Capítulo 25
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Law y (TN) estaban tumbados sobre el colchón. Solos en aquella carpa y comiéndose a besos. Besos largos, húmedos e intensos, los cuales solo cortaban cuando necesitaban aire para respirar. No quería tener que esperar a tener una habitación en un hotel para entregarse el uno al otro. En aquel momento todo les daba igual.
Mientras sus lenguas jugueteaban entre ellas, el pelinegro introdujo una de sus manos bajo la camiseta de la chica. Fue acariciando su espalda hasta llegar al enganche del sujetador y apretar el enganche con sus dedos. Se las apañó para retirar la prenda sin quitarle la camiseta. Separó sus labios de los de ella y se incorporó ligeramente. No es que no quisiera seguir besándola, simplemente quería observar su cara mientras acariciaba sus marcados pezones por encima de la tela. Le excitaban esas expresiones de placer mientras le miraba fijamente con esos ojos (t/c). La quería y la deseaba tanto. Había sido un pequeño rayo de luz en su oscuridad. Acercó de nuevo su cara a la de la joven y le dio un suave beso.
—No grites mucho —le advirtió, poniendo el dedo índice sobre sus labios entreabiertos.
Acto seguido se incorporó para desabrochar el pantalón de (TN) y deshacerse de él junto con sus braguitas. Dejó todo en el suelo, junto al colchón. Volvió a recolocarse entre las piernas de la chica, empujando suavemente sus rodillas hacia los lados para tener mejor acceso. Se inclinó hasta quedar en frente de su intimidad. Utilizó dos de sus dedos para separar los labios exteriores y comenzó a lamer. Ella soltó un pequeño gritito y sus piernas temblaron ante el primer contacto. Cuando Law comenzó a rozar su clítoris con la punta de la lengua, haciendo rápidos movimientos, los gemidos de la joven aumentaron un poco el volumen. El pelinegro recordaba que le había dicho que no gritara mucho, pero le encantaba escuchar esos gemidos provocados por él. Tan solo pasaron unos minutos cuando (TN) le tiró del pelo, indicando que se apartara. Él se separó un poco y la miró desde ahí abajo.
—¿Puedes entrar ya dentro de mí? —preguntó ella, aunque más que una petición pareció una orden.
Law no podía negarse, y menos con esa expresión de ansia y necesidad que ella tenía dibujada en el rostro. Se levantó para quitarse los pantalones. Los dejó junto a la ropa de la chica e hizo lo mismo con sus calzoncillos. Pudo observar como la joven miraba fijamente su entrepierna, mientras se mordía el labio.
—Algún día me tienes que explicar que te puedo hacer ahí para que te guste —comentó, como si nada.
—Un día que estemos más tranquilos —dijo él, mientras se tumbaba a su lado. Era obvio que (TN) no era consciente de lo que había conseguido excitar a Law con esas palabras. Ya se imaginaba sus manos, su lengua... Soltó un pequeño gruñido y colocó las manos en la cintura de la chica—. Ponte de lado.
Ella le hizo caso y se colocó en posición fetal, dándole la espalda. Él no pudo evitar mirar fijamente su trasero. En aquella posición era difícil no apreciarlo. Le dio un pequeño manotazo, provocando que la joven se sobresaltara. Le apretó con fuerza y se posicionó para colocar su miembro en la entrada de su intimidad. Ya estaba húmeda así que entró con facilidad. Además, Law no se contuvo, comenzó sus embestidas con fuerza. Observando como sus nalgas rebotaban con cada una de sus estocadas. (TN) intentó contener los gemidos, pero le resultó bastante complicado.
—Shh... No hagas tanto ruido —murmuró, contra su oreja.
—No hagas eso —se quejó ella, entre gemidos.
Que Law le susurrara en la oreja mientras respiraba de manera agitada le excitaba todavía más. Si es que era posible estar todavía más excitada con esas embestidas que estaba recibiendo. Estaba siendo más duro que otras veces, pero no le dolía. Para nada. El pelinegro sonrió de lado ante la queja, mientras continuaba entrando y saliendo de ella. Mordisqueó el lóbulo de su oreja.
