Capítulo 04
Talina.
—Cada día que te veo, noto que no quieres vivir—mi mirada estaba fija en aquellos grandes tacones, creo que cada semana iba en aumento.— Que tal si te empujó de una vez por algún puente y terminemos con esto de una vez.
—Muy graciosa Talina Smith.—la oí decir, comenzó a hablar algo sobre los zapatos y por qué tanto tacón, pero en verdad no podía dejar de ver sus zapatos me causaban tanta intriga, incluso algo de escalofríos.—Talina, deja de mirar mis zapatos y mírame a la cara.
Levanté mi rostro al frente pero sólo observaba los pechos de mi amiga por lo que tuve que levantar mi rostro a una altura más para finalmente observarla.
—Perdona, es que enserio me preocupa que mueras por una contusión cuando beses el suelo.
—Talina si algún día muero, te prometo que no será por ninguna contusión por haber caído al suelo.
—No lose, creo que tienes más probabilidad de morir por alguna contusión.
—Tranquila estaré bi...
Emily resbaló tras dar unos cuantos pasos, yo sólo observaba como su pie se torcía un poco y de alguna forma algo milagrosa su rostros no beso el suelo, levanté la mirada y note como un chico de tez morena la sostenía por la cintura, él le sonreía y por la sonrisa tonta de mi amiga sabía que la había encantado el chico de sonrisa "encantadora". Parecía que había algún tipo de ambiente perfecto entre los dos, pero demonios esos tacones aún me causaban bastante escalofríos sabía que no llegaría viva a clases y no podría arrastrar al chico con nosotros para evitar que callara por todo el camino, notaba que al parecer a los ojos de mi amiga ahora el chico era algún tipo de príncipe. Al demonio su ambiente romántico, prefiero que viva.
Tome los brazos de mi amiga y los enrolle alrededor del cuello del chico, luego tome las manos del chico y las coloqué en la cintura de mi amiga.
—Sostenla con firmeza—le ordene antes de agacharme para quitarle los zapatos a mi amiga, me acerqué a un basurero y los arroje en el— Ardan en las llamas del infierno, objeto del mal.
—¡Mis zapatos!—chillo Emily soltándose del agarre del chico.
—Te compare otros, más bajos por supuesto, ahora vamos a clases.
—¿Cómo quieres que vaya a clases descalza?
—Mejor que muerta.
—Talina.
—Emily— mire alrededor, el chico aún no se marchaba me acerqué a él y le sonreí— Cargarías a mi amiga que es muy bella hasta nuestra clase gratis o te pago la gran cantidad de—busque en mi bolsillo para sacar el billete el cual estaba todo arrugado—cinco dólares.
—Lo hare gratis— contestó entre risas mientras miraba a mi amiga.
—El chico se ofreció a llevarte— me dirigí a Emily quien miraba el basurero con pena.
—Talina—me riño pero decidí ignorarla no quería llegar tarde a clases por lo que me encamine a clases.
—Matare a esa enana— me gire y observe a Emily, quien al parecer fingía molestia sabía que en realidad estaba estallando de alegría por dentro.
—Dudo mucho que lo hagas—mencioné volviendo mi rostro al frente—te quedas sin amiga y sin buenas notas en literatura poética, moderna y todo lo que tenga que ver con nuestra carrera.
Oí algunas carcajadas, pero note que no era solamente del príncipe azul de mi amiga, había otra risa algo ocasionalmente distintiva, pero no recordaba entre mis recuerdos haberla escuchado, pero decidí no prestar atención, podía asegurar que de manera ocasional habría escuchado en algún lado de los pasillos aquella otra risa.
—Hey pero si Julián llegando temprano a clases—me burle cuando lo observe abrir la puerta.
—Hey, pero si es nuestra nerd de clase y—giro la mirada para observar la peculiar escena a mis espaldas, su rostro mostraba una notable confusión pero aun así no decidió preguntar simplemente volvió su mirada hacia a mi— Emily siendo cargada por un chico de tercer año.
