Capítulo 5
—No puedo creerlo...No me imagino a Law besando a alguien —comentó de nuevo Nami durante la cena.
—El beso que te ibas a dar con Sabo se corta al cerrar el telón, así que no hace falta que os lo deis... Pero este es en medio de la obra... —añadió Vivi.
(TN) no prestaba atención a los comentarios de sus amigas. Ni si quiera había probado un solo bocado de la cena. No podía parar de mover las piernas bajo de la mesa. Un beso. Su primer beso. ¿Acaso Doflamingo no había pensado en eso? ¿Es que solo era importante para ella? ¿Los chicos no pensaban en esas cosas? Alzó levemente la mirada. Law estaba tranquilamente comiendo, como si nada importara. No le hacía falta mirar Monet. Sentía su mirada de odio desde el principio de la cena. Tenía que hablar con Doffy. No había podido decir nada antes porque estaba muy nerviosa, pero estaba seguro de que él lo entendería.
—Bueno, (TN), descansa esta noche. Mañana nos levantaremos pronto para ayudar a montar todo lo necesario para la tarde —comentó la pelinaranja, mientras cada uno volvía su respectiva carpa.
—Es un trabajo duro, pero entre todos es más rápido —añadió Robin.
—Sí. Buenas noches chicas —se despidió (TN), sonriendo.
¿Cuándo hablaba con Doflamingo? ¿En ese momento? ¿O mejor por la mañana? Se llevó una mano a la cabeza. Se estaba agobiando demasiado. Tampoco quería dar problemas. Le habían salvado la vida. Había pasado de vivir en la calle a tener todo lo que necesitaba. Tal vez estaba exagerando demasiado solo por un beso... Estaba a punto de entrar en la carpa cuando alguien tiró de su muñeca.
—¡Ah! Me estás apretando mucho—se quejó ella, mientras Law le obligaba a caminar. El pelinegro aflojó el agarre. Se alejaron unos pasos de la carpa.
—No voy a besarte —soltó, una vez se quedaron quietos. Ella le miró extrañada—. Te cogeré la cara con las manos y haré como si te besará. Nadie lo notará.
—Por... ¿Por qué? —preguntó ella.
—Porque no me gustas. Además seguro que no te has besado con nadie en tu vida. No creo que quieras que tu primer beso se así —contestó él. Ni el mismo entendía cómo esa cursilada acababa de salir por su boca. Le había visto leer un libro de princesas, así que debía ser la típica niña cursi.
—No... No quiero —murmuró ella. Vaya, había dado en el clavo. (TN) no se había besado nunca con nadie. Aunque, bueno, él tampoco lo había hecho.
—Pues eso. —Tras decir estas últimas palabras, el chico se dio la vuelta y empezó a andar hacia la carpa.
Cuando ella entró, Kid y Monet ya estaban tumbados. Law estaba buscando el pijama en el baúl. Ya que él estaba de espaldas en ese momento, decidió buscar y ponerse rápidamente su pijama. Cuando el pelinegro acabó de ponerse los pantalones y estaba sentándose en el colchón, alzó la vista y se encontró a (TN) con camiseta y braguitas, subiéndose los pantalones cortos de pijama. Podría haber apartado la vista, pero se quedó mirando unos segundos de más. ¿Qué hacía mirándole las bragas a una cría? Bueno, no había que darle demasiada importancia. Se cambiaban la ropa en la carpa, lo normal era ver algo así de vez en cuando. Se tumbó y cerró los ojos. Tardaría en dormirse, como siempre... Pero había que intentarlo.
[•••]
—Vaya... Ha quedado precioso —comentó (TN), mientras observaba desde la entrada junto con sus amigas.
Entre todos, aparte de la carpa donde tendría lugar el espectáculo, habían montado pequeños puestecitos donde la gente podía jugar a juegos, subir a pequeñas atracciones, comprar algo de comer y artículos del circo. Había llevado bastantes horas preparar todo; pero Franky su equipo, que había acudido a una hora bastante temprana, eran realmente eficientes. (TN) estaba orgullosa de poder haber ayudado a crear un ambiente tan bonito.
