Capítulo 11
Eliam
Entre a la casa con la llave que Talina me había brindado, caminé en dirección a la cocina y la vi tumbada en el suelo con varias botellas alrededor.
—¿Qué haces aquí?—me pregunto mientras me miraba desde el suelo, su voz estaba ronca y arrastraba una que otra palabra— vete.
—Sé que es doloroso pero— mire alrededor con algo de asco— no creo que está sea la mejor manera.
—Lo dice el tipo que sólo porque iba a perder dinero se fue a una cantina a beber—me echó en cara nuestro primer encuentro y debía admitir que dolía verla con ese rostro de odio.
—Por eso mismo te digo que no lo hagas, las cosas terminaron mal—dije con referente a lo nuestro.— no dejes que ahora esto vuelva a terminar mal.
—No quiero oír ningún consejo tuyo, sólo vete.
—No lo hare.
—No te quiero aquí.
Lose, pensé muy dentro de mí.
—Ahora no importa lo que tú quieras, si no el hecho que tienes un hijo que cuidar y...
—Como si eso te importará— vi cómo se levantó y comenzó a arrojarme las botellas que tenía cerca.— Jamás te e importado, no vengas ahora con tu lastima, vete, lárgate de aquí, ¡no te quiero en mi vida!
—¡Lose!— le grite al no soportar el dolor.— lose muy bien, pero ahora mismo no estoy preocupado por ti. Te convertiste en la persona que le provocaba pesadillas a tu hermana, la golpeaste y te olvidaste de cuidar de tu hijo tan sólo para embriagarte.
Ella se levantó entre tropezones y comenzó a golpear mi pecho mientras lloraba, el mirarla me provocó tanto dolor, sabía muy bien que está no era ella, ella siempre sonría nunca lloraba, solía oler a rosas y ahora lo único que podía oler de ella era el alcohol. La tome entre mis brazos y la cargué sobre mis hombros, ella pataleaba y gritaba que la soltara, subí las escaleras buscando el baño, necesitaba que se calmara después de abrir unas cuantas puertas, por fin encontré el baño. Abrí la regadera y la metí la baño, ella dejó de gritarme y golpearme ahora tan sólo llevo sus manos a su rostro mientras lloraba sin parar.
—Perdóname— le susurre desde mi lugar, si tan sólo jamás hubiese entrado en su vida, esto jamás hubiese sucedido, ella jamás estaría sintiendo tal dolor.
Miraba el blanco techo con atención, una vez que ella se calmó decidí salir del baño para darle su espacio, desde el suelo miraba con atención mis alrededores, parecía ser una casa muy acogedora.
El sonido de la puerta llamó mi atención, gire para observar a Aimee saliendo solamente en toalla, una sensación me invadió, aquel cosquilleo que no había vuelto a sentir por ninguna otra mujer más que con ella volvió, decidí apartar la mirada lo último que necesitaba era cometer todo lo que mi mente me gritaba que hiciera, respire con pesadez para finalmente soltar un largo suspiro con cansancio y cuando oí otra vez el sonido de la puerta siendo abierta y luego cerrada decidí abrir los ojos para estar nuevamente sólo en el pasillo.
Mire hacia aquella única puerta cerrada deduje de inmediato que sabía muy bien que Aimee no que quería ver en cuanto saliera de aquella habitación, pero aún así necesitaba hablar con ella sobre la decisión que su hermana había tomado.
Me levanté de mi lugar y baje las escaleras mientras pensaba con cuidado lo que tendría que decirle, mire el horrible caos en la cocina y decidí que tendría que limpiarlo, no hallaba necesario que ella recordara su pequeño error.
—No tendrías que haberlo limpiado— oí su voz a mis espaldas mientras dejaba la escoba en su lugar.
—Sólo seré breve y rápido— dije mientras la miraba, sus hermosos ojos miel estaba enrojecidos, de veía cansada y frustrada por lo que no sabía cómo se tomaría la decisión— Talina me dijo que necesitaba tiempo para pensar después de lo sucedido.- suspiro que pesadez sabía que se lamentaba de haber lastimado a su hermana— ella vivirá en la casa de mi madre, Ane la cuidara a ella y a Dave.
—¡¿Que!?— note molestia en cada letra— ¿Por qué tendrías que cuidar tú de mi hijo?
—Creo que no me prestaste atención— respondí calmado.—será Ana quien los cuide, yo tengo que volver a las Vegas, por lo que no tienes que preocuparte sobre si estaré cerca de tu hijo. Yo sólo venía a mencionaste la decisión de tu hermana.
—¿Desde cuándo abogas por mi hermana?, eh dime, ahora resulta que la apoyaras en todos sus berrinches.
—Sólo trato de entenderla— me explique—Se lo que se siente estar en sus zapatos.
—Lo dices como si la muerte de Austin te importa.
—Austin fue mi amigo de la infancia, crecí con él, pasamos muchas cosas juntos, la desaparición de mi madre, la de sus padres, éramos como hermanos y fue algo que no cambió incluso cuando sucedio aquello— ella desvió la mirada, sabía muy bien a lo que me refería— Así que si, la muerte de Austin también me afecta, era mi mejor amigo.- tome mi saco y me di la vuelta para evitar mirarla.- Aimee antes de restregarle en la cara a alguien sobre lo que sentía sobre la muerte de tu esposo, mide bien tus palabras podrías lastimar.
