Capítulo 9

—No, Law, no interrumpes nada —contestó Doflamingo, divertido—. Solo le estaba explicando a (TN) cómo funcionan las cosas. Ya sabes, para que le quedara claro para la próxima.

—Genial. (TN)-ya, vuelve a la carpa. Tus amigas te están buscando —dijo Law, mirando fijamente a la chica.

—Ah, sí —dijo ella, antes de salir de la caravana se giró hacia su jefe—. Les pediré ayuda a ellas en ese tema, seguro que me dan buenos consejos.

—Claro. Ahora ve a pasarlo bien —se despidió el rubio.

—¿De qué vas, bastardo? —preguntó Law, una vez se quedaron solos.

—Joder, Law. ¿Qué te pasa? ¿No me digas que te gusta y estás celoso? —preguntó Doflamingo.

—No. Solo pienso que eres un desgraciado que se está aprovechando de una cría que es demasiado inocente —contestó Law, sin perder los nervios—. Ya se encargarán sus amigas de ayudarle, así que haz el favor de no caer más bajo.

—Cuidado con tus palabras. Si no estás tirado en la calle es gracias a mí. No lo olvides —le advirtió él, con seriedad.

Law se dio la vuelta y abandonó el lugar sin decir nada. Tenía que hablar seriamente con (TN). No podía ir dejándose acariciar por cualquiera. Es decir, si lo hacía debía ser consciente de la situación. Si no lo era podrían aprovecharse de ella. Igual que no sabía leer o escribir, tampoco tendría ni idea sobre ese tipo de temas.

[•••]

Ya habían pasado casi dos semanas desde que llegaron a Florida. El primer fin de semana no hicieron actuación, ya que debían preparar y practicar las actuaciones adecuadamente. Además, durante esas dos semanas, celebraron el cumpleaños de Nami. Habían tenido suerte de hacer el viaje cuando llegaba el verano, ya que ahora estaban disfrutando del buen tiempo.

Era viernes, un día antes de la actuación. Los jefes estaban supervisando el ensayo final. Habían decidido repetir, en la medida de lo posible, los mismos números que hicieron en la actuación pasada. En lugar de hacer la obra de teatro, añadieron varias actuaciones. (TN), aparte de su actuación en solitario y con Vivi, hacía una en grupo. La estaban mostrando justo en aquel momento. Nami, Ace y ella debían lanzar sus poderes contra Sanji y él, usando su velocidad, debía esquivarlos durante dos minutos en un escenario lleno de obstáculos.

—Buen trabajo Sanji, espero que salga igual de bien mañana. No te dejes alcanzar por ningún ataque —comentó Doflamingo, al finalizar la actuación.

—Por supuesto que no me dejaré... —murmuró el rubio, con seriedad, mientras se encendía un cigarro. De repente, su expresión cambió completamente—. Pero si Nami-swan me alcanza con su rayo de amor sería el día más feliz de mi vida.

—Te aseguro que haré todo lo posible por darte —gruñó la pelinaranja, mientras le daba un golpe en la cabeza para que dejara de hacer aquel extraño baile.

—Sería lo mejor para todos —añadió Zoro, que estaba apoyado en un árbol y ni si quiera había mirado la actuación. Iba a empezar una pelea entre él y Sanji, pero fue frenada.

—Venga chicos, buen trabajo. Ahora disfrutad del tiempo libre. Mañana a primera hora nos pondremos manos a la obra —dijo Doflamingo, mientras se levantaba. Sus subordinados se levantaron y caminaron detrás de él.

El resto también empezó a dispersarse. Nami, Robin y Vivi querían ir un rato a descansar a su carpa, así que (TN) fue con ellas. Por suerte, sus compañeros se habían ido a la carpa principal y estaban ellas solas. A veces los chicos eran demasiado ruidosos. Juntaron dos colchones para sentarse cerca.

—¿Algún día piensas darle una oportunidad a Sanji? —preguntó Vivi, sonriendo, mientras miraba a Nami.

—¿Estás loca? A Sanji le gustan todas las chicas —contestó la pelinaranja, rodando los ojos.

—Pero se nota que tú le gustas más que el resto —comentó Robin.

—¿En serio Robin? ¿Tú también? No me gusta un chico que va babeando por todas. Lo siento. Fin —dijo ella, cortando el tema.

—¿Cómo sabes cuándo te gusta un chico? —preguntó (TN), con curiosidad. Las tres se quedaron mirándole fijamente. Estuvieron pensando durante unos cuantos segundos cómo dar una respuesta correcta.

—Pues...Estás a gusto con él. Podéis reíros y hacer bromas —contesto Vivi.

—Bueno, pero no solo eso. Tiene que atraerte —añadió Nami. (TN) le miró sin comprender exactamente a qué se refería.

