12



—Tss, Jungkook. —Susurró alguien en algún lado.

El mencionado volteó a ver en todas las direcciones posibles, siguiendo la voz que le llamaba, más no encontrándose con nada, tal vez solo fue producto de su imaginación. No era la primera vez que se imaginaba algo.

—¡Jungkook, por aquí! —volvieron a llamar. Esta vez, el alfa se detuvo y giró rápidamente, intentado dar con la voz que le llamaba.

—¿Quién eres?, ¿Dónde estás?... Se karate. —preguntó a la defensiva.

—No quiero pelea —se escucho la misma voz, peor ahora burlesca—, solo te quería decir de que me enteré que tu hermano y tú, están tratando de conquistar al recio Park Jimin. Por lo tanto, te quería confesar que a Jimin le encantan las ciruelas.

—¿En serio? —preguntó ahora interesado.

—Sí, escuché cuando se lo decía a sus amigos.

—¿Por qué me estás diciendo esto?, ¿Y por qué te escondes?

—Me gusta Seokjin, por eso no quiero que él se gane el corazón de Park. —Confesó en un susurro lastimero.

Lástima que ahora no solo Park Jimin era su rival.

—¿Cómo te llamas? —Cuestionó Jungkook mirando a todos lados, pero la voz ya no respondió— ¿Hola?, ¿Ya te fuiste?... Pero que estúpido soy, claramente ya se fue...

Jungkook siguió balbuceando mientras caminaba, ahora con una sonrisa adornando su rostro. Tenía que ir en busca de ciruelas para poder avanzar aunque sea una grada en el corazón de Jimin, y a la misma vez relamió sus labios al pensar en la derrota de su gemelo.

Que iluso era Jungkookie.

—¡Hey! Jiminnie, detente. —Gritó el alfa peligris al omega que se encontraba caminando pacíficamente por las instalaciones.

Jimin se tensó inmediatamente al oír la voz del alfa que lo traía loco. No quería ilusionarse, y tampoco ceder fácilmente a las disculpas que el alfa le iba ofrecer, porque el omega intuía de forma perfecta que el alfa venía a disculparse con él. Pero para ganarse su perdón, no iba a ser fácil... No después de la humillación que le hizo pasar, aunque su omega gritase que corriera hacia los brazos del pálido.

Aún le dolía el pecho al recordar la palabra "desliz", y lo peor es que la voz ronca del alfa se reproducía una y otra vez en su mente.

—¿Qué quieres, Min? —Habló de forma fría.

Yoongi se sorprendió ante el tono de voz con el que Jimin le habló. Se sintió muy mal al ser tratado de esa forma, pero sabía que se lo merecía. Aunque le doliera mucho el que Jimin ya no le hablase con su voz tan hermosamente dulce.

Suspiró, pasando sus manos entre sus cabellos grises, intentando aminorar el nerviosismo que de repente apareció.

—Yo... Yo quería disculparme por las palabras que dije anteriormente frente a mi padre. —Explicó con inseguridad— Sólo dije lo primero que se me vino a la mente.

Jimin asintió no muy conforme, pero aún así, no se dio la vuelta— No se preocupe, es de humanos equivocarse, y... Y también sentir.

El omega emprendió de nuevo su camino, queriendo huir rápidamente de ese lugar, debía de hacerlo antes de ver los ojos del chico, o de lo contrario, todo se vendría abajo. Más toda acción quedó pausada al sentir una mano fría tocando su antebrazo.

—Oh, vamos, por favooor, perdóname... Es más, te invito a un helado. —Sonrió dulcemente.

El corazón de Jimin se aceleró, e incluso quiso saltar como un resorte por todo el colegio; el chico que le gustaba, le estaba invitando a un helado. Quizo decir que sí a todo, pero su dignidad aún estaba herida, así que negó con su cabeza.

—N-no —murmuró mordiendo su lengua—. Tengo cosas que hacer —dijo soltándose del agarre, girando para seguir con su camino.

—Por favor... —susurró antes de que el rubio comenzara a caminar—. Soy un gran idiota, lo sé, todo aquel que me conozca te lo dirá, ya que siempre hablo antes de pensar. Pero te juro que jamás quise decir tal barbaridad... tú... besas muy bien...

