XL. Goodbye Lullaby

Importante escuchar:

🦋Four Times Around the Sun by Nell

🦋Set me free pt.2 by Jimin

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DOPPELGÄNGER

25 de mayo de 2009, París Francia

"París es la Ciudad de la Luz."

Un letrero luminiscente tenía ese mensaje en letras un tanto características. Park Jimin las enfocaba mejor en la lente de su recién adquirida Nikon.

"Deberías vender tus fotos más a menudo. Eso te dará mayor reconocimiento que ser el asistente de tu ex amante."

El tono cáustico de Yoongi lo perseguía mientras esperaba que le sirvieran el café en la terraza de aquel Bistró llamado La Courtisane. Jimin se peinó la melena que ahora le traspasaba los hombros.

Había pasado alrededor de un año desde que llegara a la urbe buscando la dirección de Claire y rogándole que no dijera nada a Hoseok después de sobrevivir al primer impacto. La rubia por poco fallece al encontrarse con una versión algo desaliñada del hombre que tan bien conocía.

Su sorpresa creció después de enterarse por boca de Hoseok que el detective Park había perecido en un derrumbe en las antiguas instalaciones que rodeaban Long Island Home.

Costó su tonelada de esfuerzo calmarse y otra pesada prueba se abriría para un chico que no tenía más que su recomendación y la promesa de Yoongi de establecerse cuanto antes. Jimin había escogido un camino bajo el segundo nombre que le diera su madre. El plan de elaborar identificaciones falsas con sus partidas de nacimiento era otro punto a favor de la calculadora mente de Min.

Park Löffler William Jimin, sería su nombre completo y de ellos había tomado la elección materna. Esa era la razón principal para que los parisinos lo conocieran como William Löffler o simplemente Will, el chico de larga cabellera castaña e imposibles ojos azules.

Ton café, profite-en...*

La llegada de la camarera le hizo dejar a un lado su pequeño interludio con la cámara. Jimin sonrió, retirando el cabello que se escapaba de la coleta baja que hoy exhibía.

Merci beaucoup. **

La muchacha que le atendía le guiñó antes de reanudar sus obligaciones hacia el resto de las mesas. Esa era una virtud de los franceses que le encantaba a sobremanera. Eran mucho más desinhibidos al mostrar sus intenciones que los neoyorquinos.

Al menos esa era su idea mientras probaba el café con ligeros sorbos. Casi no tenía azúcar y nuevamente pensó en Yoongi. El doctor había llegado a Francia solo un mes antes que él, pero su vida experimentó inmediatamente un giro radical.

Por indicaciones de aquel anciano que conociera en la penitenciaria, el hombre que ahora respondía al nombre de August Ezra se había convertido en el ayudante de Adrien Belaúnde, un joven de veintinueve años que manejaba el antiguo negocio de la Familia en Marsella.

Especializados en el rubro de la confección de vinos, la viña que administraban había sufrido los errores de su difunto padre y una serie de hechos que terminaron con la encarcelación de Fiódor y casi la disolución de la familia.

Adrien era graduado de Contabilidad, ese particular sumado a las influencias que su padre había conseguido en círculos un poco turbios le permitieron salir a flote. Ahora Le Antoine volvía a ponerse en marcha y Yoongi era parte vital de ese proceso.

Por esa razón Jimin había entendido después de alguna que otra pelea que la decisión de continuar a distancia era la mejor. Él seguiría en París, como el asistente de la modelo comercial que era Claire, trabajando en servicios de medio tiempo y encontrándose con el más pálido los fines de semana que el trabajo en el viñedo no era tan asfixiante, pero hoy esa vida estaba por terminar.

Hoy Park Jimin degustaba su café con parsimonia mientras esperaba por la llegada de Claire para declararse cesante en el empleo que le había ayudado a construir "su nuevo yo" en el último año.

Espero no haber demorado más de lo requerido. Tu expresión dice que estás ansioso.

La joven terminó de recolocarse sobre la incómoda silla que caracteriza a cualquier café parisino con vistas al exterior. Jimin ladeó la cabeza antes de pedirle que le escuchara.

Ha sido increíble pero siempre te dije que me iría a Marsella y ese día es hoy. Finalmente estaré con la persona que amo. Finalmente regresaré a mi hogar.

La sonrisa en el rostro de Jimin solo reforzaba su apariencia elegante. Sin dudas el clima mediterráneo de la Ciudad Luz le había sentado de maravilla a su piel, ahora un poco más pálida, para resaltar la madurez de unos rasgos que hacían las delicias de quien le observaba.

Claire asintió prometiendo notificar a sus empleadores que de ahora en adelante la plaza de asistente personal volvía a estar vacante. La conversación derivó entonces hacia Hoseok y la relación a distancia que mantenía con la modelo.

