Capítulo 8

La Donquixote Family, jefes y trabajadores, estaban en el aeropuerto. Cada uno llevaba su pequeña maleta y estaban esperando a que llegara el avión que habían contratado solo para ellos. Ya lo podían ver acercándose, a lo lejos.

—Por favor, id haciendo parejas para sentaros. Cuánto antes estemos listos antes empezaremos el viaje —ordenó Doflamingo.

Fue todo muy rápido. Todos empezaron a juntarse y a cogerse de las manos. (TN) iba a cogerse de la mano de Robin, pero dudó un momento al ver la cara de Law. Parecía algo preocupado. La morena le tocó el hombro (TN), la pequeña le miró y vio que le hacía una señal para que se fuera con el pelinegro. Le hizo caso y se acercó rápidamente hasta él.

—¿Puedo ponerme contigo? —preguntó ella, mientras le agarraba de la manga de la sudadera.

—Sí —contestó él, rápidamente. Se había librado de Monet. Hubiera muerto con ella a su lado todo el viaje.

Cuando el avión hubo aterrizado, los miembros del circo fueron caminando por donde les indicaban los trabajadores de seguridad. Dejaban las maletas bajo e iban subiendo por parejas. Law y (TN) fueron de los últimos en entrar, así que les tocó sentarse por la parte trasera del avión. El pasillo era bastante ancho y había filas de dos asientos a casa uno de los lados. Se sentaron detrás de Nami y Vivi.

—¿Te importa si me siento al lado de la ventanilla? —preguntó (TN), mientras señalaba el asiento.

—Como quieras —contestó él. Le daba exactamente igual donde sentarse.

La chica se sentó rápidamente y pegó la cara a la ventanilla. ¿Cómo se vería todo desde tan alto? Estaba muy nerviosa, pero también tenía ganas de observar las vistas desde allí. Como si fuera un pájaro. Así es como verían las cosas los pájaros. Unos minutos después, cada uno estaba en su asiento. Todo estaba preparado para que el avión se pusiera en marcha. Comenzó a moverse para llegar hasta la zona de despegues. (TN) sintió que sus latidos empezaban a aumentar el ritmo. ¿De verdad esa cosa podía volar con todos dentro? Era tonta. ¡Claro que podía! Había visto mil aviones volando por el cielo. Simplemente, le parecía extraño. El avión empezó a coger velocidad.

De pronto, cuando despegó las ruedas del suelo, los pasajeros notaron el ligero temblor. (TN) agarró instintivamente la mano de Law. Él se sobresaltó nada más sintió el contacto. Ladeó la cabeza para poder mirar a la chica. Parecía algo nerviosa, así que decidió dejar que apretara su mano hasta que se le pasara.

—Es genial... ¡Law! ¿Has visto cómo se ve todo desde aquí? —preguntó la chica, estirándole de la manga. El pelinegro suspiró.

—Sí, (TN)-ya. He viajado alguna vez más en avión. ¿Vas a estar así todo el viaje? —preguntó él. Ella se recolocó en su asiento y le miró fijamente.

—Oh, no. Por favor, perdona por romper tu tranquilidad —comentó, divertida. ¿Acaso le estaba vacilando? ¿A él? ¿A Trafalgar Law? ¿El que podía asustar a cualquiera con una simple mirada?

—Ni se te ocurra burlarte de mí —advirtió Law, frunciendo el ceño. A (TN) le sentaron mal esas palabras. Lo había dicho de broma, no a malas. Y si lo había hecho era porque se sentía a gusto con él para hacer bromas, pero puede que se estuviera equivocando.

—Vale —dijo ella, volviendo a mirar hacia delante.

¡Rayos! ¿Qué mosca le había picado? ¿Por qué le había hablado en ese tono? El mismo le había estado incitando a espabilar y contestar a comentarios. Hoy se había levantado de mal humor, pero había otros imbéciles con quienes pagarlo. No debía hacerlo con ella. ¿Y por qué le importaba tanto esto? No lo sabía, pero al ver la cara de (TN) de tristeza y decepción, algo se le había removido por dentro. ¿Cómo lo arreglaba ahora? Mierda. No sabía qué decir. Nunca había intentado arreglar algo así.