(TN) sintió que moría de placer cuando Law comenzó a acaricias su botón rosado y a pellizcar uno de sus pezones, pero fue concretamente cuando comenzó a lamer su cuello en el momento en que llegó a su límite. Cuando notó que ella había acabado, ya no aguantó más y lo dejó salir. No podía permitirse acabar primero.
Se quedaron en aquella misma postura, recuperando la respiración. Relajándose. El pelinegro rodeaba con un brazo a la chica, y sus manos estaban entrelazadas. Al final habían tenido un rato de intimidad. El plan de fingir estar dormidos se convirtió en realidad a medias. No tuvieron que fingir, pero cuando sus compañeros entraron ellos dos ya estaban en los brazos de Morfeo.
Después de una siesta algo más larga de lo debido, la parejita salió de la carpa y se acercó a la zona donde estaba el resto. Se encontraban algo alejados de las carpas, ya que estaban practicando para la actuación de mañana. Las actuaciones solían ser siempre las mismas, pero no veía mal un poco de ensayo.
De todas formas, no todos estaban practicando. Luffy, Chopper y Ussop se dedicaban más a hacer el tonto que a ensayar. Ace y Zoro estaban apoyados en los troncos de unos árboles, echando una cabezadita. Por último, Law estaba leyendo un libro que se había llevado de la carpa. El resto sí estaba centrado en sus respectivas actuaciones.
El pelinegro levantaba de vez en cuando la mirada para observar a (TN). Le gustaba verla mientras entrenaba porque era muy graciosa cuando se equivocaba o algo le salía mal. No sabía exactamente si era graciosa de por sí o si se lo parecía porque estaba embobado con ella. Bueno, desde el principio ya tuvo algo que le atrapó. Y es que hasta con pantalones de chándal y una simple camiseta blanca de manga corta estaba preciosa. ¿Sería este el enamoramiento que sentías al principio? ¿De verdad se pasaría algún día?
—¡Uf! Estoy agotada —exclamó (TN), mientras se agachaba cerca del pelinegro. Este separó los brazos para que la chica pudiera sentarse entre sus piernas.
—Bueno, habéis acabado jugando a pillar —comentó, mientras volvía a bajar los brazos para seguir leyendo. La joven observó aquellas páginas llenas de letras tan pequeñas. ¡Demasiadas palabras! Y además eran desconocidas para ella. Alzó la vista y observó el rostro del pelinegro. Eran tan guapo, y tan listo... Era perfecto—. ¿Tengo algo en la cara?
—No —negó, mientras se le escaba una sonrisa. Se acurrucó y apoyó la cabeza en el pecho del chico.
—Vaya, ¡la adorable parejita! —comentó Kid, riéndose, mientras pasaba cerca de ellos.
Law chasqueó la lengua y ocultó su rostro tres el libro. No es que le diera vergüenza dar muestras de cariño en público. Simplemente era que no le gustaba que sus compañeros hicieran comentarios sobre lo que hacía o dejaba de hacer. Era consciente de lo raro que debía ser para ellos verle tan cerca de alguien, pero se sentía incómodo siendo a veces tan observado. (TN) simplemente le sacó la lengua al pelirrojo y se acurrucó todavía más junto al chico.
—Habrá que ir preparando las cosas para la cena —comentó Nami, mientras se sentaba sobre la hierba—. Habrá que ir despertando a esas dos marmotas.
—Siempre están igual... —murmuró Vivi, mientras se acercaba hacia el peliverde. Le sacudió los hombros—. Zoro... ¡Zoro!
—¿Eh? —Abrió los ojos del golpe y miró hacia los lados.
—Te toca preparar las cosas para la cena —le recordó la peli-azul.
—Ah, sí —dijo, mientras se levantaba. La chica se incorporó y camino hacia Ace, volvió a agacharse para repetir el mismo proceso.
—Vamos, Ace, despierta —murmuraba, mientras le zarandeaba. No tuvo el mismo éxito. No solo no se despertó, sino que gruñó y la rodeó con los brazos, haciéndola caer sobre él—. ¡¿Qué haces?!