Jimin apretó sus puños mientras mordía su labio queriendo esconder una gran sonrisa que quería escapar. Estaba dispuesto a decirle que sí, que lo perdonaba con la condición de que le regalara otro beso, su corazón latiendo frenéticamente le secundaba, pero también quería tener un poco de dignidad y hacerle todo un poco más difícil al alfa.

Cuando se dio la vuelta para poder ver el rostro del alfa supo que no podía decirle que no. El chico tenía un pequeño puchero en su boca y su cabeza baja, mirándole con ojos de gatito regañado.

—Está bi-...

No pensaba que diría eso, pero ahora mismo, estaba muy feliz de la aparición de uno de los gemelos.

—Hola, Jiminnie. —Saludó un sonriente Seokjin llegando al lado del omega— Hola, Yonnie.

—Hola. —saludaron al unísono.

El pálido gruñó en su interior por la interrupción no deseada de uno de sus mejores amigos.

Por otro lado, Seokjin tenía una vasta sonrisa en su rostro, su felicidad se notaba a kilómetros, y no era para menos, ver al rubio le ponía feliz, aunque no se diera cuenta de la pesada tensión que había entre Jimin y Yoongi.

—Mira Jiminnie, te traje un pedazo pastel, y lo preparé yo mismo —dijo con orgullo.

El omega sonrió en grande. Oh, el amaba los pasteles, así que sin preguntar de qué estaba hecho, agarró el pedazo de las manos del alfa, y se lo llevó a la boca de un solo bocado, olvidándose por un momento hasta de Yoongi.

El pálido observó con detenimiento las reacciones que mostraban el rostro de Jimin al comer el pastel, el chico había cerrado sus preciosos ojitos, mientras arrugaba su nariz y exclamaba sonidos llenos de gusto. Realmente se veía tierno y lindo, pero por otro lado tuvo las ganas de estrellar su puño contra el hermoso rostro de su amigo, Seokjin, por haber logrado dichas reacciones en el omega.

Jimin estaba tan sumergido en saborear el chocolate que llevaba el pastel, que no se dio cuenta del segundo ingrediente. No fue hasta que lo tragó por completo, y comenzar a sentir una sensación extraña, la cual solo una vez en su vida la había sentido.

—Seokjin... ¿De q-qué era tu pastel? —preguntó nerviosamente.

Comenzaba a sentir sus ojos picando, su garganta cerrándose, y su respiración cortándose.

La sonrisa del alfa se hizo más grande. —El bizcocho era de chocolate con relleno doble de cajeta y decorado con cajeta y chocolate... Delicioso, ¿verd...

Las palabras del alfa quedaron en el aire cuando vio que el omega llevaba sus manos hacia su garganta, y comenzaba a soltar sonidos extraños, como esos sonidos que hacen las personas que se están ahogando.

Ninguno de los dos restantes sabía lo que pasaba hasta que Jimin cayó de lleno al piso, apretando sus manos en puños.

—¡Lo mataste, idiota! —Un gritó lleno de miedo y preocupación salió de la boca de Yoongi.

Familiares de Park Jimin -llamó con cansancio la beta.











... 

Cuatro alfas y tres omegas se levantaron rápidamente de los asientos de espera. La doctora los volteó a ver con mala cara, ya que les advirtió que el omega no estaba en peligro al ser llevado rápidamente al hospital, por lo tanto, sería bueno el que no estuvieran ahí haciendo estorbo, sólo podían permanecer tres personas.

-Aquí -hablaron al unísono los más mayores.

Park Chun y Park Xiumin, tenían los ojos rojos e hinchados debido al llanto lleno de preocupación, aunque la doctora les haya dicho que no había nada de que preocuparse, porque al traer a Jimin rápidamente a urgencias, pudieron tratarlo inmediatamente haciendo que estuviese fuera de peligro. En cambio si se hubieran tardado mucho, la historia podría ser muy diferente. Pero al parecer a los padres de Jimin no les importaron las palabras de la beta porque de igual forma estuvieron llorando desde que los llamaron para avisar que su único hijo estaba en urgencias.

-Al joven se le dará de alta dentro de algunas horas -habló con paciencia—, o tal vez un día o dos enteros, dependiendo de cómo se sienta o si no presenta otro tipo de reacción.

Todos los presentes suspiraron con tranquilidad.

-¿Podemos pasar a verlo? -preguntó Park Chun.

La beta pasó su vista por todos los presentes. - No pueden pasar todos.

