XXV. Different Concepts pt.2
Canción sugerida: All Mine by One Ok Rock
🚫Contenido sensible
Las luces de la ciudad hacía tiempo que habían engullido el atardecer, para dar paso a un fin de semana que en Nueva York traía a la vida a miles de almas en una urbe acostumbrada al derroche y a la extravagancia.
Aquellos ecos opulentos no quedaban al margen del número 224 de la calle Mayfair, donde una casona al estilo victoriano resaltaba sobre las demás mansiones del vecindario acostumbrado al silencio y los jardines de perfecto césped, donde las rosas de la especie Winchester mudaban sus hojas en un inminente otoño que presagiaba el final de septiembre y la previa de un húmedo octubre.
Como si la naturaleza fuera consciente de la nueva etapa que estaba comenzando en aquel lugar, Min Yoongi se entretuvo con el crujido seco de las hojas bajo la suela de sus botas. Había terminado otro cigarrillo antes de decidirse a golpear la puerta principal con la aldaba en forma de garra de tigre que por años había identificado a su familia paterna.
La reunión con Ji-Hoon había terminado alrededor de tres horas atrás y los tintes del inicio de la media noche le suspiraban en la piel cuando estaba seguro que lo más probable fuera que Jimin le esperara despierto y sumamente preocupado. Había tomado la precaución de apagar su teléfono móvil. Lo que estaba a punto de hacer así lo ameritaba.
Algunos minutos le separaron del rumor de la puerta abriéndose para que la figura menuda de una mujer de rasgos asiáticos le diera la bienvenida. Haruna esbozó media sonrisa al reconocer a su esposo y con un gesto condescendiente le invitó a pasar.
Yoongi chasqueó la lengua, el sobre entre sus nervosos dedos dio otra vuelta antes de atravesar el pasillo de la mansión para ser atrapado por las notas de la música jazz y el aroma a incienso que tanto le gustaba a su esposa.
—Tardaste en reportarte, supongo que estabas ocupado...
Haruna volvió al sitio donde había estado desde que su última visita la abandonara. No se preocupó en lo absoluto por dejar expuesta la piel de sus hombros y clavículas bajo el batón del camisón con el que solía dormir y que evidentemente había sido marcado por la boca codiciosa de su actual amante.
Yoongi la observó a conciencia. Era un poco más baja pero igual de esbelta y elegante que Jimin. Los ojos rasgados, la nariz delicada y la piel como la nieve en contraste con una boca ligeramente carnosa. Haru era una hermosa princesa de hielo con más demonios de los que él podía contener.
—Ji-Hoon acaba de notificarme la fecha de la cita. El próximo día diez nos veremos en el juzgado. Espero que seas inteligente y firmes sin ningún drama de por medio. Esta especie de contrato acaba aquí.
El sobre color crema fue extendido en dirección de la fémina, que con un gesto desdeñoso no perdió la oportunidad para enviarlo directo a las llamas que tranquilamente crepitaban en la chimenea. Hecho que consiguió que Yoongi apretara la mandíbula y toqueteara casi compulsivamente el anillo en su mano derecha.
Haruna reconocía ese mecanismo de defensa. Años al lado del médico y siendo ella psicóloga también, no le serían despreciables. Yoongi estaba jugando con una onda de ansiedad lo suficientemente radiactiva para que saliera herido.
—Si vienes a chantajearme por lo que es evidente te advierto que el único que tiene las de perder eres tú. Solo negociaré un divorcio tranquilo si me das lo que quiero. Fotos que he dejado que me tomen con Kim Namjoon no serán suficiente para coaccionarme... Yoonie.
El apodo solo consiguió que una ola de repulsión llenara el pecho del médico. Estaba perdiendo la paciencia demasiado rápido.
"Tranquilízate, solo quiere jugar y de paso dejar su resentimiento salir."
—Ni en mil años te daré el expediente de Jimin, de hecho eso no existe. La investigación dio por concluida con los últimos sujetos.