—Aquí en esta pantalla tienes música y películas por si te aburres. El viaje es algo largo —dijo, finalmente. Después de unos cuantos minutos pensando. Siempre encontraba soluciones para todo y para esto... Solo se le ocurrían estupideces. Ella resopló.

—¿Vas a estar así todo el viaje? —dijo, frunciendo el ceño. Por un momento casi se le escapa la risa al ojigris. Otra vez usando sus palabras para ser borde. Ella ladeó la cabeza y le me miró sorprendida.

—¿Qué miras? —preguntó Law.

—He hecho que te rías por un segundo —contestó ella.

—¿Y? —preguntó él, algo extrañado.

—Nada, que me gusta hacer que estés contento —contestó, encogiéndose de hombros. Law se quedó algo sorprendido. ¿Por qué decía esas cosas con tanta naturalidad? A él también le gustaría estar contento. Pero, ¿por qué se merecía estarlo? ¿Por qué él se merecía ser feliz cuando el resto de su familia ni si quiera había conseguido vivir? (TN) se dio cuenta de que algo andaba mal. Tenía que distraer a Law con algo—. Bueno y... ¿Cómo se pone la música esa que has dicho? Porque no tengo ni idea de cómo va esto.

—Tienes que usar el dedo. Ve pulsando lo que quieras —contestó él, mientras acercaba su mano a la pantalla de la chica—. ¿Ves? Puedes elegir el tipo de música. Ahí están los auriculares.

—Ah, vale. Parece fácil —dijo ella, mientras cogía los auriculares y los colocaba.

No sabía que música elegir. No es que tuviera una tipo de música preferida. Había escuchado canciones sueltas en el supermercado, cuando pasaba un coche cerca y cosas así. Al final, optó por canciones lentas para relajarse. Se acomodó en el asiento y dejó que las canciones fueran sonando una tras otra. Poco después, notó como sus párpados pesaban cada vez más, hasta que sus ojos se cerraron del todo.

Law se sobresaltó ligeramente al notar peso sobre su hombro. Vaya, (TN) se había quedado dormida. Bueno, no era para tanto. Solo debía dejar que se quedara ahí apoyada y ya se despertaría, él continuaría viendo esa estúpida película que había puesto. Suspiró, ya llevaba media hora viéndola y no le enganchaba. Joder. Estaba realmente agotado. Esa noche había dormido incluso menos que las anteriores. Jodidas pesadillas. Lentamente, se dejó caer hacia un lado, hasta apoyar su mejilla en la cabeza de (TN). Su pelo estaba suave y olía bien. Se fue quedando dormido poco a poco. Lo necesitaba. Necesitaba descansar.

—Eh, eh —murmuró Nami, llamando a sus compañeros—. Mirad esto. No hagáis ruido.

Todos los que estaban alrededor hicieron caso a la pelinaranja. Se levantaron con cuidado y miraron hacia donde ella estaba señalando. Todos se quedaron boquiabiertos. En la vida habían pillado a Trafalgar Law dormido. Es decir, se habían hecho mil bromas entre ellos por las mañanas; pero él siempre había estado despierto. Por entrar más en detalles, Zoro y Ace eran los que más bromas se habían llevado.

—¿Qué miráis tanto chicos? —preguntó Corazón, que venía del baño. Todos señalaron. Él también se quedó boquiabierto. Él sí que había visto a Law durmiendo, pero nunca tan cerca de una chica. ¿No estaban adorables?—. Silencio, silencio. Voy a inmortalizar el momento.

Casi se cayó como cuatro veces hasta llegar a su asiento para coger el móvil y otras cuatro al volver cerca de ellos dos. Buscó la cámara, alzó el móvil y apretó el botón para hacer la foto. El problema fue que el flash no estaba quitado, así que Law y (TN) abrieron los ojos segundos después de que la foto fuera tomada.

—¿Se puede saber que está pasando aquí? —preguntó Law, asesinando a cada uno de los presentes con la mirada. Todos fueron bajando lentamente hasta volver a sentarse en sus sitios.

—¡Torao! Te habías quedado dormido y te han hecho una foto —contestó Luffy, sonriendo ampliamente. De los que estaba mirando, era al único al que no le afectaban las amenazas de Law.