—Lose, todo muy normal hoy — respondí antes de entrar.
Las clases fueron una completa queja por parte de Emily hacia su falta de calzado, me sorprendía el hecho de que el profesor Hunter no comentará nada al respecto cuando lo noto, para ser sincera creo que le gritaría a mi amiga en alemán y luego la mandaría a buscar en aquel basurero su calzado.
—Necesito ir a la cafetería y no iré descalza— se quejó Emily mientras me miraba.
—Hubieras conseguido el número de tu transporte personal.
—Talina hablo enserio.
—Ya está bien— mire mis zapatos, enserio me encantaban pero a diferencia de Emily mi vergüenza de andar descansa no sería tan grande, me quita mis zapatos y se los extendí— Suerte la tuya que calcemos la misma talla.
—Para la próxima sólo dime que no use zapatillas así de alta, tus indirectas son muy agresivas— a pesar de que decía el comentario con molestia no dejaba de sonreír, se colocó los zapatos y los observó atenta.
—Me alegra saber que entendiste mi indirecta.
—Volveré pronto no te vayas.
—Es lunes de tacos, créeme no volverás pronto.— le comunique sabía muy bien que no sería para fácil entrar y salir con vida de la cafetería en estos momentos.- mejor te esperaré en la biblioteca para estudiar.
—¿Irás descalza?— pregunto mirando mis pies.
—No, pediré tu transporte privado—me burle y ella tan sólo se fue riendo.
Después de un debate sobre ensuciar mis medias con el sucio suelo de la universidad, la cosa fue perdiendo importancia cuando recordé que las lavaba en lavadora. Por lo que me encamine directo a la biblioteca con algunas miradas dedicadas con nada de disimulo por mi falta de calzado.
—Hey, pero si es Nick mi bibliotecaria favorita— salude a la mujer de mayor edad quien me dedico una breve mirada.
—No hables tanto Talina, ahora ve a estudiar y no interrumpa mi trabajo.
—También estoy excelente, ¿tienes algo nuevo para mí?
La mujer de mayor edad suspiro con cansancio, a pesar de su pequeña indiferencia sabía que lo hacía a propósito, ella no quería que notarán que me daba un trato especial, a veces.
—Pasillo cinco, en la sección D.
—Te quiero mucho Nick.
—Sólo guarda silencio Talina.
Dibuje un cierre en mis labios fingí cerrarlos con mis dedos y tire la llave antes de irme para buscar el nuevo contenido de la biblioteca. Al llegar note toda una sección especial de Shakespeare, ahora entendía porque Nick me había pedido que guardara silencio, si pequeños saltos en mi lugar y tome el primer libro que había.
—Ahora tu amiga tomo venganza y te quitó tus zapatos.
Voltee la mirada para observar a un chico alto recargado en el librero, su cabello era negro, no parecía ser un chico atlético pero tampoco era demasiado delgado, estaba en medio, sus ojos eran cafés y su piel era blanca. Mire como tomo un libro y lo ojeo, luego observe mi alrededor, no entendía cómo es que él me hablaba, no sabía de su existencia pero debido a lo que había mencionado sabía que se refería a mí, eso o tal vez había la pequeña posibilidad de que alguien más también en esta Universidad le quitará los zapatos a sus amigas y los arrojará al basurero para salvar su vida, los resultados eran muy bajos por lo que la conclusión dio una notaría conclusión que era a mí a quien se dirigía.
Baje mi mirada hacia mi falta de calzado pero decidí restarle importancia antes de volver mi atención al chico desconocido.
—Emily quería ir a la cafetería y debido a que mande al basurero lo que ella llamaba zapatos moderno que más bien parecen un riesgo hacia su vida, no tuve más remedio que entregarle unos seguros y firmes zapatos los cuales eran los míos, por inercia ahora soy yo la que sufre una falta de calzado.
El chico comenzó a reír, lo mire de reojo, creo que ahora sabía de dónde provenía aquella risa singular, provenía de él. Deduce que lo más probable era el amigo del príncipe azul de mi amiga, por lo cual sabía y estaba informado toda la situación, estaba comenzando a pensar que debería prestar más atención a mis alrededores.
