Hiatus
El viaje de regreso fue silencioso, Pidge y Keith habían logrado poner en movimiento el león rojo y se habían encargado de llevar al león negro a cuestas de regreso al castillo, mientras Hunk por su parte, había logrado remolcar al león azul consigo de regreso, incluso si los comunicadores hubieran estado en funcionamiento ninguno de los paladines tenía muchos ánimos para conversar. Al llegar al castillo Corran, Koliva y Slav los esperaban ansiosamente, habían perdido totalmente el hilo de los acontecimientos desde que el sistema de comunicaciones había fallado por el pulso electromagnético; así que mientras Allura, Hunk y Keith contaban al resto su versión de la historia de los acontecimientos, Pidge se escabulló hacia dentro del castillo buscando un lugar para estar a solas con sus pensamientos.
Vagó por algunos minutos hasta dar con una parte de la nave en la que no recordaba haber estado, según sus cálculos debía estar debajo de la sala del timón y frente a ella había una gran ventana que le permitía ver una amplia vista del cosmos frente a ella, casi como si se encontrará flotando en medio del mismo, la hacía sentirse tan minúscula, tan pequeña e impotente, como sé sentía en esos momentos; sin pensarlo, se dejó caer al suelo y abrazó sus rodillas viendo la escena, deseando que desde algún modo, ese firmamento la absorbiera y pudiera deshacer sus penas en él.
El tiempo pasó sin notarlo, trataba de alejar sus pensamientos de lo ocurrido, pero su mente rememoraba constantemente los eventos ocurridos en la nave galra, la mirada de Lance al disparar sin siquiera ver a donde estaba disparando, el disparo y él y Shiro desaparecer entre metales doblándose, se recostó en el suelo y lloró amargamente pensando en sus compañeros caídos, por primera vez no le importó si alguien la viera llorar, no le importaba parecer fuerte, ese día se había dado cuenta de lo pequeña y débil que era, cuando ni siquiera había podido salvar a sus amigos, a aquella persona que tanto significaba para ella.
– Así que aquí estas – escuchó a sus espaldas – Todos están preocupados por ti, te hemos buscado por toda la nave –
La chica se sobresaltó, su cuerpo estaba entumido por el contacto con el frío suelo de la nave y un hilo de saliva corría por su mejilla, los ojos le dolían después de llorar tanto tiempo, ni siquiera se había dado cuenta cuando se había quedado dormida, limpió su rostro con las mangas del traje y se estiró desperezándose antes de voltearse al paladín amarillo que se encontraba detrás de ella aun esperando una respuesta.
– Solo quería estar sola – respondió simplemente mientras trataba de ordenar el desorden de nudos que era su cabello.
– Al parecer todos quieren lo mismo – respondió Hunk mientras se sentaba a su lado, parecía cansado, pero en realidad Pidge no lo culpaba, especialmente con los eventos recientes.
– ¿A qué te refieres? – le preguntó sin genuino interés mientras veía la vista.
– Pues todos se dispersaron después de que contamos lo que sucedió, Allura dijo que quería dormir y no me extraña, estuvo llorando en todo momento, Keith dijo que nadie lo molestara y se fue, creo que está en la sala de entrenamiento, Corran se fue con la princesa, dijo que intentaría animarla y Slav se quedó con los leones para restablecer sus funciones. –
– Creí que dijiste que todos estaban buscándome –
– Exageré un poco –
Ambos pilotos intercambiaron una mirada inexpresiva y sin darse cuenta terminaron riendo, se sentían raros al hacerlo, pero ambos sabían que era lo que necesitaban, empezó con una risa débil, apenas un susurro, seguido de una convulsión, seguida de una fuerte carcajada, hasta que finalmente ambos pilotos estaban en el suelo sosteniéndose los estómagos con lágrimas saliendo de sus ojos. Tardaron un tiempo en calmarse, pues cuando alguno lograba controlar su risa, la risa del otro causaba un nuevo ataque de la misma y finalmente fueron interrumpidos por un potente rugido proveniente del estómago de ambos chicos.
– Muero de hambre – exclamó la chica.
– No me extraña en absoluto, no has comido nada desde que salieron al campamento de refugiados – le recordó el paladín amarillo – No sé como fuiste capaz de soportarlo, yo no podría estar tanto tiempo sin probar comida. –
La paladín verde bajó la mirada mientras el manto de tristeza volvía a cubrirla nuevamente al recordar a su padre, recordó aquella alegría en su mirada al saber que su compañero se encontraba vivo y ahora... la chica tembló al imaginar que tuviera que ser ella quien le informará lo sucedido y las lágrimas amenazaron con salir nuevamente de sus ojos.