—Eh, ¡este no es lugar para ese tipo de cosas! —Exclamó la peli-naranja, bromeando. Lo cual hizo que su amiga se sonrojara todavía más. Forcejeó para que se despertara.
—¿Eh? ¡Ah, Vivi, lo siento! —se disculpó, al abrir los ojos. Aflojó su agarre y cogió la cara de la chica entre las manos—. ¿Te he hecho daño?
—¡No! ¡Estoy bien! —contestó ella, nerviosa, mientras se separaba de él—. Levanta y ve a preparar las cosas de la cena.
—Es cierto. Me olvidaba de que era mi turno —comentó, mientras se levantaba y se sacudía los pantalones. Además, estaba sonriendo de esa forma que tanto le encantaba a Vivi. Esa sonrisa adorable y despreocupada.
—Chicos y chicas. Tengo malas noticias... —dijo Doflamingo, mientras se acercaba al grupo. Zoro y Ace se quedaron quietos. Iba con el resto de los jefes y, por sus caras, parecía que había pasado algo serio. Todos escucharon atentamente—. Mi hermano, Corazón, ha desaparecido.
[•••]
Durante la cena, el silencio reinaba en la carpa común. Les estaba costando probar bocado. Incluso los más glotones tenían el plato prácticamente intacto. ¿Qué le habría pasado a Corazón? ¡Y eso que la mayoría no eran conscientes de todo lo que estaba ocurriendo! Law y las cuatro amigas habían intentado disimular lo máximo posible. No habían comentado nada todavía, pero pensaban lo mismo. Era más que obvio que Doflamingo tenía algo que ver con la desaparición de su hermano. Las chicas estaban algo más tranquilas que el pelinegro, no pensaban que pudiera hacer daño a su hermano. Él, en cambio, sabía que maldito bastardo sería capaz de matar a su propio hermano si fuera necesario.
El silencio y el bajo estado de ánimo duraron toda la noche y parte del día siguiente. A Doflamingo no le estaba haciendo ninguna gracia, ya que era día de actuación y debían mostrar su mejor cara al público. Consiguió que la función saliera decente gracias a sus palabras manipuladoras: «Tenemos que hacer una buena actuación en honor a Corazón. A él le gustaría veros disfrutar mientras actuáis».
Al finalizar la actuación, mientras los miembros del circo esperaban en la entrada para hacerse fotos con aquellos clientes que lo deseaban, ocurrió algo inesperado. Una mujer estaba interesada en tomar una copa con Luffy. No es que Luffy no hubiera sido solicitado alguna vez, pero solía ser porque era gracioso y divertido. Sin embargo, aquella líder de una compañía de modelos, parecía sentirse atraída por el pequeño chico de goma.
—Luffy, te presento a Boa Hancock —dijo Doflamingo, mientras la acercaba hacia ellos—. Sería muy feliz si tomaras algo con ella.
—Sí, claro —dijo él, con su gran sonrisa. Parecía que la mujer fuera a desmayarse al escuchar aquella afirmación—. Venga, ¡vamos!
El resto de compañeros observó cómo se alejaban. Él caminaba con energía y ella iba detrás de él. Estaba completamente sonrojada y parecía estar murmurando cosas para ella misma. Hubo unos momentos de silencio mientras todos asimilaban la situación.
—Maldito Luffy...—murmuró Sanji, deprimido en el suelo.
—El muy idiota ni si quiera sabe la suerte que tiene —se quejó Kid. Esto le hizo recibir un codazo por parte de Bonney—. ¡Eh! ¿Pero qué coño te pasa?
—¡Idiota! —exclamó, cabreada, mientras se alejaba de su lado. Él la miro, confundido. Soltó un gruñido al fijarse en que el resto de chicas le miraba negando con la cabeza.
—Se ha puesto celosa...—le explicó (TN), que había acudido sigilosamente hacia el chico.
—¿Celosa por qué? —preguntó él, todavía sin entender nada. La chica suspiró.
—Está claro. Es porque le gustas —contestó.
