Fricciones

Los días pasaron y en general los paladines no veían ninguna mejora, Pidge se había enfrascado en una campaña contra Shiro, en una continua ley del hielo que hacía sentir incómodo a cualquiera que tuviera la mala fortuna de compartir una habitación con ambos paladines. Lance por su parte viendo los fallidos intentos de Allura por conectar con su león, había decidido ayudarla, más seguía sin conseguir bajar los escudos del mismo y en un momento de desesperación había intentado conectar con los otros leones sin éxito, pero provocando el resentimiento del resto de los paladines. Finalmente Shiro había decidido entrenar físicamente a los paladines, más las continuas provocaciones de Pidge habían causado la furia del paladín negro, causando que los entrenamientos aumentaran de dificultad continuamente, la única que parecía aguantarlos era justamente la paladín verde, pero Keith tenía el presentimiento que solo era un acto para no darle la satisfacción a su líder.

– Sí esto sigue así estaremos muy cansados para hacer algo la próxima vez que tengamos que pelear con una tropa enemiga – se quejó Lance en las regaderas después de una de las arduas sesiones de entrenamiento.

– Tenemos que encontrar la forma de reconciliar a Shiro y Pidge – coincidió Hunk mientras se dejaba caer con una de las bancas de descanso y se recostaba en la misma – Si ella no lo provocará tanto, Shiro no sería tan estricto –

– No podemos hacer nada – les recordaba Keith mientras se secaba el sudor con una toalla – Ellos están continuamente esquivándose, mientras ellos no encuentren un motivo para hablar seguirán esta guerra pasivo agresiva –

– No quiero seguir en medio de su pleito – gimoteó Lance fastidiado – Tenemos que encontrar la forma de hacer que ellos se reconcilien, aunque sea a la fuerza –

Lance lucía decidido, pero Hunk y Keith estaban demasiado agotados para seguirle el juego, ambos sabían que era una mala idea y pensaron que si lo ignoraban olvidaría el tema. Estaban muy equivocados.

Keith durmió un poco más de lo que estaba acostumbrado, los entrenamientos agotaban su energía más de lo acostumbrado y también aumentaban su apetito, estaba hambriento, se levantó con pesar pues le dolía todo el cuerpo y se dirigió a la cocina para encontrarse con una peculiar escena, Lance estaba cocinando.

– ¿Qué haces? – preguntó el paladín rojo ante su ansioso compañero

– Oh Keith – aclamó el paladín ante su visión – ¿Podrías ayudarme? Lleva todos esos platos a la sala de reunión –

Keith se acercó con temor a la mesa donde Lance había colocado sus platillos y le recorrió un escalofrío, ni siquiera el tenía tanta hambre como para querer probar uno de aquellos viscosos platillos que le hacían añorar la comida cocinada por Corran.

– ¿Qué es esto? – preguntó Keith con temor.

– Pensé que la mejor forma de animar los ánimos entre nosotros sería hacer una fiesta – anunció orgulloso el paladín azul – De esta forma todos pasarán un buen rato y Pidge y Shiro al fin arreglaran sus diferencias –

– ¿Por qué no le pediste ayuda a Hunk? – le reprochó el paladín rojo a su compañero.

– Porque todos estaban muy agotados, esto es algo que yo quise hacer por mí mismo –

La sonrisa de Lance era tan amplia que Keith no tuvo el corazón de negarse a su petición y terminó llevando toda esa comida a la sala de los paladines, el estómago se le revolvía al ver la gama de colores de los platillos, así que decidió no probar ni uno de aquellas creaciones. Cuando volvía por una última vez encontró a Hunk con la misma expresión que él de haber perdido todo su apetito.

