20
—No sé qué hacer, Hobi —suspiró el alfa mientras ponía su cabeza sobre las piernas del peli- naranja.
—Sólo debes decirle que te gusta —dijo con obviedad.
Yoongi se levantó rápidamente, se apoyó con sus dos brazos sobre el césped y miró confundido al omega.
—No me gusta.
El peli-naranja abrió su boca sorprendido. No podía creer que a estas alturas ese tonto alfa no quisiera aceptar los sentimientos tan obvios que sentía por su pequeño amigo.
—¿Entonces por qué te enojas tanto sólo porque Seokjin le dio un regalo? —preguntó el omega mientras mirada acusadoramente al alfa— ¿No deberías sentirte alegre por tu amigo?
Yoongi no respondió a las preguntas del omega. Se quedó un momento analizando las palabras del menor, y es que en parte tenía razón. Yoongi no se había sentido para nada bien cuando Jimin había aceptado el pequeño regalo de uno de sus mejores amigos. Últimamente, le molestaba que los alfas se acercaran a Jimin o que éste le sonriera a los demás de esa manera tan hermosa como sólo el rubio podía hacerlo. Quería tener toda la atención del omega, y que esas sonrisas fuesen dedicadas a él. Además, su lobo estaba más despierto que nunca, y se volvía loco cada vez que sentía el aroma de Jimin.
Yoongi de un momento para otro se levantó rápidamente del césped, abrió sus ojos todo lo que pudo y su boca formó una perfecta "O". Su corazón comenzó a latir furiosamente y su cara se puso más blanca de lo normal.
—¡¿ME GUSTA JIMIN?! —Gritó desesperado.
Hoseok rodó los ojos, para luego acostarse en el césped tranquilamente. -Vaya, que gran descubrimiento, Sherlock Holmes.
El alfa comenzó a dar vueltas en su mismo sitio, su corazón no paraba de latir veloz y su alfa aullaba contento en su interior. Su desesperación comenzó a crecer cuando no supo que tenía que hacer, tenía tantas emociones encontradas que no sabía que debía de hacer con ellas.
—¿Qué voy a hacer? —lloriqueó.
—Decirle que te gusta —propuso Hoseok tranquilo.
—¿Estás loco? —gritó desesperado— Seokjin y Jungkook me van a matar.
—Tu sentencia se escribió desde que decidiste besuquearte con mi mejor amigo.
Yoongi se quedó como estatua por un momento, volteó a ver sorprendido al omega y comenzó a bloquear como pez fuera del agua.
—¿Cómo sabes eso? —tragó grueso.
—Soy el mejor amigo de Jimin.
—¿Quién más lo sabe?
—Toda la comunidad estudiantil —Abrió sus ojos pare ver la reacción del alfa. Quiso reír cuando el peli-gris se puso más pálido de lo normal.
Yoongi tuvo la intención de correr como un loco e ir a enterrar su cabeza en la tierra. Ahora todos sabían que Jimin y él se habían estado besando a escondidas, y a pesar de que algo dentro de él se sintió orgulloso por el simple hecho de que todos sabían que el había sido el primero en besar a Jimin, también había miedo en su interior. Ahora entendía por qué sus dos mejores amigos habían estado actuando un poquito extraño, pero lo más curioso era que ninguno de los dos le había dicho nada.
—Era mentira, no te pongas de esa forma —Hoseok rápidamente se levantó cuando vio que el alfa estaba a punto de desmayarse.
—¿No?, ¿Entonces por qué Jin y Kook han estado actuando un poco extraño? —preguntó.
—Bueno... Puede que ellos si lo sepan... —dudó un poco ante sus palabras. Los gemelos iban a descuartizarlo.
—¡Por todos los dioses gatos! —se exaltó mientras se dejaba caer sobre el pasto otra vez—
¿Qué voy a hacer?
Hoseok se compadeció un poco de Yoongi, él también estuviera desesperado en esa situación. No era para nada fácil el que te guste el chico que también le gusta a tu amigo, y tampoco lo era el hecho de que él ya lo había besado.