—¿Yo? ¿Cómo lo sabes? ¿Te lo ha dicho? —preguntó Kid, insistente. Reflexionó durante unos segundos y apartó la mirada—. No es que me importe mucho... Solo por curiosidad.
—No digas idioteces... —se quejó (TN)—. No me lo ha dicho, pero entonces no le hubiera molestado que mirases a esa mujer como un pervertido. Tienes que hablar con ella.
—¿Qué? ¿Por qué? —preguntó, con fastidio. Ella volvió a suspirar de nuevo.
—Ya te apañarás. —Esa fue su sentencia final antes de volver junto a sus amigas.
Poco a poco, el resto de miembros del circo fue siendo emparejado para tomar una copa en el bar que Diamante vigilaba. Como siempre, las chicas fueron de las primeras en ser invitadas. (TN) ya estaba más que acostumbrada. Lanzó un disimulado beso en el aire a cierto pelinegro y siguió al hombre que quería charlar un rato con ella. Un rato después, alguien se interesó por Law.
—Law, ven aquí —ordenó Doflamingo, el chico se giró y observó que estaba con una chica con gafas y pelo negro recogido en una especie de moño o coleta—. Esta es Tashigi. Desea tomar una copa contigo.
—Bien —dijo el pelinegro, mientras comenzaba a caminar hacia el bar. Ella fue a seguirle, pero se tropezó y casi cae al suelo—. ¿Estás bien?
—Sí, sí. Vamos —farfulló, mientras continuaba su camino.
Law procuró no mirar hacia la mesa de (TN) cuando llegaron a la pequeña zona utilizada a modo de bar. No es que no confiara en ella, ni mucho menos. Sabía de sobra que no le hacía ninguna gracia estar allí. Es solo que le ponía enfermo ver como los chicos que hablaban con ella se acercaban demasiado. Los dos se sentaron en una de las mesas que había libres. Diamante no tardó en acercarse para preguntar qué querían beber. Pidieron una cerveza para cada uno.
—Tenía... Bueno, tenía muchas ganas de poder hablar contigo —comentó la pelinegra.
—Bien, aquí estamos —dijo él.
—Ahora no sé muy bien que decir...
—Aquí tenéis vuestras cervezas. Espero que las disfrutéis —intervino Diamante, dejando los botellines sobre la mesa. Acto seguido se alejó y volvió a la barra.
—Yo, bueno, la verdad es que soy algo tímida... Preferiría hablar en un lugar más privado —explicó Tashigi, mirando de reojo la carpa donde se podía entrar si querías algo más de intimidad.
—Lo siento, pero... —empezó a explicar Law, mientras observaba como ella se desabrochaba los primero botones de la camiseta. Pudo observar cómo le enseñaba el dibujo de un pequeño Corazón y, rápidamente, volvió a esconderlo.
—Es importante —volvió a insistir, con seriedad. Estaba claro que sus intenciones no eran pasar un buen rato.
El pelinegro asintió y se levantó de su asiento. Era obvio que esa mujer tenía información sobre Corazón y necesitaba escucharla. Si podía hacer cualquier cosa para ayudarle lo haría, pero era de vital importancia saber algo más sobre lo que había ocurrido. Estaba tan ofuscado en obtener esa información que no pensó en nada de lo que podía ocurrir alrededor.
Todas las miradas recayeron sobre él y su acompañante cuando los vieron entrar en aquella carpa, en especial la de (TN). Se quedó boquiabierta mientras observaba la situación. Notó una especie de nudo en la barriga. ¿Qué hacía Law entrando con una chica ahí dentro? Todos sabían para que se entraba allí. Incluso ella.
—Vaya, es un sintió muy acogedor —comentó Tashigi, mientras entraban. Había varios sofás que parecían bastante cómodos y varias mesas cerca de ellos.
—Sentémonos allí —dijo Law, mientras caminaba hacia el interior y se sentaba en el sofá más alejado de la entrada. La chica se sentó a su lado—. Por favor, necesito que me cuentes todo lo que sepas.
—Para eso estoy aquí. Voy a explicarte todo lo que está pasando con Donquixote Rosinante.
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