Jimin escuchó con nostalgia cómo la vida les había cambiado a sus antiguos amigos. Sin embargo, no se arrepentía de nada. Aun cuando fuera tildado de egoísta y desalmado, la burbujeante sensación en su pecho no podría ser opacada por algo más. Después de compartir el almuerzo, el castaño se retiró a la habitación que rentara en una pensión en Saint-Lambert.

Allí tuvo tiempo de preparar su exiguo equipaje y acomodar en la funda de una guitarra que le obsequiara uno de los tantos mecenas de Claire sus pinturas y material de fotografía. Era increíble cómo había podido liberar gran parte de su ansiedad en aquel antiguo hobbie que Yoongi no se cansaba de ensalzar últimamente.

Yoongi... solo recordar al doctor le hacía morderse los labios y contar hasta cien para que su respiración se mantuviera regular. Tenía tantas ganas de verlo y eso que solo quince días atrás le había tenido entre sus brazos en la habitación de la que ahora entregaba la llave. Tres horas y media separaban a París de Marsella si el viaje se hacía en tren.

Tres horas y media.

Park Jimin sentía su corazón resonar con cada segundo hasta que el paisaje se hizo más costero y el grupo de personas que le rodeaban perdió el rostro o los sonidos para solo concentrarse en la figura que le esperaba con las manos embutidas en los bolsillos de un pantalón de ante.

Con una camisa de hilo y una chaqueta de cuero por encima, Min Yoongi Gi lucía más firme y moreno que la última vez que le viera. Era difícil que se le bronceara excesivamente la piel, pero el trabajo en el viñedo bajo el sol mediterráneo había torneado su cuerpo enfatizando ese atractivo que hacía a Jimin preguntarse si acaso había sido necesario sufrir aún más para terminar compartiendo su vida con alguien tan especial.

De pronto el recuerdo de una lejana entrevista proveniente de aquel infierno le atrapó al borde del andén.

¿Qué opinas, cómo me vería si mi piel se broncea un poco?

Jimin se mordió los labios comprobando la respuesta ahora. Efectivamente, Min Yoon Gi se veía insoportablemente guapo mientras le dedicaba una mirada con la capacidad de desnudarle el alma.

Sacudiéndose el peso de cualquier otra tribulación el castaño retomó la marcha hacia su destino. No hubo un beso desesperado o un abrazo de telenovela.

Solo se observaron un poco más antes que Yoongi esbozara aquella sonrisa peligrosa donde las comisuras de su boca se iban hacia un lado y le susurraba bienvenido, para que Jimin asintiera antes de aceptar su mano.

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DOPPELGÄNGER

En Nueva York Jeon Jungkook acababa de regresar de la Oficina Principal de Servicios Sociales. Aun cuando su prometido, el patólogo Kim Taehyung, desconociera que había reiniciado sus indagaciones sobre Park Jimin y Min Yoon Gi, la pieza que le faltaba por juntar acababa de ser develada.

Ni siquiera las autoridades que controlaban Servicios Sociales se hubieran dado cuenta de que no existían aquellos registros si a él no se le hubiera pasado por la cabeza aquella probabilidad. Jungkook chasqueó la lengua antes de observar el muro que escondía detrás del tablón de su despacho.

Estoy seguro que aun estás respirando bajo el mismo cielo, hyung... tú solo espera. Te encontraré pronto...

Apuntó aquel último dato y luego, como si presintiera la llegada de Taehyung, colocó las nuevas pruebas en una de sus gavetas privadas. Aun cuando tenía un buen punto sobre ello, sabía que no podía actuar a la ligera.

Dos mentes realmente peculiares se habían unido para escapar de la realidad. Jungkook estaba seguro que la próxima vez que viera a Jimin todo sería diferente.

Unas cuantas horas adelante en el huso horario el solicitado castaño caminaba de la mano de Yoongi por los campos sembrados de uvas de Le Antoine. Era primavera otra vez y los brotes de los frutos parecían explotar en aromas dulces y especiados invitando al foráneo a probar su sabor. Yoongi sonrió.

Sé que te apetece. Vamos, toma una...

Le ofreció uno de los racimos que tenían más accesibles. Jimin le observó con picardía mientras tomaba una uva para acto seguido llevarla a sus abultados labios. Yoongi tragó duro antes de colocar una mano en la cintura de su chico.

Tengo tantas ganas que la jodida cena de recibimiento pase. Te he extrañado como el demonio.

Resolvió antes de encerrar al castaño en un abrazo que fue correspondido entre risas.

Aun no me instalo en nuestra casa y ya "estamos" pensando en esas cosas. Nene, sin dudas tú no cambias...

Bromeó complacido para colocar sus brazos alrededor del cuello ajeno antes de frotar su nariz contra la del doctor. Yoongi suspiró.

Me parece mentira que haya tardado solo un año en conseguir una casa para los dos. Te he descuidado demasiado y tú solo me has comprendido. No te merezco, pero soy tan egoísta que aun así me atrevo a pretenderte. Te amo mucho, mi hermoso Jim.

