El sonido de la vieja caravana entra a las tierras lejanas de este mundo recóndito llevando alegrías y muestras fantásticas de un nuevo mundo al que muchos interesa pues es inigualable las atracción que lleva consigo. El humo de las cabinas del tren se esconden en el claro de la luna, bajo el manto de estrellas.

El frío lejano llega de una manera abrupta, congelando la calidez del cuerpo, la soledad es arrullo de la extrañes,  el silencio sucumbido de los bosques crecientes invitan a perderse entre su intensa arboleda llamando a todo ser a lo desconocido.

Las vías del tren avanzan a toda máquina perdiéndose en los túneles incrustados en el vientre de grandes montañas perdiéndose en el horizonte.

La neblina avanza cubriendo el cielo estrellado por uno más húmedo y oscuro, llenando de pensamientos a un rostro grisáceo debido a la falta de iluminación.

Cada cosa observada es escrita en poemarios diarios por un pasajero en la privacidad de la cabina. Todo aquello termina en el hechizo de la pesadez en sus párpados y el frío colándose dentro del lugar, llamado a fundirse en las sábanas limpias ocultándose de todo lo que le espera en aquel nuevo lugar.

...

El sol sale entre la oscuridad ofreciendo sus rayos de luz en aquellas vidas que se resigna a vivir en ellos. Ya sea desde las acaloradas grandes ciudades hasta el más pequeño de los pueblos aunque estos no hayan sido descubiertos.

Aún el tren avanzaba, su brusca fuerza impulsa el movimiento de toneladas de su sistema  entre toda esa carga se encontraba todo ser exótico escondido entre sus vagones que desprendían una aura verdosa siendo fundidas en el verde que los árboles. Cada vez más espesos matorrales se amontonaban, se pensaría que estos se asoman de más para poder visualizar mejor a cada ser que se adentra entre sus discurridas viseras a ser atrapados y ser consumidos finalmente.

Por un momento todo había sido paralizado bajo la espesa neblina que cubría toda la superficie, el humo del tren se entregaba y se perdía en la atmósfera, aún era muy temprano pero por un momento el sol brillo en el alto cielo siendo consumido en cuestión de segundos. Toda esa luz se había perdido en las entrañas de las harinas blancas movidas por el viento, pero aún así no importaba bajo el encanto nuboso.

El sonido de la locomotora hacia un eco extenso entre las llanuras avisando su recorrido todo esto suprimido en el extenso lugar; el claro de luz se asomo lentamente velando el camino en su consuelo.

La llegada y el fin habían llegado pronto, desde una distancia progresiva se podía observar una estacion hecha de madera cubierta de musgo creciendo debido a la humedad, que poco a poco empezaba a pudrirse.

La llegada aún no estaba presente, después de avanzar uno kilómetros más, observó un pueblo que se alzaba entre las atmósferas diluidas, oscura ante la falta de luz , todo aquello descubriría lo que acaba de llegar.

Más a fondo un bosque se alzaba, desprendiendo sensaciones en lo profundo de su corazón;  Sobre todas las cosas pesaba una rara opresión, un toque grotesco de irrealidad, como si fallara algún elemento vital de perspectiva o del claroscuro.

Solo esperaría a cumplir sus deberes y no ver atrás.