– Voy a cambiarme – dijo Hunk mientras se ponía de pie, regresando a la chica de su viaje por sus pensamientos – Después iré a la cocina a preparar algo de comer, deberías cambiarte también y si no es una molestia, ¿podrías ir a buscar a Keith? Creó que él también tendrá hambre, pero sé que te recibirá mejor que si fuera yo. –
El paladín amarillo empezó a caminar alejándose, pero sin darse cuenta había plantado una semilla de duda en la mente en el corazón de la piloto ¿Y si Keith también la culpaba? Ella fue la primera en resbalar, si hubiera corrido más rápido Shiro y Lance aún estarían con ellos. Pidge se puso de pie con pesar mientras caminaba a su habitación con sus recientes inseguridades floreciendo desde lo más profundo de sus pensamientos.
La chica llegó a su habitación y se cambió apenas viendo su reflejo en el espejo, tenía unas marcadas ojeras bajo sus ojos, el cabello desordenado y la piel pálida, pero sabía que sin importar cuanto se mirará en el espejo, era poco probable que pudiera cambiar o mejorar algo de aquella reflejada imagen, así que se limitó a cepillar su cabello y bajar a las cámaras de entrenamiento un par de pisos abajo, en busca del paladín rojo, pero al llegar y ver al paladín peleando contra uno de los robots de entrenamiento, se quedó totalmente sin palabras.
Keith era un soldado extraordinario, rara vez bajaba la guardia, tanto su ataque como su defensa eran casi impenetrables y sus felinos reflejos lo hacían un combatiente del cual era de temer en combate; Pidge recordaba que incluso cuando la nave había sido infectado por el virus Galra y había intentado matarlos, Keith había luchado con uno de esos mismos robots de entrenamiento y aunque lo había hecho huir, nunca había acertado un solo golpe. Así que para la chica fue un shock ver al piloto del león rojo tirado en el suelo con varias heridas en todo el cuerpo, apenas resistiendo los ataques del droide.
Keith se sentía frustrado, no recordaba haber puesto el nivel de entrenamiento especialmente alto, solo se sentía con la necesidad de golpear algo, más aun así aquel droide se las había arreglado para reducirlo fácilmente e incluso había logrado quitarle su arma, logrado con esto que la frustración del piloto aumentara, estaba a punto de darse por vencido bajando el escudo que lo protegía de los incesantes ataques del androide cuando repentinamente el mismo se desactivó y dejo de atacar. Keith bajo su escudo dudando antes de levantarse, pero en ese instante Pidge entró rápidamente cargado un enorme maletín de primeros auxilios que apenas y podía mover debido a su tamaño.
– ¿Qué haces aquí? – balbuceó el piloto mientras veía a la chica acercarse tan rápido como sus pies y el peso le permitían.
– ¿Estás bien? – le preguntó preocupada la chica a su vez cuando llegó hasta donde él estaba y se apresuró a examinar los diversos cortes que el chico tenía en todos lados.
Keith se separó de ella rápidamente, aunque era verdad que algunos cortes eran bastante dolorosos, quería mantenerlos y sentirse herido, quería sentir un dolor del cual podía determinar una causa que no fueran los penetrantes ojos azules de su compañero caído.
– Estoy bien – dijo el paladín, quitándose el casco y arrojándolo al suelo – debí poner el nivel de entrenamiento avanzado por error –
La chica no dijo nada, se limitó acercarse nuevamente a revisar sus heridas, no tenía el valor decirle que el nivel de entrenamiento se encontraba en principiante y no quería ser ella quien se lo dijera, pero cada vez que la chica se acercaba el paladín nuevamente se separaba de ella hasta que finalmente terminó por acabársele la poca paciencia que tenía.
– ¿Quieres dejar de comportarte como un niño? – demandó la paladín mientras lo tomaba del brazo y tiraba de él obligándolo a sentarse.
Keith quiso protestar, pero la furiosa mirada de la piloto lo hizo cerrar la boca antes de pronunciar media palabra, así que se limitó a sentarse en silencio mirando a un lado mientras la chica curaba sus heridas, aunque algunas eran bastante graves. Entre ambos paladines hubo un silencio sepulcral, roto ocasionalmente por algún quejido de Keith mientras la chica suturaba sus cortes más profundos y cuando había terminado se dedicó a desinfectar los cortes más pequeños.