—Y verás cuando empiece a oscurecer y se enciendan las luces —comentó Nami, orgullosa.
—Por eso empezamos los espectáculos a mitad tarde. Así, al salir, los clientes pueden disfrutar del resto del circo por la noche —explicó Robin.
(TN) estaba muy emocionada. Había estado practicando mucho y quería demostrar que podía hacer un buen espectáculo. El pobre Ussop había tenido que crear varias veces el polvo de colores, ya que la chica se tomaba muy en serio sus entrenamientos. Además, Doflamingo les había avisado que tenía una sorpresa para ellos después de la actuación y que debían dar lo mejor de ellos mismos.
Ese día comieron algo más tarde de lo normal, ya que estuvieron un buen rato ultimando detalles. Comieron algo ligero y, sobre las cinco y media ya estaban eligiendo el vestuario. (TN) empezó a preocuparte. Solo había minifaldas, tops y vestidos ceñidos en la zona de la ropa de las chicas. Buscó bien por todas las perchas, pero no había nada más.
—¿Qué pasa (TN)? —La voz de Monet le sacó de sus pensamientos. Se giró hacia ella. La peliverde llevaba un conjunto verde oscuro que combinaba perfectamente con ella, además de resaltar sus espectaculares curvas—. ¿Te da vergüenza vestirte así porque estás demasiado delgaducha?
—¿Pero de qué vas? ¿Es que no te importan los sentimientos de la gente? ¿Qué parte no entiendes de que ha estado viviendo toda su vida en la calle? —intervino Nami, muy cabreada.
—La verdad... Es que sí —contestó (TN) a la pregunta de Monet. No iba a mentir. Todas las chicas que estaban allí tenían un cuerpo perfecto y, se sentía algo inferior en ese aspecto. Sobre todo si iban a llevar ropa que enseñaba tanto.
—Tranquila —intervino Luffy, sonriente—. Con todo lo que comes te pondrás gorda enseguida.
—Luffy... Esa no es forma de animar —gruñó la pelinaranja, dándole un golpe en la cabeza. El chico se acarició la zona mientras miraba a Nami extrañado. ¿Qué había dicho para que se pusiera así?
—(TN), no te preocupes por esas tonterías —comentó Sabo, poniendo una mano sobre el hombro de la chica.
—Claro. Aquí lo importante es hacer bien el espectáculo —añadió Ace, con una gran sonrisa. La chica asintió, más contenta que antes. Tenían razón. No podía tener su mente ocupada en esas tonterías. Tenía que dar lo mejor de sí misma.
—Si eso es lo que creéis... —murmuró Monet.
—Lo que te pasa es que estás celosa porque Law le va a besar a ella y no a ti —dijo Nami, sonriendo con superioridad. Era una chica de armas tomar.
—¡Por favor! Está claro que Law preferiría besarme a mí. No hay ni punto de comparación entre ella y yo —contestó la peliverde, que empezaba a perder un poco los nervios. (TN) observaba extrañada la conversación. ¿A qué venía todo esto? La mayoría de la sala se giró para mirar al ojigris.
—A mí no me metáis en vuestras estupideces —contestó, tranquilamente, mientras acababa de ponerse la chaqueta. Se había vestido directamente con el atuendo para la obra.
Una vez se hubo calmado el ambiente y todos estuvieron listos, acudieron a la parte de atrás de la carpa en la que iba a tener lugar el espectáculo. Cada uno esperaría allí hasta que fuera su turno de actuar. En ese momento, los miembros principales de la Donquixote Family estaban empezando a recibir al público y guiándoles hacia sus butacas. (TN) no paraba de estirarse hacia abajo la minifalda roja que llevaba puesta. Tenía esperanza de que así se hiciera un poco más larga, pero era imposible. Tampoco podía dejar de inclinar la cabeza para mirar el top a conjunto. Ese top ceñido y con escote. Tampoco es que a ella le hiciera mucho... ¿Con comida y ejercicio podría llegar a estar como las demás? Los jefes insistían mucho en el aspecto físico de los trabajadores. Tener buen cuerpo parecía ser algo así como un tipo de requisito.