A esas alturas ya se estaban besando y hubieran continuado si no fuera por el carraspeo en el tono grave de Adrien Belaúnde. Aun siendo joven, el heredero de Fiódor compartía su fisonomía casi al cien por ciento.

Casado y con tres hijos pequeños no tenía ningún inconveniente en aceptar a la pareja de August Ezra, como conocían a Yoongi es esos rumbos, cuando el hombre enviado por su padre le había salvado de muchos percances en el último año.

Sin los conocimientos de Yoongi sobre finanzas no hubiera pasado de ser un simple comerciante de la red de viticultores de Marsella. Sin su elegancia innata y el carácter en los negocios que proyectaba Min, él estuviera a la mitad.

Por eso no había dudado en obsequiarle la antigua casa de campo a las afueras del viñedo. Un sitio que comunicaba con una extensión de la playa que flanqueaba gran parte de la ciudad. Jimin estaba encantado de poder tener un sitio donde estar con Yoongi a sus anchas, un futuro y muchas promesas que se encargaría de hacer realidad mientras seguía a Adrien de camino a la casa principal que regentaba el viñedo Le Antoine.

Así que este es el joven. Sé bienvenido. August nos ha hablado tanto de ti que ya siento que nos conocemos. Aunque he de reafirmar que fue condescendiente en cuanto a tu belleza. Eres realmente hermoso, chèrie.***

Amelie Belaúnde, la esposa de Adrien, esbozaba una cálida sonrisa mientras Jimin se ruborizaba adorablemente. A su lado Yoongi le abrazaba por la cintura y le susurraba al oído que aceptara a la efusiva mujer dada a cuidar de todos como una absoluta madre.

La casa contaba con un servicio interno de catorce empleados, pues Amelie no podía con veinte habitaciones, cinco baños y tres niños de diferentes edades. El menor era Bastian, de solo siete meses. La del medio Elodie, de dos años y la mayor Serena, de siete.

Todos de cabellos dorados como el sol y ojos avellana como los Belaúnde de la última generación. Jimin sonrió con las travesuras de los pequeños y se ofreció a ayudar en lo fuera para la preparación de la cena, acto que fue inmediatamente vetado.

En la casa de Amelie las visitas tenían prioridad y pronto se vio inmerso en la vorágine de elegir su atuendo para esa noche. Yoongi le dijo que se presentaría después de asistir a una reunión de negocios liderada por Adrien en uno de los pueblos aledaños a Le Antoine.

Así que Jimin invirtió el resto de su tarde en escoger una camisa azul cielo que resaltara aun más el atractivo de sus ojos, adecentar su largo cabello y esperar que su elección de jeans en negro y botas Timberland fuera suficiente para captar la atención de Yoongi.

Aun cuando llevaban tiempo encontrándose los fines de semana, desde que abandonaran Nueva York habían evitado todo aquello que les relacionara con el pasado. Era difícil y la mayoría de las ocasiones los recuerdos conseguían hacerle dudar si merecía este tiempo de paz al lado del doctor.

Sentía el peso de la conciencia, sobre todo cuando se cumplían fecha marcadas por el dolor y la desesperación. Haruna era una imagen recurrente en las pesadillas de Jimin. No podía decir que estaba orgulloso, porque a fin de cuentas había privado de la vida a una persona y nadie tenía ese derecho.

Eso le gritaba la racionalidad en la mente del detective que alguna vez fue, al otro extremo estaba el irreverente ser que se sentía libre y deseoso por experimentar todos los espacios que la convivencia con Yoongi le pudiera mostrar.

Listo, veamos cómo nos va.

Le dedicó aquellas palabras al espejo e inmediatamente reparó en la pequeña bola de pelos que le observaba del otro lado de la estancia. Lo único que no había tenido el valor de abandonar y la razón de una cantidad considerable de problemas en los aeropuertos.

Intruso había sobrevivido todos los viajes de Jimin a lo largo de ese año. Viajes tanto externos como internos. No importaba hasta dónde fuera a parar, parecía que aquel animal le acompañaba como una especie de guardián de la suerte.

Por eso, antes de acariciarle la cabeza cubierta de pequeñas manchas oscuras Jimin se prometió que no pensaría de más esa noche.

La casa que le habían obsequiado a Yoongi era un poco rústica pero tenía todo lo indispensable para seguir adelante. Ya podía imaginarse arreglando el porche o cultivando sus propias vides en el jardín posterior, y los más importante, planeando escapadas al mar que regentaba a solo unos quinientos metros de distancia. Sí, su vida tenía todos los elementos para ser un hermoso cuadro, que solo él podría dibujar.

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DOPPELGÄNGER

"Hoy no miraré atrás... finalmente la última mariposa ha desnudado sus alas del peso de los recuerdos."

Notas:

*Su café, que lo disfrute.

**Muchas gracias.

***Cariño. (Traducciones del idioma francés)

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DOPPELGÄNGER
FIN DEL 4TO ARCO SEHNSUCHT

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