Capítulo 17

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—¿Dormir? Bueno, yo no tengo mucho sueño ahora que estás tú aquí... —murmuró él, mientras se acercaba hacia la cama donde ella estaba sentada.

Tiró la toalla con la que se estaba secando el pelo al suelo y se tumbó junto a ella en la cama. Le estiró y le obligó a ponerse a horcajadas sobre él. (TN) podía notar su duro miembro aunque su pijama y la toalla de él se interpusieran. Apoyó las manos suavemente sobre el pecho de Law y comenzó a mover ligeramente las caderas. Enseguida pudo notar el placer que provocaba aquel ligero roce. El pelinegro disfrutaba escuchando sus ligeros gemidos y observando la cara de la chica. Poco después, acercó sus manos a las caderas de ella y le obligó a frenar.

—¿Qué haces? —gruñó ella, intentando seguir moviéndose, pero era imposible.

—Si quieres seguir haciendo eso... Tendrás que desnudarte —contestó Law. Quería disfrutar de unas vistas completas.

—Eres un pervertido... —murmuró ella, apartando la mirada.

—¿Quién es la que se ha puesto a restregarse nada más estar encima de mí? —preguntó él, divertido. (TN) iba a quejarse, pero Law le interrumpió—. Si no te quitas la ropa... No podré hacerte todas las cosas que te gustan.

No hubo más quejas. Se levantó un momento de la cama para poder quitarse la ropa. No estaba mirando al chico, pero podía notar su mirada clavada en ella. ¡No tenía que tener vergüenza! Law ya le había visto desnuda y, además... El sexo era genial. No quería perder el tiempo sintiendo vergüenza. Una vez se deshizo de todas sus prendas volvió a ponerse a horcajadas sobre él.

—¿Contento? —preguntó ella, con cierto tono de burla.

—Mucho —contestó él, con su típica sonrisa ladina. Puso las manos sobre sus caderas de nuevo y le empujó ligeramente—. Ya puedes seguir.

(TN) no se hizo mucho de rogar, ya que se estaba muriendo de ganas por hacerlo. A Law le excitaba que ella tuviera tantas ganas. Poco después, pensó que había llegado el momento de ayudarle un poco. Acercó sus manos a los pechos de la chica y empezó a rozar levemente sus pezones con sus dedos. Ella gimió al sentir ese estímulo y aumento todavía más la velocidad de sus movimientos. Law se mordió el labio. Ahí arriba podía observarla perfectamente, en todo su esplendor. Seguía rozando ligeramente sus pezones de forma intermitente, solo para provocarla.

—Sigue. No pares de hacerlo, por favor —suplicó ella, mientras seguía moviéndose. El pelinegro gruñó y le pellizcó con más fuerza ambos pezones—. ¡Ah!

—Joder... Levanta un momento —gruñó él. (TN) no estuvo muy de acuerdo, pero le hizo caso y subió las caderas hacia arriba. Law se quitó la toalla, dejando visible su grande y duro miembro—. Esta vez lo haremos estando tú arriba.

—¿Qué? Pero yo no sé cómo hacerlo —dijo la chica, algo preocupada.

—Lo harás bien. Solo sientes que ir bajando poco a poco y, cuando te acostumbres, puedes subir y bajar más rápido. Al ritmo que a ti te guste —explicó Law, pacientemente. Aunque se moría de ganas por que empezara ya. Ella siguió sus instrucciones y bajó hasta que la punta del glande rozó su intimidad—. ¡Espera! Coge un condón de la mochila.

—¡No! Yo quiero así... —dijo, ella, frunciendo el ceño. Siguió bajando un poco más. El pelinegro gimió levemente. Joder, estaba claro que así era mucho mejor, pero no era lo correcto.

—(TN)-ya... Por favor —le pidió Law, mientras le sujetaba de la cintura para que no siguiera bajando.

—Pídelo otra vez —ordenó ella, divertida. Nunca le había escuchado decir <<por favor>> y si lo había hecho no se acordaba.

—Por favor —gruñó, frunciendo el ceño. Se iba a enterar por burlarse de él.