– ¿Estás loco? – preguntó Hunk a un Lance orgulloso – ¿Acaso tu idea de unirnos es darnos a todos un dolor de estómago? –

– Claro que no – refutaba el nuevo líder de los paladines mientras tomaba los últimos platillos para llevarlos el mismo – Ustedes vayan por Pidge y Shiro, yo daré los últimos detalles a mi idea –

Hunk y Keith dudaron antes de que Lance saliera de la habitación, decidieron seguirle la corriente, después de todo la otra opción era prepararse para otro de los extenuantes entrenamientos de Shiro; así que mientras Hunk iba por el paladín negro, Keith iría por la chica.

Kaith no había entrado al cuarto de la paladín desde que el incidente con Shiro y se sorprendió de ver el desorden que había al entrar, había una gran cantidad de chatarra por todo el lugar mientras la cama estaba llena de lo que parecían ser restos de toda clase de máquinas, en medio de todo ese desastre Pidge dormía recargada en lo que parecía un cajón de hierro de medio metro de alto, traía puesto su uniforme de paladín y el cabello le caía sobre el rostro. El paladín se dio cuenta que la chica debía haber estado tan cansada como el resto y aun así había encontrado el tiempo para seguir con sus inventos aunque no parecía haber tenido grandes avances.

– Pidge – la llamó el chico mientras se hacía espacio entre las cosas que se encontraban regadas por el suelo – Oye despierta –

Cuando alcanzó a la chica tropezó con algo haciéndolo caer encima de la paladín despertándola al instante.

– ¡Keith! – exclamó la piloto con sorpresa y molestia – ¿Qué estás haciendo? –

– Lo siento – se quejó el chico mientras se incorporaba con dolor, se había golpeado con varias cosas al caer – No hubiera tropezado si no tuvieras tanta basura en el suelo –

– ¡No es basura! – se defendió la chica, aunque sabía que su compañero no estaba tan alejado de la realidad.

Keith se levantó despacio, buscando la causa de su tropiezo y pronto dio con media fotografía de sí mismo, mientras la chica se desperezaba buscó la otra mitad de la fotografía con temor de que la chica lo culpará por haberla roto.

– ¿Qué haces? – preguntó la paladín mientras se libraba de su armadura, sin importar la presencia del chico – ¿Se te calló algo?

– No – respondió rápidamente el chico avergonzado, pero la chica logró identificar el pedazo de fotografía en su mano.

– Ah, sobre eso, no te preocupes – le explicó – No he encontrado la otra mitad –

– ¿Tú fuiste quién... - empezó a cuestionar el chico, pero la joven lo interrumpió antes de que terminará la oración.

– Claro que no – respondió con rapidez mientras tomaba la fotografía e intentaba partirla, mostrándole al paladín lo flexible del material – No sé rompe tan fácil –

– ¿Entonces como sucedió? – le preguntó el chico, pero la piloto se dio la vuelta evitando su mirada.

– No lo sé – le mintió – Cuando regresé un día ya estaba así –

– ¿Dónde está la cámara? – preguntó poniéndose de pie con una idea, mientras le daba la espalda a la paladín para darle la privacidad para cambiarse.

– Sobre el escritorio – respondió la paladín con curiosidad – ¿Para qué la quieres? –

– Lance tiene una sorpresa para todos, pensé que sería una buena idea llevarla –

Pidge terminó por amarrarse el cabello en una coleta y se giró a verlo, se preguntaba porque él apoyaría una idea de Lance, pues era consciente de la rivalidad de ambos pilotos, pero decidió evitar la pregunta y verlo por sí misma.

– ¿Para eso viniste? – le preguntó mientras se acercaba al escritorio y le daba la cámara

– Así es – respondió el paladín mientras encendía el aparato y giraba alrededor de su cabeza – Será mejor irnos, ya todos deben de estar ahí –

Ambos paladines salieron del cuarto con la curiosa máquina siguiéndolos y lanzando destellos cada determinado tiempo.

– ¿Le hiciste modificaciones? – preguntó Keith viendo que la pequeña cámara no arrojaba las curiosas placas metálicas.

