Capítulo 10
—Law, Law, Law... ¿Qué estabas haciendo? —volvió a preguntar Kid, sonriente, mientras se acerca a ellos. Miró fijamente a (TN) mientras acercaba su mano y le cogía de la barbilla—. Joder, la has dejado excitadísima.
—No la toques —gruñó Law, mientras apartaba la mano del pelirrojo de un manotazo. Luego puso una mano sobre la cara de (TN)—. Y no la mires.
—Estábamos practicando... —empezó a explicar ella.
—No tienes que dar explicaciones a este idiota, levántate —le interrumpió el pelinegro, mientras tiraba de ella hacia arriba.
—Puedes practicar conmigo también —bromeó Kid, para poner nervioso a su compañero. Law iba a contestar, pero no le dio tiempo—. No hables tú por ella, deja que contesté.
—Yo... Prefiero practicar solo con Law —contestó ella, una vez se libró del agarre de su acompañante.
—Ah, vaya. Está bien, tú te lo pierdes —dijo él, despeinándola mientras pasaba por su lado.
—¿Vas a contar algo? —preguntó Law. Estaba seguro de que las chicas se le echarían encima como fieras si se enteraban de esto, sobre todo Nami. Él mismo ya se sentía bastante mal, no hacía falta que vinieran a tocarle los cojones.
—¿Estás loco? Monet nos daría la noche. Quiero dormir tranquilamente. No tardéis en venir —contestó el pelirrojo, mientras salía de la carpa.
—Law... No entiendo por qué estás tan preocupado —murmuró la chica, confundida, una vez se quedaron solos—. Parece que hayamos hecho algo malo, pero a mí me estaba gustando.
—(TN)-ya... Me he pasado. No tendría que haber llegado tan lejos —empezó a decir él.
—¿No lo vas a hacer más? —preguntó ella, poniendo cara de pena. Se había sentido muy bien cuando Law le estaba dando besos por todas partes. Rara, pero bien.
—Creo que, antes de nada, deberías informarte sobre el sexo —contestó Law, evitando responder a esa pregunta. Él también estaba confundido con todo esto. Había... Había estado bien sentir tan cerca a (TN), pero tenía que aclararse un poco primero. No podía usarla sin saber exactamente lo que sentía por ella.
—Bien, hablaré con Nami y las demás —dijo ella.
—No —masculló Law, rápidamente. ¡A saber qué clase de cosas le enseñaban! No se fiaba un pelo de Nami. No es que fuera mala chica, pero estaba seguro de que tenía una mente perversa. Aunque, bueno, si no lo hacían ellas... ¿Quién debía hablarle del tema? ¿Él? No, no y no—. Bueno sí. Sí, claro. Ellas te lo explicarán todo bien.
—Sí, seguro. Bueno, ¿vamos ya? Nos están esperando.
Los dos salieron de la carpa y aceleraron el paso para llegar donde estaba el resto cuanto antes. Ya estaban casi todos sentados, excepto los que tenían que servir los platos esa noche. Diamante los había llevado e un carro con bandejas y, esa noche, Robin y Ussop se encargaban de repartirlos en las mesas. (TN) se acercó a Nami y a Vivi, que le habían guardado un sitio en la mesa. En frente de ella tenía una cheeseburger con beicon, tomate y lechuga que tenía muy buena pinta.
—¿Por qué habéis tardado tanto en venir? —preguntó la pelinaranja, dando un codazo a (TN). La chica le miró y vio que subía y bajaba las cejas muy rápido. Tenía que inventarse una excusa. Estaba segura de que Law prefería que nadie supiera nada sobre lo que había pasado, aunque fuera una tontería.
—Estábamos leyendo y no nos hemos fijado en la hora —contestó, finalmente.
—Eres una malpensada, Nami —comentó Vivi, riéndose.
—A ver, no podemos negar que Law está bastante bueno... Aunque sea un borde de mierda —confesó la pelinaranja, bajando la voz para que nadie escuchara.
—¿De qué habláis? —preguntó Robin, mientras se sentaba en frente de ellas. Nami le hizo una señal indicando que luego le contarían.