Salí de aquella casa herido y me dirigí a mi viejo hogar, no podía creer que la situación era peor de lo que imaginaba. Era como estar viendo a Aimee pero al mismo tiempo darte cuenta que no era ella, no estaba su sonrisa, el brillo en sus ojos, no estaban sus malos chistes, su sonrisa encantadora, no estaban sus palabras tímidas y dulces, solamente estaba una persona dolida, alguien quien no media sus palabras y hería a los de su alrededor.
—¡No!— grito el pequeño sobrino de Talina, miraba como ella lo correteaba.— ¡Fue una accidente!
—Accidentes mangos.— dijo Talina mientras trataba de buscar una manera de apartarlo mientras él usaba el sillón como protección.
—¿Que sucedió?— pregunte y Talina señaló de inmediato hacia la cocina, mire en el suelo un libro y una gran charco de agua a su alrededor, vaya sí que esto era malo.
—Sálvame— gritó el pequeño y salto a mis brazos, eso me tomo por sorpresa, no sabía cómo reaccionar yo simplemente lo sostuve con algo de fuerza entre mis brazos, un sentimiento de tranquilidad me invadió cuando el comenzó a reír, era tan tranquilizador, note como Talina me miraba con una sonrisa.
—Eres un tramposo— mencionó mientras iba con una enorme sonrisa a la cocina a limpiar el desastre.
—¿Dónde está Ana?— pregunte mientras colgaba a Dave sobre mis hombros.
—Fue a comprar suministros, no nos dará de comer aire, tienes a una chica muy comelona y un niño en pleno crecimiento.
—Ana es muy amable, pero no me gusta que pellizque mis mejillas.— mencionó el pequeño mientras jugaba con mi cabello— eso no debería ser legal.
De inmediato mire a Talina, sabía que aquella forma de hablar era por su parte, aunque también tenía ese pequeño disgusto por que alguien le tocará el rostro.
—Talina, ¿cuándo volverá mamá?
—Cuando su luto termine—mencionó y sentí las manos del pequeño palmear mi cabeza.
—Entiendo.— expresó como si entendiera la situación por completo.
—Mientras tanto, nos quedaremos con Ane.
—¿Y Eliam?— aquella pregunta sentí como si la hubiese hecho con emoción y una enorme sonrisa.—Puede que tenga un rostro de canguelo, pero me agrada.
—¿Que es canguelo?—no pude evitar preguntar a lo cual ambos rieron.
—Papá jamás me dejaba subir a sus hombros, decía que sufría dolores de cuello y tampoco me dejaba jugar con su cabello, al menos no cortarlo.
—¿Que me hiciste?— pregunte mientras llevaba mis manos a mi cabeza.
—Tranquilo no tiene nada entre manos— mencionó Talina mientras nos miraba—Se ven bien juntos, ¿Qué tal si Eliam es tu nuevo papá Dave?
El pequeño comenzó a meditar y aunque aquella pregunta no sabía con exactitud cuál sería la respuesta, moría porque fuese una de aprobación.
—Pero Austin era mi papá— mencionó el pequeño—cuando él se fue con el señor bigotes, ¿dejo de ser mi papá?, ¿o por qué tengo que buscar otro papá?
Talina desvió la mirada y observe como rasco su cabeza, sabía que no tenía ni idea de cómo decir esto con tacto. Tome a Dave entre mis brazos con cuidado y lo baje al suelo, me coloqué en cuclillas enfrente de él y tome sus manos.
—Austin siempre será tu papá de verdad, es algo que siempre debes de recordar, él te vio crecer y estoy seguro que siempre estuvo para ti cuando lo necesitabas.
—Si lo estuvo— respondió el pequeño con lágrimas en los ojos.
—Y ahora que él no está, sé que las cosas serán difíciles. Un papá es algo que se necesita toda la vida, por eso, aunque Austin ya no este yo puedo estarlo, yo puedo ser tu papá, el que te apoye, el que te cuide y apoye. Pero ten en mente que aunque sea tu papá jamás tomaré el lugar de Austin.-toque su pequeño pecho y el me miro muy atento.- él tiene su lugar muy importante en tu corazón y siempre estara ahí, yo solamente trataré de ganarme un lugar a su lado.
No sabía si mis palabras habían sido correctas o si hubiesen tenido lógica, lo único que necesitaba era ver una pequeña sonrisa en mi hijo.
—Sí, papá—respondió Dave y me abrazo mientras sonreía.
Y fue ahí cuando me di cuenta que aunque no hubiese estado en los primeros años de vida de mi hijo si estaría en el resto.
No necesitaba que Aimee tratará de confesar algo que ya sabía, tampoco permitiría que me negara un derecho que tenía, sabía muy bien lo que tendría que hacer de ahora en adelante y para siempre.
Me convertiría en el padre de mi propio hijo.
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