– Así es – dijo orgullosa Pidge con una sonrisa – De esta forma yo podré decidir cuales imágenes revelar y al mismo tiempo me permite revelar una misma fotografía varias veces, para evitar el casos como la que se rompió –

Keith caminó lentamente, pensaba la razón que pudo haber provocado que la fotografía se rompiera de esa forma, pero sentía que había algo que estaba olvidando, algo importante. Cuando llegaron a la sala de descanso, Keith recordó que era lo que había olvidado, la cara de Pidge tomó un color verdoso al ver la comida que Lance había preparado y después miro a Keith buscando una explicación.

– ¿Qué es esto? – le preguntó incrédula.

– Lance quería hacer algo para animarnos – explicó el paladín rojo, pero antes de que la chica pudiera cuestionar, el paladín azul entró a la habitación seguido del resto de los paladines.

– Ya están todos aquí – anunció Lance con alegría, pero nadie le prestaba atención.

Hunk y Keith veían totalmente inmóviles las reacciones de Pidge y Shiro al estar tan cerca en mucho tiempo, normalmente uno salía en el momento que el otro entraba a la habitación y esta parecía no ser la excepción, Pidge dio un paso al frente con intención de irse, pero Keith la tomo de la muñeca acercándose a ella para evitar que se fuera.

– Esto es importante para Lance – le susurró a la chica al oído – ¿Podrías intentarlo –

La chica soltó un bufido y asintió con molestia, pero Shiro parecía más molesto que de costumbre, paso sin siquiera mirar al resto de los paladines, mientras Lance hablaba sobre como una fiesta los mantendría más unidos.

– ¡Vamos chicos! – los animaba con entusiasmo – ¡Así que siéntanse libres de comer todo lo que gusten! –

Los paladines tuvieron un momento incomodo entre ellos, mientras Hunk y Keith vigilaban a Shiro y Pidge esperando que comenzarán una pelea en cualquier momento, Lance trataba de convencer a cualquiera de ellos que probará algo de lo que él había preparado para la ocación, más ninguno tuvo la valentía de hacerlo. Keith estaba seguro de que el plan de Lance se podía considerar un total fracaso cuando la puerta del salón se abrió sorpresivamente, entrando Allura y Corran.

– Así que aquí estaban todos – observó Allura, algo en su expresión hacía imaginar que no le agradaba la idea de no haber sido invitada a esa "fiesta" pero un vistazo rápido borró dicha expresión.

– ¿Qué hace aquí, princesa? – preguntó Shiro en un tono más amable de lo habitual, que más de uno percibió como una nueva forma de molestar a cierta paladín – ¿Hay algo que podamos hacer por ti? –

– De hecho, solo vine a buscar a Pidge – dijo con una sonrisa la monarca.

– ¿A mí? – cuestionó por su lado la piloto – ¿Para qué me necesitas? –

– Solo he venido a decirte que hemos llegado. La base de refugiados está justo al frente –

Capítulo corto, lamentó eso, pero debido a una serie de eventos desafortunados no pude completar este capítulo como quise, pero tampoco quise dejarlos sin Viernes de Voltron.

En cuanto a los concursos así vamos (aclaró que aún no terminó de leer todos los mensajes, en breve estaré respondiendo)

1)Concurso de OCs: Dos personas interesadas y otras dos ya mandaron sus personajes

2) Concurso de One shots: Dos personas interesadas, pero ninguno ha mandado su historia.

En fin, sé que fue un capítulo corto y no muy relevante, pero a partir del próximo vuelven los dramas y la acción. Sobre los capítulos lemmon para los que no pudieron leerlos, revisaré la ortografía y los subiré a un nuevo libro el lunes, para que estén al pendiente. Gracias a todos por su apoyo y lamentó esta semana tan floja, esperó la próxima semana ponerme al corriente con mis pendientes y tener más tiempo para escribir.

Feliz Viernes de Voltron y nos leemos pronto

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