Haruna sonrío descaradamente antes de írsele encima. Sus ojos febriles quedaron a centímetros de la mirada impasible del pálido.
—¡No me tomes el pelo sucio traidor! Sé que terminaste de fracturarlo por completo de lo contrario no estaría como el dócil muñeco que danza entre tus manos. No me importó que te acostaras con él, lo único que me interesa es la investigación. Años de mi vida están ahí y tú solo...
—Yo solo le di final a lo que no tenía solución. No es nada agradable que te diseccionen siendo un individuo Doppelgänger, tu ignorancia te impide comprender y lo que yo haga con Jimin es mi problema. Fuiste una ilusa al imaginar que te iba a elegir. Te estoy ofreciendo una tregua pero por lo visto no me lo vas a conceder. Solo por Thomas no he...
—¿No lo has hecho? ¡No me jodas Min Yoongi! En el fondo sigues siendo el mismo psicópata descontrolado de siempre. La memoria de mi tutor no es excusa para la traición que cometiste. Todo porque estás encaprichado con algo que no existe. Solo te advierto que si no has llegado hasta el final el día que Jimin descubra tu verdadera naturaleza quizás sea demasiado tarde... Oh... por tu expresión veo que no has pensado en eso. Supongo que es un inconveniente del amor ciego que le tienes. Solo me pregunto... ¿cómo le sentaría a tu adorado Jimin saber que se va a la cama con un asesino a sangre fría que no temería en hacerle daño también si llega a decepcionarle? ¿Ya le enseñaste cierto diario de sueños mi querido Yoonie?
Yoongi no aguantó el impulso de empujar a su esposa contra el sofá hasta casi quedar encima. Sus ojos habían mudado de expresión por la total oscuridad. Como si del doctor no quedara nada y la verdadera bestia hiciera presencia.
La mirada de quien con solo veintidós años había visto morir a su madrastra en las escaleras de la mansión y participado directamente en el suplicio de su padre estaba de vuelta.
El chico que no sentía nada y que inducía a sus pacientes a la total liberación mientras intentaba comprenderse a sí mismo emergía victorioso mientras la máscara de la tranquilidad con la que normalmente se desenvolvía mostraba las primeras grietas.
Haruna percibió cómo las manos de Min se cernían en su cuello, presionando justamente en aquel punto donde se bifurcaban las carótidas y que obviamente podía ser letal.
Por segundos pensó que lo había controlado, como aquellas veces en que se fueron a la cama experimentando esa especie de tortuosa aventura donde ambos pactaban a favor de otros intereses. Ahora sentía la repulsión del toque y la campana del peligro tañer en su mente. Min Yoongi estaba peor de lo que ella recordaba.
—Ji... ji... Jimin no te perdonará nu... nunca... Tú... tú eres incapaz de amar verdaderamente...
Logró balbucear en medio de la asfixia y la mención del rubio hizo despertar mágicamente al doctor, quien respiraba con pesadez mientras se separaba de su esposa como si su tacto le quemara. Haruna tosió en busca de aire mientras Yoongi se peinaba la oscura melena con ambas manos, intentando recuperar un control que evidentemente no poseía. Por lo visto nombrar a Jimin había activado algo más en el médico. Algo que ni la propia Haruna conocía a ciencia cierta.
—Diez de octubre, serás convocada. Mientras tanto disfruta de esta casa maldita. Solo me llevaré lo único que me pertenece. Ten la noche que mereces Haru.
El doctor hizo su camino en dirección al lateral derecho de la escalera en forma de gargantilla que presidía la mansión Min en el número 224 de Mayfair. Sus pasos fueron directo a una pequeña habitación de la que aún conservaba la llave.
Su previsión nuevamente le salvaba de muchos pesares y la antigua carpeta de cuero donde solía amontonar apuntes escolares le sirvió de camuflaje a la pequeña caja de madera con el dibujo de una mariposa tallada en la tapa.
Un nudo agrio en su estómago casi le impedía respirar pero logró sobreponerse solo para ver cómo su esposa se frotaba aun la garganta donde sus dedos habían intentado terminar con lo que evidentemente era su culpa. Yoongi le dio una última mirada antes de percibir que a partir de ahora sería mucho más difícil.