Los demás se quejaron en voz alta, balbuceando y gritando. Al mismo momento, se creó una pequeña pelea en la que todos dabas sus argumentos del porqué debían de ser ellos los elegidos para pasar a ver al pequeño omega. Inclusive Yoongi estaba entre ellos, siendo ignorado, ya que el pálido hablaba apresuradamente y no se le entendía nada.

—Yo soy su futuro novio —dijeron al unísono los gemelos, retándose con la mirada luego de terminar de hablar.

—Mi hijo no tendrá novio hasta que sepa caminar bien —gruñó el padre alfa, molesto por saber que su pequeño cachorro tenía a un par de pulgas idénticas detrás de él.

Hoseok rió graciosamente, dando palmada en el aire.

—Yo soy su mejor amigo —habló Namjoon.

—Nosotros somos sus padres —dijo esta vez el padre omega.

El único que se quedó en silencio sin saber que decir fue Yoongi, ladeando su cabeza pensando en que excusa poner para poder ver al rubio y pedirle disculpas de rodilla si era necesario.

La beta estaba cansada de esas personas, por lo cual, con un gritó agudo y a punto de llorar grito:- ¡ESTA BIEN, PUEDEN PASAR TODOS, PERO YA CÁLLENSE!

Todos alrededor voltearon a verla con un gesto de miedo. La beta parecía a punto de explotar, y esta al darse cuenta de lo que acababa de suceder, se dio la vuelta indignada y salió de allí. Estaba cansada de lidiar con los familiares de los pacientes.

-Uff, que genio -silbaron los gemelos alfas al unísono.

-Y no la culpo -suspiró Hoseok.

-¿Veremos a Jimin o no? -preguntó ansioso Yoongi. Ya estaba harto de estar esperando.

-Sí, vamos.

Los padres de Jimin fueron los primeros en pasar, le siguieron Hoseok y Namjoon, y al final iban los gemelos y Yoongi. Este último iba ansioso por llegar, y así poder comprobar que estuviera fuera de peligro, justo como la beta había dicho.

-¡Jimin!

-¡Jiminnie!

-¡Mi amor!

Todos hablaron al mismo tiempo haciendo que el omega diera un salto por tal susto. Se encontraba acostado en la angosta camilla blanca del hospital, había estado con la mirada fija en el techo color blanco hueso, tomándose unos segundos para poder pensar con claridad y relajarse un poco, aprovechando el silencio del lugar hasta que el tumulto de personas que ya conocía apareció.

La habitación era de tamaño mediano, y se encontraba habitada por tan sólo la camilla en la que ahora mismo estaba reposando, una pequeña mesa color cenizo al costado con un florero encima y al otro costado estaba los aparatos médicos.

-No griten -gruñó molesto-. Me duele mucho la cabeza.

-De la caída que te diste, hasta a mi me duele.

—Pidió silencio, cállate.

—No quiero.

Todos los presentes comenzaron a parlotear, diciendo cosas sin sentido mientras se acercaban al omega rubio. Jimin estuvo a punto de agarrar el florero que se encontraba en la mesita, y arrogarlo hacia los intrusos pero se contuvo. No fue hasta que Yoongi -quien no había dicho ni pio-, habló por el omega, diciendo que Jimin debía de estar muy cansado, y necesitaba dormir. El de mejillas regordetas dio gracias mentalmente al saber que nuevamente podía quedarse en la fría soledad, pero todo agradecimiento se fue, cuando quedaron solos ellos dos. Después de que Yoongi le salvara, sus padres dijeron que por el bien del omega, todos debían de salir de la habitación a excepción de uno, porque alguien tenía que cuidarlo. Y aunque Jimin refutó diciendo que con las enfermeras bastaba, su padre no le hizo caso, así que por recomendación de Namjoon. Yoongi fue el elegido argumentando que era el más callado y eso le haría bien al rubio.

Un silencio abrumador se mezcló junto con la paz y tranquilidad que la habitación iluminada regalaba segundos después de que los demás abandonaran el lugar. Tanto el peli-gris como el rubio se mantuvieron metidos en sus propios pensamientos durante un corto lapso de tiempo.

Yoongi decidió que era un buen momento para disculparse por haber sido todo un idiota anteriormente, queriendo excusarse con el miedo que sentía al pensar en que los gemelos le odiarían por haber besado al chico del que estaban enamorados.

