Capítulo 3
—Yo tengo unos polvos que podrían hacer que el agua que lanzara fuera de colores —añadió Ussop, el narizón, mientras Doflamingo explicaba la actuación en solitario de (TN).
—Bien, eso estaría genial. Buena idea y buen trabajo —comentó el jefe. Al parecer, Ussop estaba muy interesado en hacer experimentos y le era permitido experimentar son sustancias que se iba encontrando mientras viajaban—. ¿Qué más podemos hacer con ella?
—Creo que una actuación en solitario y otra en pareja es suficiente para la primera vez —intervino Corazón. Doflamingo le miró fijamente. Se quedó en silencio durante unos segundos y después asintió—. Sobre todo si queremos contar con ella para la obra.
—¿Obra? —preguntó (TN), con curiosidad. Le habían gustado sus dos actuaciones, la individual con agua de colores y la actuación con Vivi de figuras de arena. Combinarían agua y arena para hacer diversas figuras. Vivi era simpática, le gustaba como pareja.
—Siempre cerramos el espectáculo con un pequeño teatro —explicó Doflamingo—. Tú serás una de las protagonistas. Law será el malvado que quiere robarte el corazón. Kid, Hawkings, Bonney y Monet serán su ejército. Nos falta elegir un príncipe.
—A Torao siempre le toca ser el malo, shishishi —comentó Luffy, entre risas. Se refería a Law, pero solía inventarse los nombres de la gente.
—Es porque tiene cara de malo —dijo Nami. EL ojigris chasqueó la lengua. (TN) no pensaba lo mismo. Bueno, puede que tuviera cara de malo... Pero también era guapo como para hacer de príncipe. Fue un pensamiento fugaz, pero sacudió la cabeza para quitárselo de la mente—. Sabo debería hacer de príncipe. Es al que más le pega.
—¿Qué? Nami-swan... ¿Acaso insinúas que es el más guapo de todos? —preguntó Sanji, deprimido—. Yo soy el más caballeroso de todos, también podría hacer bien el papel y darle a (TN)-san la compañía que se merece.
—El príncipe de los babosos pervertidos —comentó Zoro, en un tono bastante alto.
—¡Cállate, marimo! Con ese horrible color de pelo jamás podrías ser un príncipe —exclamó Sanji, cabreado, alejándose de (TN).
—Chicos, no vamos a pelear por esta tontería —intervino Robin, con voz tranquila. Creo dos manos para estirarles de la camiseta y separarles.
—Sabo será el príncipe. Durante el día de hoy os daremos los guiones. Ahora ya podéis empezar a practicar vuestras actuaciones —dijo Doflamingo, mientras se levantaba del suelo.
Ussop cogió rápidamente a (TN) de la muñeca y la llevó hasta su carpa. Quería explicarle cuanto antes el funcionamiento de los polvos que había creado. No solo quería que empezara a practicar cuanto antes, sino que le gustaba presumir de sus creaciones. EL narizón, abrió su baúl y le dio una bolsita con polvos de cada color. Además, le explicó los pasos que debía seguir, los cuales eran bastante sencillos. Una vez estuvo todo claro, la chica se fue a su carpa para guardar los saquitos. Para ella, eso era como un regalo y le hacía mucha ilusión guardarlos adecuadamente.
Cuando entró, vio que Law estaba sentado sobre el colchón, con la espalda apoyada en la pared. Estaba leyendo un libro. Ni si quiera alzó la vista cuando la chica entró. No había nadie más. Mejor para ella, Kid y Monet no le acababan de caer muy bien. Abrió su baúl y apartó un poco la ropa para hacer hueco. Puso los saquitos en orden. Antes de guardar el último, lo abrió y puso un poco de aquellos polvos sobre la palma de su mano. Eran de color morado. ¿Funcionaria de verdad? Extendió la mano hacia delante y se concentró para producir el agua. Un chorro brotó de la palma de su mano y salió disparado hacia arriba. ¡El agua había salido morada! ¡Funcionaba! Además, ya no quedaba polvos en su mando. Habían sido completamente absorbidos. Podría cambiar de color con facilidad.
—¿Qué te crees que haces? —La voz enfadada de Law le hizo dar un pequeño salto. Le había asustado. Se giró hacia a él y vio que el agua había caído sobre sus pantalones.
—Lo... Lo siento. Ha sido sin querer —contestó ella, algo nerviosa. Él daba algo miedo cuando se enfadaba.
—Fuera hay mucho sitio libre para practicar. Así que coge tus cosas y lárgate de aquí —gruñó, con el ceño fruncido. Volvió a posar sus ojos grises sobre las hojas del libro. Esa chica era demasiado blanda. Le ponía nervioso. Si no espabilaba se la acabarían comiendo—. Oye.