Estaba bajo el umbral camino a la cochera cuando la voz de ella le volvió a interceptar.
—Aun cuando hayas decidido transitar por el camino de las ilusiones, recuerda que amar es destruir. Veremos cuán fuerte es ese amor podrido que tienes por un hombre que no sabe quién eres realmente.
Estuvo tentado a darse la vuelta y culminar lo que sus demonios tanto pedían pero sabía que un error de ese tamaño ahora no sería fácil de ocultar, no cuando le debía a Jimin aquella ilusión de felicidad que le fue privada por años.
Aun cuando estuviera caminando derecho a su destrucción, haría lo posible por regalarle un idílico paisaje al de ojos azules. Por lo menos hasta que salieran los resultados del juicio.
—Deine Lügen werden dein Kreuz sein, Haruna.*
Pronunció el tono bajo de Min Yoongi mientras se encaminaba hacia su Ford Mustang favorito. No deseaba ser consciente de la mirada repulsiva que su esposa le estaba dedicando cuando era evidente que la declaración de guerra tendría otro significado para ella.
Más allá en el minutero, Jeon Jungkook contemplaba una luna opacada por el smog y las luces de un bar sin nombre donde se encargaba de sumergir su última decepción. Iba por la quinta cerveza y aun así no encontraba la forma de borrar de su memoria la conversación que horas antes había tenido con cierto detective de ojos azules y melena platinada.
El ambiente después de la llegada de Claire se había diluido a uno de confraternidad y sería difícil de creer que podía existir un Jimin tan luminoso si no fuera por aquel artefacto de metal y goma en su tobillo.
Hoseok se había mostrado sumamente interesado en la única fémina del lugar y cuando Jimin expuso que le preocupaba el flujo de información en la Academia, después de comprobar la posición de Namjoon respecto al caso, el oficial tuvo una leve esperanza de que esa sería su oportunidad para hacer entrar en razón a su hyung, o al menos hacerle notar la soberana estupidez que estaba a punto de cometer al aceptar una relación seria con el controvertido Min Yoon Gi.
—Sé que Yoongi intentará que su abogado me libere de todo eso. Aunque no lo parezca, es más dedicado de lo que ustedes pudieran imaginar, pero lo que me molesta es que la ola de homicidios sigue en pie y que la persona detrás de todo esto nos conoce. La mariposa escarlata es el símbolo principal. Pude comprobar de primera mano cómo funciona la terapia del doctor Min y puedo asegurarles que además de ello las personas que han cometido los homicidios presentan otras características que les convierten en los principales actores de esta especie de obra macabra.
—Estás intentando justificarlo solo por el hecho de que sales son él. Disculpa hyung, pero hasta hace solo un mes querías la cabeza de ese hombre en bandeja de plata y detrás de las rejas. Ahora pareces dopado por una historia que todos vemos como insulsa.
Aquellas palabras hicieron que el ceño de Jimin se frunciera levemente. Hoseok y Claire guardaron silencio mientras Jungkook escuchaba el golpeteo ensordecedor de su corazón. El de ojos azules volvió a sonreír pero esta vez no hubo luz en su mirada.
—Mi querido Kook, no estoy tan ciego cómo crees. Yoongi puede ser todo lo cuestionable que quieras, pero él forma parte de mi vida privada. Solo expongo que la persona detrás de los homicidios y el principal culpable del asesinato de Sung Woon sabe de los hilos que me atan al pasado. Les pido que recaben toda la información que esté a su alcance. Mi ausencia de la oficina lo complica aún más, pero tengo este sentimiento, sobre todo referente a Namjoon. Es muy probable que el líder esté ocultando evidencias claves. Además de la prueba de ADN debe tener otra carta bajo la manga y ahí entras tu Hoseok hyung. Puedes apoyarte en Taemin y el propio Taehyung para conseguir el acceso al laboratorio de Cuántico. En cuanto a Claire...
