Capítulo 19

—Creo que este bikini me viene un poco pequeño... —comentó (TN), mientras salía del baño. Los jefes se habían encargado de comprar ropa de baño para todos.

—Sí, un poco... —murmuró Law, frunciendo el ceño. Malditos asquerosos. Se acercó y le cogió de la mano—. Venga, vamos a la piscina. Y no te sueltes.

—¿Por qué? Yo quiero nadar y estar con mis amigas —dijo ella, hinchando los mofletes.

—No —insistió él.

—¡Que me digas por qué! —exclamó ella. El pelinegro se giró antes de abrir la puerta.

—Porque no quiero que se te acerque ningún chico —contestó Law, con seriedad.

—No se va a acercar nadie... Además, a mí solo me gustas tú, así que da igual... Solo quiero estar con todos —explicó ella—. Así que deja de ser tan celoso, que no tienes motivos.

—No es tan fácil... —gruñó Law. Pero (TN) tenía razón. Se estaba pasando. Nunca antes había sentido estas cosas y no sabía cómo controlar eso de ser tan posesivo—. Vale, olvídalo.

—Pero igual podemos ir cogidos de la mano —dijo ella, volviéndole a coger, ya que él le había soltado—. ¡Vamos, vamos!

Cuando llegaron a la piscina, el resto ya estaba allí. La tenían para ellos solos. La gente que estaba en el hotel pasaba la mañana haciendo turismo y solía acudir por la tarde-noche. Había una pelota de plástico por allí, así que se pusieron a jugar con ella. Debían ir pasándola e intentar que no cayera al agua. Jugaron todos menos Sanji, que estaba tumbado en una de las hamacas porque casi muere desangrado y Law, que estaba en la hamaca de al lado con la excusa de vigilar a Sanji. No le apetecía mucho ponerse a jugar con la pelota. ¡Qué tontería!

—Vale, vamos a cambiar de juego. Las chicas no subimos a los hombros de los chicos y a ver quién consigue tirar a quién —propuso Nami.

Law, que estaba tranquilamente tumbado y con los ojos cerrados, los abrió de golpe. Se incorporó rápidamente y se tiró a la piscina de cabeza. Si (TN) tenía que subirse a unos hombros serían a los suyos. Buceó hasta llegar a ella, se coló entre sus piernas y subió a la superficie.

—¡Qué susto! —exclamó la chica, mientras apoyaba las manos en la cabeza del pelinegro.

—¡Yo subiré a mi amada Nami-swan! —exclamó Sanji, mientras se levantaba, pero enseguida volvió a sangrar al ver a la chica en bikini. Se le escuchó maldecir desde el suelo.

—Yo me encargaré de él —intervino Chopper, mientras nadaba hacia las escaleras de la piscina.

Al final las parejas fueron las siguientes: Law y (TN), Ace y Vivi, Zoro y Robin, Kid y Bonney, Sabo y Nami, Hawkings y Monet. Las tres primeras chicas no dieron mucha guerra, para ellas solo era un juego y se lo tomaron a risa. Pero para la peli-rosa, la peli-naranja y la peli-verde no era un juego cualquiera. Ellas eran más competitivas. Al final terminó ganando Bonney. Kid se puso algo tensó cuando ella le abrazó para celebrar la victoria.

—Lo siento, me ha entrado un ataque de risa —se disculpó (TN). Estaba enganchada a Law, rodeándole la cintura con las piernas y con sus manos apoyadas en los hombros del chico.

—Da igual, solo es un juego —comentó él.

—Sí. Qué bien que te hayas unido a jugar —dijo ella, contenta. El pelinegro apartó la mirada mientras asentía. No podía confesar la verdadera razón. Intentaría controlar sus celos lo máximo posible. No le gustaría que la relación se estropeara por eso.

Estuvieron todos allí hasta que, un rato antes de comer, subieron para cambiarse. (TN) se puso unos pantalones negros ajustados, una camiseta gris bastante básica y unas deportivas también negras. Entró al baño para mirarse al espejo e hizo una mueca de disgusto. La verdad es que iba bastante simple como para ir después a una cita.

—Si llego a saber que íbamos a ir al cine me hubiera traído algo más bonito... —comentó ella, mientras salía del baño. Law se giró parar mirarle.

—Yo te veo bien. Estás guapa con cualquier cosa —dijo él. Se sonrojó levemente al darse cuenta de sus palabras y apartó la mirada. ¡Qué cursi había sonado!

—Nunca me habías dicho que soy guapa —dijo (TN), con una estúpida sonrisa dibujada en la cara.

—Bueno, creo que es obvio que me lo pareces. No es necesario decirlo —añadió él, mirándole de reojo. Aunque al ver que sonreía como una boba se dio cuenta de que tal vez estuviera bien decirlo de vez en cuando.

—Bueno, vamos a recepción. ¡Estoy muerta de hambre! —dijo ella, mientras se dirigía hacia la puerta.