—Estoy rodeado de imbéciles... —murmuró el ojigris, llevándose una mano a la cabeza—. ¿Tú también, Corazón?

—Lo siento, Law. Era un momento demasiado tierno —se excusó el mayor. Law chasqueó la lengua y fijó la vista en su pantalla. ¿Cómo que tierno? En fin. Mejor pasar de ese estúpido tema.

Unos minutos después todo había vuelto a la normalidad. (TN) no entendía nada. ¿Por qué les habían despertado? Estaba muy a gusto durmiendo. Gruñó mientras se desperezaba en su asiento. Se acomodó y bufó. Ahora no podía volver a dormirse. Bueno, no importaba. Se pondría una película.

[•••]

Cuando bajaron del avión tardaron unos minutos en caminar con normalidad. Hacía tiempo que no pasaban tantas horas seguidas sin poder estirar bien las piernas. Nada más llegar, un autobús ya les estaba esperando para llevarlos al lugar donde habían montado todo lo que necesitaban para empezar en este nuevo país.

Al llegar a la zona, a las afueras de la ciudad, todos se pusieron contentos al ver que las carpas y demás estaban montadas de la misma forma que cuando estaban en Japón. Seguían sintiéndose como en casa. No hubo pelear por elegir carpa para dormir, enseguida se distribuyeron de la misma forma en la que habían estado siempre.

—Doffy, hermano... ¿No hubiera sido una mejor idea comprar más caravanas? —preguntó Corazón. Los dos hermanos dando una vuelta por el terreno mientras el resto acababan de deshacer el equipaje—. Así no tendrían que dormir en un colchón en el suelo. Sé que no les resulta incómodo, pero no sé... También tendríamos más duchas y baños para ellos.

—Rosinante... ¿Crees que no se haría si se pudiera? —preguntó Doflamingo, poniendo una mano sobre el hombro de Corazón—. Nuestros trabajadores en la oficina se encargan de las cuentas. Si han elegido esto es por algo. Estoy seguro de que aquí ganaremos todavía más dinero y podremos darles a nuestros trabajadores la calidad que merecen.

—Sí, creo que tendremos un gran éxito aquí —comentó el pequeño de los hermanos—. Volvamos con el resto, hay que darles la sorpresa.

Corazón aceleró el paso. No estaba muy convencido sobre todo lo que habían hablado. Estaba seguro de que, con el dinero que habían estado ganando estos años, había más que suficiente para comprar unas cuantas caravanas más. Había gato encerrado. No dejaría que la cosa se quedara ahí. Tal vez tuviera que hablar directamente con la oficina y asegurarse de que estaban llevando bien las cuentas.

—Chicos, chicas. Id preparando las cosas para la cena, porque esta noche tenemos... ¡Fiesta! —anunció Doflamingo, al llegar a la zona de las carpas—. Nos hemos traído el mejor sake desde Japón.

Todos se emocionaron, sobre todo Zoro, al escuchar que habían traído el mejor saque. Se pusieron manos a la obra y prepararon las mesas y las sillas. Desde que Sanji se había puesto a ayudar a los jefes a cocinar, la comida estaba mucho más buena. Según Nami, (TN) tenía suerte de no haber probado los platos de Trébol. Al parecer no era muy bueno cocinando, por eso se encargaba de los desayunos.

La cena fue tan divertida como siempre. Además, Sanji se había estado informando sobre nuevas recetas con los ingredientes de allí y había preparado unas costillas con salsa barbacoa para chuparse los dedos. Una vez recogieron la mesa, las botellas de sake empezaron a multiplicarse. Habían sacado alguna para acompañar la cena, pero el número aumentó.

(TN) estaba alucinando con como bebían sus compañeros. Ya sabía lo de Zoro, pero el resto no se quedaba atrás. ¡Incluso Nami bebía un montón! Se sentó junto a los que estaban más tranquilos: Law, Robin, Vivi, Monet y Hawkings. El resto estaba bastante fiestero. Hacía competiciones de beber, bailes extraños, retos, etc. (TN) se divertía viéndoles, pero prefería beber tranquilamente su vaso de sake. La verdad era que nunca había probado el alcohol. Bueno, una vez dio un trago a un vaso que lo ofreció otro chico que vivía en la calle, pero nada más. Ah, y aquel asqueroso hombre con traje le hizo beber dos tragos a una copa de un licor asqueroso después de la actuación.