Un rato después, cuando el público estuvo correctamente sentado, comenzó el espectáculo. (TN) observaba como sus compañeros iban entrando uno a uno a la carpa. No podía ver las actuaciones, pero si escuchar los aplausos del público. Seguro que lo estaban haciendo genial.
—(TN), es tu turno —comentó Robin, al salir de la carpa. La chica notó como su corazón se ponía a latir a cien por hora en cuestión de segundos. La pelinegra le acarició la cabeza—. Lo vas a hacer genial.
(TN) entró a la carpa escuchando los ánimos de sus compañeros. Se ajustó el cinturón que llevaba encima de la falda, donde estaban enganchados los saquitos que le había preparado Ussop. Fue caminando hasta el centro del escenario, mientras Corazón iba presentando su actuación. ¡Había muchísima gente! Más de la que se hubiera imaginado, y todos le estaban mirando a ella. Al principio se sintió un poco cohibida, pero vamos... ¿Cuántas personas se le habían quedado mirando mientras dormía entre cartones? ¿O cuando entraba a un supermercado? Ahora le iban a mirar con motivo. Haciendo un precioso espectáculo. No debía estar nerviosa por ello.
Empezó utilizando dos colores. Colocó dos tipos de polvo, cada uno en una palma e hizo brotar el agua. Vale El público se quedó sorprendido. Iba cambiado de colores con gran rapidez y habilidad. Había estado toda la semana preparándose. Una vez repetido el proceso con todos los colores, puso un color diferente en cada una de las yemas de sus dedos y creó diez chorros que se entrelazaron en el aire. Miraba hacia arriba, contemplando el arcoíris de agua que había creado. El público empezó a aplaudir emocionado. Cuando llegó el final, paró de producir agua y se agachó para saludar. Se giró hacia la puerta. Debía avisar al siguiente. Corazón le miró sonriendo mientras hacia la «V» con los dedos. Ella le devolvió la sonrisa.
—¡Te han aplaudido mucho! ¡Seguro que lo has hecho genial! —exclamaron Nami y Vivi, emocionadas. Se lanzaron sobre ella nada más salió de la carpa.
—Creo que sí —dijo ella sonriendo—. Law, te toca a ti.
—Bien —murmuró el pelinegro, mientras empezaba a andar hacia la carpa. Otra actuación más. Después de tantos años se había convertido en una rutina para él. Al fin y al cabo, era de los tres primeros que formó parte del circo. No pudo evitar sonreír de lado al ver tan feliz a la chica. Incluso le salió de dentro felicitarle al pasar por su lado—. Enhorabuena.
(TN) se quedó sorprendida durante unos segundos. ¿Qué había murmurado Law? Le había parecido que le daba la enhorabuena, pero no estaba segura de haberlo escuchado bien. No se lo había dicho a nadie más, así que... ¿Por qué debía habérselo dicho a ella? Debía haber sido otra cosa.
La actuación de (TN) y Vivi, otra de las novedades del circo, también fue un auténtico éxito. El público había alucinado con las diferentes esculturas de arena que creaban entre las dos. Desde las más sencillas del principio, hasta algunas más complicadas que se habían guardado para el final. Observó como Doflamingo y el resto de los jefes les miraban orgullosos desde arriba. Estaba contenta por poder complacerles. Al fin y al cabo, ellos le habían salvado y dado una oportunidad.
