, la chica pelirroja de intercambio.
Aunque la chica pelirroja me gustaba bastante, no tenía certeza de querer intentar algo. Temía que no lograra nada y quedara humillado por creer que una chica tan bonita se fijaría en un idiota como yo.
De pronto, Ashton llegó a mi lado con dos vasos y me entregó uno.
—Me dijeron que esto era mejor que el whisky.
—Vamos a ver.
Ambos tomamos unos sorbos y lo degustamos.
—Es repugnante —dije—, pero no tanto.
—Pues no hay nada para beber más que alcohol. Tendremos que beber esto o morir de sed —concluyó Ashton.
—Bueno, creo que puedo acostumbrarme.
La verdad era que el alcohol sabía pésimo, pero si había personas a las que les gustaba, suponía que en algún momento dejaría de ser tan asqueroso.
Ambos seguimos bebiendo de nuestros vasos, mientras hablábamos y con el paso del tiempo, seguimos sirviéndonos más tragos.
Cuando habían pasado dos horas, sentía que todo lo que salía de mi boca era más estúpido que de costumbre.
—Oye, oye —me llamó Ashton—. La chica extrajera está mirándote.
—¿Qué extrajera?
Entonces lo recordé y abrí mi boca con sorpresa.
—¿La pelirroja?
Ashton asintió con una sonrisa divertida. También parecía algo torpe.
—Ella es tan linda —dije.
—Entonces ve a hablarle.
—No, ni loco.
Ashton rodó los ojos y dejó su vaso sobre un mueble para intentar tomarme en sus brazos.
Yo dejé mi vaso a un lado también y comencé a luchar con él para que no me lograra tomar.
Para mi mala suerte, el idiota me empujó y caí sobre nada más ni nada menos que a quien no me quería acercar.
La chica quedó en el suelo conmigo encima y yo no tardé en quitarme de arriba.
—Realmente lo siento, yo no...
—Tranquilo.
Me levanté del suelo y le extendí la mano a la chica para ayudarla a ponerse de pie también.
—Gracias, eh...
—Gohan —dije rápidamente.
En todo ese tiempo no había cruzado palabra con ella, por lo que no me sorprendía que no supiera mi nombre.
—Yo soy Emily —se presentó, aunque yo ya lo sabia.
Compartimos un apretón de manos y de reojo pude ver a Ashton a unos metros que alzaba sus pulgares en forma de ánimo.
Ese maldito... no podía odiarlo, ni siquiera dejar de quererlo.
La chica, a pesar de que la hubiera tirado al suelo, me dio una sonrisa un tanto coqueta y eso me motivo a seguirle el juego.
—¿Y tus amigas?
—Fueron por unos tragos... la verdad es que estoy algo nerviosa aquí. Es mi primera fiesta —confesó.
—También la mía —le dije.
—¿En serio?
Entonces seguimos conversando de distintas cosas para poder conocernos un poco.
Si antes pensaba que era una chica muy bonita, en ese momento también me había dado cuenta de que también era bastante tierna y graciosa.
Una cosa llevó a la otra y ambos terminamos en un cuarto del segundo piso besándonos. También besaba muy bien, algo que no me había esperado.
Después de un rato, sentí que había necesidad de aclarar mis intenciones, por lo que me separé y aproveché de respirar.
—No soy de tener novia —aclaré.
Ella se encogió de hombros.
—Yo tampoco quiero un novio —confesó—. El próximo año volveré a Inglaterra.
Eso era perfecto.
—Increíble —comenté y entonces volví a besarla.
[...]
Luego de estar durante más de una hora besando a Emily, decidí que había sido suficiente, en especial porque estaba teniendo un problema que no podría resolver.
El gran problema de tener catorce años y besar a una chica bonita como lo era Emily, era que las hormonas se volvían incontrolables y una erección, inevitable.
A pesar de que yo tenia conciencia de que ser hombre era ventajoso en muchos sentidos, a veces podía encontrar ventajas en ser mujer: olían mejor, eran mucho más atractivas y cuando estaban excitadas no había una cosa dura en su entrepierna que cualquiera podría ver con solo fijarse un poco.
A penas salí de la habitación me metí al baño más cercano que estuviera desocupado y me mojé la cara con el agua más fría posible.
«Señor, perdóname por malgastar agua potable en esto, pero no quiero pasar una vergüenza».
Luego de inhalar y exhalar varias veces con algo de brusquedad, logré calmar mis hormonas y regular mi temperatura corporal. Todo estaba normal, como si nada hubiera pasado.
Salí del baño y decidí buscar a Ashton. No tenia la menor idea de donde podía estar, por lo que comencé a revisar cada esquina de la casa.
Llegué frente a una habitación del segundo piso, la cual intenté abrir como las otras, pero no pude. Estaba con seguro.
Estaba por marcharme cuando reconocí unos sonidos dentro... eran gemidos y unos provenían de Ashton.
Yo negué con la cabeza para mi mismo. No podía ser Ashton, no mi Ashton. Él era... ¡Ashton estaba teniendo sexo con una chica!
Ese hijo de puta. Solo esperaba que estuviera usando condón y que después me contara todo con detalles.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top