Capítulo 8
-¿De qué hablas Kakashi? el renacuajo nunca nos traicionaría -el peliplata los vio con seriedad -no entiende Jiraiya-sama, quiero a mi alumno como a un pequeño hermano, me preocupa. Naruto dejó de reír y gritar que quiere ser Hokage, ve a todos como Minato-sensei veía al enemigo -abrieron sus ojos bastante -dijo que Tsunade-sama había enviado a Yamato para someterlo si se salía de control, lo llamó su correa -la rubia apretó el ceño. Jiraiya se puso nervioso -maldito consejo, debemos explicarle al mocoso la situación, hemos hecho lo posible por abrir su camino -asintieron -tal vez deberíamos decirle la verdad sobre sus orígenes Tsuna -Tsunade vio a Jiraiya -eso no depende de nosotros Jiraiya, el Daimyo y el consejo deben autorizarnos-
La puerta se abrió dejando ver a Danzo y al consejo de ancianos -qué bueno que están aquí los tres, recibimos una petición del Daimyo y venimos a informar -apretaron el ceño con duda, los vieron sonreír con sospecha -el jinchuriki entrará al programa de reconstrucción de clanes, estamos eligiendo a una pareja adecuada para él -Jiraiya se cabreó -¿de qué demonios hablan? el Daimyo debió consultar conmigo esa decisión, es mi ahijado y soy su tutor legal hasta que cumpla los dieciocho años, me tuvieron alejado todos estos malditos años, no pueden decidir eso, no les corresponde, no permitiré -Danzo sonrió con burla -en tres meses se acaba tu tutela Jiraiya, en cuanto eso suceda le asignaremos una pareja o simplemente lo usaremos como incubadora, el departamento de ciencias tiene genes guardados bastante valiosos que podemos usar -abrieron sus ojos con terror. Unas gemas azules observaban todo, había escuchado ambas pláticas, vio a los ancianos con odio, se arrepentirían -no lo permitiremos, no te dejaré tocar a Naruto, hablaré con el Daimyo -Tsunade gritó cabreada -te juro que si le tocan un pelo a mi renacuajo se arrepentirán -Danzo sonrió con maldad -no puedes hacer nada Jiraiya ¿estás atado de manos o piensas traicionar al Daimyo? -el sannin lo veía con odio.
….
Naruto veía a la nada, tenía coraje y odio, Itachi le había dicho que era normal tener sentimientos y aceptarlos, su coraje en ese momento era dirigido hacia el consejo, sus azules eran grises, quería matarlos, mordió su mejilla con duda, ¿qué lo detenía?, ¿su amor a Konoha?, eso ya no existía, su respeto por la autoridad, no tenía, ¿miedo a ser juzgado? negó lentamente, ¿cómo podía hacerlo? tal vez... ,se levantó de inmediato, corrió hacia su habitación, sonrió con maldad, por primera vez haría algo para dañar a alguien y no tenía ni un tipo de remordimiento, al cual más, sentía emoción.
….
Corría por los techos de la aldea con velocidad, usaba un sello de chakra, uno de presencia, un henge de un anbu de Konoha, llegó a una enorme residencia, era la única que ubicaba de esos tres ancianos, por lo que entendió, ellos fueron los culpables de su vida de mierda, hoy comenzaría su venganza, observó la enorme mansión de la anciana, su habilidad sensorial le indicaba su ubicación y la presencia de su familia, de su guardia, sonrió con maldad, corrió con velocidad evitando cada uno de los malditos shinobis que cuidaban la residencia, subió por la pared y entró por la ventana de un baño a la propiedad, corrió por los techos con velocidad evitando a la familia y a los guardias. Al llegar a la habitación caminó lentamente siendo cuidadoso, ¿sentía remordimiento?, la verdad era que no, esos ancianos habían destruído su infancia, tenía que ser rápido, ya era tarde, esperó detrás de un librero en otra habitación a que la anciana durmiera.
Aún recordaba las palabras de su abuela, sensei y del pervertido, a pesar de que lo defendieron y sentían amor por él, el sentimiento de traición seguía en su corazón, tragó pesado sin saber qué sentir, se sentía confundido, quería odiarlos como con sus amigos, pero la verdad es que se había dado cuenta que a pesar de sus mentiras y sus creencias estúpidas, amaba a algunos amigos, principalmente a Shikamaru y a Ero-sennin, el sannin lo trató como a un nieto todo este tiempo que estuvo a su lado, ahora sabía que lo habían alejado de él, levantó un puchero al recordar como reían, entrenaban y jugaban los dos, parpadeó tratando de calmarse; giró su mirada sintiendo que ya la vieja se había dormido y que los guardias habían comenzado guardias, lentamente caminó a la habitación, se coló en su interior.
Al cerrar la puerta levantó un sello de privacidad, bajó del techo, caminó lentamente sacando un kunai de su estuchera, tragó pesado, sus remordimientos comenzaban ¿pero por qué? esa anciana había estado involucrada en todas las desgracias de su vida y no se detendría por lastimarlo, apretaba sus puños con coraje, su mirada se hizo fría, levantó el kunai con su mano, lo bajó con velocidad degollando a la anciana quién abrió sus ojos con terror, vio al rubio frente a ella, sostuvo su cuello queriendo detener el sangrado, comenzó a ahogarse con su sangre, el Uzumaki la observaba gorgorear sangre por la boca, con la mirada fría disfrutaba su muerte -ma… mal… maldi… to -los ojos de la anciana se hicieron blancos. Naruto veía con cuidado su muerte sintiendo completa satisfacción en lo que había hecho, observó las almohadas y sábanas llenas de sangre, la vio convulsionar. Las manos arrugadas de la consejal aflojaron el agarre en su garganta cayendo débilmente a lado de su cuerpo, su rostro se veía morado por la falta de oxígeno. El rostro del rubio formó una sonrisa, por un momento perdió la sonrisa ¿simplemente moriría? ¿no había más? negó, la envolvió en la sábana, dos clones con henge aparecieron, colocó un sello de chakra en ambos, los dos la sostuvieron y salieron por la ventana evitando a los guardias y a la familia. El original iba atrás de ellos a buena distancia evitando shinobis y anbus por su habilidad sensorial, llegó al barrio rojo de la aldea, la colgó bajo un puente peatonal que pasaba en medio de la zona, sacó un pergamino y lo envolvió en ella, escribió, "el virus maligno en Konoha", usó una letra que no pudiera ser comparada con la suya, sonrió con maldad, sus clones desaparecieron, él entró a su departamento, a lo lejos podía ver todo, el cuerpo colgado siendo localizado por los guardias y aldeanos. El pequeño entró en su baño, se dio una ducha, colocó su ropa en la lavadora, salió al momento poniéndose un pequeño short y blusita para dormir, se acostó, se perdió en sus sueños sin remordimiento alguno.
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