—Tienes que sentir cómo calor dentro de ti cuando está cerca, o cuando te acaricia o cuando te besa. Y que te den ganas de hacerlo a ti también —continuó Robin.

—¡Ah! Se me olvidaba...Doffy me dijo que hablara con vosotras sobre lo de estar con los clientes —dijo (TN), llevándose una mano a la cabeza. ¿Cómo se le había podido olvidar?

—Es muy sencillo, no tienes que marearte con eso. Tú tienes que ir a charlar con ellos. Sabes que no van a hacerte nada, porque se les puede caer el pelo. Solo quieren pues eso, charlar y que te insinúes un poquito para llevarse una buena imagen a casa —explicó Nami. Ella asintió lentamente, aunque no entendía eso de llevarse una buena imagen.

—Es que lo de insinuarse no sé muy bien en que consiste —insistió (TN).

—Pues te inclinas un poquito para enseñar escote, le acaricias ligeramente la mano, te dejas acaricias, pones cara de que te está gustando aunque te de igual o te de asco... Incluso puedes chuparle el dedo cuando lo pase por tus labios, eso les vuelve locos. Y, bueno, poco más —explicó la pelinaranja.

—Mmm... Vale. Bien, lo intentaré —murmuró (TN). No tenía que ser difícil si ellas podían.

—Claro, además si no te sale del todo bien da igual. A Vivi tampoco se le da muy bien, pero tiene un estilo inocente. Eso gusta también —añadió Nami.

—Gracias por decirme que no soy sexy —bromeó la peliazul, fingiendo estar enfadada. Se giró hacia (TN) y puso una mano sobre su hombro—. Tranquila, es solo un rato. Es un aburrimiento, pero luego nos dan más dinero y tenemos todo lo que tenemos. Y si se pasan, avisa a Doflamingo. Él se encargará de ellos.

—Vale. Bueno, creo que me voy a ir a leer un rato —dijo ella, levantándose del colchón. Volvió a ponerse las deportivas que se había quitado para no mancharlo.

—Guau, (TN). Estás genial. Ya estás cogiendo los kilitos que te faltaban... Ahora lo difícil es no pasarse. Aunque con las rutinas de ejercicio... Es prácticamente imposible—comentó la pelinaranja, mirando a la nueva de arriba abajo.

(TN) se miró a su misma. Llevaba unos pantalones cortos de deporte, bastante apretaditos y una camiseta de tirantes de color blanca. Si era cierto que no estaba tan delgaducha. La verdad es que, desde que le dijeron que lo importante era hacer bien la actuación, ni si quiera se había vuelto a fijar en eso. Se despidió haciendo un gesto con la mano. Era hora de sus clases de lectura. No podía faltar. Ya había aprendido a leer algunas palabras y tenía que seguir esforzándose.

—Hola, Law —saludó la chica, mientras entraba en la carpa.

—Llegas tres minutos tarde —comentó el pelinegro, mientras cerraba su libro y cogía las hojas que habían estado usando.

Durante ese mes, y sobre todo desde que empezaron las clases, Law había estado bastante distraído. No podía negar que la llegada de (TN) le había sentado bastante bien. Tal vez todo lo que necesitaba era alguien nuevo, alguien que no estuviera ya en el grupo. Podría haber sido otra persona, pero justamente había sido ella. Nunca había estado tan a gusto compartiendo tiempo con alguien. Y eso que tampoco es que hablaran mucho más aparte de sobre letras, palabras y sonidos o sobre las actuaciones; pero eso le bastaba para apartar sus pensamientos y recuerdos. Cualquier otro de los que estaba allí hubiera hecho preguntas, hubiera querido hablar sobre temas estúpidos o, peor, sobre su vida... Pero (TN) no. Ella no insistía y eso a él le encantaba.

—Estaba hablando con las chicas. Era un tema importante —se excusó ella, mientras se sentaba junto a él.

—¿Más que aprender a leer? —preguntó Law.

—Para mí no, pero... En general creo que sí —contestó ella, encogiéndose de hombros.

—Bueno, ahora necesito que te concentres. He traído unas cuantas palabras más. Algunas son fáciles, pero he añadido algunas más difíciles. Hay que ir subiendo de nivel —explicó el pelinegro, mientras le enseñaba los papeles.

Estuvieron durante media hora leyendo y leyendo palabras. (TN) cometía algunos pequeños errores, pero Law le corregía pacientemente y ella lo repetía correctamente. ¡Incluso fue capaz de leer algunas de las palabras difíciles a la primera! Oh, estaba contentísima. Ya tenía ganas de leer todas esas historias.

—Bien, deberíamos parar un poco —dijo Law, una vez acabaron con la última hoja—. Estás mejorando.

—Sí —dijo ella, sonriendo ampliamente. El pelinegro se quedó mirándola fijamente. Le gustaba verle contenta.