Jimin siguió impartiendo órdenes en un plan donde Jungkook casi se excluía a sí mismo. No tenía caso. Su hyung estaba perdido y por mucho que se resistiera no podía luchar contra alguien que no quería ver. Casi al final de la velada, cuando hubo una verdadera pelea por lavar los platos, Jungkook sintió la mano firme de Jimin sobre su hombro izquierdo.
—Kookie, no tienes que sentirse así, yo te sigo queriendo... solo como el hermano que nunca tuve. No lo hagas más difícil para mí.
Si ya tenía dudas de que le había roto el corazón la sonrisa franca de Jimin mientras le despeinaba el abundante flequillo le acababa de destrozar. Por lo visto el detective siempre había estado al tanto de aquel cariño especial hacia su persona por parte del menor y hasta ahora eso salía a la luz para condenarle a la soledad al no ser correspondido.
Recordó entonces a Taehyung y la garganta casi se le cerró. El resultado había sido este, terminar en un bar dedicándole suspiros a la pulsera que recibiera el día de su cumpleaños junto con otra promesa que no supo entender. Tenía hasta cierta nota humorística. Le había roto el corazón a otra persona cuando quien más admiraba le sellaba la herida con sal.
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DOPPELGÄNGER
Jimin intentó mantenerse despierto en espera de una promesa que nunca llegó. Pasaba la una de la madrugada en el reloj de pulsera del rubio cuando la puerta de la habitación del Rockefeller Center Imperial fue desbloqueada por un agotado doctor Min.
La carpeta de cuero a su espalda quedó sobre la encimera de la pequeña cocina junto con las llaves del coche que acababa de aparcar en el estacionamiento del hotel y que sería remozado próximamente. Las luces estaban en ese punto tenue que convertía a Nueva York en una de las ciudades más alabadas en cuanto a paisajes urbanos.
Un verdadero firmamento artificial que dibujaba formas sobre la figura que dormía en una extraña posición sobre el cuero negro del sofá en la sala de estar. Jimin balbuceaba palabras sin sentido mientras se relamía los labios. Un gesto que solo lo hacía ver más adorable y apetecible.
Yoongi tomó asiento en el butacón más cercano. Su mente aun hervía debido al encuentro con Haruna. Con un gesto mecánico se apropió del cuello de la botella de Bourbon que había acarreado de la licorera anteriormente. El primer trago le supo a liberación.
Poco a poco el alcohol y la imagen de quién más apreciaba en su existencia fue haciendo efecto al punto que pudo respirar mejor y decidirse a cargar el liviano cuerpo del detective de camino a la habitación. Jimin seguía balbuceando fragmentos inteligibles mientras se dejaba llevar a la seguridad de la cama que ambos compartían. Yoongi le retiró las pantuflas y con sumo cuidado le dejó bajo las sábanas.
—Duerme bien, mi bello ángel. Aún es muy pronto para que intentes perdonarme cuando sé que no tengo solución.
Susurró pegado a la frente del rubio antes de abandonarle camino al cuarto de baño que tenía la suite. Una ducha de agua caliente fue la excusa perfecta para desentumecer músculos y pensamientos. Jamás esperó encontrarse a su vuelta del vapor y las sales con aroma a sándalo a un adormilado Jimin sentado en medio de la cama King Side.
—¿Te desperté con la ducha? Si es así lo siento...
El rubio bostezó antes de gatear en dirección a Yoongi y arrebatarle la pequeña toalla que usaba para secarse el cabello.
—Te estaba esperando y me quedé dormido. Siéntate, te secaré el cabello.
Le instó a quedar entre sus piernas en una agradable caricia entre la piel húmeda del médico que el albornoz no podía cubrir y las esbeltas extremidades del rubio. Jimin masajeaba las hebras de cabello negro metódicamente mientras Yoongi cerraba los ojos abandonado completamente al placer de ser mimado por su chico.
—¿Cómo te fue con Ji-Hoon?
