Capitulo 6. Linea de dragones

El ambiente era relajante, Atsushi solo miraba por el ventanal, de hecho, ya hace horas que había acercado un cojín y se había sentado sobre el. El mafioso lo miró como un pequeño gatito que esperaba a su dueño

— Jinko

— ¿mmm? — giró un poco su torso para verlo

— ¿Quieres salir?

— Bueno si, hay muchos lugarcitos que veo desde aquí pero siento que me perderé

— Ja — río burlón, tomó su abrigo — vamos

— pe-pero

— vamos, cuídare de ti

— n-no confió en ti

— pero Sousuke me pidió cuidarte, significa que el confía en mi

— está bien...

Atsushi se levantó, en la puerta se puso sus botas y ambos salieron juntos del hotel

Atsushi estaba asombrado por el barrio al rededor del hotel, era colorido y con adornos típicos del monte fuji. El mafioso simplemente lo vigilaba. Continuaron caminando por las calles, el azabache admitía que era divertido ver al albino fascinarse por cosas tan simples

El pequeño albino se había acercado a algunos puestos, una señora le miró y sonrió — pequeño tigre — le habló llamando la atención. — te han llamado así últimamente ¿verdad?

— qui-quien es usted

— una simple adivina — mencionó sonriente — llámame Marie

— ¿Marie?

— pero entra mi Niño, tu tienes una gran línea de vida — mencionó metiendo al albino a su tienda

La tienda era oscura, con luz tenue, la mujer apareció sentada frente de él — señora Marie

— mi pequeño tigre, estás en medio de tus feroces dragones, uno es tu línea y el otro el camino. Debes ser fuerte

— señorita...

— dime Madame

— Madame Marie...

— oh tranquilo, esto es gratis — mencionó sonriente y acercó un collar de cuencas — dáselo al dragón, les ayudará

— ¿ayudará? ¿Podré llevarme bien con él?

— por supuesto mi lindo niño. Ahora ve y diviértete en el mercado, te recomiendo unos buenos bocadillos

— Gracias Madame Marie

Atsushi salió de la tienda y miró al mafioso buscándolo, en cuanto sus ojos se cruzaron, el mayor le tomó del brazo con fuerza — maldicion Jinko ¿donde te metiste?

— pe-perdón, Madame Marie me estaba mostrando

— mostrando nada Jinko ¡te desapareciste! ¿Sabes lo preocupado que estaba?

— ¿pre-preocupado?

— si te pierdo, Dazai-san no me felicitará por cuidarte

— oh si... perdón Akutagawa

— como sea, vamos a comer algo

— está bien... te sigo

El azabache comenzó a caminar y el albino le siguió, miraba el collar curioso ¿Que se supone que haría? Atsushi terminó guardándolo en su bolsillo y suspiró.

El azabache llevaba al albino a un puesto de comida en la calle, lo llevó a sentarse y esperaron juntos, el agente estaba nervioso, no solía convivir con el mafioso y mucho menos comer juntos... aunque el mafioso ordenó y obviamente el no llevaba, tampoco era como si deseara comer con el mafioso.

Los platos comenzaron a llegar y el mafioso miró al agente — ¿no vas a comer?

— ah yo

— no pienses que comeré solo, come

— oh, ok. Gracias

Atsushi comenzó a comer ramen junto al azabache, no era algo especial; era como una caja vieja a lo alto de una repisa, pero de alguna forma. Estaba delicioso.

Después de comer, siguieron su recorrido por los jardines con vista al monte fuji. Atsushi curioseaba entre las flores. El azabache simplemente lo miraba.

Entre su camino en el campo de las flores, Atsushi se tropezó haciendo reír al mafioso, claro. ¿Quien se caía allí?

El agente se levantó nervioso por no ser regañado pero para el mafioso fue igual a entender el por qué su odioso igual le dio flores

Atsushi se había levantado con algunos pétalos encima, y con algunos estornudos por el polen, pero sus ojos combinaban con aquellos pétalos.

Siguieron su camino, el mafioso no dejaba de mirar un par de pétalo enredados en el cabello de Atsushi, y algunos trozos de polen en su rostro, le parecía adorable.

Terminaron el recorrido, Atsushi obtuvo una flor de regalo. Así que el agente iba todavía más alegre; aquella flor de crisantemo color rosa pastel pegada a su pecho y sosteniéndola con cuidado. Era único

Después de ello, regresaron al hotel, Atsushi se veía bastante cómodo incluso con el mafioso. Akutagawa llegó a pensar que quizá solo no debía gritarle. Tenía una misión que cumplir, y no podía dejar que su "otro yo" le quitara al chico.