Fueron de los primeros en llegar a la zona donde habían quedado, así que (TN) tuvo que esperar un poco más para comer. Muy a su pesar. Al final, por votación, acabaron comiendo en un restaurante italiano. No habían reservado, así que tuvieron que sentarse en varias mesas. Law, (TN), Nami, Robin, Vivi y Zoro. Este último, bajo la mirada que Sanji le lanzaba desde otra mesa por haberse sentado con las chicas. El peliverde simplemente se había sentado allí porque era la mesa que más cerca estaba de la puerta.

—No sé qué elegir... Estoy entre varias cosas —murmuró (TN), algo agobiada.

—¿Entre cuáles? —preguntó Law. Él se pediría cualquier cosa de pasta. Mientras no fuera pizza, todo bien.

—Espagueti carbonara, macarrones al horno, tagliatelle cuatro quesos, espagueti boloñesa o pizza —enumeró ella.

—Bueno pues, voy a pensar un número para cada plato y a ver cuál te toca —propuso el chico. Ella asintió con energía—. Vale, ya puedes decir.

—¡El dos! —exclamó.

—Tagliatelle cuatro quesos —anunció él.

—Vale —dijo ella, contenta, encogiéndose de hombros.

Law no pudo evitar sonreír ligeramente mientras la observaba. Se emocionaba por cualquier cosa. Siempre estaba feliz por cualquier mínimo detalle. De pronto, notó varias miradas sobre él. Volvió a mirar hacia delante y se fijó en como las tres chicas le miraban sonrientes. En aquel momento llegó el camarero y tomó nota a todos.

—Y a tráigame una botella de sake —añadió Zoro, una vez pidieron la comida. Se había fijado en que en aquel restaurante si tenían y quería aprovechar. En otros no había tenido la oportunidad.

—¿Para compartir? —preguntó el camarero, mirando al resto de la mesa.

—¿Eh? —murmuró Zoro, confundido—. No, para mí.

—Ah, eh... Sí. Como usted ordene —comentó el camarero, con una risa nerviosa, antes de retirarse.

Estuvieron charlando mientras comían aquellos deliciosos platos. Bueno, sobre todo las chicas, ya que no se habían sentado con ellas los dos chicos más habladores precisamente. Después del postre y del café, los chicos y chicas podrían disfrutar de su tiempo libre para visitar la ciudad. La única condición es que estuvieran en el hotel a la hora de cenar y que no llamaran mucho la atención. Tenían a su disposición el servicio de taxis del hotel para desplazarse, tal y como Doflamingo les había avisado.

—¡Me encanta que paseemos por la ciudad! —comentó (TN), emocionada, mientras daba unos saltitos cogida de la mano de Law. Él sonrió de lado.

La película no empezaba hasta las seis o así, así que habían decidido dar una vuelta por aquella zona. La chica se paraba en todos y cada uno de los escaparates que veían y hacía comentarios sobre todo lo que veía. Law le seguía de cerca. Un rato después, se acercó corriendo hasta una cafetería y se pegó al cristal para observar los cupcakes. Se giró para decir algo y vio que Law estaba hablando con dos chicas. No le gustaba nada como le estaban mirando. Él dijo algo mientras negaba con la cabeza y empezó a alejarse de ellas. Las dos le miraron de arriba abajo antes de continuar con su camino.

—¿Qué querían esas chicas? —preguntó ella, una vez Law estuvo lo suficientemente cerca.

—Saber dónde estaba una calle —contestó él, serio. Sonrió de lado al fijarse en la expresión de la chica—. ¿Y esa cara?

—¿Qué cara? —preguntó (TN), apartando la mirada.

—¿Acaso estás celosa? —insistió el pelinegro.

—¡No! Bueno... Es que te estaban mirando como si quisieran comerte o algo así—contestó ella, algo nerviosa.

—Si alguien me tiene que comer, espero que seas tú... —murmuró él, mientras le acariciaba suavemente la mejilla. (TN) le miró extrañada—. Tendré que explicártelo bien... Cuando lleguemos a la habitación. Venga, sigamos paseando.

Después de un rato más caminando por las calles de Atlanta, por fin se pusieron rumbo al pequeño cine. Ni siquiera estaba en una de las calles principales, sino en un pequeño callejón. (TN) igualmente se quedó sorprendida al entrar, ya que nunca había visto un cine por dentro. La recepción era incluso algo más grande de lo que Law se había imaginado. Ahí podían comprar las entradas, palomitas y dulces.

—¡Ah! —exclamó la chica, mientras miraba fijamente toda la comida.

—Primero tenemos que elegir la película —le recordó Law, mientras señalaba la lista de películas que había disponibles sobre esa hora. No solo había películas nuevas, sino también de otros años. Había una gran variedad para elegir.

—Mira esa me gusta. Es una de miedo —comentó ella, mientras señalaba el título de una película asiática de terror. Había solo tres salas y en quince minutos se proyectaba esa película en una de ellas.