La pregunta pronunciada suavemente tenía otro trasfondo, uno que Yoongi conocía muy bien. Se estaba peleando internamente consigo mismo cuando Jimin detuvo el masaje en su cuero cabelludo para alzarle una de sus pálidas muñecas.
—¿Y esto? No me digas que fue un accidente porque a menos que tengas las uñas así de largas quedan unas marcas como estas... ¿Dónde estabas exactamente Yoon?
El ceño fruncido en el rostro angelical del detective solo era el preludio de algo más. Yoongi aprovechó para tomar el control y encerrar al rubio en un tozudo abrazo.
Que la tierra se lo tragara pero al menos debía probar. Una verdad a medias es mejor que una completa mentira o de eso quería convencerse a sí mismo mientras enfrentaba a aquellos espejos azules que ahora parecían nublados por el enojo.
—Después de quedar con Ji-Hoon fui a ver a Haruna... entonces nosotros...
—No sigas, ya lo imagino. La próxima vez avisa y no me quedaré como un idiota esperando cuando obviamente tienes asuntos pendientes con tu esposa...
—Jim...
—¡Jim un cuerno! Odio que me mientas descaradamente. Vives haciendo declaraciones y promesas que ambos sabemos están condenadas al fracaso. Solo dime si me vas apoyar en el jodido juicio o solo soy tu nuevo juguete. No creas que no he pensado en ello, el día que te canses de mí lo más probable es que...
Jimin fue interrumpido por aquella mirada. Ni siquiera le estaba tocando y su mundo se paralizaba ante los ojos alarmantemente oscurecidos del médico. Min Yoongi lucía como un niño pequeño al que acababan de abandonar. Como el mismo niño perdido que aun intentaba regresar a casa.
—Pensé ciertamente en mentirte pero por lo visto tienes derecho a saber algo más... Dame unos minutos.
Sin comprender aun aquel cambio, el detective observó al más pálido abandonar la habitación usando únicamente el albornoz del hotel. Un sentimiento de angustia comenzó a palpitar en el pecho del rubio hasta que Yoongi regresó con una pequeña caja de madera en las manos.
—Aquí están registrados muchos de mis pecados y quizás uno del que tampoco me arrepentiré. Puedo marcharme al sofá si quieres abrirlo en privado. No habrá problema en ello. De hecho a partir de aquí no te presionaré más. Entendería si me pidieras distancia. Pero lo que no permitiré es que una acusación falsa caiga sobre ti. Ese juicio estará a tu favor a como dé lugar.
La seguridad en aquellos ojos verdes le dejaba atrapado. Su lado más dócil quería ceder, ignorar lo que fuera que estuviera ahí y aliviar la turbación en el pelinegro. Pero tenía que pensar. Para él constituía una deuda con ese Jimin racional que aceptaba la caja casi con miedo.
Como lo hubiera hecho Pandora antes de liberar todos los males, el fino trazado de una cadena de oro blanco con una mariposa engarzada en diminutos zafiros le incendió la palma. En algún paraje encerrado en lo profundo de su subconsciente un turbulento recuerdo pugnaba por hacerse con el control del niño que una vez fue privado de la luz.
J.W.P
Las iniciales grabadas cerca del cierre le anegaron los ojos antes de descubrirse a sí mismo con cinco años frente a la puerta principal del hogar de Long Island, llorando desconsoladamente cuando su tía le llamaba monstruo antes de arrancar aquel dije de su cuello, eliminado la promesa de protección que sus padres le habían brindado.
Quedando a la deriva, únicamente anclado a un viejo oso de peluche al que le faltaba un ojo, el pequeño Park Jimin de esa época le miraba ahora y el detective se limpió las inoportunas huellas del pasado casi con rabia para seguir con la especie de diario que descansaba en el fondo de la caja.
Noviembre de 1996, Nueva York.
Aun pienso en él. Cada segundo se me hace interminable y solo quiero que acaben los exámenes para regresar a su lado. Quiero poseerlo nuevamente y sobre todo comprobar si es como mis libros dicen. Si su mente es tan manuable como su cuerpo sudoroso cuando lo profano.
