lágrimas y iras


Vegeta se encontraba caminando por los enormes pasillos de la fortaleza del tirano Freezer. Aún portaba su boca y sus manos ensangrentadas, debido a esa rabia contenida expresada de esa manera. Entonces, pensó que donde se encontraría ella si no, en el laboratorio trabajando. Se dirigió tan rápido como pudo hacia el laboratorio. Bulma estaba de espaldas, concentrada en su trabajo con su bata de científica abrochada y escotada como de costumbre. Vegeta sabía de sobra que bajo la bata llevaba ropa muy atrevida, palabra de honor, mini- falda... gruñó para sí mismo. Como le gustaba a esa mujer presumir y marcarse ante los demás...precisamente se encontraba sola. Hm, tentador, Vegeta sonrió con orgullo. Planeaba abrazarla en ese momento por detrás, y hacer que ella cayera en la tentación de dejar de lado todo eso que se encontraba haciendo, solo por él.

Entonces justamente cuando se disponía a entrar, algo le hizo frenar en seco.

Shatoshi, se encontraba husmeando por ahí. Vegeta decidió esconderse tras uno de los pilares. No era de buen ver que el guerrero estuviera por los laboratorios, ¿qué se supone que hacía ahí? podría preguntarse, y como no, el muy capullo iría a contarle todo a su asqueroso tío del alma. No, era un riesgo que no le apetecía asumir, y con más razón después de la humillación que Freezer le dio aquel día con la historia de los tres días para conquistar el planeta.

Shatoshi parecía muy contento, entonces, se quedó observando a través del cristal como una Bulma escotada, se agachaba y agarraba unas herramientas que necesitaba de una caja. Notable era, que en aquella posición, podía dejar ver bastante el escote de sus pechos, además de sus hermosas y apretadas nalgas.

Shatoshi no pudo evitar sentir una excitación que se reflejó en su cara al instante.

Vegeta ardió en una rabia descomunal. Se atrevía a mirarla así... ¿ a ella? ¿A ELLA? Vegeta no quería creerlo. ¿Que hacía ese mocoso de mierda babeando ante los pechos de ella? ella era suya, era de su propiedad. Le mataba que tocasen sus cosas, sobre todo a ella. Cansado de esa mirada, solo podía rezar para que ese vago se marchara de allí.

Pero parece ser que Shatoshi no se detuvo ahí, entonces Vegeta creyó adivinar su verdadera intención. Shatoshi se introdujo dentro del laboratorio donde Bulma se encontraba. No... no podía ser... no habría... ¿venido para verla a ella? Vegeta no daba crédito.

-Bueno, unos últimos engranajes por aquí... - Bulma con una llave inglesa ajustaba su último invento, unos bots avanzados para los entrenamientos especiales de las élites- ahora, un toquecito aquí....- seguía trabajando en ello. En realidad, quien debía seguir ese trabajo era su padre, pero se encontraba bastante enfermo. A pesar de todo, Bulma sacaba las fuerzas de donde podía para seguir viniendo a trabajar. Esto último, no se lo había comentado a Vegeta. No se podía decir que tuvieran una relación para decir ese tipo de cosas, ¿o sí? eso era otro tema que la confundía y el cual le estaba haciendo pasar por momentos agrios dentro de su cabeza. Quizás debería hablarlo con Vegeta pero cada vez que lo intentaba, un miedo le echaba hacia atrás. Ahora más madura, conservaba ese miedo ante la orgullosa personalidad del príncipe saiyan para ciertas cosas.

-¡Buh! hahaha- Shatoshi se puso justo enfrente de ella, asustandola, haciendo que Bulma pegara un grito sorprendida- No te asustes linda, soy yo, Shatoshi- rió para sí mismo acomodándose su moreno cabello-

-Oh, Shatoshi... me has asustado, no vuelvas a aparecer así, por favor, estoy trabajando...- ella volvió a su trabajo ignorándolo. Cosa que a nuestro encaprichado sobrino, le jodió bastante.

Vegeta sonreía orgulloso. Ese 'linda' por parte de él, le había abierto las carnes, pero la reacción de Bulma... no podía estar más orgulloso. Ella sabía que era de él, sabía que solo él le podía proporcionar ese placer inmenso, esos toques. Cosas que no se podían comparar con lo que otro hombre hiciera de ella.