—¿Sobre qué hablabas con las chicas? Si se puede saber —preguntó. Le había entrado curiosidad. (TN) se sorprendió. No se esperaba la pregunta. Law casi nunca se interesaba por esa clase de temas. O bueno, nunca se interesaba.

—Sobre lo de charlar con algunos clientes —contestó ella. Law se puso más serio de lo normal. Ese tema no le hacía ninguna gracia y eso que ya hacía tiempo que pasaba—. En plan... Cómo tenía que insinuarme y poner cara de que me gustaba, pero que si no me salía bien no pasaba nada. Oye, ¿tú también tienes que insinuarte con las chicas?

—Bueno, sí. Me toca hacer algo, pero no mucho —contestó Law. Jamás había llegado lejos con ninguna de las clientas, ni si quiera había besado a nadie. Poner el pelo detrás de la oreja, acariciar la mano, la mejilla... Poca cosa. Y no es que no le hubieran pedido más.

—No te imagino haciéndolo —comentó (TN), divertida.

—¿Insinúas que no sé hacerlo? —preguntó el pelinegro, frunciendo el ceño. Puede que no tuviera mucha experiencia en el tema, pero sabía perfectamente qué hacer para seducir a una chica.

—No he dicho eso...—contestó ella, no muy convencida.

—Voy a darte una muestra y así practicas un poco, que seguro que a ti sí que te hace falta —gruñó, malhumorado, mientras se movía para colocarse todavía más cerca de ella. No pensaba quedar mal. Nadie podía dudar de sus habilidades.

(TN) se quedó mirándole y esperando. Ella sí que no tenía ni idea de lo que había que hacer, pero bueno, lo que Law le hiciera sería algo parecido a lo que harían los clientes. Así que sí, un poco de práctica. Cuando él le colocó lentamente el pelo detrás de la oreja, (TN) sintió un ligero escalofrío recorrer su nuca.

—Estás realmente guapa esta noche —murmuró, mirándole fijamente a los ojos. Ella sintió que sus mejillas empezaban a arderle. ¿También iba a hablarle? Bueno esa sería la frase que usaría cada vez que hablaba con alguna.

Law le cogió suavemente de la barbilla. Paseó despacio el dedo pulgar sobre la línea de la mandíbula, hasta llegar a los labios. (TN) sentía que su respiración estaba más agitada de lo normal. Ella tenía los labios entre abiertos, pero lo había hecho inconscientemente. Pasaba el dedo sobre sus labios, despacio, acariciándolos, una y otra vez. (TN) tenía los ojos cerrados mientras disfrutaba del contacto. A Law empezó a entrarle calor a medida que ella iba soltando pequeños suspiros, pero sobre todo cuando lamió ligeramente la yema de su dedo.

Joder, sí que le habían servido las instrucciones de sus amigas. Se acercó todavía más a ella y le dio un suave beso en la nariz. (TN) abrió los ojos de golpe y se encontró con los de Law tan solo a unos centímetros de los suyos. Él le dio un beso en la mejilla. Luego otro y otro, mientras iba bajando hacia su cuello. Nunca había llegado tan lejos con ninguna clienta, pero...Ahora mismo no podía frenar.

Fue dejando pequeños besos por todo su cuello. Pequeños y húmedos, porque no pudo evitar empezar a acompañarlos con pequeños lametones. Llegó hasta la clavícula y después volvió a subir de nuevo hacia arriba. Cuando le arrancó el primer gemido se dio cuenta de que se estaba pasando. Se detuvo cuando ya estaba cerca de sus labios. Se quedaron mirando fijamente. Ella tenía la respiración entre cortada y las mejillas bastante rojas. Bajó la mirada y se dio cuenta de que (TN) tenía la mano entre sus propias piernas, cerca de la entrepierna. Joder. ¿En qué cojones estaba pensando? Lo peor es que había sentido una gran satisfacción al ver esa expresión en su cara.

—Me siento un poco rara... —murmuró, mientras intentaba recuperar la respiración. Law se llevó una mano a la cabeza. No, no, no. Maldición. Era un cerdo aprovechado. Se sentía como una mierda en esos momentos—. Hace como calor... Pero creo que eso es que lo has hecho bien, las chicas deben estar contentas.

—Tú también has estado bien... —dijo él. Demasiado bien. No quería que los clientes pudieran disfrutar de esas caras y sonidos que (TN) había estado haciendo. ¿Qué demonios le estaba pasando? No podía querer eso, porque no iba a poder ser y, seguramente, él estaría cerca cuando pasara.

—¡Eh, que coño hacéis! Os estamos esperando para cenar —se escuchó gruñir a Kid, mientras entraba a la carpa. Se quedó mirándoles, sorprendido—¿Qué...? ¿Qué estáis haciendo?

Mierda. Sí, mierda. Esa era la única palabra que venía a la cabeza de Law.

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