En cuanto entraron a la habitación, Atsushi sonrió de ver a Sousuke sentado en una silla cómoda al lado del ventanal — ¡Sousuke! — le llamó alegre. El albino mayor se quitó los lentes que usaba y le sonrió

— Hola pequeño tigre ¿te divertiste?

— ¡Fue increíble! Hay un jardín lleno de flores diferentes, la comida aquí es deliciosa.

El albino mayor sonrió de verlo, estiró su mano quitándole los pétalos — ¿venias así? Me sentiré celoso, seguro todos pensaron que te veías hermoso

Atsushi se sonrojó — Basta Sousuke — pidió avergonzado y miró la flor — ¡ah! — le acercó el crisantemo — pa-para ti

— ¿eh? ¿De verdad?

Atsushi asintió nervioso y el mayor la tomó sonriente — deberíamos ir juntos, me gustaría llenarte un camino de flores coloridas

— pa-para nada — dijo el albino apenado

— toma un baño, el polen puede no dejarte dormir

— si, claro

El menor se retiró al baño, el albino miró al azabache. Seguía inmóvil y del otro lado de la habitación— ¿no es linda?

— solo se la regalaron, no significa nada — habló molesto

— entonces... ¿por que sigues allá? — preguntó burlón.

Se levantó de su silla — iré a acompañar a Atsushi

— está en el baño

— y... ¿que?

El mayor fue directo al baño, el azabache solo apretó su puño molesto. Antes de que Sousuke lograra entrar al baño. Rashomon tomó su muñeca — ¿puedes apartar tu habilidad?

— no entres

— pero el ama que talle su espalda

— dije no — le hablo retador

Sousuke sonrió, miró hacia la puerta — Pequeño tigre ¿puedo entrar a lavar tu cabello? — habló sonriente

— ¿eh? ¿De nu-nuevo? — escucharon desde dentro del baño

— claro, ¿puedo?

— de a-acuerdo

El mafioso estaba a punto de golpear a Sousuke pero pensó en algo mejor, lo empujó y entró el mafioso al baño. Cerró con seguro. Sousuke intentó abrir pero le miró solo con molestia — Ryuji, ayúdame a abrir — pidió a su habilidad

Mientras Ryuji intentaba entrar en el hueco de llave, Rashomon tapaba la entrada — ¿Sousuke? — escuchó el mafioso de la voz del albino.

El azabache se giró mirándolo. Tenía sus ojos cerrados — No te muevas — dijo el mafioso evitando sonar rudo — quédate quieto

— Oki

El mafioso suspiró, por lo menos llevaba algo ganado. Se acercó al albino sin perder a Rashomon en la puerta. Acerco sus manos temerosos. ¿Realmente iba a hacer eso?

Atsushi abrió los ojos — no eres Sousuke — dijo el albino y se giró viéndolo— ¡Akutagawa! ¿Que haces aquí?

— no quería que el entrara

— ¿y por eso entras tú?

— obvio ¿no?

— sal

— no saldré

— te digo que salgas

— no, ¿por qué dejas que el entre? Tu eres mío.

Atsushi le miró molesto, estiró su cuerpo tomando la toalla, se envolvió en ella y salió de la tina. El azabache tomó su brazo — ¿a donde crees que vas?

— voy con Sousuke

— Jinko, no debes ir con el, el es malo

— ¿malo? — preguntó burlón mientras lo miraba

— no me hagas enojar

Atsushi se soltó de su agarre — voy con Sousuke — el azabache volvió a tomarlo y lo jaló hacia el dejándolo pegado — suéltame

— te quedarás conmigo, el no me da confianza

— no quiero quedarme contigo, tú a mi me odias

— te odio lo suficiente para saber que te necesito para ser mejor, así que te quedas

Atsushi se sonrojó ligeramente aunque ni siquiera lo sintió, seguía molesto aún pero se había calmado — ahora te soltaré, terminas de bañarte y saldremos juntos

— bien, pero voltéate

— ¿me crees idiota?

— no quiero que me veas

— ¿Que podría verte? Somos hombres

Atsushi igual se sonrojó y el fue quien se dio media vuelta, se quitó la toalla, el azabache pudo captar rápidamente su cicatriz y el albino volvió a entrar a la tina. Esta vez intentó lavarse lo más rápido que podía. Akutagawa lo miró fijo y cruzó sus brazos. Aún faltaba mucho

...

¡Gracias por leer!

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