Una vez acabaron las actuaciones por parejas, había llegado el momento de la actuación grupal. La pequeña obra de teatro. Todo empezaba con la princesa, es decir (TN), paseando por el castillo con sus criadas. De repente, un grupo de enemigos secuestraba a la chica, sin que ellas pudieran hacer nada. Los malvados la llevaban hasta la guarida de su jefe, el enemigo del príncipe, que quería robar el corazón de la chica y quedárselo para él. Literalmente. Law estaba soltando su discurso. Desde que estaba con ellos, pocas veces le había escuchado hablar tanto rato seguido. Ella solo tenía que mirarle asustada. No hablaba mucho durante la obra. EL chico se estaba acercando al final del discurso. Cogió a (TN) del brazo para levantarle del suelo. Puso una mano en su cintura y la atrajo contra él.
—A partir de ahora serás mía. Solo mía —dijo, alto y claro, mientras acercaba lentamente su cara a la de ella. (TN) sintió que sus mejillas quemaban. Law era muy buen actor. Había dicho sus palabras con mucha intensidad. Él puso sus manos sobre los pómulos de la chica, así nadie se daría cuenta del falso beso. Siguió avanzando hasta que sus narices se rozaron—. Cuenta hasta tres.
Muy cerca. Law estaba muy cerca. Nunca había tenido a un chico a esa distancia. Sentía la respiración de él sobre su boca. Sus labios casi se rozan cuando él le había pedido que contara. Cuando pasaron esos tres segundos, Law acercó una de sus manos al pecho de (TN) y empezó a sacarle el corazón. Notó que sus piernas empezaban a fallar una vez vio su órgano en la mano del pelinegro. Por suerte, él le acompañó en la caída, para que no se hiciera daño.
—¿Qué crees que le estás haciendo a mi princesa? —se escuchó preguntar a Sabo, que acababa de hacer su aparición entre aplausos del público. Law hizo como que se sobresaltaba y le escapaba el corazón, volviéndolo a colocar en el pecho de la chica.
Ahí empezó la batalla entre Sabo, Law y sus respectivos guerreros que acompañaban a cada uno. Tal y cómo había pasado la otra vez, unos segundos después ya tan solo notaba un pequeño cosquilleo en las piernas. Sabo y sus aliados ganaron la batalla. El rubio se acercó para coger a (TN) en brazos.
—He venido a por ti princesa. Te prometo que no te pasará nada más a partir de ahora. Te protegeré para siempre —dijo Sabo, acercándose para el beso final. El telón se cerró mientras él decía las últimas palabras, así que no tuvo que seguir acercándose. Dejó a (TN) con cuidado en el suelo—. ¿Estás bien? ¿Ya puedes caminar?
—Sí, sí. Estoy bien —contestó ella, mientras daba unos pasos para demostrarlo.
—¡Sabo has estado increíble! —exclamó Vivi, aplaudiendo.
—Eres el príncipe que cualquier chica desearía —añadió Nami.
—Nami-swan... —murmuró Sanji, deprimido en el suelo.
Al rubio le gustaban todas las chicas, pero tenía un aprecio especial por la pelinaranja. Al parecer, Sabo era bastante popular entre todos. No era de extrañar, era un chico muy amable y simpático. O por lo menos, eso pensaba (TN). Se giró para buscar a Law con la mirada. Como siempre, estaba algo apartado del resto. Se acercó un poco a él.
—Law... Tú también lo has hecho muy bien. No me hubiera imaginado que serías tan buen actor. Por un momento me he creído lo de que iba a ser tuya para siempre —comentó la chica, realmente asombrada.
Law apartó la mirada. Ya se había dado cuenta. Se había fijado en la cara de la chica cuando pronunció aquellas palabras. En cómo sus mejillas se habían sonrojado. Lo peor es que, por un momento, sintió una ligera satisfacción por haber provocado eso en ella.
—Chicos, chicas... Habéis estado increíbles. Mi más sincera enhorabuena —les felicitó Doflamingo, que acaba de salir a la parte trasera. Sus compañeros le seguían—. Salid a saludar y luego id a vuestros puestos. Todavía queda noche por delante.
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