Sueños y Pesadillas
Las ruinas de la nave Galra empezaron a caer alrededor, Voltron se separó y los leones volvieron a la nave pero uno de los leones no se movía. El león negro estaba flotando alejándose del resto.
- ¡Keith! ¡Vamos por él! - exclamó la piloto del león verde y con ayuda del león rojo habían recuperado a su líder justo a tiempo para regresar al castillo antes del salto, pero al revisar la cabina del león negro, esta se encontraba vacía.
- ¡Shiro! - exclamó alarmada la chica, pero ya no se encontraba en el hangar, estaba sola en su habitación.
Se puso de pie y miró alrededor. Había tenido otra vez la misma pesadilla, ya había pasado un mes desde que había ocurrido ese incidente, miró su chaqueta en el respaldo de la silla y entendió, nuevamente se había quedado dormida trabajando y alguno de los chicos la había llevado a su habitación, después de todo, ninguno de ellos sabía de las pesadillas.
Se puso la chaqueta y salio de la habitación, camino entre la nave oscura y silenciosa, todos debían estar durmiendo, se detuvo frente a la habitación de Shiro y hecho un vistazo dentro, no tenía intenciones de entrar realmente y fue una suerte porque pudo ver la cabellera negra de Keith sobresalir de la cama, llevaba semanas haciendo lo mismo, cuando le era difícil conciliar el sueño ocupaba la cama de su líder y Pidge entendía porque le era tan difícil conciliar el sueño ese día.
Después de la desaparición de Shiro, el león negro quedo desactivado y el escudo se formo nuevamente, de alguna manera Keith había logrado bajar el escudo, aunque se negaba a activar al león, todos salvo Allura estaba de acuerdo con esa decisión, pero Pidge tuvo una idea. Conectó su propio león al del líder, en un intentó de comunicarse con el león y descubrir la ubicación de su piloto, llevaba tres largas semanas intentándolo sin ningún resultado, pasaba la mayor parte de su tiempo en el hangar con los leones pero no había logrado ningún avance. Ese día en la mañana tuvo una visita de Korran, quién le anunció que la princesa Allura tenía un aviso muy importante para todos. De mal humor, Pidge había accedido a ir pero el anuncio de Allura solo logro empeorar el, de por sí, pesimismo que se sentía después de la desaparición de Shiro. Les había dado un ridículo discurso acerca del deber y los sacrificios que paladines antes que ellos habían hecho, continuando con la mención de que el sacrificio de Shiro no sería olvidado y concluido con el nombramiento de Keith como el nuevo paladín del león negro.
Obviamente hubo discusiones, Lance fue el primero en levantar la voz diciendo que Keith no lo merecía, Keith por su parte se negaba a aceptar el puesto pero Allura dijo que era una decisión tomada, les dijo que aún quedaban muchas tropas de Zarkon y planetas que necesitaban auxilio y no podían continuar varados, y con esto dicho dio fin a la reunión. Pidge se limitó a escuchar y volver al trabajo de los leones, le dolía la cabeza después de tantos gritos pero no le importo, solo quería tener la mente ocupada en algo, así había sido los últimos meses y en algún momento debió quedarse dormida.
Con un suspiro volvió a cerrar la puerta de la habitación y siguió su camino hacia el hangar, cuando llegó se aseguró que nadie hubiera movido nada, una vez Korran había intentado limpiar el desorden y había conseguido que Pidge le gritará a toda la tripulación cosas que nunca imaginarían salir de la boca de una chica y desde entonces nadie movía ni un tornillo de ese lugar. Normalmente ella ocupaba su lugar en la cabina del león verde, pero un par de semanas atrás había descubierto que cuando se quedaba dormida en la cabina del león negro, las pesadillas desaparecían, así que entró en la cabina de dicho león y se sentó en la silla mirando el panel, mientras pasaba cuidadosamente las manos por los botones, junto al tablero había una foto, era la fotografía de Pidge y su hermano, ella la había dejado ahí un par de días atrás.