—Vale —dijo el pelinegro. A él le daba bastante igual que película ver. Aunque, por suerte, no había sido una de amor.

Pidieron las entradas, compraron dos de palomitas, agua y una bolsa de chucherías. El hombre del mostrador les indicó que podían pasar y esperar en la sala. Por el pasillo se cruzaron a un grupo de gente que salía de otra sala. Bueno, por lo menos había otros clientes. Había varias filas de butacas y la pantalla era bastante grande. Estaba muy bien montado. Era como un cine en miniatura. Tan solo entraron un par de personas más para ver esa película.

Con el primer susto que apareció en la pantalla, (TN) dio un salto y buena parte de las palomitas cayeron sobre sus pantalones. Ella no le dio mucha importancia y siguió comiéndolas de ahí. La verdad es que Law no estuvo mirando la película. Se lo pasaba mejor mirándole a ella y observando sus reacciones. Si ahora mismo le grabaran con una cámara y se lo enseñaran después, probablemente se sentiría bastante ridículo. Aun así, no podía evitarlo. No sabía si se estaba precipitando, pero incluso podía decir que le quería. Quería compartir muchos más de esos momentos con ella. Ahora que había descubierto todos estos nuevos sentimientos y sensaciones, no quería que se acabaran nunca.

Por su parte a (TN) le había encantado la película, aunque había pasado bastante miedo. Probablemente tendría pesadillas, pero no importaba. Había sido como divertido, pero terrorífico a la vez. Ya estaban en lo que parecía la escena final de la película. La chica ladeó la cabeza ligeramente para mirar a Law. Jamás se hubiera imaginado que se llegaría a interesar por un chico. ¿Y por qué él? El resto de chicos habían sido más simpáticos desde el principio, pero con ella y con el resto. Sin embargo, Law se preocupó por ella a su manera desde que llegó. Por ella y por nadie más. A todo el mundo le pareció raro que hablara tanto con alguien y ella se sentía bien por hacer que Law se relacionara un poco, ya que en el fondo sabía que algo debía pasarle. Lo que no se imaginaba es que ese algo fuera tan fuerte. No solo estaba a gusto con él y le gustaba que le prestara especial atención, sino que además...Era guapísimo y se sentía tan bien cuando estaba entre sus brazos...Había paseado con ella por el parque y ahora le había llevado al cine, aunque se notaba que no eran planes que le hacían mucha ilusión. (TN) notaba que cada vez sentía todavía más cosas por él. Las chicas le habían contado que cuando empieza a gustarte una persona es cuando más ilusionada estás, pero... Ella sinceramente pensaba que le quería. También quería a sus amigas y amigos, pero con él era totalmente distinto.

Los créditos aparecieron en la pantalla. Los dos se quedaron sentados, esperando a que encendieran las luces. Cuando se dieron cuenta, estaban solos en la sala.

—¿Te ha gustado la peli? —preguntó (TN)—. A mí me ha encantado, aunque me ha dado bastante miedo. Menos mal que dormimos juntos, porque...

—(TN)-ya... —le interrumpió Law. Ella se quedó en silencio, mirándole fijamente. El pelinegro dudó uno segundos, pero tenía que decirlo. Sabía que a ella le haría ilusión saberlo—. Te quiero.

—Yo... ¡Yo también! —exclamó ella, sonriente. Se llevó la mano a la boca al darse cuenta de que había gritado mucho—. Pensaba que me estaba pasando sintiendo tantas cosas. A lo mejor es porque estamos en el principio y estamos muy emocionados, pero luego se nos irá pasando o...

—Hablas mucho —le interrumpió de nuevo, mientras se iba acercando para darle un suave beso en los labios—. No pienses tanto y sigamos como hasta ahora.

Ella asintió y se levantó mientras recogía su botella de agua y la caja de cartón donde antes habían estado las palomitas. No se habían acabado las chucherías, pero ya lo harían por al camino. Al recoger su caja de palomitas, Law se dio cuenta de que había algo dentro. Metió la mano y sacó un móvil viejo.

—¿Pero qué...? —murmuró, mientras encendía la pantalla. (TN) también se acercó para mirar con curiosidad. El ojigris leyó el mensaje en voz alta—. Law, soy Corazón. He descubierto algunas cosas. Largo de explicar. Busca en el ordenador los nombres y apellidos de todos tus compañeros. Borra este mensaje y ni se te ocurra hacer nada más.

—En la recepción del hotel hay ordenadores —dijo la chica, casi en un susurro.

—Está bien. Volvamos e intentaremos usarlos cuando sea el momento adecuado —comentó Law, mientras empezaba a caminar una vez hubo borrado el mensaje. Ella aceleró el paso para llegar hasta él.

Por fin tenía señales de Corazón. ¿Qué habría descubierto? Debían ser cautelosos. Doflamingo no era ningún idiota, si daban un paso en falso todos estarían en peligro.

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