(TN) se levantó rápidamente de la cama y abrió la maleta. Por suerte, los vio nada más abrirla. Sacó uno de la caja y se lo dio a Law para que lo colocara. Si lo hacía ella seguro que lo ponía mal y no servía para nada. Enseguida volvió a colocarse en posición y bajando poco a poco, esta vez hasta llegar hasta bajo del todo. Se sentía completamente llena por él. Sintió que sus mejillas ardían todavía más al pesar que estaba dentro de ella. Le gustaba pensar en ello. Él no había parado de mirarla fijamente. ¿Por qué ponía esa cara tan adorable mientras estaban haciéndolo? Empujó con fuerza hacia arriba.

—¡Ah! —gimió (TN), mientras se inclinaba hacia delante y apoyaba las manos en los hombres de Law.

—Necesito que te muevas —murmuró él, con voz ronca. El cuerpo de la chica se tensó. Un escalofrío le recorrió el cuerpo al escucharle hablar con esa voz.

Ella empezó a subir y a bajar. Primero lo hacía lentamente, pero su cuerpo empezó a clamar por un poco más de ritmo, así que aumento la velocidad. Entre el esfuerzo y el placer no podía dejar de respirar de manera entrecortada y de soltar leves gemidos. De repente, notó una fuerte palmada en una de sus nalgas.

—¡Au! —se quejó ella, aunque no le había disgustado—. ¿Qué haces?

—Es un castigo, por burlarte de mí —contestó Law, jadeando ligeramente—. Sigue moviéndote.

(TN) volvió a mover las caderas hasta alcanzar el ritmo que llevaba hace unos segundos. Volvió a notar otro azote, pero está vez siguió moviéndose. Law se incorporó un poco y aprovecho que ella abría la boca, para darle un húmedo beso. Sus lenguas jugueteaban entre ellas mientras (TN) seguía moviéndose encima de él. Law estaba encantado notando como la chica jadeaba y gemía contra su boca. Cuando rompieron el beso todavía seguían unidos por un fino hilo de saliva, aunque no tardó mucho en romperse. El pelinegro empujó suavemente a la chica para que se pusiera recta, quería verle bien. Ella continuaba moviéndose con energía ya que, cuanto más rápido lo hacía, más placer sentía. Law  disfrutaba mientras (TN) hacía que su miembro entrara y saliera de ella. Eso más la visión que tenía delante... Los pechos de la chica se movían y rebotaban al ritmo de sus movimientos. Y esa expresión que tenía en su cara... ¡Joder! Iba a correrse en cualquier momento. Puso sus manos sobre las nalgas de la chica y apretó con fuerza.

—¡Ah, Law! —gimió ella. El pelinegro gruñó y se incorporó, hasta que su cara quedó a unos centímetros de la de (TN).

—Sigue moviéndote y di mi nombre —gruñó Law, con su frente pegada a la de ella, mientras empezaba a pellizcar y tirar suavemente de sus pezones.

—¡Ay! ¡Law, ah! ¡Law! —repetía ella una y otra vez, mientras se apoyaba en los hombros del chico para subir y bajar con más fuerza.

Ninguno de los dos tardó en acabar unos pocos minutos después. Law se dejó caer sobre el colchón, mientras rodeaba con un brazo la cintura de (TN) para que cayera con él. Se quedaron durante un rato así, mientras recuperaban las fuerzas.

—Ha sido increíble...Ojalá pudiéramos hacerlo todas las noches —murmuró ella, con la cabeza apoyada en el pecho del chico, mientras él le acariciaba el pelo suavemente.

—Definitivamente, te has vuelto una pervertida —comentó él, sonriendo de lado.

—Pues me da igual —dijo ella, dándole un golpecito con el puño.

—A mí también me gustaría hacerlo todas las noches. Además... Quedan muchas cosas por hacer —añadió Law. La chica se incorporó un poco y le miró con curiosidad—. Ya lo irás viendo.

—Vale, sensei —dijo (TN), sacándole la lengua. Se quitó con cuidado de encima de él y bajó de la cama—. ¿Las vamos a juntar para dormir?

—Sí —contestó él, mientras se levantaba también. Se deshizo del condón y, entre los dos, juntaron las camas. Una vez se tumbaron, la chica rodó hasta pegarse al pelinegro.

—¿Lo he hecho bien? —preguntó ella—. Al principio estaba un poco nerviosa porque no lo había hecho nunca así... Bueno ni de ninguna forma, solo el otro día.