—Ey, venga. Vamos a jugar a algún juego —anunció Nami, medio borracha, sentándose en la mesa. Poco a poco el resto se fue sentando también—. Vale alguien dice una frase y otro tiene que adivinar si es verdad o mentira. Si es verdad bebe que él que lo ha dicho, si es mentira bebe el que ha fallado. Empiezo. Mi frase es «Soy virgen». ( TN), ¿verdad o mentira?

—Em... ¿Mentira? —contestó ella, algo indecisa.

—Bebes —dijo Nami, sonriente—. Ya sé que parezco una chica experimentada, pero solo me dedico a seducir y complacer superficialmente. Es todo lo que hace falta para conseguir lo que quieres.

(TN) dio un trago a su vaso de sake. Vaya, Nami era increíble. Puede que tuviera que pedirle algunos consejos para el tema de hablar con los clientes. El juego continuó. Hubo muchas frases, muchas respuestas y muchos tragos. En menos de diez minutos, había tenido que rellenarse de nuevo el vaso. Un rato después, le entraron ganas de ir al baño. Cuando se levantó de la silla sintió que se mareaba por un momento. Esa era la señal de que tenía que dejar ya de beber. Dos vasos la primera vez era más que suficiente.

Salió de la carpa sin decir nada a nadie. Tampoco hacía falta avisar de que ibas al baño. Sentía un cosquilleo por dentro y tenía ganas de reírse. No estaba mal eso de ir un poco borracha. Solo un poco. Había visto a gente tirada en el suelo y vomitando. Eso no debía ser nada agradable. Así que prefería no pasarse, porque así, un poco contentilla, se sentía bien. Se acercó a la puerta de la primera caravana que vio. Intentó abrir y lo consiguió al segundo intento. Se encontró cara a cara Doflamingo. 

—¿Alguien se ha equivocado de habitación? —bromeó el rubio, muy sonriente.

—Es que... Quería ir al baño —contestó ella—. ¿Te he despertado?

—No, tranquila. He venido a por unas cosas. Estamos bebiendo en otra caravana —contestó él—. Pasa, pasa.

Se quedó mirando a la chica mientras caminaba por el estrecho pasillo. Parecía tan tímida e inexperta... Debía tener una pequeña charla con ella sobre el tema de después de las actuaciones. Espero pacientemente a que saliera del baño. Cuando salió, fue acercándose lentamente por el pasillo, intentando no caerse. Casi lo consigue. Doflamingo le cogió para frenar la caída.

—Parece que alguien se ha pasado con el sake —dijo el rubio, mientras le ayudaba a incorporarse. Ella sonrió.

—Solo he bebido dos vasos —explicó.

—(TN), pequeña... —murmuró, mientras se acercaba más a ella. Le cogió suavemente de la barbilla y le empujó con cuidado para inclinar su cabeza hacia arriba—. De verdad que siento mucho no haberte hablado apropiadamente del tema de charlar con los clientes.

—Está bien...Ya está claro —dijo ella.

—Ya sabes que no tienes que ir demasiado lejos con ellos. Es más, me enfadaría mucho si tocaran demasiado a alguna de mis chicas... —continuó él, mientras movía suavemente el dedo pulgar, acariciando la piel de la chica.

—¿Demasiado lejos? —preguntó (TN), algo confundida.

—No tienes por qué dejar que te toquen mucho. Pero si te acarician como yo ahora o, si te acarician los labios así... —explicó Doflamino, mientras pasaba un dedo por encima de los labios de la chica, recorriéndolos sin ninguna prisa—. Debes entreabrir los labios y poner cara de que estás disfrutando de la caricia...Eso es. Bueno, no con esa carita de inseguridad. Aunque, joder, así tampoco está mal. ¿Ves? Lo haces genial...

—¿Interrumpo algo? —preguntó Law, nada más entrar a la caravana. Doflamingo se giró hacia él, con una sonrisa desafiante y llena de malicia.

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