—¡Eh! ¡Están contando secretitos de chicas! —exclamó Ussop, señalando a las culpables. Casi todos los presentes empezaron a abuchearles y a dar golpes con los cubiertos sobre la mesa. Nami suspiró. ¿Por qué tenían que ser tan infantiles?
—Estábamos hablando sobre lo bueno que está Law, pesados —gruñó Nami—. ¿Os interesa mucho?
—Nami-swan... —murmuró Sanji, dolido, mientras se ponía una mano en el pecho.
—Vaya, ¿ahora os dais cuenta de eso? —preguntó Monet, desde la otra punta de la mesa. En frente suyo estaba Law, intentado esconder su cara bajo el gorro que casi siempre llevaba puesto.
—Y no solo Law. Tenemos suerte de tener unos compañeros tan guapos y amables —intervino Robin, con su amable sonrisa.
Excepto Zoro, Kid, Hawkings y Law, todos los chicos se mostraron agradecidos por las palabras de la pelinegra. Palabras que consiguieron desviar el tema. Por suerte, el resto de la cena pasó tranquilamente, entre charlas y tonterías varias.
[•••]
—Señoras y señores, gracias por habernos honrado con su presencia. Esperemos que el espectáculo haya sido de su agrado. —Los chicos y chicas, hicieron una reverencia mientras Corazón decía sus palabras y el público aplaudía—. Ahora pueden seguir disfrutando con nuestros juegos, atracciones y manjares.
La primera actuación en Estados Unidos, concretamente en el estado de Florida, había sido un auténtico éxito. De hecho, les había tocado retrasar el viaje al siguiente estado durante una semana más. Mucha gente se había quedado sin poder comprar entrada y había suficientes clientes como para hacer otra actuación en el mismo lugar.
Como tras todas las actuaciones, los trabajadores estaban haciéndose fotos con su público. Esta vez, (TN) había escogido un body brillante de tirantes anchos con faldita, de color azul oscuro. Bueno, no solo lo había escogido ella, sino que sus amigas le habían aconsejado. Además, le habían puesto una sobra de ojos a conjunto, con algo de purpurina y unas pequeñas estrellitas plateadas pegadas cerca del rabillo del ojo. (TN) nunca se había maquillado, ni si quiera para la actuación anterior. Intentaba tener cuidado y no frotarse los ojos. No quería estropear el trabajo que Bonney había hecho en su cara. La peli-rosa era muy buena maquilladora.
Los clientes habían empezado a llevarse a algunos de los trabajadores para pasar un rato juntos. Se habían llevado ya a Zoro y a Ace. Las hijas de un cliente, que al parecer tenía pinta de que iba a invertir bastante dinero, se llevaron a Chopper para jugar con él. Él estaba algo aterrado, ya que las niñas no paraban de acariciarle y abrazarle.
—(TN), ven un momento —le llamó Doflamingo. Ella se giró y vio que estaba con un hombre. Bien, había llegado el momento. Empezó a caminar hacia allí. No pasaba absolutamente nada. Charlar, tomar algo y ser simpática—. Este es Sir Crocodile, es un empresario muy importante al que le ha encantado el espectáculo y va asegurarse de que todo nos vaya bien durante nuestra estancia en el país.
—Hola, yo soy (TN) —se presentó la chica, sonriendo, aunque ya habían dicho su nombre.
—Encantado, (TN). ¿Te apetece tomar algo un rato? —preguntó el hombre. Tenía el pelo algo largo y una cicatriz que le recorría la cara de un lado a otro. Además, le faltaba una de las manos y tenía un garfio como sustituto. Parecía que no lo había pasado muy bien. (TN) vio como Nami pasaba por cerca de ellos con otro hombre. La pelinaranja hizo un gesto de ánimo.
—Sí, claro —contestó ella.