Pero la cosa no se detuvo ahí. Shatoshi la giró, agarrando sus caderas y pegando su cuerpo al de Bulma, sobrepasándose. Vegeta abrió sus ojos con fuerza sintiendo unas enormes ganas de partirlo en dos. Pero desgraciadamente era el sobrino de Freezer...controlate Vegeta...controlate. Seguro que enseguida se irá...

Bulma echó su cuerpo hacia atrás pero el agarre de Shatoshi era más fuerte que ella. Profundizó el agarre

-¿Qué te crees que haces? suéltame - Bulma lo miró con un rostro rudo, enfadada y con carácter. Otra cosa que orgullecía a Vegeta, pues sabía que ella no era débil como aparentaba. Shatoshi rió con fuerza. La situación iba de mal en peor, y Vegeta no podía seguir mirando aquello. Si ese capullo se sobrepasaba, no le importaría lo que Freezer le hiciera, como si lo matase, no, no se sobrepasaría con Bulma, no lo consentiría. Sabía que podía tumbar a ese mocoso con un solo dedo, ya que el niño de su tío, jamás entrenaba, ni nada, era un misero enclenque, con una vida cómoda y consentida.

-¿De qué ríes? vamos, suéltame ya o...-

-¿ O qué? - respondió Shatoshi desafiante- Bulmita siempre rechazándome, no te preocupes no pretendo nada, solo quiero que me escuches- miró sus azulados ojos, atento.

¿Qué? ¿Qué escuche?...- Bulma se quedó pensativa, intentando aún soltarse inútilmente. Por lo menos le había garantizado que no la tocaría...dios, si Vegeta los viera así...Bulma no pudo evitar entristecerse, pensando en él-

- Mi tío, el todopoderoso Freezer, va a preparar un banquete suculento- agarró la barbilla de Bulma, acariciándola mientras ella ponía cara de asco- eres invitada especial, no puedes faltar, ¿ de acuerdo ?- la soltó entonces, riendo con picardía. Vegeta puso una cara extrañado, ¿una cena? como era eso posible y...¿ por qué ella era invitada de honor?

-¿Qué? no, lo siento pero no tengo el gusto de ir... debo hacer cosas...- ¿ir allí? por nada del mundo. Conocía de sobra a Freezer y sabía que eso no sería una buena señal, algo le olía raro...-

-Bueno...- Shatoshi se cruzó de brazos- si te niegas a ir quizás mi tío te envíe a la sala de torturas para jugar un poco contigo...- sonrió de lado- tienes un cuerpo precioso, y allí seguro que te lo destrozan, pero, eh, tú misma....- Vegeta abrió sus ojos sin poder creer lo que oía. ¿Torturada? recordó entonces aquella semana que sufrió en aquella sala infernal. Ahí solo entraban espías o esclavos que traicionaban a Freezer, nadie salía con vida. Vegeta era una excepción por castigo. Estaba a punto de destrozar la columna en la que estaba escondido y andar a matar a ese caprichoso engreído. No podía más, no le importaba el castigo que Freezer le diera, ni siquiera morir. Shatoshi, por su parte, llevaba años observándola, encaprichado de poseerla, sus caderas, sus labios... no, no era amor. Era un malcriado, y haría cualquier cosa por tenerla, pero si no era suya... no sería de nadie, podría consentir que la torturaran hasta que ella aceptara. La tendría a la fuerza si por su cuenta ella no quería. Vemos los genes que le emparentan con el enfermizo Freezer, conociendo solo el dolor.

Bulma asustada, sabiendo los rumores macabros que se contaban sobre aquella sala, rectificó su respuesta.

-Lo siento yo...- miró a otro lado apenada y resignada- iré... iré tranquilo...-

Shatoshi sonrió orgulloso de su triunfo, y agarró su cara obligandole a mirarlo

-De acuerdo, esta noche será. Pasaré por tu dormitorio...- se relamió la lengua- te enviaré un vestido unas horas antes para que puedas ponerte y lucir...- bajó sus manos a sus hombros, acariciándolos, apenando a Bulma- escogeré el más caro y ceñido que encuentre en todo el reino de mi tío... solo para ti....- bajó las manos por sus pechos, sin tocarlos, una caricia rápida por encima- nos vemos reina,...- besó una de sus mejillas con prepotencia y salió de allí.