Después de la última batalla Pidge tenía pensado ir a rescatar a su hermano y su padre, había conseguido valiosa e importante información sobre la ubicación de su hermano, pero eso paso a segundo plano cuando vio esa cabina vacía. Una lagrima corrió por su mejilla, hasta ese día se había negado a llorar pero ocasionalmente salían esas pequeñas lagrimas traicioneras. Se puso de pie y empezó a conectar cables ahí y por allá, había probado una infinidad de combinaciones pero era una suerte que la complejidad de aquellas maquinas le permitía mil intentos más.
No tenía idea de cuanto tiempo se había quedado dormida antes, pero aún se encontraba cansada pero siguió trabajando, si lo que Allura planeaba iba en serio, estaba segura que su tiempo con el león negro se reduciría drástica mente y eso la mantenía preocupada, se negaba a dejar ir a Shiro, se negaba a pensar que no volvería a verlo nunca más. Otra lagrima resbalo por su rostro y cayo sobre el panel. Una luz iluminó la cabina y Pidge gritó por la sorpresa, el león negro se encontraba activo, con un rugido la puerta del hangar se abrió y el león salió corriendo a través del espacio, Pidge movía desesperada mente las palancas del león tratando de detenerlo pero este no respondía, tenía miedo así que cerró los ojos y abrazo sus rodillas mientras pensaba en que podía hacer, o que había causado esa reacción en el león, cuando sintió que el león detenía su huida, abrió los ojos dudando y vio que no se encontraba dentro del león, de hecho, no se encontraba en ningún lugar que ella conociera.
Se encontraba en el espacio, el león la había escupido como un pequeño trozo de alimento sin digerir, pero aún sin su traje podía respirar normalmente, a lo lejos podía observar los restos de un planeta, de alguna forma extraña le recordaba el corazón de una manzana, se preguntaba como podría regresar al castillo cuando una figura llamó su atención, sobre uno de los asteroides que rodeaban el planeta podía ver a una persona sentada, pero no era cualquier persona, aún aunque estuviera dándole la espalda podía reconocerlo fácilmente, su espalda amplia, su uniforme de paladín.
- ¡Shiro! - gritó con lágrimas en los ojos, mientras se apresuraba a su encuentro, pudo notar como al escucharla dio un pequeño salto de sorpresa antes de voltear, pero justo antes de poder ver completamente su rostro...
- ¡Pidge! -
La voz de Allura la despertó con un sobresaltó, ni siquiera se había dado cuenta en que momento se había quedado dormida pero se encontraba nuevamente en la cabina del león negro, las lagrimas corrían por su rostro y sus lentes estaban desajustados.
- ¡Pidge! - volvió a gritar la princesa desde el suelo del hangar - ¡Sé que estas ahí, baja inmediatamente! -
La chica limpió su rostro con la ropa y tomo la foto de su hermano y la guardó en su bolsillo rápidamente, aun así se tomó su tiempo para bajar, por el tono de Allura no le esperaba una plática agradable.
- ¿Qué se te ofrece, princesa? - preguntó Pidge con un bostezo desde la cabina.
- Pidge, tenemos que hablar. Tienes que parar esto. -
- ¿De qué hablas? - preguntó la chica, acomodándose los lentes, ella sabía a que se refería pero el que lo estuviera sugiriendo lo consideraba una locura.
- Ya no es necesario que busques a Shiro. - le explicó, de forma tan lenta que pareciera que estaba hablando con un niño pequeño - Ha pasado demasiado tiempo, incluso de haber sobrevivido a la batalla no hay forma en que pudiera hacerlo sin que hubiera encontrado una forma de contactar con la nave. Lo siento Pidge, pero es obvio que Shiro no regresará -
La chica sintió como las lagrimas volvían a inundar sus ojos, había tanto que quería gritarle a Allura pero las palabras quedaron atoradas en su garganta al mismo tiempo que la chica salía corriendo en dirección a su habitación, pudo escuchar una que otra voz que llamaba su nombre pero no se detuvo hasta que estuvo en su cuarto donde se recostó boca abajo en su cama, se negó nuevamente a dejar salir las lagrimas así que se limitó a gritarle a la almohada con todas sus fuerzas.