—Sí, lo has hecho bien. Yo también estoy haciendo todas estas cosas contigo por primera vez... Así que estamos practicando juntos. Iremos mejorando, porque habrá mucha práctica —contestó Law, girándose hacia ella.

—Yo soy muy aplicada —murmuró ella, mientras pasaba una pierna por encima de él y apoyaba la cabeza en su pecho. No pudo evitar bostezar.

—Lo sé —afirmó él, sonriendo de lado. Apagó la luz pulsando el interruptor que estaba cerca de la cama—. Hora de dormir. Buenas noches, (TN)-ya.

—Buenas noches, Law — se despidió ella, acurrucándose junto a él lo máximo posible. <<Esto sí que son "buenas noches">>, pensaron los dos a la vez.

A la mañana siguiente, se levantaron temprano por dos razones. Primera, porque Corazón debía coger el vuelo pronto y querían desayunar todos juntos para despedirse de él. Segunda, porque debían llegar pronto a la siguiente ciudad para montar todas las carpas.

La despedida fue algo dura, ya que Corazón era el jefe que más tiempo pasaba con ellos y con el que más se relacionaban. Además, no sabía seguro cuando iba a volver. Podían ser unos días, unas semanas, un mes... Pero volvería. Eso se lo aseguró a todos.

El tiempo en Atlanta, Georgia, era bastante agradable. No tuvieron problemas durante las horas que estuvieron montando todo a las  fueras de la ciudad. Ese día y el siguiente, fueron bastante tranquilos. Tanto como los trabajadores como para los jefes, ya que ese fin de semana no tenían actuación. Law y (TN) solo pudieron continuar con sus clases de lectura, no era plan que les pillaran dando otro tipo de lecciones. El sábado, Doflamingo les comunicó las diferentes actuaciones individuales y grupales que debían practicar durante la semana.

Así fueron pasando los días. Entre comidas, cenas, momentos de charla, juegos, prácticas...(TN) y Law pasaban bastante tiempo a solas, pero la chica había conseguido que el pelinegro se uniera cada vez más a los juegos y las conversaciones. Todos estaban de acuerdo en que esa relación que habían empezado estaba siendo muy buena para ambos.

La actuación fue un auténtico éxito también en aquella ciudad. Al igual que en Florida, se quedarían una semana más para que aquellos que no habían llegado a tiempo para comprar las entradas, pudieran disfrutar también del mismo espectáculo. Si les tocaba hacer eso en cada estado, el viaje se alargaría más de lo previsto. Realmente, a los trabajadores no les importaba mucho. Mientras siguieran compartiendo tiempo y momentos juntos, daba igual el lugar.

Era el sábado de la segunda actuación, sobre las cuatro de la tarde. Ya habían hecho el ensayo final y habían acabado más o menos de preparar todo para la noche. (TN) y Law estaban solos en la carpa a punto de acabar su clase de lectura.

—Muy bien, (TN)-ya... Has mejorado mucho —comentó el pelinegro, totalmente orgulloso de su labor como docente, mientras cerraba el libro.

—¿Me merezco un premio? —preguntó ella, sonriendo divertida.

—Depende de lo que sea. Dímelo y me pensaré si te lo mereces —contestó él.

—Un besito —pidió, ella, mientras se ponía de rodillas sobre el colchón y se apoyaba en los hombros del chico.

—Está bien —murmuró Law, mientras enredaba sus dedos en el pelo de la chica y le empujaba suavemente de la nuca para acercarla todavía más.

(TN) acabó de romper la distancia rápidamente. El beso no fue muy inocente, ya que su lengua buscó la de Law rápidamente. Él no se lo esperaba, pero tampoco se opuso. Se fueron recostando poco a poco sobre el colchón mientras sus lenguas continuaban chocándose y rozándose entre ellas. Cuando se separaron, los dos respiraban con dificultad.

—¿Eso era un besito? —preguntó el pelinegro, mientras recuperaba la respiración.

—Law es que tengo muchas ganas de estar contigo —contestó ella, haciendo pucheritos. Hacía dos semanas y unos días que no tenían casi tiempo para estar solos. Bueno, sí habían pasado tiempo solos, pero sin poder estar tan unidos como les gustaría.