—¿Sí? —preguntó, mientras volvía a girarse hacia él, justo antes de salir por la puerta.
—Si alguien te dice algo que no te gusta o que te molesta... Tienes que contestarles. Si no lo haces, harán contigo lo que quieran —explicó el pelinegro—. No tienes que ser amable con todo el mundo.
(TN) se quedó algo pensativa. No es que no supiera defenderse. Había tenido que hacerlo bastantes veces, pero era otro contexto. No quería problemas en su nuevo hogar, pero puede que Law tuviera razón. Allí no todos se llevaban bien, o incluso se llevaban bien aunque pelearan de vez en cuando. De repente, notó que alguien le empujaba y cayó de rodillas al suelo.
—¿Qué coño haces ahí en medio? —se quejó Kid, que había entrado de espaldas y no había visto a la chica. (TN) se levantó y se sacudió la tierra de las rodillas. Se giró hacia el chico frunciendo el ceño.
—¿Qué haces tú entrando sin mirar? Tienes que tener más cuidado. Me has hecho daño —se quejó ella. Kid se quedó un poco parado. No pensaba que fuera a contestarle.
—Sí, bueno... Perdona —farfulló entre dientes. Odiaba disculparse, pero era cierto que había entrado sin mirar—. Solo venía coger una cosa. Adiós.
El pelirrojo cogió algo de su baúl y salió rápidamente de la carpa. (TN) se quedó algo sorprendida. No pensaba que fuera a decirlo tan decidida. Nunca había contestado así a nadie. Siempre había tratado de ser lo más educada posible para conseguir algo de comida o ropa. Incluso cuando le habían pillado robando, jamás había contestado mal a los policías. Aunque, bueno, eso era distinto. Estaba haciendo algo malo, pero ahora no. Solo estaba de pie en la puerta y, encima de que le habían tirado al suelo, le habían hablado mal.
—Buen trabajo, (TN)-ya. —La voz de Law le sacó de sus pensamientos. Alzó la vista y vio que el ojigris estaba sonriendo de lado. Aún no le había visto sonreír ni una vez desde que había llegado. No había sido mucho tiempo, pero la gente solía sonreír a menudo—. Yo hubiera añadido un <<idiota>> al final, pero te ha quedado bien. Incluso me ha perecido escucharle pedir perdón.
—Pero... Tampoco hace falta insultar —murmuró ella. Se fijó en que Law había vuelto a ponerse serio.
—Llamar idiota a la gente que es idiota no es un insulto. Simplemente es un adjetivo —comentó—. Ahora, si no te importa, quiero leer tranquilo. Así que puedes largarte.
—Idiota... —susurró ella, antes de salir de la habitación. Law miró a la puerta de reojo. Una sonrisa ladina se dibujó en su rostro. <<Buena chica>>, pensó para sí mismo.
Los días fueron pasando entre prácticas y entrenamientos. Los miembros del circo no solo debían practicar sus espectáculos, sino que seguían un entrenamiento físico para mantenerse en forma. A (TN) le estaba costando bastante adaptarse. Ahora entendía porque todas las chicas del circo tenían el cuerpo tan perfecto. Ella todavía estaba algo delgada por haberse alimentado mal durante toda su vida. Sin embargo, con todo lo que comía ahora, estaba segura de que pronto cogería unos cuantos kilos.
—Tu espectáculo es precioso (TN) —comentó Nami, mientras se dirigían hacia la zona donde habían quedado para seguir ensayando la obra—. Si el agua de colores queda bonita aquí... ¡Imagínate dentro de la carpa! Estará todo oscuro, iluminado correctamente... Será algo mágico.
—Y las figuras que hacéis Vivi y tú molan un montón —añadió Luffy, emocionado—. Podrías hacer un cocodrilo gigante.
—¡No! ¡Un dragón! —exclamó Chopper, emocionado.
—O un megalodón a tamaño real —propuso Ussop. En cuestión de segundos estaban peleando por defender qué idea era mejor. Las chicas suspiraron.
Estuvieron unas dos horas practicando la obra. No es que el guion fuera muy largo, pero a Doflamingo le gustaba que todo saliera perfecto. No quería fallos en sus actuaciones. Nami le explicó a (TN) que, cuando algo salía mal, solía cabrearse bastante. Al parecer, era momentáneo, también solía pasársele enseguida. Durante el ensayo, (TN) estuvo intentado concentrarse lo máximo posible, pero había algo que le confundía. Se suponía que durante la obra había un momento en que Law le quitaba el corazón. De momento solo había hecho como si lo hiciera, pero no había llegado a quitárselo. ¿Cómo lo haría? No acababa de entender exactamente cuáles eran sus habilidades.