-Lo siento.

Jimin volteó a ver al alfa con confusión, ¿Por qué se disculpaba?

-¿Por qué? -preguntó con tono confuso.

El alfa suspiró para luego caminar dos metros y sentarse en la orilla de la camilla, haciendo que el corazón del omega comenzara a latir desesperadamente por la cercanía.

-Por lo de ya sabés... -Yoongi no quería volver a recordar el momento en el que Jimin y él se besaron.

—Pues yo no sé nada —Jimin sonrió maliciosamente, intentaría jugar un poco.

El alfa detuvo su mirada en la del omega por unos segundos. Definitivamente, si sus mejores amigos no estuvieran enamorados del chico, él se atrevería a decir que, muy posiblemente, se hubiera fijado en el menor y tal vez después intentar conquistarlo. Claro, eso decía ahora —y en su mente—, porque en realidad, Min Yoongi era el alfa más tímido del planeta.

Park Jimin poseía una belleza tan deslumbrante e irreal; con esas mejillas abultadas que pedían ser mordidas como si fueran algodón de azúcar, sus labios gruesos y esponjosos y esa sonrisa de ojos cerrados que podía alegrar hasta el día más malo de cualquiera.

-Lo que dije cuan... Lo que dije cuando mi papá nos encontró... Tú ya sabes -habló, con un sonrojo marcado en sus blancas mejillas.

La ternura invadió el pequeño cuerpo del omega. De ese alfa que estaba viendo ahorita mismo es del que se había enamorado, y es que el chico se veía tan despreocupado y tímido con esos ojos de gatito ignorando a todo aquel que le rodeaba.

-¿Cuando nos encontró comiéndonos la boca? -preguntó con supuesta inocencia.

Las pálidas mejillas del peli-gris se colorearon de un rosa intenso.

-¡No estábamos comiéndonos la boca -el alfa estaba extremadamente avergonzado. No podía creer que ese inocente omega estuviese diciendo tales barbaridades. El pálido quería meter su cabeza bajo tierra, o salir huyendo de allí-. Solo fue un besito.

-Tienes razón, solo fue un besito... -la voz del omega salió triste e hizo un puchero para luego sonreír abiertamente- Pero porque hubo más lengua que labios.

—¿Dónde quedaron los honoríficos? pequeño mocoso —trató de ignorar el tema del beso.

—Se fueron pegados en tu lengua cuando la sacaste de mi boca —rió inocentemente.

La cara de Yoongi fue todo un poema. Sentía su corazón latir a mil por hora. No quería recordar ese beso, pero las palabras del omega hicieron que ese momento volviera a repetirse como una película en su cabeza. Y si, Park Jimin decía la verdad. De tan solo recordarlo le daban ganas de volver a repetirlo, pero no, el no iba a volver a caer en las garras de ese -para nada, ni un poco-, inocente omega.

-Creo que ya se me está haciendo tarde -soltó rápidamente, viendo el reloj imaginario en su muñeca derecha-, mamá me va a regañar si no llego.

Los sentidos de Jimin se pusieron en alerta inmediatamente. No quería que su alfa se fuese, él necesitaba la presencia del pálido para calmarse y así poder dejar de pensar en lo que había sucedido anteriormente. Antes de que Yoongi se levantara del lugar en el que se encontraba, el omega lo agarró de su brazo, jadeando gustoso ante el toque.

-¡NO!, digo... Por favor, no te vayas todavía -un puchero se formó con sus labios.

—Tengo que enseñarte la existencia de honoríficos hacia tus mayores —gruñó.

—Todavía no lo perdono del todo —se cruzó de brazos, victorioso cuando el alfa detuvo todo movimiento—. Por favooor... Hyung —puchereó.

Yoongi supo que no se iba a poder resistir ante tal carita. Sabía que desde en el momento en el que abriera la boca, todo se iba a ir por el caño e iba a terminar cometiendo una estupidez.

-Esta bien, pero solo un momento más.

Ese momento más se convirtió en horas, en las cuales la mayoría del tiempo, sus labios se reencontraron.

Sabía que no debería de haber sucumbido ante el pedido del rubio, pero de igual manera —aunque se sintiera culpable—, había disfrutado demasiado probar nuevamente los dulces labios del menor.

Yoongi sabía que había caído. 

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