– ¿Qué es lo que te molesta tanto? – rompió al fin la chica con un hilo de voz, temía tanto en realizar la pregunta que realmente quería hacer, por lo que solo preguntó lo primero que se le vino a la cabeza, aun cuando la respuesta era demasiado obvia.
Aun así Keith se tomó su tiempo en responder, no porque fuera una pregunta especialmente difícil, si no que el paladín rojo también se estaba preguntando lo mismo en esos momentos, era verdad que se sentía devastado en haber perdido a no uno, sino dos de sus compañeros, pero aun así lo único que podía pensar era en la última mirada que Lance le había dedicado y eso le causaba un dolor indescriptible cuya procedencia o explicación no era capaz de entender, solo sabía una cosa; jamás en su vida se había sentido de ese modo.
– No lo sé – dijo finalmente con un suspiro – Todo esto, es frustrante. Me siento un completo inútil, por no haber sido capaz de ayudarlos –
Pidge miró a Keith con sorpresa, pues aunque él había sido quien la había sacado de esa nave, aun así decía sentirse inútil, no creía que tuviera motivos para decirlo y a la vez lo entendía, porque ella se sentía del mismo modo.
– Lo siento – dijo mientras bajaba la mirada y dijo las palabras que tanto temía decir – Fue mi culpa. De haber corrido más rápido... –
– ¡Claro que no fue tu culpa! ¡Esto es culpa de Lance! – La interrumpió el paladín rojo poniéndose de pie furioso, causando sorpresa en su compañera que lo miraba boquiabierta – ¡Él debió esperar! ¡Se nos habría ocurrido algo para salir! ¡¿Quién se cree para hacer algo tan imprudente y estúpido?! –
Mientras Keith descargaba su ira contra su compañero caído, luchando con los sentimientos que tenía, Pidge lo miraba con sorpresa mientras caminaba de un lado a otro gritando lo idiota que había sido su compañero, finalmente ella misma se levantó y se puso de pie frente al piloto para detener su camino.
– Hunk nos espera para comer – le informó para distraer sus pensamientos – Será mejor que te cambies y vayamos, no has comido nada, tal vez después de comer te vaya mejor en el entrenamiento. –
Keith lanzó un gran suspiro en señal de concordar con su compañera y le dijo que lo esperará mientras caminaba hacía los vestidores. Por su parte Pidge lo miraba atentamente alejarse mientras pensaba en su comportamiento, en lo inconcordantes que eran sus palabras al culpar al paladín azul por las acciones que les salvaron la vida, hasta que la voz del mismo paladín azul surgió de sus recuerdos dándole la respuesta. "Tú forma de actuar, tu forma de mirarlo, fue sencillo adivinarlo cuando ya has pasado por ello." Esas habían sido las palabras que Lance le había dicho el día que habían hecho el plan para rescatar a Shiro y aunque nunca se había puesto realmente a analizar las palabras que el paladín le había dicho ese día, finalmente se dio cuenta que no las había entendido hasta ese momento y se dio cuenta que entendía a Keith más de lo que pensaba. Ella no era la única que había perdido a una persona muy importante para ella en esa batalla.
Lamento si se quedaron esperando el Viernes de Voltron, pero justamente tuve problemas de internet y me quedé todo el fin de semana sin conexión, pero aunque tarde aquí está el capítulo de la semana pasada, tal vez sea algo lento, pero me quería enfocar aunque fuera un capítulo en los sentimientos de los paladines antes de tomar el último arranque al final de esta historia.
Muchos preguntan por el concurso, sigue en pie, solo que me estaré concentrando primeramente en terminar esta historia por el mes y medio que tuve de bloqueo de escritor, por lo que si quieren seguir enviando sus personajes son bienvenidos.
También pensando que en el momento que acabe esta historia hacer una sección de preguntas, por si hubo alguna parte o misterio que hubiera quedado sin aclarar (a veces pasa), así que me gustaría saber su opinión al respecto.
Sin más que decir como siempre les agradezco sus lecturas y sus votos x3 y nos leemos pronto en el próximo Viernes de Voltron, que espero esta vez si pueda ser el viernes.
PD: El nombre del capítulo es una pequeña broma, si al leer el titulo te cause un mini infarto comenta esta posdata con un xP
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