—Diles la verdad —se agachó para quedar a la altura del alfa—. Ellos están esperando eso. Quieren que confíes en ellos.
—Es complicado...
—Sí, y tú lo estás complicando mucho más.
El alfa se quedó mudo por un momento. Tenía que tomar una decisión y muy rápido. No podía seguir con esto así o llegaría hasta el punto de que los gemelos por fin desconfiaran totalmente, y él temía que su amistad de destrozara todo por las idioteces que el cometía.
No entendía, y eso lo frutaba. No entendía el hecho de por qué era así. Era común que los alfas fueran fuertes, dominantes y decididos a hacer todo lo que se les proponía, por esa razón eran alfas pero en cambio, Yoongi, era un alfa muy inocente en todos los sentidos, tenía una complexión débil y no era para nada dominante, o eso pensaba él. La única vez en la que su alfa se enojó o se molestó, fue cuando apenas conocía a Jimin y este lo había acompañado a comprar los encargos de su madre, cuando están ahí, el había comenzado a pelear con un alfa por su cajita de leche, y Jimin había intervenido mordiendo al hombre, y éste había intentado hacer pagar al omega. Esa había sido la primera vez en la que Yoongi había utilizado su voz de mando, y si contaba todas las veces en la que su alfa había estado despierto, siempre tenía que ver con el pequeño rubio.
—Entonces... ¿Hablarás con ellos? —preguntó interesado el peli-naranja.
—Sí, lo haré —asintió con nerviosismo.
—Suerte —fue lo único que dijo el omega, mientras daba palmadas suaves en la espalda del alfa.
Hoseok se quedó sentado a la par del alfa mientras esperaba que el otro hiciera alguna acción, como ir corriendo y buscar a sus amigos o algo por el estilo, pero el alfa no se movió en ningún momento.
—¿No vas a ir?
Yoongi salió de sus pensamientos y le prestó atención al omega. –¿Qué? ¿Ahorita?
Hoseok rodó los ojos. —No, si quieres puedes esperar hasta el otro mes —habló con evidente sarcasmo—. ¡Por supuesto que ahorita!
Yoongi dio un pequeño brinco en su lugar cuando Hoseok pegó una fuerte palmada en su espalda, casi haciendo que sus pulmones salieran por su boca.
—Sentí que algo se quebró dentro de mí. —Tocó su pecho para regular la respiración que el omega cortó.
—No seas tan dramático y ve.
Yoongi asintió rápidamente y se levantó de un sólo, no quería que el omega volviera a pegarle y que ahora sí, escupiera hasta su alma.
El alfa comenzó a caminar rápido pero a cada paso que daba iba bajando la velocidad, mientras más se acercaba a los escalones que llevaban al interior del colegio, su corazón palpitaba más rápido. Su olor comenzó a hacerse más fuerte y fue notado y sentido por casi todos los que lo rodeaban. Algunos omegas intentaban acercarse al oler el exquisito aroma del alfa, pero casi toda la comunidad de alfas bufaban ante la atención que el chico recibía, y tapaban sus narices por el agrio aroma del pálido. Se notaba a kilómetros que en el aroma de Yoongi tenía una mezcla extraña entre nerviosismo, miedo y otra cosa más que ellos no podían entender que era.
Ignoró toda la atención que estaba recibiendo, procedió a centrarse en sus objetivos, los cuales eran: los gemelos Kim.
Cambió el ritmo lento que llevaba y subió los escalones a toda prisa, porque las miradas cada vez eran más intensas y lo estaba agobiando. Sobre todo, comenzaba a molestarle las pequeñas gotas de sudor que bajaban lentamente por su rostro y brazos, de repente, sintió como si comenzará a tener fiebre, pero quiso pensar que todo era obra de sus nervios.