—Eres una chica bastante singular, primero te veo entrar por la ventana por alguna razón aparente— su comentario llamó mi atención, ahora sabía de donde había escuchado su risa con anterioridad, no fue en los pasillo sino más bien en la inauguración cuando me golpee contra aquel mueble— luego ahora le tiras sus zapatillas mortales a tu amiga y haces que Charles la cargué hasta tu clase con el profesor Héctor. Me agradas.
Lo mire atenta, la palabra agradar abarcaba mucho para mí y para ser sincera no estaba seguro de que este tipo me "agradara", en especial cuando presenció muchas cosas vergonzosas sobre mí, prefería que la gente fueran simple espectadores anónimos.
—Soy Masón —note como extendió su mano hacia mi persona pero para ser sincera, no quería familiarizar, no sentía necesario tener que entablar una amistad con él, gire la mirada hacia los libros y tome unos cuantos.
—Talina—respondió antes de irme a buscar un asiento. Creía que no debería ser tan antipática con él, por lo que sólo me limite a informarle sobre mi nombre antes de huir de manera disimulada de él.
Después de ubicarme en un asiento cerca de la ventana y con una gran pila de libros de Shakespeare y otros con los cuales tenía que estudiar, simplemente me limite a observar a cada estudiante caminar por los alrededores.
—Hey Talina— la singular voz de mi amiga llamó mi atención antes de que me perdiera entre mis pensamientos, la mire y note que no estaba sola— Vayamos después de clases a tomar algo todo juntos.
Mire a mi amiga, luego a su Príncipe y por alguna razón aparente también al chico que se encontraba a mi lado, ni siquiera había notado cuando Masón tomó asiento a mi izquierda.
—La semana pasada te dije que no podría salir contigo después de clases— le recordé a mi amiga mientras la miraba— Austin estara ocupado y alguien tiene que recoger a mi sobrino.
—Iremos los cinco después de todo el pequeño Dave es tan adorable—mi amiga sonrió mientras lo recordaba. Emily había sido la primera y única amiga que hice cuando llegue a Boston, así que conocía al pequeño Dave desde sus primeros años de vida.
—Me encantaría, pero no iré a tomar algo sin mis zapatos.
—Pues yo no tengo la culpa que tiraras mis zapatos a la basura— contraataco Emily con una sonrisa victoriosa en su rostro.
Abrí la boca para contestar algo singularmente grotesco hacia sus zapatillas mortales pero la voz de Julián llamó más mi atención.
—Talina podrías venir un momento.
—Me tengo que ir— me levanté de mi asiento solo tomando los libros de Shakespeare y mi mochila— creo que tendrás que estudiar sola e ir sola a tomar algo.
—Te maldigo Julián— mi amiga miro a este con molestia pero Julián sólo parecía confundido, tomó mis libros como ruta de escape más rápida hacia la salida.
Después de registrar los libros que tomaría prestados me dirigí al aula de música con Julián quien era mi compañero de dueto en violín.
—Ahora eres tú la que camina descalza— Julián miraba mis pies y yo tan sólo reí.
—Sí, la verdad es que fui a la que ocasiono la falta de zapatos de Emily por lo que tuve que brindar un igual dándole los míos.
—¿Por qué siempre eres tan extraña Talina?
—Quien sabe y dime, ¿en qué necesitas ayuda?
Julián abrió el aula, mire como todo estaba destrozado, las hojas de partidura estaban esparcidas por toda el aula, los instrumentos en el suelo, en pocas palabras todo estaba hecho un caos pero lo más doloroso que vi fue mi violín roto por la mitad.
—Al parecer a alguien se le hizo divertido tratar de hacer una broma aquí, ya hablé con el director y él...
Julián guardo silencio cuando me miro dejar mis libros en el suelo para tomar mi violín. Recordaba a la perfección como Eliam me había llevado a la tienda y me había dejado escoger el que quisiera, incluso le había pedido al vendedor que grabará mi nombre junto con mi apodo, jamás había sentido tanta tristeza ni siquiera aquel día cuando nos fuimos de las Vegas.