Vegeta sin poder contenerse de aquello, apretó sus dientes sangrando más. Justo cuando Shatoshi salía de la sala y el pasillo Vegeta dio un tremendo puñetazo a la pared sin poder contenerse. Bulma se encontraba llorando de impotencia, recordando el roze en su pecho y la cena, con sus manos en su cara. Entonces escuchó un gran estruendo que le hizo subir rápidamente su mirada.

Ahí estaba... ahí se encontraba él. Ahora con los puños ensangrentados, además de la sangre que corría por su boca. Bulma se alarmó, y sin pensarlo dos veces agarró un paño que había cerca de ella y corriendo fue a socorrerle.

-¡Vegeta! estás sangrando, dejame...- se apresuró a limpiar sus heridas, pero algo la detuvo. Los fuertes brazos de Vegeta la abrazaron contra su pecho, con cuidado y delicadeza. Bulma sin poder evitarlo, rompió a llorar. Pues no quería otro hombre, no quería un amor forzado. Ella solo quería a su príncipe, solo a él. ¿Estaban juntos? No lo sabe, no le importaba. Lo amaba... y era lo único que sabía a ciencia cierta.

Abrazó a Vegeta, como si no hubiera un mañana. Entonces unas manos subieron su rostro, haciendo que mirara fijamente a esos ojos azabaches.

Vegeta la observaba fijamente con sus mejillas encharcadas, enrojecidas, debido al sofoco del lloro. Limpió sus mejillas con sus dedos, y las acaricio. ¿Qué estaba haciendo? no lo creía. ¿Y esas ganas de protegerla de antes? estaría...¿ estaría sintiendo algo por ella?

Bulma por parte de él notaba ese amor, ese cariño por parte de él. Se dirigió a su boca, necesitando de sus labios. No le importó la sangre que corría por su boca y sus dientes. Igualmente, fue un beso apasionado y sincero. Bulma se apartó un poco de Vegeta y él limpió sus rosados labios su sangre. Sin pronunciar palabra con un juego de miradas, comenzaron a caminar, mientras Bulma se abrazaba a él preocupada por sus heridas. Sin importarles si hubiera alguien por ahí, llegaron al cuarto de Bulma. En todo el camino no pronunciaron palabra... los dos estaban afectados.

Vegeta se sentó en la cama, mientras Bulma iba a por el botiquín para curarlo. Odiaba que le miraran las heridas, solo eran eso, heridas insignificantes para él. Pero sin saber porque, en ella encontraba algo especial...algo que no quería explicar. Bulma se sentó en la cama junto a él, y agarró las manos de Vegeta con un algodón, para curar sus nudillos.

-¿Recuerdas? como la primera vez...- Bulma esbozó una sonrisa emotiva. Una vez más un recuerdo inundó la cabeza de Vegeta.

Un pequeño chico de unos cinco años, estaba saliendo de una cámara de entrenamientos del castillo del rey Vegeta. Se trataba del mismísimo príncipe Vegeta. Su traje estaba casi roto, y de sus brazos, cara y piernas, sangre caía, debido a las heridas sufridas. A pesar de sus cinco años de edad, ya llevaba desde los dos años y medio de edad preparándose para su dura vida de guerrero. Su aliado Nappa, encargado de sus cuidados, insistió en lavarlo y cuidar sus heridas, pero él con su orgullo y enfado lo apartó con un manotazo.

Fue al gran comedor del palacio a pesar de todas sus heridas y agarró un trozo de carne. Sí, era pesado y duro soportar esas heridas, pero más pesado era haber gastado toda esa energía y tener el estomago vacío, sobretodo para un saiyan. Agarró el trozo de carne y se escondió a comerlo sentado en uno de los pasillos de palacio. Le causaba vergüenza que le vieran ensangrentado, ya con cinco años tenía el orgullo acelerado de que no consentía tener tantas heridas en un simple entrenamiento.