—Yo también tengo ganas, pero intento calmarlas yo solo —dijo él. (TN) frunció el ceño ligeramente. ¿A qué se refería?—. Te lo explicaré pronto. ¿Qué tal las pastillas?

—No sé, bien —contestó la chica, encogiendo se de hombros. Nada más salir aquel día del hotel, le dijo a Doflamingo que quería tomar esas pastillas que Law le había explicado. Él las consiguió enseguida. Siempre estaba dispuesto a satisfacer las necesidades de sus trabajadores.

—Si notas algo raro o si no te sientan bien tienes que decirlo. ¿Vale? —insistió él, mientras le acariciaba suavemente la mejilla.

—Me gusta que te preocupes tanto por mí... —murmuró ella, mientras se dibujaba una sonrisa tonta en su rostro. Law sonrió durante unas milésimas de segundo y agarró a la chica como si fuera un peluche, apretando su cara contra su pecho—. ¡Me aplastas!

—Tonta... —susurró él, casi para sí mismo. Aflojó el agarre, pero no la soltó. Todos esos sentimientos eran nuevos para él. Sentimientos que le hacían sentirse realmente bien.

—¡Eh! ¡Voy a entrar! —se escuchó gritar a Kid desde fuera. A (TN) le entró la risa. Law chasqueó la lengua. Poco después, el pelirrojo estaba en frente del colchón—. Tú, amargado. Te busca Doflamingo.

—Genial... —gruñó el ojigris, mientras se separaba de la chica y se levantaba de la cama—. Enseguida vuelvo.

—¿Y a ti qué te pasa? —preguntó la chica, mirando a Kid. Estaba menos bromista de lo normal.

—¿A ti que te importa? —contestó él, frunciendo el ceño.

—Bueno, era por si querías hablar sobre algo... No sé. Por si te apetecía soltar algo —dijo ella. El pelirrojo se quedó pensando durante unos segundos. Ella no diría nada. Puede que fuera la única con la que pudiera hablar sobre ello—. Pero no importa.

—Es por una chica —explicó él, finalmente.

—¿Bonney? —preguntó (TN). Kid le miró ligeramente sorprendido—. Caso siempre vas con ella y Hawkings. Y Hawkings no es una chica.

—Creo que me gusta más que otras chicas —contó.

—¿Y eso es un problema? —preguntó ella, extrañada.

—Para mí sí... —se quejó él, mientras se dejaba caer sobre el colchón.

[•••]

Las horas pasaron rápido. La función salió perfecta de nuevo, aunque con lo que les machacaban los jefes era difícil que saliera mal. El público iba saliendo de la carpa y acercándose a la pequeña feria. Era el momento en el que los clientes más adinerados se acercarían a ellos.

—(TN) —le llamó Doflamingo. Sus amigas ya se habían ido con unos hombres. Ella se acercó. El  tipo que estaba al lado de Doflamingo era bastante más alto que ella. Era grande y musculoso. Tenía el pelo blanco y fumaba dos puros a la vez.

—Hola, pequeña. ¿Te vienes conmigo? —preguntó el tipo, con una voz profunda. Ella asintió lentamente. ¿Acaso tenía otra opción?

El hombre le hizo una señal para que se acercara a su lado. Caminaron juntos y en silencio hasta la zona donde se servían las copas. (TN) enseguida localizó a sus compañeras con la mirada. El tipo le estaba hablando, pero ella no estaba prestando mucha atención.

—Eh —gruñó él, llamando su atención. La chica dirigió la mirada hacia el hombre rápidamente—. Me llamo Smoker

—Encantada —dijo ella, sonriendo amablemente. El tipo de pelo blanco sacó una cartera de su bolsillo. (TN) se dio cuenta de que Diamante estaba atento a su conversación.

—Mira esta foto. Es de mi hija jugando en el parque. Es una gran fan tuya. Espero poderla llevar a alguna otra función —comentó, mientras le pasaba una foto.

Ella se fijó en la pequeña. No se parecía mucho a su padre. ¡Un momento! Había algo escrito:

«Soy policía. Corazón nos ha informado sobre algo raro que ha descubierto sobre las intenciones de su hermano. Estaremos por aquí durante las funciones para que os sintáis más seguros. Shhh».

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