Capítulo 1
–¿Quién es ese tipo? ¿Por qué se viste así? No puedo creer que Damita esté con él. Ella me pertenece desde que era niña y también ahora –piensa Marcial frunciendo el ceño, sus brazos se cruzan sobre su pecho.
Sobre la cama se encuentra cómodamente recostado el nuevo acompañante de su mejor amiga. Haciendo alarde de su estatus como el favorito.
–Hola, ¿me dices tu nombre? Es que Chirs nunca te mencionó desde que estamos juntos –comenta dándole una sonrisa al recién llegado. Marcial baja la mirada por un momento para luego correr hacia el otro, de un salto sube a la cama y casi le saca las entrañas a su recién descubierto enemigo. Pero entonces ella abre la puerta y deben detenerse. Había olvidado su celular en la habitación y volvió por él, aunque siente que había dejado a Marcial en la silla y no sobre la cama con Iris. No le toma importancia a esto ya que suele ser muy despistada y deja el cuarto una vez que encuentra el móvil.
–¿Estás loco? Si ella descubre que peleamos se molestara –regaña Iris a su par, aunque se detiene un momento para observarlo con más atención. A pesar de ser mayor que él, se ha conservado muy bien, piel blanca, ojos marrón oscuro y un bonito pañuelo atado en su cuello. Sexy y encantador, son las palabras que primero vienen a su mente al tenerlo tan cerca–. Quiero hacer el amor, no la guerra. –Parpadea rápidamente mientras le da una sonrisa traviesa.
–Que asco, ambos somos machos –responde Marcial volteando. Su cuerpo se paraliza por completo cuando el otro se cuelga por sus hombros.
–¿Qué edad tienes? A mí me gustan ambos, así es más divertido. –Iris es empujado con fuerza y cae de trasero sobre el colchón. Entonces el otro se gira solo un poco para mirarlo sobre su hombro.
–Tú sí que estás mal, bastardo. Además, ¿qué demonios pasa con tu ropa?
–Prefiero pensar que estoy desnudo todo el tiempo –susurra mientras acaricia su estómago pálido. Marcial le da una patada, haciéndolo tropezar y coloca su pie sobre la espalda del otro–. Que rudo –se queja Iris con la mejilla contra la cama.
–¿Eso es contagioso o qué? No quiero que a Damita se le peque tus mañas.
–¿Contagioso? ¿Y por qué la llamas así? Ya tiene 20 años. ¡Ay, ay! –Calla a sentir la presión dolorosa en su espalda.
–También yo y sé lo que es mejor para ella –aclara para luego darle una patada en las costillas. Iris finge dolor, diciendo que le rompió algo, esto hace a Marcial rodar los ojos.
–Ahora lo entiendo todo –dice el más joven cuando vuelve a ponerse de pie–. Estás chapado a la antigua.
–No sé de lo que hablas, solo quiero que Damita sea una mujer linda, hecha y derecha. Que sepa coser, cocinar y lavar ropa. Todo lo necesario para complacer a su esposo.
–Y el enfermo soy yo –comenta Iris rodando los ojos–. Cambio de planes amigo, Chris ahora es libre. Libre para hacer lo que quiera cuando quiera, yo me aseguraré de eso.
–¡No podrá evitar sus responsabilidades!
–¡A la mierda eso, es joven y hará las locuras que quiera!
Ambos son conscientes de que acaban de gritar, entonces se arrojan sobre la cama cuando ella entra a la habitación. Le sonríe a manos y los toma entre sus brazos para tomarse una selfie.
"Uno es el peluche de mi infancia y el otro lo gané en un juego hace poco, no sé con cuál quedarme." Es lo que escribe bajo la imagen para luego subirla en todas sus redes sociales.
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