Por otra parte, un gran científico se encontraba inspeccionando una cámara de entrenamiento avanzada totalmente nueva, como regalo del señor Freezer por las hazañas de los saiyans. Llevaba con él a su pequeña niña de la mano, que con solo tres años, alcanzaba a su padre en la ingeniería. La pequeña en un momento despistado del padre se soltó de él y se escapó. Emocionada empezó a investigar ese lugar nuevo. Estaba acostumbrada a vivir en la gran nave de Freezer, después de que él reclutara a su padre cuando su planeta fue destruido. Lamentablemente, su madre no resistió a tiempo. Su padre ese día estaba fuera investigando con su pequeña, y cuando esperaba volver para pasar el fin de semana junto a su esposa y su niña... todo estaba destruido. Así que Freezer fue su única opción para seguir adelante.

Los pasillos del castillo eran enormes, algo oscuros, pero fascinantes. Movía sus brazos de un lado a otro muy contenta y caminaba dando saltitos. Entonces a lo lejos, en una esquina del pasillo, vio a un pequeño niño, algo mayor que ella, comiendo lleno de sangre.

¿Sangre? la pequeña se alarmó. Pero no era una cobarde. Corriendo, fue a socorrer a ese pequeño.

Cuando llegó, Vegeta casi se ahoga con su trozo de comida. No esperaba ni quería ser visto por nadie, y menos por ese moco arosado con pelo azul.

-¿Quien eres mocosa? ¿Qué haces en mi castillo? Lárgate de aquí o me enfadaré...- le amenazó Vegeta con la mirada amenazante-

-Me llamo Bulma- sonrió enseñando su sonrisa de nena pequeña, mellada, ya que le faltaba un diente de leche- eres muy lindo,pero un niño no puede ser lindo si está herido...-

Vegeta se quedó impresionado. ¿No le tenía miedo a pesar de la mirada que le había echado? Entonces, Bulma agarró su enorme lazo que rodeaba la cintura de su vestido rosa, y lo rompió por la mitad.

-Toma, ven, eres mi paciente, tengo que curarte...- rió con gracia y se abalanzó a él-

-¡No me toques!- Vegeta odiando los contactos con él, la empujó al suelo, entonces la pequeña Bulma, dándose fuerte en sus nalguitas, comenzó a llorar gritando a pleno pulmón y descontrol.

Vegeta, agobiado por la situación miraba a todos lados. Si los llantos de la mocosa llamaban a los soldados le verían ensangrentado y eso era algo que no le apetecía que pasara. Agarró a la pequeña del brazo, la levantó y con su orgullo agarró su trozo de lazo roto.

-¡No llores más! ¡Ves, me estoy limpiando!- con mal genio, limpiaba sus brazos-

Bulma de pie, le miraba haciendo pucheros

-Eso no vale, yo soy la médica y yo tengo que curarte, si no lloraré...-

-¿ Qué ? - Vegeta gritó malhumorado. Apretó sus dientes con fuerza y con gran enfado se sentó en el suelo, dándole a ella el trozo de lazo. Bulma muy emocionada, comenzó a limpiarle la sangre de las mejillas-

-Eres muy lindo, los angelitos no deben mancharse...- sonrió con dulzura al joven Vegeta.

-¿Vegeta, Vegeta? - una voz le sacaba de sus recuerdos- ¿te duele?

Una Bulma joven, con el cuerpo precioso, lo miraba con sus enormes ojos azules, embelesando a Vegeta. Mientras él pensaba en ese recuerdo prácticamente ella había curado todas sus heridas. Vegeta clavó sus ojos azabaches en sus esmeraldas azules, y sin poder evitarlo, se apoderó de sus rosados labios.

Se tumbó encima de ella, apoyándola lentamente en el el colchón para no hacerle daño.

Sus labios rudos bajaron por el cuello de Bulma, mordiéndolo y lamiéndolo. Mientras Bulma arqueaba su espalda, poco a poco acababa su recorrido, llegando a su escote. Entonces paró. Bulma le miró extrañada, con rostro de preocupación.