—Lo siento tanto Talina.— Julián se sentó a mi lado y limpio mis lágrimas con una servilleta, me aleje de su consuelo y limpie las lágrimas con la manga de mi blusa. Guarde el violín en su estuche para cerrarlo.
—No me siento bien, iré a casa.
—Está bien— respondió comprensivo Julián.
Por las calles de Boston la gente sólo observaba a una chica algo bajita para su edad con libros al frente para ocultar su rostro, una mochila y estuche de violín abarcando toda su espalda y la falta de calzado por supuesto. Debido al tiempo restante no me importó ir caminando hasta la primaria de Dave, necesitaba despejar mis pensamientos o al menos hacer el intento
—¡Talina!— el grito de Dave me informó que el pequeño ya estaba cerca, lo mire a unos cuantos pasos de mí y él me observó de pies a cabeza. —¿Por qué estás taciturno?
Oh genial el pequeño había aprendido una nueva palabra. Lo observe con una breve sonrisa y lo abracé.
—Te extrañaba mucho.
—¿Por qué falseas contra mí?—pregunto cruzándose de brazos— ¿y por qué no tienes zapatos?
—Una larga historia— me levanté de mi lugar y tome su mano.—Andando pequeñín te contaré en el camino.
—¿Sufres de bullying?
—Por supuesto que no. Si algo así pasará creo que yo más bien sería la abusadora.
—Está mal abusar de otros.
—Lose, pero sólo comentaba que yo soy más el papel de abusador que de víctima.
—¿Y yo?
—Pareces tener la pinta de víctima.
—¿Cómo puedes saberlo?
—Eres muy pequeño.
—Tú también.
—Pero se defenderme.
—Yo también.
—Si apuesto que sí.
Después de una larga charla con mi sobrino y un pequeño trato por guardar silencio para que no se lo comentara a mi hermana, me dirigí a mi habitación en silencio y el pequeño Dave se quedó observando la televisión.
Solamente me limitaba a observar mi violín roto por la mitad, ¿cómo demonios habían hecho eso? malditos cuando supiera quien había sido le costaría muy caro.
Oí el sonido de la puerta, cerré el estuche de mi violín y permití que Austin pasara, después de todo era el único que llamaba a mi puerta.
—Dave me contó lo que paso— dijo entrando a la habitación, mire al pequeño quien se encontraba a su espalda.
—Me dijiste que no le contará a mamá pero no dijiste nada sobre papá.— dicha su excusa el pequeño corrió fuera de mi habitación.
—Sé que ese violín era muy importante para ti.
—Fue el primer regalo que Eliam me hizo— afirme mientras abría el estuche.— Sé que podría comprarme otro exactamente igual pero...
—El valor y la importancia ya no es la misma— completo Austin por mi— Lose muy bien, incluso aunque yo te regale uno, sé que jamás podría igualar al de Eliam.
—Tienes razón.
Sentí la mirada de Austin, supuse de inmediato que se esperaba algún otro comentario de mi parte. Se sentó a mi lado y me extendió una tarjeta la cual tome entre mis manos.
—Es el número de Eliam, ¿Qué tal si le platicas lo sucedido?
—Mi hermana va a matarte— bromee.
—Tal vez pero, está bien. Talina sólo porque tú hermana dejo de quererlo no significa que tú debas hacer lo mismo.
— Lose.
—Guarda bien ese número—se levantó de su lugar y se dirigió a la puerta— Por cierto, no vuelvas a lanzar los zapatos de tus amigas al basurero está muy mal jovencita.
Después de su "regaño", Austin salió de la habitación, mire la cifra de números que indicaban el teléfono de Eliam y a pesar de la felicidad que tenía me hacía cuestionarme, ¿cómo es que Austin tiene este número? Creo que no era la única que quería hablar con él o por lo menos tratar de mantener una comunicación.
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