- ¿Pidge? - la llamó una voz desde la puerta haciendo que se levantará algo asustada, era Keith.
- ¿Qué quieres? - exclamó molesta, arrojandole la almohada - ¿Qué los Galra no saben tocar la puerta? -
- Toque varias veces pero no respondiste - le respondió con el ceño fruncido, pero Pidge lo entendía, después de todo ella nunca había hecho ninguna mención a su recientemente descubierta condición como Galra, aún así cuando continuó hablando lo hizo de forma amable y comprensiva - ¿Qué sucede? -
- Nada. ¿No deberías estar aprendiendo a sincronizarte con el león negro para convertirte en el nuevo líder? -
- Ya le dije a Allura que me niego a pilotear el león negro. Rojo y yo somos un equipo, no pienso ni quiero cambiar de león -
El semblante de Keith era de molestia, era claro para la chica que a su compañero le desagradaba la idea de pilotear el león de Shiro, tanto como a ella le desagradaba la idea de dejar de buscarlo. Suspiró y decidió ser honesta con él, después de todo, Keith era el más afectado con la desaparición de su líder.
- Allura me pidió que dejara de buscar a Shiro - dijo con voz temblorosa - Ella dice que no hay forma en que haya sobrevivido... -
Keith bajo la mirada, no sabía que decir, a todos les afectaba lo que había pasado pero Pidge era la única que aún tenía esperanza de encontrarlo y Keith no quería ser quien destruyera eso.
- ¿Tú qué es lo que crees? - preguntó con duda
Pidge guardó silencio, no había tenido ningún avance en todo el tiempo que había estado buscando, no había estado ni cerca de un descubrimiento y si era honesta, antes de su conversación con Allura, ella misma estaba empezando a perder las esperanzas de encontrar a Shiro, pero de repente recordó ese... ¿sueño? Era tan realista y estaba segura de nunca haber visto ese lugar antes y ella sabía que era imposible soñar con un lugar que nunca hubieras visto antes.
- Estoy cerca - dijo con decisión - estoy segura que estuve cerca de encontrarlo anoche -
- ¿Qué? - Keith estaba sorprendido con esa afirmación - Pero... ¿Por qué no dijiste nada? -
- Allura no me dejó hablar y... fue solo... es difícil de explicar... si pudiera pasar más tiempo con el león negro... tal vez pueda encontrarlo... -
- Pero Allura no te dejará, esta decidida a empezar a restaurar los mundos tomados por Zarkron -
Ambos chicos bajaron la mirada, saber que Shiro estaba bien les daba esperanza pero sabían que la princesa no iba a creerles y mucho menos les permitiría seguir perdiendo su tiempo en la búsqueda, quería avanzar. Pidge empezaba a pensar que no había salida cuando Keith hablo.
- Tal vez, si yo fingiera querer sincronizarme con el león negro, podría ayudarte a encontrar a Shiro y podría dejarte el acceso libre durante las noches... puede que sea pesado para ti pero... -
- ¡Es una gran idea Keith! - lo interrumpió Pidge con alegría, mientras se lanzaba a sus brazos - ¡Eso sería perfecto! ¡Te lo agradezco! -
Keith no pudo evitar sonrojarse un poco, era la primera vez que tenía a su compañera tan cerca y con nerviosismo correspondió el abrazo, finalmente decidieron dejar fuera a los demás. Allura no lo permitiría y entre más lo supieran era más probable que la información llegara con ella y con la promesa de guardar el secreto, cerraron el trato con un apretón de manos.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top