- ¿Vegeta?...-

Vegeta miraba su escote, recordando como aquel infeliz le había pasado la mano por encima. Un sentimiento de ira le hizo separarse de ella y sentarse en la cama. Bulma preocupada se sentó junto a su lado.

-Ocurre algo...- clavó la mirada en él. Sus ojos lucían tristes, preocupados-

-No... nada...- se cruzó de brazos dándole un poco la espalda. Vegeta y su orgullo-

-Vegeta.. por favor...- Bulma agarró su fuerte brazo, girándole para que la mirara. Los ojos de Vegeta quedaron embaucados por la tristeza de Bulma reflejada en su rostro. Primero Shatoshi, y ahora, ¿Vegeta? a Bulma no le podía ir el día peor. Se apartó un poco de él, poniéndose en una de las esquinas de la cama, y se cubrió su rostro con sus manos. Ante la impotencia no le quedaba otra cosa que supiera hacer....llorar.

Vegeta al escuchar esos llantos no pudo evitar acercarse a ella. Unos brazos fuertes envolvieron a Bulma sorprendiéndola de nuevo. Mierda, esta mujer desde el primer momento que lloró , tenía a Vegeta a su lado. Era muy irritante cuando lloraba, y no lo soportaba, o eso creía él... quizás lo que no soportaba era verla sufrir.

- ¿ Vas a ir a esa cena...? - Vegeta tragó saliva, malhumorado. Recordó que si ella no accedía, la torturarían, pero ¿como aguantaría saber que va al lado de ese cabrón? era una tortura por los dos lados para él.-

¿Qué? eso significaba que Vegeta había escuchado todo... había ¿visto todo? Como él la agarró...como acarició su pecho...

Bulma aumentando su llanto se hundió en los pectorales de Vegeta, apretando con fuerza su camisa. Vegeta la apartó, mirándola fijamente y agarrando su cara con sus manos.

-No llores más...es muy irritante...- gruñó y la volvió a hundir en su pecho, abrazándola- callate un rato...- Vegeta miró la puerta un segundo. ¿Qué hacía? ¿Desde cuando él actuaba así ? No... no podía ser así. Se levantó y se dirigió a la puerta, dejando a Bulma desconcertada

-Debo marcharme... he dejado a mis camaradas solos. Nos vemos- tecleó el código, ya que aunque estaba prohibido, Bulma se lo confió debido a las noches que Vegeta acudía a verla. Salió de allí, rápido en busca de Raditz y Nappa.

Bulma no podía más. ¿Primero la acuna, y luego la deja ahí? Sabía de sobra que a Vegeta no le importaban Raditz y Nappa. ¿Acaso huía de ella? ¿Cualquier cosa era más importante que dejarla sola llorando, después del aprieto en el que estaba metida?. Callada, con la mirada perdida, se levantó y se metió en el baño. Se desvistió, y entró a la ducha, con el agua caliente. se sentó en el plato de ducha apoyada con la espalda en la pared, mientras el agua caía. Agarró su cabeza con sus manos y no pudo reprimir un enorme grito de desesperación.

Vegeta por su parte, encontró a Nappa en la sala, comiendo como siempre, junto a Raditz. Estaban poniéndose cerdos con muchísima carne, y a la vez mirando a unas chicas de otra mesa a las que les habían echado el ojo, comentando sobre sus encantos y sus senos. Vegeta suspiró malhumorado, que par de idiotas.

Se sentó en la mesa tapando la vista que tenían hacia esas dos hembras. Raditz sorprendido dejó de comer.

-¡Vegeta! ¿donde estuviste? - movió un poco la cabeza intentando recuperar la vista de esas jovencitas-

Nappa simplemente no dijo nada. Conocía a Vegeta de sobra, y sin que él confirmara nada, creía bien saber de donde venía...

-No te importa...- miró a Nappa- ¿Alguna misión nueva encomendada?- se cruzó de brazos como de costumbre.