Se dirigió al salón de los gemelos, el cual, se encontraba en la primera planta. No estaba muy lejos, por lo que en menos de dos minutos ya se encontraba en el gran salón. Rezó en su interior para que los gemelos se encontrarán allí y no merodeando por todos los alrededores
como solían hacerlo cuando habían reuniones generales de maestros y estos los dejaban solos en los salones.
Yoongi suspiró y se adentró en el salón. Todo lo que encontró fue un gran alboroto. Muchos estudiantes estaban reunidos en un círculo y tenían a dos personas en medio, las cuales, Yoongi no supo diferenciar porque los demás los tapaban. Por lo tanto, se quedó un momento parado en el umbral de la puerta, viendo y escuchando a los demás, quienes silbaban, sonreían y aplaudían mientras gritaban: "Pídele que sea tu omega". Yoongi quiso reír y estuvo a punto de darse la vuelta, dejar la platica con sus amigos para después, pero las palabras de un estudiante lo detuvieron.
—¡No seas gallina, Seokjin! —gritó mientras con sus manos hacia un círculo y lo ponía frente a su boca para que se escuchara como en un megáfono.
Yoongi alzó una ceja, decidiendo entrar y meterse entre los estudiantes que estaban allí. Quería saber en qué estaba metido Seokjin para crear tal alboroto.
Un nudo se formó en la garganta de Yoongi cuando vio tal escena, o mejor dicho, cuando vio a Jimin allí.
Algunos alfas los miraban con diversión y empujaban a Jin hacia Jimin, mientras este último tenía una mueca algo disgustada en su cara. Seokjin tenía algo en su mano y negaba con su cabeza.
—¡Ya cásense! —Gritó alguien al fondo.
El corazón de Yoongi se estrujó.
Por otro lado, Seokjin estuvo a punto de gritar con molestia que ese regalo no era para el omega que tenía en frente, sino para un hermoso chico peli-morado que estaba enojado con él y por eso había llamado a Jimin, para que este le ayudase, pero cuando sintió una mirada medio extraña a su costado, volteó a ver, encontrándose con la mirada lastimada de Yoongi.
La cabeza de Seokjin encendió sus alarmas y su mente comenzó a maquinar una idea estúpida. Tenía que hacerlo y ver de una vez por todas saber si Yoongi sentía algo tan fuerte por Jimin que incluso arruinaría su acción.
—¡Silencio! -gritó el alfa rubio-. Jiminnie, tengo algo que decirte -dijo con una sonrisa, viendo como la cara de Jimin se tornaba en una entera confusión-. Tú... -Miró de reojo a Yoongi—
¿Quieres ser mi omega?
Todo alrededor quedó en un completo silencio. Los alumnos esperaban con ansias la respuesta del omega, mientras este último abrió sus ojos sorprendidos y comenzó a bloquear como pez fuera de agua. Al fondo, Yoongi estaba a punto de llorar.
—Y-yo...
El omega volteó a ver a todos lados, hasta que se encontró con alguien muy conocido para él. Los ojos de Jimin y Yoongi se conectaron por unos breves segundos antes de que Jimin volviera su atención a Seokjin. Iba a negarse, iba a rechazar por completo a Seokjin, pero nada pudo salir de su boca, no cuando sintió un fuerte y posesivo agarre en su pequeña cintura.
Un gruñido gutural interrumpió el silencio que se había creado. Todos los omegas comenzaron a huir de allí asustados y con su cabeza gacha, mientras que los alfas sólo se quedaron allí, quietos y con un poco de miedo.
Seokjin se alejó rápidamente de Jimin cuando Yoongi le lanzó una mirada amenazadora y le enseñó sus colmillos. Su plan había funcionado, pero si seguía jugando, él podría salir perdiendo.
Jimin giró su cabeza para ver al dueño de las manos que lo apresaban. Su corazón se aceleró cuando sintió el aroma fuerte del alfa pálido y como este estaba tratando de alejarlo de los alfas.
De un momento a otro, Jimin se encontraba en los brazos del pálido y saliendo rápidamente del lugar, ante todas las miradas de los demás.
Yoongi había entrado en celo.
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