Empezaron a caminar juntos hacia la zona de los cócteles y copas. Ya había varias mesas ocupadas. Al parecer, había bastantes clientes potenciales que estaba dispuestos a invertir de más en el circo. El tal Sir Crocodile caminó hasta una de las mesas que estaba más alejada de las otras parejas. (TN) le siguió y se sentó en frente de él. Estaba un poco nerviosa, ya que no sabía muy bien sobre qué hablar. El hombre hizo una señal a Diamante para que les atendiera.
—Yo quiero una copa de ginebra —pidió Crocodile—. ¿Tú que quieres, pequeña?
—Yo...No sé, algo que esté bueno —dijo la chica, indecisa. Sus palabras y actitud hicieron reír al tipo.
—Ponle algo dulce —dijo él. Diamante asintió y se dio la vuelta hacia la barra. (TN) le miró fijamente. No podía hacerlo mal; estaba allí para vigilarles, no solo para servir copas.
Estuvieron charlando durante un rato sobre la vida de ella, mientras bebían. Crocodile le hacía bastantes preguntas y ella solo debía limitarse a contestar, lo cual agradecía. Si hubiera tenido que sacar ella algún tema de conversación, ese tipo se hubiera ido a buscar a otra de las chicas. (TN) le hizo alguna pregunta, pero no personal. Ni le interesaba su vida ni quería entrometerse más de lo necesario. Esos tipos con dinero nunca solían ser trigo limpio. Miró de reojo hacia su lado derecho. Hacía unos minutos que Law se había sentado con una chica, y no paraba de mirar hacia su mesa. La chica se estaba empezando a dar cuenta. ¿Pero que le pasaba? ¿Por qué no se centraba en su pareja? ¿Acaso ella lo estaba haciendo mal con ese hombre? ¿Por eso miraba tanto?
—Llevas un maquillaje muy bonito. —Los dedos de Crocodile acariciando uno de sus pómulos la sacó de sus pensamientos.
—Ah, muchas gracias. Me lo ha hecho una compañera —explicó ella, sonriendo ligeramente.
El bajó lentamente su mano, hasta posarla en la barbilla de (TN). Subió los dedos hasta colocarlos encima de sus labios, rozándolos ligeramente. Ella empezó a ponerse nerviosa, pero no tenía que mostrarlo. No tenía que poner cara de que no le estaba gustando. ¿Pero cómo le iba a gustar que un desconocido le acariciara así? Solo tenía que entreabrir los labios, tal y como le habían explicado. Eso pareció gustarle, ya que notó que le miraba con todavía más intensidad. Se sentía algo intimidada. Puede que fuera solo durante unos segundos, pero se le hizo eterno.
—Bueno, gracias por haber pasado un rato conmigo —agradeció Crocodile, rompiendo el silencio. Alejó la mano del rostro de la chica—. Espero poder tomar algo de nuevo contigo en otra ocasión.
—Sí, claro —dijo ella, mientras se levantaba después de él.
Miró disimuladamente hacia la mesa de Law mientras salían de aquella zona. Se encontró con sus ojos grises mirándole fijamente. No parecía muy contento, puede que la chica no le estuviera cayendo bien. Se despidió del Crocodile una vez se encontraron con Doflamingo. (TN), en lugar de buscar al resto, decidió ir a por un poco de algodón de azúcar y se fue detrás de la caseta a comérselo. Le apetecía estar un rato sola.
Se sentó sobre la hierba y apoyó la espalda sobre la pared de madera. Arrancó un trozó de algodón y se lo llevó a la boca. Delicioso. Se quedó pensativa, con la mirada perdida en el suelo. Al final tampoco había sido para tanto. Había sido bastante fácil, aunque desagradable en algún momento. ¿Cómo podía haber tanta diferencia entre esas caricias y las de Law? Eran caricias. Daba igual quién te las diera, ¿no? Suspiró. Tenía ganas de que Law volviera a hacerlo. Con él si era fácil que saliera bien, porque le gustaba que lo hiciera. ¿Estaría acariciando a esa chica? ¡Oh, vamos! ¡Claro que sí! Es más, si habían practicado era para ese momento. ¡Basta! No quería pensar en eso. No le gustaba nada pensarlo. Sacudió la cabeza y siguió comiéndose el algodón.