-Ah, esto...- sacó a Nappa de sus pensamientos de sospecha- no... pero , algo sí...-

-¿Algo? - Vegeta levantó una ceja extrañado-

-Sí, es Freezer, el condenado quiere dar una cena... dice que a pesar de la humillación de hoy, somos soldados de élite, y debemos acudir...- gruñó malhumorado recordando el incidente.- no nos queda otra que ir...- golpeó la mesa con rabia-

Vegeta abrió sus ojos con fuerza. No solo, debía saber que ella iría con ese tipo, si no... ahora estaría con ese tipo delante de sus narices. Callado, se levantó, sin decir palabra.

-Es a las diez Vegeta, no faltes, por favor... Freezer nos amenazó si no acudíamos...-

Freezer... Freezer, Freezer. Ese nombre resonaba en la cabeza de Vegeta mientras caminaba. Llegó a su cuarto, apretó su código. Todo lo arreglaba con sus amenazas intimidantes,¿esta era la vida de un príncipe saiyan? ¿obedecer a ese desgraciado y dejar que tomará todo lo que quería? todas las cosas, todo, se lo había arrebatado. Su orgullo, su honor, en esas torturas, su pueblo, destruyéndolo, su futuro como príncipe, su padre.... y , ¿acaso ahora pretendía, ¿ a Bulma? ... Vegeta conocía bien la mente enferma de Freezer, no hace falta ser un estúpido para saber que Freezer estaba detrás de Shatoshi cuando fue a invitar a Bulma. Con impotencia, dio un fuerte puñetazo a la pared, reventándose los nudillos recién curados. Casi destruye la habitación, suerte que Freezer usaba unas paredes increíblemente fuertes para sus construcciones. Mierda, mierda. Ahora se lo estaba arrebatando todo, aunque aún podía intentar salvar algo...Bulma. ¿Por qué pensaba tanto en ella? ¿Por qué la necesitaba tanto? No...

Harto de todo , se dirigió al cuarto de baño, a darse una ducha, despejarse, dejar de pensar, olvidarse de todo...intentar olvidarse de ella.

Un mensajero se encontraba yendo al cuarto de Bulma con un paquete envuelto en papel de regalo. Llegó a su habitación y hizo sonar el timbre. Bulma, con los ojos hinchados debido a los lloros, un pijama y sin ganas, fue a abrir la puerta. ¿Podría ser Vegeta? No... el entrá poniendo el código sin importarle nada, no era él. ¿Por qué pensaba en él? Lo amaba pero...quizás él no sintiera lo mismo, ¿Sería solo, atractivo físico? El pensamiento la maltrataba.... Además de todo esto... tenía también en la cabeza a su padre enfermo. No podía más, eso no era vivir.

Su padre llevaba tiempo enfermo, por eso aquel día, el día que se encontró con Vegeta en aquel planeta y se la llevó, estaba ahí, y sola. Parece ser que una extraña enfermedad en un planeta, le había afectado... Para colmo los médicos de Freezer eran demasiado paletos y lentos investigando la cura. Ella sabía de ciencia, de ingeniería,... pero de medicina, lamentablemente no.

-Oh, eras tú, - intentó sonreir al mensajero de Freezer, para que no se notara su tristeza. Aún así sus ojos la delataban-

-Sí, paquete urgente para ti...- se rascó la mejilla- eh...esto, ¿Está usted bien?-

-Este...sí, sí - sonrió como pudo y tomó el paquete en sus manos- claro...-

-Bien pues, me marcho... espero que su padre se mejore pronto, me enteré hace poco, lo siento... adiós- se despidió de Bulma, mientras ella movía la mano con el gesto de despedida.

Entró en la habitación cerrando la puerta. Se fijó en el paquete. ¿Sería aquel vestido que mencionó Shatoshi...?

Abrió el paquete y de él sacó un vestido ceñido, rojo con un enorme escote y demasiado corto... ¿pretendía que se pusiera eso?

Si ese desgraciado con solo verla hoy rozó sus senos... no quería imaginar porque le mandó ponerse un vestido tan descarado. Su tristeza iba creciendo por momentos. ¿Por qué? porque era una chica objeto para todos... ¿la usaban con fines sexuales?... se tiró al suelo, escondiendo su rostro...¿Vegeta...también la usaría?

¿Qué ocurrirá en la cena? ¿Romperá Vegeta su orgullo, o Bulma tendrá razón con el uso? 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top