La cena fue bastante tranquila. Nada fuera de lo normal; Luffy y Bonney intentando robar comida de otros platos, Zoro y Sanji peleando de vez en cuando, Monet intentando conversar con Law, Ace quedándose dormido mientras comía... (TN) ya se había ido acostumbrando a este tipo de comportamientos durante el tiempo libre.
—(TN)-ya, ven un momento conmigo —dijo Law a la chica, mientras salían del comedor. Ella dudó durante unos segundos debido a la cara de pocos amigos que ponía el chico. Se notaba que no tenía ningunas ganas de hacer lo que fuera a hacer—. Ven. No tengo todo el día.
—Hasta que no se lo pidas bien no va a ir contigo a ninguna parte —intervino Nami, poniéndose delante de (TN).
—¿Acaso no sabe defenderse ella solita? —preguntó Law, tranquilamente. Nunca perdía la calma en las discusiones. Sabía que siempre salía ganando.
—No me gusta cuando me hablas así. Cuando me lo pidas bien iré contigo —dijo (TN), finalmente, antes de empezar a andar. Nami, Vivi y Robin le siguieron.
—Es sobre la obra. Tengo que explicarte algo importante. Así que, si no te importa, ven conmigo un momento —dijo Law, intentando mantener la calma. Odiaba pedir las cosas bien, pero (TN) se estaba imponiendo, así que haría un pequeño esfuerzo. Ella dejó de andar y se giró hacia a él.
—Te faltan las palabras mágicas —dijo, sin poder evitar sonreír pícaramente. Había conseguido que ese tipo malhumorado y borde le hablara de una manera decente. Y todo siguiendo sus propios consejos.
—No te pases... —murmuró él, frunciendo el ceño y apartando la mirada. Después de hacer una señal a las chicas, caminó hacia él.
—Bueno... Te lo perdono por esta vez. Ya te has esforzado demasiado. Vamos —dijo, divertida. Law empezó a andar detrás de ella. Definitivamente, esa chica desconocida estaba espabilando.
Caminaron los dos juntos hasta detrás de la carpa principal. (TN) estaba realmente intrigada por lo que iba a pasar. Estaba segura que se trataba del tema de sacarle el corazón. El tema al que le había estado dando vueltas desde que contaron la trama de la obra. Cuando Law se paró, ella se quedó quieta a su lado. Estaba todo bastante oscuro. La única iluminación que había en la zona eran los pequeños focos que había en la parte de arriba de cada carpa.
—Como bien sabes, hay un momento en durante la obra en el que llego a quitarte el corazón —empezó a explicar el pelinegro—. No lo he hecho durante los ensayos porque no es una sensación muy agradable. Prefería practicar esa parte en un lugar tranquilo.
—¿Duele? —preguntó la chica, algo preocupada.
—No es que duela, pero... No es muy agradable verte un agujero en el pecho y tu corazón dentro de un pequeño cubo —contestó él—. Además, cuando lo haga perderás tus fuerzas durante un rato. Incluso podrías llegar a desmayarte durante unos minutos. Me gustaría probarlo varias veces para que no te pille de primeras el día del espectáculo.
—Claro, porque si algo sale mal... Doflamingo se enfadará —comentó ella, casi para sí misma.
—Ah, sí... —murmuró Law.
Le importaba una mierda que ese tipo se enfadara. Llevaba mucho tiempo con la familia Donquixote, desde antes que existiera el circo. Ellos lo acogieron cuando estaba solo y perdido. Sin embargo, después de tantos años, esos tipos seguían sin despertarle mucha confianza. El único en quién podía confiar y con la única persona con la que se sentía a gusto y podía entablar una conversación, era con Corazón. Realmente, de sus compañeros los únicos que le caían mal eran Monet y Kid, el resto... Simplemente no le molestaban. No es que tuviera algo en contra de ellos, sencillamente no era muy sociable. La soledad era su zona de confort y no tenía intenciones de cambiarlo.
Si quería practicar varias veces antes era porque odiaba que las cosas salieran mal. Era demasiado perfeccionista y no podía permitir que una actuación que el protagonizara pudiera tener algún tipo de fallo. Y, bueno, tampoco quería que a ella le pillara de golpe. Tampoco es que él fuera un monstruo sin sentimientos como el resto pensaba. Solo un poco, pero no mucho.
—Bueno, ¿estás preparada? —le preguntó, antes de empezar con la acción.
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