—Aquí estás —se escuchó decir a Law, unos minutos después. Ella pegó un respingo en el suelo. Se levantó y se sacudió la falda.
—Sí. Me apetecía estar sola un rato —dijo ella, encogiéndose de hombros—. ¿Ya has acabado?
—Sí. Hace un rato —contestó él, serio. Llevaba buscándole desde que había conseguido librarse de aquella pesada. De normal siempre quería estar un rato solo después de todo ese paripé, pero al ver a (TN) en manos de aquel tipo había sentido unas ganas inmensas de estar con ella a solas.
—Y... ¿Qué tal? —preguntó ella. No sabía muy bien por qué hacía esa pregunta, ya que en realidad prefería no saber nada.
—Como siempre —contestó él. Una mierda, como siempre—. ¿Y tú qué tal?
—No sé. Creo que bien —contestó ella—. O sea, no me he apartado ni he puesto cara de asco.
—¿Te ha gustado? —siguió preguntando el pelinegro. ¿Para qué preguntaba? ¿Y si ella contestaba que sí?
—No —contestó ella, rápidamente. Se dibujó una mueca de asco en su rostro mientras contestaba.
—Bien —dijo Law, apartando la mirada.
—¿Y a ti te ha gustado estar con ella? —preguntó (TN), intentando mantener la calma. ¿Por qué se ponía tan nerviosa por todo esto? ¿Y si Law decía que sí?
—No —contestó el ojigris, frunciendo el ceño.
—Vale...—murmuró ella—. ¿Vamos con los demás?
—Sí, vale —contestó, mientras empezaba a caminar. (TN) dio unos pasos rápidos para acortar la distancia. Antes de que llegara a pasar la caseta y entrar en el recinto le estiró del brazo.
—¡Espera! —exclamó ella.
—¿Qué pasa? —preguntó él, mientras se dejaba estirar y volvían a dar unos pasos hacia atrás.
—¿Puedes acariciarme tú? —preguntó, algo nerviosa. Tenía mucho miedo de que le dijera que no. O de que él ya no quisiera hablar con ella por pedírselo, igual que hacía con Monet.
—¿Yo? —preguntó Law, algo extrañado. Llevaba todo el rato queriendo apartar a ese tipo de la mesa y sentarse con ella. ¿Y ahora preguntaba «yo» como si fuera un estúpido?
—Si no quieres no —dijo ella, mientras miraba al suelo. Era tonta. ¿Qué le pasaba? Puede que esas cosas no se pidieran así porque sí.
Law dio los pocos pasos que quedaban hasta romper la distancia que les separaba. Cogió la cara de la chica con las dos manos y movió los dedos para acariciar suavemente sus mejillas. Ella cerró los ojos para disfrutar del contacto. Si, así sí le gustaba. Poco después, él pasó un dedo por encima de sus labios. En ese momento le estaban apeteciendo demasiado probarlos. Quería hacerlo antes de que lo hiciera cualquier otro. ¿Por qué con (TN) era tan diferente a con las otras chicas con las que hablaba? Había chicas muy guapas que pedían hablar con él y jamás había sentido ningunas ganas de tocarlas. Ahora llegaba ella y lo cambiaba todo. Maldición. Se acercó todavía más y le dio un pequeño beso en la frente. Ella abrió los ojos mientras Law se separaba. Oh, un beso. Le gustaban sus besos, sobre todo los que le dio por el cuello la otra vez.
—No me mires así —se quejó el pelinegro, mientras le rodeaba los hombros con uno de sus brazos y la atraía hasta él para abrazarla.<<O me lanzaré sobre ti>>, pensó para sí mismo.
Mierda. ¿Por qué (TN) había tenido que ser tan buena compañía? Había estado demasiado a gusto desde que ella había llegado. ¿Por qué tenía que haberse juntado tanto con ella? Bueno, estaba claro. Porque ella le ayudaba a olvidar. A distraerse. La única persona que no hacía nada que le molestara. ¿Pero había valido la pena? ¿Qué iba a hacer ahora con esos extraños sentimientos que estaban surgiendo?
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