Un nudo iba en ascenso en la garganta de Jimin mientras reconocía la caligrafía de Yoongi y un dibujo detallado de lo que había hecho aquella vez. Pasó más páginas, casi con el rostro a punto de explotarle del bochorno y la tensión.
Marzo 1998, Londres.
Han pasado unos meses desde que le dieron el alta. Me pregunto si es capaz de recordarme. Yo no puedo sacarlo de mi memoria aunque me esfuerce. En el fondo sé que es el único que podría comprenderme. Ambos estamos condenados a padecer en manos del otro.
Hoy he soñado que son mis dedos los que se ciernen en su cuello y le privan de la vida. No es la primera vez. Creo que he deseado hacerle daño desde el primer momento.
No sé percibir las emociones correctamente, me he acostumbrado tanto a fingir pero estoy seguro que el subidón de adrenalina en mi torrente sanguíneo cuando le veo debe tener alguna explicación. No quisiera volver a enamorarme ahora, de lo contrario estoy seguro que le perderé para siempre.
Dibujos bizarros acompañaban el relato donde un Yoongi entrando en sus veinte años se preparaba para regresar a casa y de paso expresar su aversión hacia su padre. Más páginas manchadas por el paso del tiempo y una última imagen para lacerarle la mente y el alma.
En él había un chico de rodillas frente a un ángel cuyas alas arrancadas se parecían mucho a las de la mariposa que solía recordar en sus pesadillas. La misma mariposa que alguna vez su madre le prometió ser.
—Entendería si me abandonaras ahora. Créeme, no es ni el inicio de todo lo repulsivo que puedo ser... pero Jim, yo en serio necesito desesperadamente que me ames. Saber que alguien como tú puede amarme tal como soy...
Yoongi tragó duro. Nunca pensó que fuera tan complicado empezar a abrirse ante un Jimin que le observaba con las pupilas casi vacías.
—Únicamente saber que me amas me mantuvo vivo. No te quedes en silencio, por favor, dime...
—¿Qué quieres que te diga Yoongi?¿Que te perdono por convertirme en un juguete dependiente a tus demonios?¿Que te aplauda por mentirme una y otra vez? Dios, todo este tiempo tuviste esto y ahora...
—No Jimin, el colgante solo lo obtuve cuando regresé a Nueva York. Mi terapia no daba resultado y Haru tuvo la idea de...
—¡Cállate! ¡Cállate ahora o soy capaz de matarte con mis propias manos como tanto representas en esos malditos dibujos! ¿Haz soñado con eso... no? ¿Cuán perdido puedes estar tú y cuan enfermo puedo estar yo para seguir sintiendo algo por un ser que no debería considerarse humano? No quiero más nada Yoongi. Solo déjame en paz. Déjame hacerme a la idea de que esto es un mal sueño y mañana todo desaparecerá.
El más pálido intentó articular algo coherente pero la mirada desolada del detective fue suficiente para que desistiera. Asintió con la cabeza antes de volver a guardar su diario en la caja junto con el colgante.
A paso cansino regresó a la sala de estar donde la pesadez de años ocultándose de sí mismo solo parecía asfixiarlo. Yoongi deseó llorar como las personas normales. Gritar como cuando era un niño de cinco años o incendiar alguna cosa, pero esos tiempos habían pasado también. Como eventualmente todo pasa.
Como la colección de sus crímenes silenciosos podían pasar. Estaba tan cansado de sí mismo. La botella de Bourbon iba por la mitad cuando la volvió a recuperar antes de prender la televisión de la sala de estar a un volumen casi imperceptible.
Solo
Como había estado desde un inicio, como todos solemos llegar y despedirnos de la existencia. Sentado con sus demonios más cínicos, el doctor Min deseó tener un Dios en el que confiar.
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DOPPELGÄNGER
Notas:
*Deine Lügen werden dein Kreuz sein, Haruna.
*Tus mentiras serán tu cruz, Haruna (idioma alemán)
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